jueves, enero 31, 2019

VOLUME ONE 492: WHAT WILL WE DO (LULA WILES)

Bajo el paraguas de la Americana se protegen músicos de todo perfil que con un pie en la raíz de la música folk y country y otro en la adaptación contemporánea de las mismas desarrollan dispares carreras. Hay muchos nombres en la sombra y en segundas y terceras filas, figuras con destellos que pronto se apagan y ejemplos de creciente madurez y consolidación. Hoy me detengo en Lula Wiles, un trío de voces que en su primer álbum, What will we do (Smithsonian Folkways Recordings, 2019), airean el vínculo a la tradición sin renunciar a sonidos más actualizados. Cuerdas de suave balanceo para el reposo de canciones de profunda huella. Hoy son una incógnita bien recibida.

Se han ganado mi confianza con su estreno. Será que me sugieren una relación de cercanía pura, tres amigas que estudian juntas y se entregan a la música unidas, en pequeños escenarios desde Boston y de paso por festivales de verano. Isa Burke, Eleanor Buckland, Mali Obomsawin. A veces noto a Gillian Welch en ellas, o a Whiskeytown, o a The Be Good Tanyas. Acaban de llegar y aún parecen algo tímidas; si esconden su reserva auguro mejores entregas.

Nota: 7,5/10

domingo, enero 27, 2019

LIVE IN 226: CHUCK & CHARLIE Y LOS STONES (VIGO, 2019)

El rock es ante todo una fiesta, una celebración. Despojado de sus ambiciones y horizontes trascendentes, en su sentido inmediato y actitud más pura, el rock and roll se vive para celebrar un estado de euforia y de comunión entre el músico y su público. Y eso, fiesta, euforia y comunión, se vivió (lo viví) en La Iguana de Vigo con Chuck Prophet, Charlie Sexton y The Rolling Stones. Están de gira por el país junto a un bajista y un baterista para rescatar el disco Some girls de los Stones, grabado hace 40 años. Chuck y Charlie entran en la esencia del álbum y lo tocan entero, sin orden, con unos temas más de Jagger y Richards como colofón (Brown sugar, Star star y Jumpin' Jack Flash) para llevar su homenaje a la apoteosis.

Lo bueno de todo, ya digo, es que la pareja de músicos se lo pasan en grande y se lo hacen pasar a los demás con casi hora y media de rock and roll de toda la vida, ardiente y carnal, en este paréntesis que han hecho en sus carreras para juntarse y vestirse de los Stones. Por eso, más que con algún tema o momento en concreto mejores que otros (que los hubo), me quedo con la satisfacción que Chuck y Charlie y sus prodigiosas guitarras tan bien entrecruzadas como lo estaban las de Keith y Ronnie, exhibían en la apretada sala, a medio metro de quienes estábamos delante. De eso se trata también, de que veteranos como ellos sigan siendo, ellos mismos, jóvenes poseídos por la excitante fuerza vital del rock.

jueves, enero 24, 2019

VOLUME ONE 491: GOES WEST (WILLIAM TYLER)

Lo que a menudo pasas por alto se te aparece más adelante en campo abierto para disfrutar en plenitud. La música guarda en su vasta jungla miles de prodigios a los que no llegamos, o en los que no nos fijamos, hasta que un día nos tropezamos con ellos para liberar la admiración. Me acaba de pasar con William Tyler. Este hombre fue guitarrista de Lambchop y Silver Jews, bandas de las que aprecio algún trabajo pero a las que no acompaño. Desconocía esta vinculación. Tyler tiene discografía propia y su más reciente album, de este año, es Goes West (Merge Records, 2019). Me dejo poseer en sus diez temas, todos instrumentales, y en los que mete mano otro guitarrista excepcional como Bill Frisell y un productor que me encanta como Tucker Martine, por un apacible remolino de delicadas cuerdas acústicas, puestas aquí al servicio de líquidas atmósferas y territorios que llaman a ser explorados en soledad. Una invitación introspectiva a echarse a un lado, a tomarse un respiro y no pensar en nada más.

Nota: 7/10

martes, enero 22, 2019

GREATEST HITS 218: THIS IS LOVE (PJ HARVEY)

A esto lo llamo autoridad. Saber domar tu guitarra y explotar tu imagen, intimidante y arrebatadora a la vez. Basta un fondo blanco y un enredo de cables sobre los que moverse, salirse de cuadro y dar la espalda. Un riff directo que se lanza a por ti y te atrapa. El escote desnudo bajo la chaqueta, vicio en los labios, pecado en el cabello. Atrévete a tocarme y quédate con esto. Es amor. Esta es mi mejor PJ Harvey.

domingo, enero 20, 2019

SOUNDTRACK 224: BLAZE

El tercer largometraje dirigido por Ethan Hawke, Blaze, se detiene en Blaze Foley, un nombre en letra pequeña dentro de la música country americana, un inadaptado en el olvido. Con las memorias escritas de la pareja del músico como soporte, Hawke no apuesta por el biopic ni de corte convencional ni proclive a la inventiva, quizá porque no hay mucho en la vida de Blaze digno de que el cine lo recuerde a través del formato biográfico, sino por un homenaje íntimo, con crudeza y desesperanza, que sí trata de dignificar los sueños truncados de un forajido del country y el folk que no supo buscarse la suerte y dejó este mundo con un disparo en el pecho en 1989, antes de cumplir 40 años.

