martes, septiembre 29, 2009

LIVE IN 78: RETORNOS SIN EMOCIÓN


En los últimos tres días he escuchado los nuevos discos de estudio de Lynyrd Skynyrd, Kiss y Alice in Chains, grupos que hacía tiempo que no se reunían para producir material nuevo. No esperaba más que con la justa curiosidad estos nuevos trabajos, la verdad es que con un interés bastante escaso. En otro tiempo tendría algo más de impaciencia. Dicen que en el fondo las personas no cambian, pero a mí sí que me parece que vamos cambiando con el curso de los años por el peso de las circunstancias, de nuestro entorno o de los caminos y decisiones que vamos tomando. En el tema del rock and roll y del gusto que por esta música sentimos me voy convenciendo de que los ecos del entusiasmo juvenil también se van perdiendo.

El caso es que God & Guns (Lynyrd Skynyrd), Sonic Boom (Kiss) y Black gives way to blue (Alice in Chains) no son malos discos, tienen momentos bastante disfrutables, especialmente el primero, pero… me queda después una huella que fácilmente se borra en la arena. El sonido gana contundencia y la interpretación es irreprochable, aunque más allá de estas virtudes técnicas sólo se conserva la sensación de haber escuchado nuevas canciones con espíritu viejo sin driblar o dejar atrás una fórmula o estilo musical demasiado tiempo explotado. Sí, los Skynyrd siguen siendo buenos, Kiss tienen aún cierta gracia, y AIC continúan deprimidos e invitando a sus oyentes a acompañarles en la caída a las profundidades. Esta vez, sin nada de emoción.

sábado, septiembre 26, 2009

GREATEST HITS 76 / LIVE IN 77: CANDY (PAOLO NUTINI)

Hoy, 25 de septiembre, ya 26 (más bien entre un día y otro), he escuchado ocho veces Candy, una canción del segundo álbum de Paolo Nutini, Sunny side up (2009). Intuyo que dentro de muchos años seguiré adorando este tema, una canción que hoy descubrí y que me abrazó sin soltarme en las horas que duró este día. Hay canciones perfectas, piezas que modelan ciertos músicos agraciados con uno o más toques de sublime inspiración, temas construidos e interpretados con una maestría sin igual, al alcance de cualquiera que no tenga que cargar en los años venideros y más allá de la muerte con la condición de genio a sus espaldas. Y Candy tiene una sencilla genialidad, poderosa atracción, escalofriante sensibilidad, maestría total. Encantado de conocerte, Paolo.


*Este vídeo dura un minuto y ocho segundos menos de lo que en realidad dura la canción en el disco de Paolo Nutini, donde alcanza toda su magnitud.


jueves, septiembre 24, 2009

GREATEST HITS 75: THE BALLAD OF LUCY JORDAN (MARIANNE FAITHFUL)

Repito con Marianne en este jukebox. Es que hace un rato, después del trabajo en un encuentro de chicos y chicas que somos y hemos sido compañeros, uno de nosotros mencionó The ballad of Lucy Jordan. Hablábamos del Gran Cañón, de la sensación de estar allí abajo o allá arriba, insignificantes entre las rocas y el desierto, con nada más que el sonido de las águilas a lo lejos, solos con nuestros pensamientos y deseos, al volante de un Thunderbird descapotable con Marianne Faithful en la radio o en nuestra cabeza llorando con su voz rota la historia de Lucy Jordan. Y de noche. Thelma & Louise. Qué obra maestra.



VOLUME ONE 196: BACKSPACER (PEARL JAM)


Será porque he crecido con ellos, cubriendo etapas de mi vida y del camino que la música me ha ido marcando en mis ratos de ocio, acordándome de amigos o pensando en alguna chica con alguna de sus canciones como banda sonora, por lo que me niego a enfadarme con Pearl Jam. No pienso hoy lo mismo que hace seis días, cuando le quité el plástico al disco para iniciar un nuevo viaje. Entonces le dije a mi hermano y a un pearljamófilo de confianza que Backspacer (Island, 2009) me había decepcionado, que no tenía canciones memorables, que era insípido, bien armado pero sin cuerpo interior, tirando a discreto y olvidable. No voy a decir ahora que opino todo lo contrario porque es probable que dentro de bastante tiempo piense que este álbum de la banda de Seattle sea quizá el más perdido en la memoria de toda su fenomenal discografía. Pero a base de escuchas cada vez más atentas le he ido encontrando a Backspacer un encanto auténtico que me costó advertir en la primera sesión.

