lunes, diciembre 27, 2010

BOOKS


Pasear es un placer. Y lo hicimos. Hasta encontrar de nuevo una librería en la que habías estad
o. Yo la descubrí entonces. No es de las viejas, como las que tienen ediciones muy antiguas y huelen a polvo y cerrado. Aquí hay libros nuevos. Apretados en las paredes y apilados en el suelo. Y muchos baratos. Dentro nos perdimos durante casi una hora, hasta que el dueño apagó la luz para advertirnos de que ya era hora de salir. Me habría pasado allí todo un día. En silencio, abriendo libros y tocándolos, sus tapas y sus páginas, oliéndolos, leyendo algún párrafo, siguiendo los títulos de un lado a otro de las estanterías, comprando alguno, haciéndolo tuyo. Leer es un placer. No puedo imaginarme esta vida sin un libro.

¡¡¡Buen año para todos!!!

viernes, diciembre 24, 2010

LIVE IN 101: 10 DE 10

Bob Dylan. Modern times (2006)

I’m not there Soundtrack (2007)

Iron and Wine. The shepherd’s dog (2007)

Joanna Newsom. Ys (2006)

Joe Henry. Tiny voices (2003)

Joe Henry. Civilians (2007)

Johnny Cash. American IV: The man comes around (2002)

PJ Harvey. Stories from the city, stories from the sea (2000)

Ryan Adams. Gold (2001)

Solomon Burke. Don’t give up on me (2002)

martes, diciembre 21, 2010

VOLUME ONE 227: HAVE ONE ON ME (JOANNA NEWSOM)

Joanna obliga a desconectar, a bajarse del mundo y flotar en el aire lo que dura su música. A no pensar en nada sino a dejarse empapar por la banda sonora de la naturaleza o de nuestras más enterradas entrañas. Nos invita a su viaje, aunque no es fácil encontrar pacientes viajeros que en el trayecto sepan separarse de la realidad para sumergirse o deslizarse por el universo paralelo e idílico que crea esta chica tan sensacional.

Have one on me (Drag City, 2010) sucede a la obra maestra Ys. Este disco se publicó a comienzos de año, dura más de dos horas y tiene 18 temas. No sólo hay arpa y arreglos orquestales, esta vez asoma el piano, alguna guitarra y variedad de percusiones. Ella ya no canta tanto como un elfo o una ninfa. Pero sigue derritiendo. Lo escuché cuatro veces y de distintas maneras. Primero cada una de sus tres partes con el espacio de varios días entre ella; luego cada tema un par de veces seguidas; y ayer de corrido para comprobar qué efecto seguía causando o si por el contrario cambiaba su poder de sugestión y seducción. Al principio desconcierta por su rizada anatomía, por sus saltos y escorzos vocales. Después te echa los brazos sin soltarte. Y al final te libera por la generosidad de su sangre, una delicadeza de porcelana. Joanna Newsom no parece de este planeta. Su música tampoco. Y me encanta. Porque viajo a menudo a otros planetas. ¿Quién no?

Nota: 9/10

sábado, diciembre 18, 2010

VOLUME ONE 226: III / IV (RYAN ADAMS & THE CARDINALS)

Quizá la obra de este tipo ha alcanzado ya un estado de vinculación incondicional en el que voraces consumidores de música como yo caen de poco en poco: ofrezca lo que ofrezca, hay que tragárselo, por muy mediocre que sea. Es lo que tiene haber sembrado su camino musical con unos cuantos discos previos realmente soberbios en cuatro años. Ahora, en cambio, no hay rastro de brillantez por ningún lado. Ryan Adams y su banda más asentada (y simplona), The Cardinals, firman III / IV (Paxamerican, 2010), un capricho de 21 temas en dos discos que recogen descartes que datan de 2007, cuando publicó el discreto Easy tiger. El chico sigue sin levantar cabeza, porque este díptico no puede disimular precisamente eso, que se trata de una colección de descartes sin brillo, la mayor parte anodinos, todos olvidables. Algún riff seductor, estribillo encendido o final inspirado permiten vislumbrar que en el fondo aún queda en Ryan Adams alguna ráfaga de talento. Pero parece escaso, o desgastado (como yo al escribir sobre él).

A Ryan Adams le encanta tocar, crear nuevas canciones de la nada. Puede que lo sienta como una fiebre incurable. Yo ahora tuve la nada agradeble sensación que me sobrevino cuando hace unos cuantos años me atreví a digerir una a una cada vacía píldora que contenía el interminable Salmón de Andrés Calamaro. No soy el único que añora al mejor Adams, el de Gold o Rock N Roll, el que desea que se vuelva a sacar de la chistera un pedazo disco como aquellos. Por desgracia, parece perdido y no causa más que aburrimiento.

