martes, noviembre 27, 2018

VOLUME ONE 488: NEGATIVE CAPABILITY (MARIANNE FAITHFULL)

Quizá algunos músicos estén cerca de brindarnos sus últimos trabajos, los que pongan fin a una larga carrera o a una vida. Quizá Marianne Faithfull es una de ellas. O quizá no. Pero me hace pensar en ello, que el final está próximo, la fragilidad que transmite hoy esta mujer, una de las más bellas que parió Inglaterra, en su último álbum: apoyada en un bastón contra la artritis, la voz cada vez más gastada, la pronunciación lenta de las palabras... Negative capability (BMG, 2018) es la última entrega de una larga trayectoria de más de cincuenta años y al oírla siento que la débil pero respetable Marianne, como el eco resonante de los espíritus sabios, nos lanza mensajes y advertencias a modo de despedida. 

El disco, triste y de una belleza crepuscular, despierta algunas sensaciones encontradas: diría que es un álbum de Nick Cave con la mitad de los Bad Seeds y con la voz invitada y dominante de Marianne para dar continuidad a Skeleton tree. Warren Ellis, de hecho, es uno de los productores y su violín se extiende como una capa quejumbrosa por más de un tema; y Nick Cave pone voces dolientes y textos a canciones, apartado el compositivo en el que también intervienen Ed Harcourt y Mark Lanegan. Me sobran dos versiones que Faithfull ya había cantado cuando era casi una adolescente, As tears go by e It's all over now, baby blue, que son nostalgia recargada en un disco que invita a la retirada y el recogimiento.

Nota: 7/10

viernes, noviembre 23, 2018

MEDIA HORA EN EL JUKEBOX DE LOS 70

Hay un café en mi ciudad, de nombre literario y edad que hace décadas, en el que me gusta entrar y detenerme entre las prisas del día. Mi hora preferida en ese café es después de comer y hasta que los clientes, de paso entre las calles céntricas o al salir de trabajar, empiezan a llegar a media tarde. En ese tiempo predilecto apenas se oyen voces entre el ruido tímido de la máquina del café y las cucharas que remueven las consumiciones en las tazas; en ese tiempo se oye el ruido de las páginas de un periódico al cambiar de sección y una o dos personas, como mucho, se pierden a sí mismas entre las páginas de un libro. En ese tiempo también se siente gemir y murmurar con nitidez y calor la música que da vida al café, casi siempre música rock y pop de los años setenta, algo de blues, un tema de jazz que no se sabe bien quién lo ha invitado a sonar en la fiesta.

Hoy estuvimos allí, en el café, de tres a tres y media. La mañana había sido larga, de madrugón antes de que el despertador avisase, de ir de aquí para allá y esperas tediosas en esos lugares donde nuestra salud lo último que quiere es esperar. Volvimos andando a paso lento, apuramos la comida de unos platos combiados y buscamos un lugar donde reposarla con la ayuda de un café. El café, el café que toma su nombre del pueblo ficticio de una novela, estaba en nuestro camino de vuelta a casa y allí nos detuvimos. Un joven mantenía un libro abierto y levantado en la mesa donde la luz mejor traspasaba la ventana. Otro hombre leía la prensa concentrado en la barra. En una mesa, la otra arrimada al ventanal, pasamos media hora en un túnel musical del tiempo con nuestros libros en la vista y nada más en lo que pensar. Estábamos con Neil Young, America, Dylan, Doobie Brothers, Lennon, The Band. Salimos de aquella dimensión pacífica de música y silencio en mitad del ruido y el ritmo de un día en la ciudad y seguimos con nuestras vidas.

martes, noviembre 20, 2018

SOUNDTRACK 221: MERLÍ... O EL PLACER DE EDUCAR

(Para nuestros maestros)


Merlí es una oda contemporánea a la enseñanza y a la educación que se nos dona en las escuelas. Es la vida en el momento en que dejamos de ser críos para divisar al hombre que seremos. Miedo, celos, amor, amistad, obsesión, alegrías y tristezas, llantos y carcajadas que nos definen entre el instituto y la familia y nos conducirán por el largo e incierto trecho que se nos abre por delante.