Dieciocho años después de su antológico bautismo con Ten, la banda americana de rock más resistente de la nacidas a comienzos de los noventa dan una pequeña marcha atrás para tratar de sentirse jóvenes y transmitir a sus seguidores la energía de esa jovialidad. Lo revelan las viñetas de la portada, el enchufadísimo arranque del disco, con el contagioso single que es The fixer, los arrebatos ramonianos de Got some y Supersonic o la inmediatez de un conjunto que sólo llega a los 35 minutos de nuevas grabaciones. Otros momentos, a veces sólo fragmentos de canciones, alcanzan chispas de grandeza, como Amongst the waves, Unthought known o Force of nature, temas que seguro que mejoran un mundo en directo. Lo demás es prescindible. Pero, qué cojones, son Pearl Jam, reunidos de nuevo al abrigo de Brendan O’Brien, y que sigan ahí, sin perder el equilibrio en el filo, mayores pero todavía tan jóvenes, siempre es una buena noticia.

Nota: 7/10

viernes, septiembre 18, 2009

KAOS


Sería lo más parecido. A lo mejor… me apetece escuchar a Ronnie van Zandt antes de quemarse. O a Whitney tan niña. O al gato rezando. O al jefe callejeando. A una golfa sin tarifa. A un charlatán indispuesto. A un libro sin comprenderlo. A un diálogo sin respuestas. A una guarra meando en el río. O a Dios congregándonos. A ti simplemente hablando. A ti mirándome como yo te miro.

lunes, septiembre 14, 2009

VOLUME ONE 195: DRAW THE LINE (DAVID GRAY)

Si no fuera por que además de caerme bien encuentro restos de optimismo en sus canciones más conmovedoras y me parece un compositor agudo y elegante, habría olvidado el nuevo disco de David Gray tras la primera escucha. Pero le di un voto más de confianza a Draw the line (Downtown, 2009) después de un contacto inicial tibio y sin chispa, más bien monótono, comencé a apreciar destellos de modesta brillantez en la siguiente sesión. En el fondo se puede pensar que el séptimo trabajo de estudio del autor británico es una prolongación poco inspirada de los esquemas mostrados en A new day at midnight (2002) y Life in slow motion (2005), pero en realidad viene a convertirse, con la paciencia y atención de una nueva escucha, en otro estiloso ejercicio de finura compositiva a caballo entre el pop y el rock. En el apartado de las virtudes hay intensidad vocal y controlada sinceridad instrumental, además de algunas soberbias canciones (Harder, Draw the line, Full steam). En el capítulo de las decepciones cabe señalar algún tramo perezoso y una tendencia (aunque no excesiva) a la orquestación. Grato, de todas formas.

Nota: 7/10

domingo, septiembre 13, 2009

PLACERES (III)

Los pasos que me conducen a ti. Tus minutos de espera. El reencuentro. Las semanas que han pasado. Las ganas. Los abrazos. El olor del cabello. Los besos. Los ríos de palabras. La voz. Las pecas. Las manos que explican. El cuerpo que se recoge. Todo este tiempo que vamos compartiendo. Escucharte. Hablarte. Verte. Pensarte.

BONUS TRACK 71: SONGS FROM NORTHERN BRITAIN (TEENAGE FANCLUB)

Confiesa Nick Hornby en su personal selección musical recogida en el libro 31 canciones que Your love is the place where I come from, de Teenage Fanclub, es “una de las canciones más bonitas de uno de mis álbumes favoritos de toda la vida”, Songs from Northern Britain (1997). Empieza su colección con un ensayo sobre este tema precisamente porque matiza que es el único de los 31 “lleno de conexiones directas de espacio y tiempo”, el único que envuelve un momento imborrable y grandioso en su vida y lo asocia imperecederamente a ese instante. Yo no había escuchado nunca esta canción hasta que leí estas palabras, sí conozco a la banda y no me apasiona especialmente, pero cuando escogí el corte 11 de este disco y tras aguardar esos segundos de expectación hasta que empieza la canción, intuí que me iba a encontrar con una pieza maravillosa. Y así fue. Y no sólo la canción, sino el disco completo.

