El caso es que al ver a las tres chicas de espalda, con los largos cabellos quizá húmedos secándose al sol cual ninfas mágicas del bosque en inocente ropa interior blanca, pensé que podría encontrarme con algo parecido al idílico mundo musical de Joanna Newsom. Me equivoqué. Me despistó también el título del álbum, The bird of music. Lo firma este año un trío de veinteañeras de Brooklyn llamado Au Revoir Simone, a las que les sienta que ni pintada esa conflictiva y casi siempre promiscua etiqueta de ‘indie pop’.
Deduzco que habrá también sus propias ramificaciones en esta corriente, pero como me coge un poco a desmano no sabría distinguirlas. No importa. Lo que nos ocupa ahora es que incluso entre la frivolidad electrónica que crean unos teclados que suenan como a los antiguos Casio de nuestra infancia y que en apariencia entrañan poco misterio se puede uno tropezar con suaves postres para degustar bajo el sol. El 90 por ciento del sonido del trío se compone de experimentos en las teclas, ritmos saltarines y juegos infantiles. La receta de unas frugales cenicientas del siglo XXI, capaces de llegar a encandilar con tres o cuatro piezas muy sabrosas. Batería la justa, tibios violines, ni bajo ni guitarras. De Joanna Newsom tampoco ningún rastro.
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