lunes, mayo 28, 2018

VOLUME ONE 471: HELL-ON (NEKO CASE)


En nuestra lista selecta de debilidades guardamos artistas que nos gusta alumbrar por encima de las demás, música especial por razones no tan especiales, simples impulsos personales de los que no nos despegamos pasados el tiempo y los discos de una carrera. Algo así pasa con Neko Case. Su obra no es extraordinaria, pero consigo apegarme mucho a ella; sus álbumes están lejos de la perfección, mas a mí me parecen ideales en cualquier momento. Su voz (siempre el timbre reluciente de su voz) ilumina canciones que escarban en terrenos más bien oscuros, y cuando le ha servido para conducir su propia música o la ha prestado en colaboraciones musicales ha creado piezas de música contagiosamente irresistibles. Su noveno disco, Hell-On (Anti-, 2018), tiene temas de este tipo (Last lion of Albion, Bad luck, Oracle of the maritimes). Bien arropada por amistades como Laura Veirs y K.D. Lang (con las que grabó hace dos años el delicioso álbum case/lang/veirs), el núcleo de Calexico, Kelly Hogan y Mark Lanegan, Neko construye otro trabajo de fuerte armadura vocal, instrumental y emocional, de nuevo, como el resto de su obra, a unas cuartas de lo sobresaliente pero abiertamente tentador.

Nota: 7,5/10

jueves, mayo 24, 2018

BOB, CAT Y TODD Y EL BLUES DE MEMPHIS

Otro May 24 para tener presente nuestra suerte… y la cuerda del reloj. Esta por ejemplo, una arrebatadora canción, larga y absorbente, para seguir desde las ventanas de un coche o del ferrocarril. Encuentro dos minutos y medio de ella en este vídeo, lo que duran los créditos de I'm not there, esa extraña y fascinante película de Todd Haynes que construye y deconstruye los distintos Bob Dylan que conviven en el mito. Cat Power interpreta Stuck inside of Mobile with the Memphis blues again al comienzo del film, aunque la que aquí veis (con créditos en inglés y taiwanés) es la versión original del autor. Y van 77.

lunes, mayo 21, 2018

SOUNDTRACK 212: A SWEDISH LOVE STORY

Dejad que os cuente una escena de una película, a la que corresponde esta imagen, la imagen del póster promocional.

Él se ha marchado en su moto con los amigos. Ella lo ha llamado, ha gritado su nombre y corrido detrás de él, pero él no ha querido oírla y ha seguido su camino. Ella ha roto a llorar, sola en la arena. Él, al cabo de unos segundos, vuelve solo en su moto, se baja de ella en marcha y, arrepentido, abraza a la chica.

Son dos adolescentes, tienen 13, 14 años, y se han enamorado. Con sus ardores y sus misterios, sin más complicaciones. Estamos en Suecia, 1970. La pureza del amor en los sentimientos de los críos frente a la cruel frialdad de la falta de amor en los adultos. A Swedish love story, primer film de Roy Andersson. Todos hemos caído bajo los hechizos del amor. No está de más recordar cómo lo sentíamos entonces.

MONK. CONSEJOS

Más Monk en casa. Siempre me asustó: su nombre, su imagen, una vida oscura, un estilo difícil, una genialidad que tardé en tener presente, la portada de Underground. Algo tengo de Monk, algo más me espera y todavía más me falta. Cinco discos de Monk a diez euros es una ganga. Me pongo a ello. Y buceando un poco en Monk encuentro un listado garabateado de consejos que Thelonious Monk daba a los músicos con los que tocaba. Me quedo con unos pocos. Valen para todos vosotros, músicos. Tomad nota.

-Mueve el pie y canta la melodía en tu cabeza cuanto toques.

-Deja de tocar todas esas porquerías, esas notas raras, ¡toca la melodía!

-Tienes que entenderlo para que te guste, ¿entiendes?

-Siempre déjalos queriendo más.

-Esas piezas fueron escritas para tener algo con qué jugar.

-Lo que sea que pienses que no se puede hacer, alguien quiere venir y hacerlo. Un genio es el que más se parece a él.

-Quiero evitar a los que interrumpen.

-A veces, aquello que no toques puede ser más importante que lo que toques.

-Una nota puede ser pequeña como un alfiler o tan grande como el mundo, depende de tu imaginación.

viernes, mayo 18, 2018

VOLUME ONE 470: COSMIC WINK (JESS WILLIAMSON)


Una nueva recomendación desde el sur me conecta con otro grato descubrimiento musical. Ella es Jess Williamson, y al escuchar su tercer álbum, Cosmic wink (Mexican Summer, 2018), crees en algún momento que quien canta es Patti Smith en versión domesticada, o esa Cat Power de seductores paisajes atrapados en el ensueño, los de You are free. Engancha este disco que navega entre plácidas olas de pop y folk; su anzuelo es el eco sonoro que deja la voz segura y expansiva de su autora, una tejana trasladada a Los Angeles que grabó esta obra de vuelta a casa donde el año pasado lo hizo Joana Serrat para su magnífico Dripping Springs. Tienen en común ambos álbumes un lenguaje universal que habla en ambientes y con hondura emocional. Aunque se diluya en sus últimos minutos, Cosmic Wink penetra con canciones como Mama proud, Dream state y I see the white. Seguiremos a Jess.