Hay cosas que me gustan en Blaze. El enfoque y los ángulos con que paseamos por algunas vivencias y desventuras del músico, a través de los recuerdos de sus amigos más íntimos, uno de ellos Townes van Zandt, o de la propia memoria de Blaze en sus últimos conciertos en garitos de mala muerte, cuando vuelve atrás para añorar los días en que vivía con Sybil en la profundidad de la naturaleza, en una casa en mitad del bosque. El tono crepuscular del relato, que lo sitúa en ambientes dignos del universo fracasado que tan bien retrataba John Huston (por momentos me acuerdo de su obra maestra Fat City). La dirección convincente de Ethan Hawke, certero cuando se pone romático, pese a dedicarle demasiado tiempo a los sollozos de Blaze y a dejarse llevar por algunas luces y filtros preciosistas. Y sobre todo el reparto, con Ben Dickey como Blaze transmitiendo hastío y desamparo, nostalgia y arrepentimiento; Alia Shawkat como Sybil, y el músico Charlie Sexton, espléndido como Van Zandt.

Pero hay también algo que no me gusta: el propio Blaze, un tipo autodestructivo vencido por el alcohol y el descontrol, agrio aunque se le quiera cubrir de bondad. Años después de su muerte se ha ensalzado en círculos menores la figura olvidada de Blaze Foley, músico triste y amargo al que en mi opinión no le hacía falta una buena película como esta, en el fondo una historia de amor.

jueves, enero 17, 2019

VOLUME ONE 490: REMIND ME TOMORROW (SHARON VAN ETTEN)

El aclamado álbum Are we there (2014) me puso en contacto con Sharon van Etten. Descubrí a una autora cómoda en paisajes etéreos por los que su música penetra y se expande, hábil terreno en el que desnudar emociones y ganar adeptos. Repetir escuchas conseguía que calase aquel disco. Me gustó, y también el trabajo que le sucede cinco años después, Remind me tomorrow (Jagjaguwar, 2019), de nuevo superior cuanto más tiempo se le dedica. ¿Por qué? Porque Sharon, de voz relajada e intrigante, se mantiene fiel a ella controlando la incorporación de capas a sus canciones, con más trucos atmosféricos vía sintetizador. O porque entre los diez temas hay unos cuantos de seductora fuerza (Comeback kid, Seventeen, You shadow). Le auguro nuevas aclamaciones a esta chica lista.

Nota: 7,5/10

BONUS TRACK 202: REACTOR (NEIL YOUNG & CRAZY HORSE)

La bipolaridad / multipolaridad de Neil Young le ha dado un reconocimiento como autor, emblema y referente musical al que no siempre le ha acompañado una valoración justa de sus trabajos más deficientes, al menos criticables. En los años ochenta está su bache más profundo, cuando cada disco parecía estar grabado con un humor distinto, como si a su responsable no le convenciese nada de lo que hacía y diera un giro radical a su registro en el álbum siguiente. Ahí están disparates como Trans y Landind on water o fruslerías como Everybody's rockin' y Old ways, trabajos erróneos a los que, admito, tengo cariño. Reactor (con un punto entre las sílabas), de 1981, no es de lo peor de esa década dispersa de Young, aunque sí es ejemplo de esa faceta sucia y tosca que empapa su música. Recuerdo que un conocido al que le faltaba este disco para completar la discografía del canadiense me había advertido de que Reactor era muy duro. Diría, tiempo después y tras una escucha recuperada, que el álbum respira una dureza más bien tibia pero propaga desvaríos zafios (T-Bone, Shots) entre un repertorio discreto con poco salvable (Southern Pacific, Rapid transit). Neil volvería a abrir otras grises etapas de caprichos años más tarde.

lunes, enero 14, 2019

SOUNDTRACK 223: HERRMANN Y HITCHCOCK

Me han entrado unas ganas tremendas de volver a ver todas las películas de Hitchcock, sobre todo aquellas para las que Bernard Herrmann compuso su música: Vértigo, Los pájaros, Con la muerte en los talones, El hombre que sabía demasiado, Psicosis...