Nota: 4/10

miércoles, diciembre 15, 2010

GREATEST HITS 97: GIMME SHELTER (PATTI SMITH)

A los Stones no se los puede estropear. Y menos a una canción como ésta. Entra deslizándose como una serpiente que vigila a su presa y se consume en un sprint final de dinamita. La escogió Patti para versionarla en su colección de covers Twelve. Gimme shelter no pierde su cálida y atrevida atmósfera en sus viajes de voz en voz. Me espera pronto el aclamado libro de Mrs. Smith, Cuando éramos niños, premiado con el National Writer Award este año. Éste en castellano.


lunes, diciembre 13, 2010

GREATEST HITS 96: SO LONG, MARIANNE (LEONARD COHEN)

No es de mis preferidos, ni siquiera me emociona. Suele deprimirme y no termino de escuchar sus discos. Pero alguna de sus canciones es hermosa. Hoy quiero recordar esta. Aunque no signifique nada.

viernes, diciembre 10, 2010

SOUNDTRACK 103: REFLEXIONES SOBRE EL DIVORCIO


He conocido a una persona que el otro día me espetó: “A mí no me gusta el cine. Es tan aburrido… Sólo veo alguna película a veces cuando nos reunimos los amigos en casa”. Nunca había encajado algo así. Que mucha gente apenas vaya al cine o que vea pocas películas en casa porque tiene poco tiempo libre o porque el que tiene lo prefiere invertir en otras distracciones me parece más comprensible, pero a esa gente nunca le disgusta ver una película de vez en cuando. En cambio, que alguien admita que no le gusta el cine (o leer un libro o escuchar música) no es frecuente y no parece lógico. O no parece sano. El caso es que cada día entiendo más opiniones como ésta. Porque mi relación sentimental con este cine del que tanto me enamoré hace tiempo sigue dando tumbos y no parece enderezarse. El amor también se acaba.

Y lo digo porque mi último intento por querer disfrutar de una película, The tourist, en concreto, un remake americano de una película francesa a cargo del director de la genial La vida de los otros, lo que me animó mucho a entregarme al pasajero placer de introducirme durante hora y media en una amena historia de ficción, no dio el resultado querido. El film tiene elementos atractivos: una atractiva trama de intriga, un gran actor como Johnny Depp, un tono similar al de grandes películas de Stanley Donen como Charada, y Venecia, siempre maravillosa en pantalla y en la vida real. Pero no porque el film naufrague en su recta final me decepciona, sino porque en general, como me ha pasado con películas muy diferentes a ésta que he visto en los últimos tiempos (o bodrios con imágenes como la que abre este post), el cine transmite un irremediable agotamiento que fulmina cualquier asomo de pasión por sus argumentos.

Por cada película buena o mala, fea o bonita, vieja o nueva, siempre habrá más de una crítica inservible, intrascendente, el tiempo que alguien invierte, como yo hago al escribir esta estupidez, en comentar algo sobre una actividad, un negocio, un arte o un producto de consumo tan fugaz como vacío.

VOLUME ONE 225: AS I CALL YOU DOWN (FISTFUL OF MERCY)


Le he dedicado tres escuchas seguidas en el mismo día al primer trabajo de esta nueva formación, otra asociación más de talentos llegados de aquí o de allá y reunidos en estudio para dar a luz su primera criatura como supergrupo. Por un lado, Ben Harper, desmarcado tanto de Innocent Criminals como de Relentless 7; por otro Joseph Arthur, autor siempre interesante; y para completar el triángulo, Dhani Harrison, vástago de difunto Beatle. Fistful of Mercy, se hacen llamar.

¿Y por qué tres escuchas? Porque lo demanda su música, entre el sosiego y la nostalgia, para ser mejor digerida. Y también lo merece. Disco de voces y guitarras acústicas, As I call you down (Hot Records, 2010), nueve canciones grabadas en tres días, resbala melódico en los oídos cual reencuentro entre Crosby, Stills y Nash, y sin que las inquietudes de cada músico se dispersen. Father’s son y Restore me son hermosos temas. Es sólo un ensayo, en realidad, una modesta unión de autores sin ánimo de luchar por imponer su autoría, pero puede animar al trío a juntarse de nuevo para engordar su música, hacerla más robusta y quizá un poco más intensa.

