domingo, junio 28, 2009

VACACIONES (III) Y DESCANSO INDEFINIDO

El murmullo tranquilo de un río. El agua deslizante en el corazón de la naturaleza. Tumbado acariciando las páginas de un libro. Pájaros e insectos como testigos. Nada más alrededor. Nadie más. A lo mejor es eso lo que añoro, lo que me pide el cuerpo y el ánimo, algo tan sencillo como eso. No sé si lo encontraré estos días. Me marcho. Unas vacaciones un poco lejos, lejos de todo esto. Necesito algo y no sé exactamente qué. ¿Después?, ¿quién sabe? Dejaré de escribir en estas páginas y no sé aún por cuánto tiempo. Siempre hay cosas de las que escribir, pero a veces me siento cansado. No sé. Abro un paréntesis. Al menos durante quince días nadie leerá aquí nada nuevo después de estas últimas líneas. Después, ya veremos. Saludos.

viernes, junio 26, 2009

SOUNDTRACK 85: A DOS METROS BAJO TIERRA (3ª temporada)

No puedo ponerme a contar cosas ni a nombrar personajes, desvelaría quizá demasiados detalles por mucho que disfrazase las situaciones y le estropearía a más de uno no sólo el desenlace de la segunda temporada, sino la puesta en marcha de la tercera. La otra noche me invadió la tristeza por varios frentes: porque terminé la tercera entrega de episodios de A dos metros bajo tierra y, aunque sé que tengo a mi alcance las dos que la suceden, sentí que yo mismo estaba dentro de la serie y llegaba a un momento culminante, a un punto quizá sin retorno en el que tenía que detenerme para continuar más adelante. Me sentí triste por implicarme tanto en cuanto ocurre en la historia y las historias de los Fisher como si por mi cuerpo corriese también la sangre de ellos y sufriese o gozase con las emociones que Alan Ball y los fantásticos guionistas y directores nos esconden en cada capítulo. La muerte no deja a nadie indiferente.

Aún me siento conmovido. Es la misma sensación que me asaltó al término de las dos temporadas anteriores. Porque así es la vida, un cúmulo de emociones contrapuestas o de caminos que se cruzan para llenarte un día de júbilo y al siguiente hundirte en la desolación. “Las relaciones no hacen la vida mejor, sólo la hacen posible”. El amor duele, tanto si de él se abusa como si no se tiene. A todos nos espera el mismo destino.

Hasta pronto, Fisher y compañía.

BONUS TRACK 68: TEA FOR THE TILLERMAN (CAT STEVENS)

De pronto, Cat Stevens llega a mis oídos. Un padre y un hijo huyen del agua que los ahoga a bordo de un barco en la escena más hermosa de Radio encubierta. Father & son es la más entrañable canción de Tea for the tillerman (A&M, 1970), el cuarto álbum, el más exitoso, del autor británico, desde hace décadas convertido al islamismo y rebautizado como Yusuf Islam. A mí me gusta llamarlo Cat Stevens, sobre todo si me acuerdo de discos tan bonitos como éste.

El tema titular cierra el disco. También le ponía un fenomenal broche final a la serie televisiva Extras. Father & son viene justo antes. Pero todavía antes se encadenan como Where do the children play?, Hard headed woman, la conocidísima Wild world, On the road to find out... Esta obra, tierna y frágil, pertenece a esa franja del tiempo en la que caben unos cuantos discos elegidos, los que no son golpeados por ninguna ráfaga de viento que los haga antiguos, caducos, desfasados o perdidos.

martes, junio 23, 2009

BONUS TRACK 67: NIGHTS OF FORGOTTEN FILMS (THE STRANGE)

Conocí a The Bambi Molesters hace unos años a través de su tercer disco, Sonic Bullets: 13 from the hip (2001). Es surfera su música, lo que así se viene a llamar ese rock retro de guitarras acuosas y ritmos saltarines que empaparon unos cuantos fotogramas del film Pulp Fiction hace más de una década. Son de Croacia y a la frescura de su música le acompaña un punto de sofisticación. En sus viajes por Eslovenia y otras regiones balcánicas los conocieron los Walkabouts y la voz masculina del grupo de Seattle, Chris Eckman, entabló buena relación con ellos. En 2004 juntaron sus direcciones, se hicieron llamar The Strange y titularon hermosamente su álbum de unión: las noches de las películas olvidadas.

