sábado, marzo 30, 2013

LIVE IN 144: THE BLACK CROWES, LONDON 2013


Me alivia comprobar que la reacción es la misma, que no hemos cambiado, y que el tiempo no es capaz de marchitar ni destruir la expectación que nos crea un concierto llamado a ser memorable minutos antes de que arranque. Llevas de pie un buen rato, en la segunda fila, sabes que van a tardar un rato aún pero estás deseando que salgan ya y se pongan a tocar. Cuando se dirigen a sus instrumentos y micrófonos les gritas desde abajo, te saludan, aplaudes y ellos le meten caña. Ya lo sabías pero te regodeas en tu certeza: The Black Crowes son una banda soberbia.

De vuelta en Londres. El HMV Forum de Kentish Town se parece bastante al O2 Shepherd’s Bush Empire. Así que estás como en casa. Y vuelven los cuervos, con el pelo algo más ralo y luciendo algunas canas. Pero aún unos chavales sobre el escenario con sus vaqueros gastados. Jackie Greene releva a Luther Dickinson, y se porta muy bien el chaval. Esta vez faltan las chicas de los coros. Jealous again para abrir boca y Jackie que se destapa, sobresaliente. La harmónica cabalgante de Hotel Illness entra en cuarto lugar. No tarda Wiser time, Thorn in my pride aún se hace esperar… ambas son herederas del Free bird de los Skynyrd, alargadas hasta el éxtasis, vibrantes, los pelos de punta. Remedy… qué decir joder… que Chris se deja la garganta y tú brincas colocado entre la gente. Hard to handle y Hush hermanadas magistralmente antes del bis. Versiones de Traffic y Little Feat para cerrar. Todo glorioso. Esto es rock and roll en carne viva. Benditos cuervos.

jueves, marzo 28, 2013

VOLUME ONE 288: POOR MOON (HIS GOLDEN MESSENGER)


Las ‘biblias’ musicales me siguen dando a conocer nuevos sonidos melodiosos. Ahora parten de MC Taylor y Scott Hirsch, dos jóvenes salidos de la ya difunta banda The Court and Spark y reencontrados en His Golden Messenger. Uuuh, me dejo acariciar flotante entre las pistas tranquilas que tan bien suenan en  Poor moon (Tompkins Square, 2012). Hay chispas de la comunidad Laurel Canyon, trazos que recuerdan a Jonathan Wilson, un poco de esa profundidad diáfana de Bill Callahan, aunque aquí se deja notar más el gusto por la noche abierta, y los grillos y otras criaturas de la oscuridad suenan entre algunos temas. El andamiaje sonoro de este disco es impecable, con cuerdas limpísimas que se entienden de fábula y un par de violines excepcionales invitados a la fiesta. Y canciones fantásticas como Blue country mystic, Drummer down o Jesus shot me in the head.

Nota: 8/10

domingo, marzo 24, 2013

LIVE IN 143: MIS MÚSICOS

Desde este rincón apartado en el planeta rindo un humilde tributo a la segunda fila. A toda una vasta y extraordinaria legión de músicos de sesión sin los que no sería posible que los discos nos deleitasen con su sonido. Tipos callados que saben sacar el mejor discurso de la formación por la que pasan. Miembros estables de otras bandas que liberan su espíritu errante para dejar su huella junto a la firma de solistas. Productores que pasan al otro lado del cristal. Funcionarios del jazz a sueldo imprescindibles para sus jefes. Músicos que hacen grandes los discos y los directos de los artistas grandes.

Greg Leisz, Patrick Warren, Jay Bellerose, Jim Keltner, Charlie Sexton, Benmont Tench, Duck Dunn, Joey Waronker, Matt Chamberlain, Jon Brion, Tony Garnier, David Piltch, Larry Taylor, Augie Meyers, Eric Heywood, Steve Cropper, Jennifer Condos, Chris Bruce, Buddy Miller, Marc Ribot, Doyle Bramhall, Bucky Baxter...