Nota: 7,5/10

miércoles, mayo 16, 2018

TIEMPO


Time. Pink Floyd. Esto se escuchó por primera vez en marzo de 1973, dos meses antes de que yo naciese, mucho antes de que lo escuchase y mucho mucho antes de que pensase en que todo se trata de tiempo, del que pasa y del que queda. Felicidades.

lunes, mayo 14, 2018

SOUNDTRACK 211: KODACHROME


La recomendación de hoy es Kodachrome. No tenemos que animar siempre a ver o a escuchar cine y música imprescindibles ni creernos en la autoridad de aconsejar aquello que a nuestro juicio debería ser obligatorio; hay películas y discos buenos, no tan buenos y bastante mejorables que por miles de razones, la mayor parte personales, nos apetece compartir con una recomendación. Quedémonos esta vez con Kodachrome. Y con las viejas fotografías, la entrega a una pasión y las brechas entre padres e hijos.

La base de este film es el artículo For Kodachrome fans, road ends at photo lab in Kansas, publicado en The New York Times, que cuenta el peregrinaje de miles de personas a una población de Kansas en 2010 donde un laboratorio reveló por última vez carretes de película fotográfica Kodachrome. Profesionales y aficionados viajaron hasta allí para que fotografías guardadas en sus carretes vieran por fin la luz. Con esta premisa Jonathan Tropper escribe y Mark Raso dirige Kodachrome (2017), una película sencilla y cercana, facilona en su planteamiento y nada sorprendente, manida en situaciones y desenlaces, también en el rasgo de los personajes, pero merecedora de un cariño que la hace aconsejable.

Su argumento crea el reencuentro entre un padre que agoniza (Ed Harris), legendario fotógrafo con un manojo de carretes de Kodachrome aún por revelar, y un hijo a la deriva (Jason Sudeikis), a punto de ser despedido del sello discográfico en el que trabaja, divorciado y sin rumbo. El nexo que los une es la joven enfermera que cuida del padre, esa maravillosa actriz que es Elizabeth Olsen (de la que espero el papel grande que confirmará su gran talento). Pues eso, nos vemos venir las escenas y las reacciones, el cine americano nos tiene sus esquemas machacados, pero dejaos distraer hora y media en el viaje que recorren estos tres personajes y a través de los lazos que unen nuestras raíces con la vida que acaba o que aún tenemos por delante.

sábado, mayo 12, 2018

VOLUME ONE 469: TRANQUILITY BASE HOTEL & CASINO (ARCTIC MONKEYS)


Sin AM, no habría ahora expectación. Antes de AM nunca la hubo. Han pasado cinco años desde el disco AM, su tiempo más largo entre álbumes, un tiempo adecuado seguramente para plantearse a fondo en qué consiste la identidad, para alzar una torre desde la que ver con claridad quiénes éramos y quiénes seremos.

He dejado pasar unos días para comprobar si lo que pienso del último disco de Arctic Monkeys coincide con lo que medios y webs vierten en reseñas y comentarios. En la mayor parte sí, hay coincidencias. Como en que es más probable que la crítica dé su aprobación y los fans el rechazo (los fans, ¿qué fans?, ¿siguen saltando hoy con la música de la banda en los bares y en conciertos los mismos que lo hicieron hace doce años, ¡12 años!); yo no soy ni crítico ni fan, sino un oyente al que le gusta la música y que escribe sobre música. Coincido también en la evidencia de lo que advierte uno al escuchar Tranquility Base Hotel & Casino (Domino, 2018), que las guitarras se jubilan y los teclados predominan, que el grupo entiende la madurez como un salto convencido a otra dimensión, con el riesgo y la chulería de prescindir de canciones con poder de single sin temblor alguno, confiados en su nombre, quizá en su imagen, en la marca Arctic Monkeys.

Hay en el disco unidad y clima, seguridad en la propuesta, una densidad cautivadora (“si este disco lo hubiera grabado otra grupo pasaría desapercibido”, someone dixit), pero no me gusta. Me descoloca y me aburre. Después de AM, Tranquility… es una lastimosa decepción. Añoro las guitarras.

Nota: 4/10

jueves, mayo 10, 2018

VOLUME TWO 90: HOLLY GOLIGHTLY


Holly Golightly, la autora musical, tiene el mismo nombre que Holly Golightly, el personaje creado por Truman Capote para protagonizar su conocida novela Desayuno en Tiffany’s. Solo oír o leer este nombre real y ficticio me enciende la imagen de Audrey Hepburn entre joyas y croissants. Cuando vi la película Flores rotas, de Jim Jarmusch, descubrí a Holly la cantante, con el fabuloso tema There is an end al comienzo del film junto a la banda The Greenhornes. Entonces, a mediados de la década pasada, me puse al día con Holly, londinense asentada en USA, que ya tenía a sus espaldas más de un puñado de trabajos discográficos. Rock garajero de sutiles matices, folk costroso de aire vintage muy del gusto en comunidades indies; por ahí se mueve su música. Sola, con la formación The Brokeoffs o en otros proyectos, Holly Golightly acumula una veintena de discos nada despreciables.
 
Hoy Holly pasa por este blog con motivo de su último disco, Clippety Clop, de nuevo con The Brokeoffs, un curioso y divertido trabajo dedicado a los caballos que, como en su obra es común, trota y cabalga de forma juguetona y eficiente entre estilos abiertos con acentos psicodélicos. Es buena excusa para tomar las riendas y perderse o, quién sabe, engancharse.