Nights of forgotten films (Dancing Bear) es un trabajo cálido y relajado. Allá por donde caiga Eckman se deja notar bien clara su marcada aportación, esa afectada voz y el énfasis dramático con que arrastra sus estrofas. La parte instrumental corre a cargo de los Bambi, elegantes y sugerentes en el mismo plano de acción que el bueno de Chris. En perfecta sintonía sin que uno se levante por encima de los demás. Espléndido disco a desenterrar.

SOUNDTRACK 84: WEEDS (2ª temporada)

Weeds me ha ganado, me ha convertido en un adicto a su veneno, a su inmoralidad. Weeds no es nada recomendable éticamente, pero no deja de ser excitante, como los mejores vicios, que se escapan de la moral. Así que hay que dejarse llevar por las peripecias nada sosegadas y siempre imprevisibles de Nancy Botwin, de nuevo encantadoramente hermosa en la piel y en los gestos juveniles de Mary-Louise Parker. La madre sigue vendiendo su hierba entre vecinos y clientes de toda clase, barrio y condición, ampliando su escala y cultivando profesionalmente la mercancía, sin cuestionarse por la moralidad de sus actos. Hay que vivir bien y no importa cómo. Ahora ya está en la jungla, tiene que vigilar sus espaldas y desconfiar de todos, incluso de quienes más la ayudan, como el agente de la DEA (Martin Donovan) que la corteja y con quien no tardará en mantener dobles juegos. Ahora tiene que quitarse enemigos del camino, negros cargados de armas o armenios proveedores de marihuana. Y mientras, su familia y sus vecinos continúan inmersos en remolinos de situaciones dramáticas (la relación de Silas con su novia sordomuda), absurdas (los devaneos sexuales de Celia y Doug), ridículas (el empeño de Celia por convertirse en la voz de la conciencia nunca oída del barrio) o disparatadas (el primer polvo de Shane, los dedos del pie que pierde Andy o la irrupción de una novia de la que ha escapado, una maravillosa Zooey Deschanel). Qué triste locura. Qué adorable peligro.

Weeds conserva ejemplarmente, como las grandes series americanas, bendecidas por la construcción perfecta de sólidos guiones, el tono con el que arrancó, de una insolencia sutil y un entrañable gamberrismo. En su segunda temporada, con dos capítulos más que la primera y sin llegar nunca a los 28 minutos de duración, Weeds crece como una gran serie que nunca debes enseñar a tus hijos y con la que te lo vas a seguir pasando pipa.

viernes, junio 19, 2009

ANIVERSARIO

Voy olvidando cosas por el camino, pero las fechas, nunca. El día más insignificante para el resto del mundo fue un día inolvidable para ti. Es el paso del tiempo lo que convierte en inolvidable aquel lejano día. Y dentro de unos años, todavía más. Fue en la puerta de un cine que ya no existe, una breve conversación. Nos vimos días más tarde y comenzamos la primera de infinitas conversaciones. Han pasado 17 años. Más de mil películas en butacas y sofás. Cafés y copas bañadas en música. Palabras escritas y habladas. Unas cuantas mujeres. Idas y venidas, enfados y abrazos. Y todo lo que pasa. Feliz Cine.

miércoles, junio 17, 2009

GREATEST HITS 72: MY BABY JUST CARES FOR ME (NINA SIMONE)

Un soplo de calma, cortinas abiertas para que entre el aire, por favor. Conviene no pensar, no analizar si lo que hacemos está bien o mal. Tan fácil como cantar y desear. Nos mira Nina: “A mi chica no le importan los coches ni las carreras, ni la ropa, ni los espectáculos, ni los lugares de primera categoría. A mi chica sólo le importo yo”. Puede que alguien me cuide, es lo que todos deseamos.

domingo, junio 14, 2009

SOUNDTRACK 83: UNITED STATES OF TARA

Los viajes por la televisión me han llevado hasta United States of Tara, del canal Showtime, cuya primera temporada se estrenó a comienzos de año en USA y poco después en las pantallas españolas. Fue el aparente aspecto cómico de su argumento lo que me invitó a seguirla, pero no tardé en encontrar que bajo su ácida capa de humor negro reposa una visión amarga sobre la debilidad humana y una reflexión nada complaciente acerca de la infelicidad. Tara, una excepcional Toni Collette, tiene un desorden disociativo de la personalidad y en su interior convive con otras tres mujeres en las que se transforma según sean los acontecimientos que ocurren en el entorno de su vida familiar. La aparición de una u otra personalidad genera situaciones embarazosas, comprometidas, divertidas, jocosas, pero en ningún caso agradables. Y es bien jodido.