Un abrazo a todos ellos. Y a tantos y tantos más que se entregan a la música por allá y por aquí.

viernes, marzo 22, 2013

BONUS TRACK 111: STILL BILL (BILL WITHERS)


Para acompañar el gusto refrescante que deja Rodriguez, Bill Withers es una elección ideal. Contemporáneos de una época convulsa, ambos pasaron por el mismo sello pero tuvieron desigual fortuna. Rodriguez escondió la voz y la cabeza, renunció a la música y fue redescubierto más de dos décadas después, mientras Withers mantuvo un digno y más que modesto éxito y reconocimiento a lo largo de los años. Still Bill (1972) es su segundo álbum. Magnífico. Contiene dos de sus éxitos aún perdurables y que con frecuencia repescan las películas o los anuncios, Lean on me y Use me. Junto al resto del repertorio forman un disco de rock-soul de perfil acústico de una solidez aplastante, completísimo, adornado con brochazos funk emparentados con el sonido compacto de los Booker T & The MG’s, todo cubierto por la voz fina y expresiva de Bill Withers (ahí lo tienes en la imagen, tan imponente, como si vistiera la ropa de faena de Dexter Morgan...)

jueves, marzo 21, 2013

GREATEST HITS 143: I’M ON FIRE (HEATHER NOVA)


Sobre algunas canciones debería caer un castigo divino cuando una versión estropea su virtud y espíritu originales. I’m on fire es una de ellas. La seductora insinuación con que la canta Bruce Springsteen merece que quien se atreva a reinterpretarla alcance al menos la misma altura y sugiera idénticas emociones. Heather Nova lo consigue. A mediados de los noventa la descubrí en el soundtrack de Strange days y me gustan las pocas cosas que he escuchado de ella. Me encanta la noche tórrida que dibuja el boss cuando la canta. También el mimo que emplea Heather para invitarnos a una velada ardiente.

Para Kimiko Choromiko

Oye pequeña ¿está tu padre en casa? / Él se ha ido y te ha dejado sola / Tengo un mal deseo / Estoy ardiendo // Ahora dime, nena, si él es bueno contigo / Si puede hacerte las cosas que te hago yo / Puedo ponerte a cien / Estoy ardiendo // A veces es como si alguien empuñara un cuchillo, nena, / afilado y fino, y abriera un valle de seis pulgadas / en el centro de mi alma // Por la noche me despierto entre sábanas empapadas / y un tren de mercancías cruza mi cabeza / Sólo tú puedes calmar mi deseo / Estoy ardiendo

lunes, marzo 18, 2013

VOLUME TWO 61: LEONARD COHEN


Cada año leo la biografía de algún músico, no necesariamente la de uno de mis favoritos. Me gusta conocer sus métodos creativos, el entorno en que compuso sus canciones o el efecto que produjeron sus álbumes. Y sus frivolidades y escándalos, la historia rosa, si la tiene. Me gusta escuchar al mismo tiempo sus discos, seguir y comprender la evolución de su obra. Este año el elegido ha sido Leonard Cohen, después de recibir como regalo las 700 páginas de I’m your man, escrito por Sylvie Simmons. Antes y después de su lectura llego a la misma conclusión: Cohen es uno de los músicos más sobrevalorados que hay.

Sus canciones son casi siempre mejores cuando las interpretan otros autores. Porque la suya es una voz cansina y distante, de una languidez exasperante al comienzo de su carrera y de una gravedad fatigosa al final. Salvaría solo tres de sus doce discos (directos y colecciones al margen): Various positions (1985), The future (1992) y Old ideas (2012). Y alguna canción aislada. No sintonizo con la fría imagen de autor respetable que desprende ni con la profundidad reflexiva de su poesía.

Poeta y novelista antes que músico tardío, entró en los estudios a las órdenes del productor Bob Johnston. Sus primeras obras, casi desnudas de instrumentos, me resultan soporíferas a pesar de su par de buenas canciones. El álbum que le produjo Phil Spector, Death of a ladies’ man (1979), es vergonzoso. Hasta mediados de los ochenta es “deprimente y deprimido” (cito a Rolling Stone), después parece abrazar el optimismo al experimentar con teclados y sintetizadores y darle más claridad a sus coros femeninos. El éxito que le acompañó (también tardío y mucho mayor en Europa que en USA) se transformó en reverencia.