“Si te gusta una canción, te gusta lo suficiente como para que te acompañe a lo largo de diferentes etapas de tu vida”, prosigue el escritor inglés aludiendo aún a este hermoso tema del grupo escocés. Yo tengo las mías, pocas y suficientes. Quizá Your love… lo sea, voy a esperar un tiempo. Mientras, me tumbo plácidamente en el fresco mural sentimental que se extiende a lo largo de Songs from Northern Britain, una delicia acaramelada de esta banda pop que en más que en ningún otro de sus trabajos convierte su predilección por The Byrds en el más reconfortante de los placeres.


jueves, septiembre 10, 2009

AUSTER EN LA CARRETERA. EL PALACIO DE LA LUNA

Desde que comencé con Mr. Vértigo, no sé hace cuánto tiempo, me obligo a leer dos o más libros de Paul Auster al año, o a releer alguno. No es un vicio, es un desvío en el trayecto literario que voy tomando con el paso de la edad, es una parada en la casa de un amigo que me va a sorprender con los relatos más impredecibles, cada uno agrupado en una novela llena de ramificaciones argumentales con personajes tan puramente reales como fantasmales, producto de una desbordada imaginación o de una destapada tentación por narrar lo que no nos atrevemos a contar. En una semana, ésta última en la que unas segundas vacaciones me han llevado por el Norte de Europa, fui repartiendo desde el inicio hasta el final las páginas contagiosas y desgarradoras de El Palacio de la Luna, una de las obras cumbres de Auster que tenía pendiente. Una obra maestra a la altura de Leviatán o la Trilogía de Nueva York.

La prosa sencilla y hábilmente manejada por Auster posee la irreprochable cualidad de conducir al lector de una a otra página sin descanso, queriendo leer más incluso cuando el sueño obliga a apagar la lámpara de la mesilla. En El Palacio de la Luna el autor norteamericano consigue hacernos caminar al lado de las paralelas situaciones que viven Marco Fogg, Thomas Effing y Solomon Barber, personajes fantásticos enredados en la soledad a la que los ha conducido un pasado plagado de incógnitas. Los desenlaces de sus existencias acaban produciendo una impagable emoción, nos acercan al escalofrío, a la lágrima, como muy pocos novelistas son capaces de plasmar con la elección clarificadora de sus palabras y con la perspicacia de ofrecernos en sus creaciones el espejo que refleja muchas de nuestras inquietudes, nuestros sueños, nuestros propios fantasmas.

jueves, septiembre 03, 2009

PLACERES (II)


El placer es mío. Vuelvo a escaparme un poco más, carretera adelante hacia el Norte. Si todo sale bien pisaré cuatro naciones y volaré, conduciré y me dejaré llevar de una costa a otra sobre el mar. Hace un año nos fuimos a Dublín. Roma me acogió hace dos meses. Lo que ha ocurrido desde entonces se me revela esquivo y nervioso pese al esfuerzo por asentar un ancla. Ahora marcho a cualquier parte donde me encuentre bien unos días, extraño y silencioso, caminante y atento, un descubridor que anhela pernoctar en cada rincón de la tierra aunque acabe volviendo a casa, un observador que disfruta con la soledad del viaje aunque en el camino lleve en su mochila las imágenes y los recuerdos que más desea contemplar y guardar. Hasta pronto.

miércoles, septiembre 02, 2009

SOUNDTRACK 90: THE WIRE (3ª temporada)


Baltimore. Hervidero de sangre y rencor, caldera de corrupción, hogar de la decrepitud moral, de la delincuencia total, una ciudad carcomida, un tormento para la supervivencia. The Wire radiografía Baltimore sin compasión, sus esquinas cubiertas de droga traficada, sus capos del Este y del Oeste atrapados en su naturaleza criminal, la única vida que entra en su razón, unos con trajes de 500 dólares y libros de economía en las estanterías, otros con la mirada perdida en el trazado del próximo golpe en la trastienda de un turbio local o un edificio en ruinas. Nadie queda limpio de pecado ni puede sentirse conforme consigo mismo. Sublime The Wire. Sus actores perfectos y sus personajes caligrafiados con pulcritud y veracidad: el líder del delito con el poder mermado; las cobayas de las calles; los viejos guerreros y los nuevos emperadores; los yonkis redimidos o a la deriva; los vengadores deprimidos; los jefes de policía, qué hijos de perra; el veterano sargento y su disparatado pero eficaz plan para rebajar las cifras de delincuencia; el aspirante sagaz a la alcaldía; el ex convicto redimido; el teniente recto, el poli imprudente, el meticuloso, la impetuosa, los hastiados, el mítico McNulty… sus trabajos y sus vidas, confundidos en esta ciudad miserable. No hay términos absolutos, todo es gris a la luz de la conciencia. Baltimore, la odio, pero me tiene en su red. Me duele ver cómo se pudre y me regodeo en ello.