Tara deja de medicarse para tratar de hallar el origen de su problema. No es fácil. A veces se transforma en T, una salvaje y repelente adolescente sin rastro de cerebro. Otras veces se convierte en Buck, un veterano del Vietnam, obsceno y provocador. También Tara se transforma en Alice, una ejemplar ama de casa, casta y bondadosa, tan demasiado perfecta que es irritante. Alrededor de Tara convive su marido Max (John Corbett), paciente y cariñoso a pesar del hastío que le provoca la enfermedad de su esposa; su hija adolescente Kate (Brie Larson), equivocada con sus novios; su hijo Marshall (Keir Gilchrist), un cinéfilo homosexual, sensible y reservado; y su hermana Charmaine (Rosemarie DeWitt), incapaz de asentarse emocionalmente y conmocionada por tener los pechos amorfos.

Uno de los productores ejecutivos de la serie es Steven Spielberg y la creadora y guionista de Tara es Diablo Cody, autora del libreto de Juno. Se nota, porque la serie tiene ese tono gamberrete y socarrón que tenía el oscarizado film interpretado por Ellen Page. Ese humor a veces demasiado chispeante y resabidillo asoma por Tara, en sus personajes insatisfechos, temerosos y débiles. Como era de esperar, Toni Collette se erige en una gran estrella de la interpretación, frágil cuando es Tara e irresistiblemente espectacular cuando da vida a sus opuestas personalidades.

Habrá segunda temporada. Quizá la siga. Es una serie inteligente pero incómoda, incluso de una ternura indeseable.

martes, junio 09, 2009

VOLUME ONE 193: YONDER IS THE CLOCK (THE FELICE BROTHERS)

Hoy en día alguna inexplicable razón me lleva a desconfiar de los solistas o grupos de corto historial que cada año presentan un nuevo trabajo. Y eso mismo pensé, que debía ser desconfiado, ante el tercer trabajo de los hermanos Felice en los últimos tres años. Y eso que la banda me gusta. Me gusta pero me asalta alguna reserva al escucharla. Por ejemplo, no me convence el orden que le dan al repertorio de canciones, que consigue saltar del júbilo a la melancolía con cierta brusquedad y confiere al conjunto de inestabilidad rítmica. Me gustaría bastante verlos en directo, donde creo que esa descompensación quedaría anulada y mejoraría más la impresión que tengo de ellos.

Yonder is the clock (Team love, 2009) sigue la tónica de Tonight at the Arizona y The Felice Brothers. He leído que este es el “disco definitivo” del grupo. No lo entiendo. Definitivo, ¿por qué?: ¿es que no van a grabar más?, ¿es que andaban tratando de hallar un estilo o sonido y ya lo han conseguido después de frustrados intentos?, ¿es que a partir de ahora no van a llegar a esta altura en sus siguientes trabajos? A mí no me parece que este sea el llamado “disco definitivo” de The Felice Brothers. Como los dos anteriores, el nuevo álbum es satisfactorio, desgarrador cuando se vuelve nostálgico y melancólico cuando se empapa de esa alegría de taberna que tan bien transmiten sus voces e instrumentos. Al hablar de ellos surge inevitablemente la comparación con The Band y Bob Dylan. En Yonder is the clock, también, de eso no logran librarse, y ni falta que hace. El orden de los temas me sigue resbalando, pero algunos conmovedores como Run Chicken run, Boy from Lawrence county y Cooperstown convierten el disco es otro trabajo admirable.

Nota: 8/10

VOLUME ONE 192: RIVER OF TIME (JORMA KAUKONEN)

Parece el jefe de un clan de estibadores o el camionero más veterano de la carretera. Con ese aspecto cuesta imaginar que de su garganta salga la voz dulce y crepuscular de un viejo trovador apegado a las raíces de la música americana y de sus dedos brote el sonido pulcro de una guitarra acústica afinada con delicadeza. Jorka Kaukonen, el fantástico guitarrista de Jefferson Airplane y cofundador de Hot Tuna, sigue sentándose a menudo en la mecedora de su porche para cantarle a los atardeceres, a los cafés junto al fuego, a las visitas de los amigos, a las viejas guitarras, a los pequeños placeres de la vida en definitiva.