Merlí es una serie de televisión catalana emitida entre 2015 y comienzos de 2018 en la TV3 que desde otras zonas del país se puede ver en Netflix. Ahí me he enganchado yo en las últimas semanas a ella, como el estudiante de bachillerato que fui y el padre de familia que soy, preocupado (aún no tanto) por la adolescencia que espera por mi hijo. Con la inspiración evidente en El club de los poetas muertos, los creadores de Merlí han dibujado a un personaje tan o más carismático como el que tenía los rasgos de Robin Williams en la película. Un sensacional, entrañable, imponente y muy divertido Francesc Orella es Merlí, ese peculiar profesor de filosofía, descarado con las mujeres y provocador con sus rivales, que utiliza las doctrinas de Platón, Aristóteles, Hume, Schopenhauer, Nietzsche o los peripatéticos para guiar a sus alumnos, para hacerlos comprender su propia personalidad y transmitirles la libertad de pensamiento que hace falta para entender el mundo con coherencia y disfrutarlo como buenas personas.

Enfrente, Merlí, siempre con un consejo a mano o un reproche conveniente, será testigo, apoyo y confidente de las vivencias de sus alumnos del instituto público en el que da clase, de sus enfados y aislamientos, de lo que callan y lo que deberían haber guardado. En el retrato honrado de esos chicos y chicas, excelentes actores además, descansa otro de los grandes méritos de esta serie que muestra a los jóvenes como son, cercanos y reales, sin problemas ni vicios forzados... tú y yo cuando fuimos niños, como debería ser siempre. 

Al concluir la primera de las tres temporadas de Merlí me he sentido lleno, contento, pletórico de ánimo. Puede que porque en el fondo un trozo de mí ha estado con Gerard y con Pol, con Bruno y con Tania, con Joan y con Mónica de Villamore, o con la abuela Calduch, y sobre todo con Merlí, el profesor que siempre hubiera deseado tener.

sábado, noviembre 17, 2018

BONUS TRACK 197: SPIRIT IN THE DARK (ARETHA FRANKLIN)

Le debía un homenaje desde agosto, un sencillo recuerdo en la duración de uno de sus álbumes, cualquiera de los que tenga y me gusten mucho para escucharlo simplemente de corrido. Este disco bien vale, y mucho: Spirit in the dark (1970). Escuchar a Aretha Franklin es entrar en la dimensión de su fuerza, dejarse llevar por el eco de su voz torrencial, al que en este trabajo abrigan los mejores músicos de sesión que una estrella se puede encontrar y los fantásticos ingenieros del sello Atlantic. En la música cálida e irrepetible de este disco de soul nocturno y arenoso se acomodan miembros de la familia sagrada del estudio Muscle Shoals e invitados de lujo como Jim Dickinson y Duane Allman. Aretha aporta cinco temas propios a una colección de versiones que en su voz adquieren un nervio apasionado e intenso. Único.

miércoles, noviembre 14, 2018

SOUNDTRACK 220: JULIET, NAKED

El texto de Juliet, Naked pedía a gritos una película, como ocurría con Alta fidelidad, Un niño grande o Fiebre en las gradas, las tres novelas de Nick Hornby mejor adaptadas al cine. Juliet, Naked, tanto el libro como la película, atrapan la esencia auténtica de Hornby, desde su pasión mitómana por la música a la facilidad para convertir en cercanos y entrañables personajes reales con más errores que virtudes y sin aparente encanto. La adaptación, con dirección de Jesse Peretz, resulta tan próxima y a la vez tierna como los libretos de Hornby.

La historia une a una aburrida y poco decidida mujer casada (Rose Byrne) en un costumbrista pueblo costero de Inglaterra con el mito que obsesiona a su también aburrido marido (Chris O'Dowd), el músico Tucker Crowe (un adecuado y carismático Ethan Hawke), un hombre que renunció hace décadas a su carrera musical en plena ola de veneración sin dar explicaciones y sobre el que circulan teorías de todo tipo que poco cuadran con la realidad común, más bien desorganizada, en la que vive. Cuando ambos coinciden sus vidas aceptarán riesgos, se quitarán la pereza de encima, sin mitos, sin viejos discos sobrevalorados en los que ampararse. Como en los libros de Hornby, como en sus adaptaciones, la vida merece sonrisas.

lunes, noviembre 12, 2018

VOLUME ONE 487: SHE REMEMBERS EVERYTHING (ROSANNE CASH)

Me gustan mucho los álbumes de madurez de Rosanne Cash, si así podemos llamar los cinco trabajos grabados desde el cambio de siglo, poco antes de cumplir la artista los 50 años. Una madurez que prensa musical y oyentes atribuimos a la solidez y lucidez creativas que bendice la trayectoria de determinados músicos veteranos (ellos y ellas) cuando visten de etiqueta sus nuevas producciones, escalones más de una carrera que actualiza sus orígenes y mira al futuro con la autoridad de la sabiduría. Son muy buenos todos esos discos de Rosanne Cash, el último también, recién terminado: She remembers everything (Blue Note, 2018), ni mejor ni peor. Su marido, John Leventhal, vuelve a producir, si bien se suma Tucker Martine. Invitados de altura (Kris Kristofferson, Sam Phillips, Colin Meloy, Elvis Costello) manejan junto a Rosanne, de voces y tonos templados, una selección de canciones pulidas con suavidad. Ojo a The only thing worth fighting for... así se arranca un disco infalible.