Pongo el play en el presente: acabo de ver el documental Hitchcock Truffaut, que recrea la elaboración de la entrevista que el cineasta francés le hizo al británico en los años sesenta y luego se convirtió en libro, imprescindible para todo cinéfilo y aconsejable para todo lector.

Rebobino: aquellas (y muchas) películas de Hitchcock las vi más de una vez después de que TVE las emitiese hace muchos años, cuando en ciclos presumía de una gran programación cinematográfica. El libro lo leí hace 25 años, aún conservo su edición de bolsillo.

Avanzo: he escuchado una selección de piezas de Herrmann para films de Hitchcock y de Truffaut, y de Welles, de Mankiewicz, de King, de De Palma y de Scorsese. Su música hipnotiza y avasalla, se derrite en melancolía y explota en señales de riesgo. Sí, es obra de genio.

Herrmann tenía mucho de genio: maniático, solitario, depresivo, agrio, obsesivo (quizá un genio también se muere justo después de tras terminar la música que le puso a Taxi Driver). Por eso era ideal para la perfección narrativa y estilística de las películas de Alfred Hitchcock, otro Artista (subrayo la mayúscula) genial.

Nadar sobre las aguas de la música de Bernard Herrmann, bucear bajo sus espesos mantos de lirismo y fiebre violenta, es entregarse al embrujo poderoso del cine. Es bella y deseable, pero siempre advierte de que acechan peligros en sus notas.

miércoles, enero 09, 2019

BONUS TRACK 201: REVIVAL (GILLIAN WELCH)

En su larga carrera musical, T Bone Burnett ha sido mecenas de un lote de buenos artistas a los que ha promocionado o producido en sus primeros pasos. Su espaldarazo le da a uno seguridad y a la vez exigencia, lo convierte en principio en un nuevo chico o chica en la ciudad a quien tener en cuenta; en sus manos estará después cultivar una digna carrera. A mediados de los noventa el músico metió a Gillian Welch en el estudio para su primer disco, Revival (1996), junto a su compañero de cuerdas, inspiración y escenarios David Rawlings. Una y otro, con sus reposadas guitarras acústicas y algún ronquido eléctrico, dominan este álbum frágil y cristalino, que refuerzan con delicadeza estilistas veteranos como Greg Leisz, Jim Keltner y el propio Burnett. Guarda hoy una áspera ternura este hermoso disco, con piezas artesanales enraizadas en el country y el blues, canciones para noches frías como las de estos días a la luz de la hoguera.

lunes, enero 07, 2019

MÚSICA PARA "AGARRAR CON LAS MANOS"

Leo esta expresión en un artículo de prensa esta mañana. Música para "agarrar con las manos", a propósito de una pequeña semblanza de las tiendas de discos a las que los musiqueros acudían hace décadas en sus viajes a Londres para aprovisionarse de álbumes que en España no se vendían. Dejo la nostalgia para otro momento. Pero vuelvo a Londres, o miro a Londres más bien, donde Dufresne, en sus rutas por las charity shops y las tiendas de saldos ha contribuido en los últimos meses a aumentar nuestras pertenencias musicales. Ayer me empaquetó varios discos que le había pedido (y alguna sorpresa) entre sus regalos. Discos que hoy son baratos, pero que para mí valen demasiado. Y los tuve agarrados en las manos, notando su peso y sintiendo su valor. Música que ocupa las manos y, desde ahí, entra en nosotros con el más directo de los placeres cuando sacamos el disco de la caja. Muchas gracias.

sábado, enero 05, 2019

BOOTLEG SERIES 70: THE CACTUS BLOSSOMS

Por esta sección pasaron hace poco dos hermanas oxidadas en blues bajo el nombre Larkin Poe; hoy lo hacen los hermanos Jack Torrey y Page Burkhum, de Minneapolis, que forman el dúo The Cactus Blossoms. Country y folk son la sangre que les da aliento, con la dosis justa de nostalgia por lo clásico y una sutil ilusión eléctrica que los hace próximos. En 2016 grabaron su primer álbum, con la producción y el empuje de JD McPherson. Yo los encuentro a punto de publicar el segundo, Easy way, colección de muy bonitas canciones. Sus guitarras son tranquilas y las voces fluyen mansas, con un leve espíritu de los Everly o los Louvin Brothers en el repertorio, aunque reinstaladas en el siglo XXI. No olvides el ayer.

miércoles, enero 02, 2019

GREATEST HITS 217: DEADLY VALENTINE (CHARLOTTE GAINSBOURG)

En recuerdo de la amenísima aventura de su padre Serge, convertida en el libro Elefantes rosas, de Felipe Cabrerizo, su hija Charlotte nos saluda en el comienzo del año. En detalle para Luis, por haberse emocionado tanto con esta adhesiva canción y su hermoso vídeo. Marca Gainsbourg.