Como hiciera en Too many years (1998) y con más insistencia en Blue country heart (2002) o Stars in my crown (2007), ahora sigue esa línea acústica y tradicional que parece haberle tirado más que la enchufada con la electricidad en su carrera con su duodécimo álbum, River of time (Red House, 2009). Los aliados que se encuentra esta vez son para brindarles una reverencia: Levon Helm le ha prestado el estudio que tiene en su hogar y se ha sentado de nuevo a la batería; y Larry Campbell se ha puesto a tocar violines, dobros, mandolinas y guitarras (además de encargarse de la producción) para dotar a este agradable disco de blues y folk de un aire entrañablemente atemporal.

Nota: 7/10

viernes, junio 05, 2009

VOLUME ONE 191: LOVE TATTOO (IMELDA MAY)

En una de nuestras travesías nocturnas Jaime me habló por primera vez de Imelda May, una guapetona que lo volvía loca por lo bien que cantaba rockabilly y el erotismo sofisticado que expulsaba su imagen. La vimos en un videoclip pocos días después, con sus mallas negras, su top con piel de leopardo, el mechón rubio en el tupé, el carmín salvaje de los labios, los grandes aros en sus lóbulos… un volcán al que lanzarse de cabeza. Aún es joven esta irlandesa estelar al frente de su formación, en la que de las guitarras se encarga el británico Darrel Higham, un devoto de Eddie Cochran que deja correr por sus venas todo el irrepetible rock and roll de los cincuenta.

Su primer disco es este animado Love tattoo (Foottapping, 2008), un trabajo entusiasmado por la época que recupera medio siglo después de que Elvis, Gene Vincent, Carl Perkins, Duane Eddy y compañía les pusieran música. Predomina el rockabilly perfectamente pulido y sincronizado, aunque tres cortes que se distancian hacia el jazz vocal armonizado amplían el radio de curiosos a los que pretende seducir. Y lo consigue.

Nota: 7/10

lunes, junio 01, 2009

SOUNDTRACK 82: RADIO ENCUBIERTA, ROCK N ROLL!!!

Lo mejor de Radio encubierta (The boat that rocked, Richard Curtis, 2009) es precisamente el rock and roll, la vitalidad con la que sus disc jockeys piratas propagan a través de las ondas radiofónicas su pasión por la música popular que la BBC se resistía a difundir y el entusiasmo con que la población británica de mediados de los sesenta comparte esa vía de escape sonora que se les mete en el cuerpo y les hace viajar adonde sus vidas no les permiten. La película, estrenada hace unos días en nuestras salas, deja bastante que desear, aunque al final de la proyección seamos más de uno los que salgamos a la calle con una sonrisa duradera por haber renovado nuestros sagrados votos con la música que más nos gusta.

Radio encubierta tiene exquisitos ingredientes mal condimentados, por eso el plato no está demasiado rico. Daba para mucho más, o al menos para ser tratado con algo más de finura e inteligencia, la historia de esos pinchadiscos de una emisora pirata de rock and roll que emite música las 24 horas al día desde un barco anclado en el Mar del Norte y a la que las autoridades gubernamentales persiguen hasta querer cortarles la programación. Pero (y ahora empieza lo malo) hay muy pocos personajes que caigan bien, porque son ridículos, desfasados (Rhys Ifans) o hasta caricaturescos (Kenneth Branagh); otros merecían un más cercano tratamiento; la acción avanza a veces a trompicones, con elementos que entran o salen de escena a la fuerza para generar nuevas situaciones y conflictos; una pena…

Hay que salvar del naufragio total una excepcional banda sonora que da gusto recuperar en cualquier momento (Small Faces, The Who, Moody Blues, Procul Harum, Leonard Cohen, Rolling Stones, Jimi Hendrix, The Kinks, Cat Stevens…) y un par de hermosas reflexiones sobre el amor que las personas brindan a su música preferida, un rock and roll que nos sobrevivirá a todos más allá de cualquier tragedia.