Nota: 7,5/10

domingo, noviembre 11, 2018

PORQUERÍA

Comparto. Like.
Bravo, Santy.

viernes, noviembre 09, 2018

LIVE IN 224: LAS CARAS B DEL ÉXITO


Las caras B del éxito en el circo del rock and roll me fascinan tanto o más como las vidas y vivencias de quienes abrazan la gloria. Un músico casi anónimo, un tipo en realidad de lo más común que huye de las luces cegadoras de la fama sin perder respeto ni prestigio, o incluso un fracasado me caen mejor que los bendecidos por las luces y la fortuna. Hay algunos documentales que se detienen en casos como ellos: Anvil: The story of Anvil, The devil and Daniel Johnston y New York Doll son tres buenos ejemplos que, respectivamente, todos con un enfoque de nostalgia y amargura, dan voz a una banda a la que no sonrió la suerte que sí tuvieron multitud de bandas de heavy metal, a un trastornado músico underground, y al miembro caído en desgracia y en el olvido de una célebre banda de los años setenta. Hoy he leído otra historia de esas que merecería otro documental, la de John Deacon, el bajista de Queen, un multimillonario dedicado a su familia y sus aficiones totalmente alejado de legado musical y de cualquier asunto que incumba a su explotado grupo, un hombre cualquiera entre la multitud.

lunes, noviembre 05, 2018

BOOTLEG SERIES 67: LARKIN POE

Esto merece un alto, detenerse un momento. En ello estoy, con reservas, y con esperanzas. Por sus venas corre la sangre de un ilustre pariente lejano, Edgar Allan Poe. Dos hermanas de Atlanta que viven en Nashville, Rebecca y Megan Lovell: dos caras bonitas con gusto por la música sucia. Guitarras secas y afiladas, ecos sureños de blues roto en lodazales, una voz que se atreve a dejar bien claro que pertenece a una tipa dura. Larkin Poe. Estoy en ello, en ellas. Me gusta, promete, pero... Ya tienen su tercer disco, Venom & Faith, donde suena esto.
 

sábado, noviembre 03, 2018

VOLUME TWO 93: MC TAYLOR, MUY BUENAS CANCIONES

"Muy buenas canciones", sí. Así, sin otro sello ni etiqueta. Una definición de la música de Hiss Golden Messenger buscada en internet recoge que el estilo de esta banda se alimenta (o recoge elementos) "del folk, country, dub, country soul, rhythm and blues, bluegrass, jazz, funk, swamp pop, gospel, blues y rock". (¿Algo más, no se os olvida algún otro género?, ¿alguno ausente reclamará su cuota de inspiración?) (Abro otra pregunta en paréntesis: ¿el cóctel de estilos para definir la música hace más dignos de confianza al grupo o al músico, o es al contrario?). El caso es que para referirme a Hiss Golden Messenger, el nombre tras el que se ampara MC Taylor, prefiero quedarme con una banda/autor de, repito, muy buenas canciones (con un poquito de todos esos géneros arriba mencionados, también).

Otra buena muestra de esa lucidez compositiva se encuentra en Virgo Fool, un trabajo de este año del que no he encontrado hasta ahora mucha información. Este disco podría interpretarse como una colección de temas descartados del álbum del año pasado, el fantástico Hallelujah anyhow. Todas sus canciones encajarían en aquel repertorio y de hecho alguna parece que no está del todo bien grabada o mezclada, por lo que pudo haber quedado en un cajón de desechos ahora reabierto. Y como era de esperar, sí, hay cuatro o cinco canciones sobresalientes, en las que se queman tensiones a fuego lento a punto de saltar de la cazuela. Como ocurría en Hallelujah, y en Heart like a levee, y en Poor moon y en los otros cuatro discos de Hiss Golden Messenger desde 2009. Cuanto más, y a esta altura, mejor.