Nota: 7/10

jueves, diciembre 09, 2010

NUIT BLANCHE

Have you ever happened something like this?

martes, diciembre 07, 2010

SOUNDTRACK 102: DEXTER (2ª temporada)

“¿Soy malo?, ¿soy bueno? He dejado de hacerme estas preguntas porque no tengo las respuestas. ¿Las tiene alguien?”

Así termina la segunda temporada de Dexter, después de que nuestro protagonista se haya salido con la suya. Los juicios morales pueden echarnos a perder esta serie. Si cuestionamos la finalidad de sus acciones y lo condenamos por ellas, mejor cambiemos de canal, o de serie. Y yo, en el fondo, me sigo sintiendo incómodo y mezquino al mismo tiempo cuando a este tipo le salen las cosas bien, cuando a este hombre que mata por placer para curar los episodios fantasmagóricos de su pasado no le echan el guante ni lo desenmascaran. El cine, la televisión… qué fácilmente juegan con nuestra conciencia.

La segunda etapa de Dexter explora las vacilantes cavilaciones de su protagonista, esta vez peleado con sus debilidades y más preocupado que nunca por cuestionarse su identidad. Michael C. Hall, sublime de nuevo, dirige la función con su fascinante magnetismo, anodino paseante por el filo que asocia el bien con el mal. Pero la temporada flojea en otros aspectos, como el reducido protagonismo de Laguerta, la encajonada relación sentimental entre la hermana de Dexter y el superagente del FBI interpretado por Keith Carradine, un actor que además de caerme mal nunca me gustó, y el tira y afloja del héroe-villano con Rita. Aún así, es adictiva.

domingo, diciembre 05, 2010

ACENTOS


Yo no lo puedo explicar mejor que él, que ha sido un maestro al completar confidencias. “… tenía que ser, son mi debilidad: sensuales a rabiar, recatadas con un puntito provocador, y esas curvas, rostro y acento que derriten…”. Bravo.

Nos vamos entendiendo con este idioma universal pero nunca podremos quitarnos de encima las señas de identidad de nuestra propia lengua. Esa manera de volver a casa para recuperar una palabra que no sabemos traducir, o de contestar al teléfono móvil porque alguien te llama desde muy lejos. Seguimos viviendo el momento.

I don’t know

Okey okey

viernes, diciembre 03, 2010

BOOTLEG SERIES 20: THE PROMISE

Me pregunto si hace más de 30 años el Jefe pensó en guardarse en el sótano las canciones que nunca incluyó en la grabación del disco Darkness on the edge of town (1978) para recuperarlas mucho tiempo después, limpiarlas y digitalizarlas para consumo seguro de sus fieles seguidores y aprovechando la cercanía de unas fechas comerciales. Así engordaría su cuenta corriente, que parece ser que perdió unos cuantos kilos desde entonces debido a la sucesión de un buen número de álbumes de lo más discretos y nada exitosos, entre ellos una caja de 66 rarezas. Ya. El caso es que el disco en sí, el original Darkness on the edge of town, tal como fue concebido, es un gran disco, que todavía hacen mejor los mediocres complementos que entonces quedaron enterrados y que ahora aparecen por arte de magia en The Promise. The Darkness on the edge of town story.

No sé muy bien lo que compone The Promise… me he olvidado, más bien porque ni me interesa meterme otro empacho de Bruce Springsteen ni de ningún otro músico en estos momentos (aquí podéis enteraros). Debe ser sin duda más interesante el contenido de los Dvds, con su documental correspondiente y uno de aquellos maratonianos conciertos de más de tres horas, que las 21 canciones o versiones inéditas reunidas en dos de los tres cds (uno de ellos es el gran disco). Porque salvo un par de temas valientes y musculosos y una acelerada e igualmente emotiva versión de Racing in the streets, las rarezas de este nuevo tesoro de lujo del Boss son canciones olvidables y ramplonas. Hay mucha nostalgia, mucho viaje a la adolescencia, a esas calles y chicas del pasado, soul urbano, baladas de clase trabajadora y alguna cursilada con aroma navideño. Muy del montón casi todo. Un capricho de los poderosos.

jueves, diciembre 02, 2010

GREATEST HITS 95: NO EXPECTATIONS (THE ROLLING STONES)

La mencioné hace cuatro años, cuando se me dio por juntar en un post unas cuantas canciones que me hacen sentir bien. Hoy alguien me dijo: “It’s better to have no expectations”. Y yo le respondí: “When I listen to this song again I will remember you”. Son los Rolling Stones y nunca está de más beber un poco de ellos. Tiene razón, a veces conviene no hacerse esperanzas.