Muchas mujeres pasaron por sus brazos, ninguna lo bastante para durar eternamente. Se entregó a la meditación zen y se aisló del mundo cuando quiso, en un monasterio de una montaña, en la reclusión de una cabaña. Una de sus agentes saqueó sus cuentas y lo dejó sin blanca. Volvió a la carretera para tener con qué vivir y recuperar la dignidad, ya con setenta y tantos años. Entonces se hicieron incontables los homenajes, medallas, espectáculos y producciones musicales, libros, premios, espacios de honor en pasillos de fama… Yo, después de la lectura agradable de una biografía bien escrita en la que acabo por cogerle cariño al personaje, paso pronto la página y me propongo no volver a escuchar a Cohen en mucho tiempo.

miércoles, marzo 13, 2013

BONUS TRACK 110: EMOTIONAL RESCUE (THE ROLLING STONES)



Volvemos a los Stones, una cita viciosa pero nunca desaconsejable. De entre sus discos más arrinconados y a veces peor valorados, alguno merecería otra suerte y mejor prensa. Le pasa a Emotional rescue (1980), cierto, un trabajo de los que se olvidan al repasar la carrera, aunque contiene detalles agradecidos. En su contra juega quizá la falta de canciones reconocibles y la repetición de esquemas, pero a su favor tiene ese oficio gamberro que les sale de memoria y la inspiración lúcida de sus líderes. La banda venía del fantástico Some girls y ya preparaba el no menos estupendo Tattoo you. En medio retomó ritmos bailables sin olvidar su fabricación rockera y algún capricho reagge por cortesía de Richards. Funciona mejor la primera opción (Dance pt.1, Emotional rescue, ambas con un esponjoso y seductor bajo de Bill Wyman) que las más mecánicas fórmulas marca de la casa. Pero aún se disfruta.

martes, marzo 12, 2013

TRES DISCOS


Hace tiempo compraba al menos un disco a la semana, a veces alguno más. Con toda la calma del mundo le dedicaba una hora de concentrada escucha que ahora se resiste a presentárseme. Ahora son contados los discos que me llevo a casa al mes pasando por caja. Conservo al menos el gusto esporádico de buscar en las estanterías de las tiendas y hacer precisas selecciones sin renunciar, por supuesto, al placer de tener música al precio más barato. Solo cuando viajo entonces lleno la bolsa de golpe, si es posible con álbumes que por aquí no sea fácil tener al alcance. Me alegra saber al menos que mañana tres personas de una misma planta, de la misma oficina, casi de la misma mesa de trabajo, van a dejarse sus 15 o 16 euros en un disco nuevo en el mercado. Porque no es un disco cualquiera. Lo van a palpar con mimo, navegar por sus imágenes, detenerse en sus palabras, recrearse en su diseño y perderse en su música. Yo por lo menos. Alguna rutina perdida se transforma mucho más tarde, como si fuera un sueño, en un hecho milagroso.

viernes, marzo 08, 2013

VOLUME TWO 60: RODRIGUEZ


Searching for Sugar Man es un documental dirigido por Malik Bendjelloul que ganó este año el Oscar. El Sugar Man del título es Sixto Rodriguez. Rodriguez, a secas, fue un músico de Detroit que grabó dos fantásticos discos de folk rock con aires psicodélicos a comienzos de los años setenta y renunció después a la música, desapareció prácticamente del mapa. Se llegó a decir que se había suicidado tras un concierto. El film, con un tono melancólico y cariñoso, explora la figura de Rodriguez, sus grabaciones en Detroit y Londres, el impacto que produjeron en Sudáfrica, el único lugar donde su música triunfó, y su posterior redescubrimiento, cuando admiradores de su música lo localizaron a las afueras de su ciudad. Había estudiado, trabajado en la construcción y cuidado de su familia. Le convencieron para que viajase a Sudáfrica y volviese a interpretar sus canciones en vivo. Lo hizo varias veces desde entonces. Sigue llevando una vida tranquila en Detroit, es un anónimo para sus vecinos, el prototipo de un artista de culto cuyo valor es injustamente enterrado. O casi.

Hace unos años di con el primero de sus discos, Cold fact (1970). Y ahora localizo el segundo, Coming from reality (1971). Se reeditaron hace poco y tienen material extra. Sus bellas canciones, su voz elegante y cristalina y el espíritu agradable que la envuelve conducen a Donovan, a Don McLean, a Harry Nilsson y a Bob Dylan. Rodriguez tiene una magia inusual, misteriosa y a la vez cercana, delicada. Descubrid a este músico enigmático, lo merece, a este juglar entre tinieblas, y disfrutadlo. Nunca es tarde para encontrar tesoros. Nunca es tarde para la música vieja pero renovada. Nunca es tarde.

martes, marzo 05, 2013

VOLUME ONE 287: THE NEXT DAY (DAVID BOWIE)



Ante todo, tomemos a Bowie como modelo de lo que tiene que ser un regreso a escena como dios manda. Que tomen ejemplo quienes tardan varios años, décadas incluso, en romper su silencio con nuevos trabajos totalmente planos, previsibles y olvidables. O en quienes invierten otros muchos años en darle forma a un disco nuevo que promete ser el no va más y como poco es algo parecido a bien menos. Diez años después de su último disco de estudio y tras rumores varios sobre la delicadeza de su salud, David Bowie está de vuelta. The next day (Columbia, 2013) estará a la venta el próximo martes.

Siempre avanzó un paso por delante, jugando con los géneros o desfigurando estilos, adornándolos a un antojo innovador y coherente. Los demás le siguieron, él no fue a clase pero creó escuela. Marcó tendencias y creó imágenes. Con mayor o menor fortuna. Y con The next day mantiene un escrupuloso rigor a su propia identidad. No ofrece nada nuevo, pero sí algo distinto, una creatividad única, como nadie, o muy pocos, consiguen en estos tiempos. Se disfraza de sí mismo en otras décadas pero sin despojarse de sus nuevas vestimentas. Como antes pero a día de hoy, nada caduco ni fuera de lugar, sino muy fresco. El regreso de Bowie , oculto en la portada en la imagen del álbum Heroes tras una simple lámina blanca, es una celebración altamente disfrutable.

Temazos hay unos cuantos: The stars (are out tonight), Love is lost, Boss of me, You feel so lonely you could die. Unos suenan a lo mejor de los setenta, otros a lo mejor de los ochenta. Crujen guitarras musculosas, teclados agresivos, saxos sinuosos y electrizantes juegos de sonidos. Tony Visconti, su mejor aliado, se marca una producción traviesa y preciosista. Pongamos como reparo que se hace un poco largo pese a no tener nada de desperdicio. Yo me lo paso muy bien escuchándolo y me voy a atrever a repasar estos días sus discos que menos me gustan.

Me gustaría que U2, por ejemplo, retornasen pronto al estudio y que, como Bowie con The next day, demostrasen que algo de su brillantez pasada aún perdura, que están del todo vivos y siguen extrayendo de su música algo de grandeza.

sábado, marzo 02, 2013

VOLUME ONE 286: DELANTERA MÍTICA (QUIQUE GONZÁLEZ)


Reconozco que encaro con la misma pereza dedicar unas pocas líneas a Quique González que escuchar su nuevo trabajo. Aún guardo cierto cariño por las buenas canciones de sus primeros discos, que se me antojan ya muy lejanos, y eso, de algún modo, parece obligarme a hacerle un pequeño hueco de nuevo aunque considere que ya nada de lo que compone me dice algo. Y eso es lo grave, o lo triste, no decir nada. Delantera mítica (Varsovia, 2013) suena bien, muy americano, está muy bien grabado, de nuevo en Nashville a las órdenes de Brad Jones y con irreprochables músicos norteamericanos de sesión y gira. Fraseos que parecen firmes pero estribillos blandos, chirriante ambiente de madrugada con estética de aislados perdedores. Y la misma voz apelmazada en un conjunto que pierde la uniformidad. Tres o cuatro temas aprovechables, pero a medida que el disco avanza se va apagando, apagando, hasta una versión final de Is your love in vain? que... pues eso, que tampoco dice nada.

Nota: 5/10