miércoles, enero 29, 2014

SOUNDTRACK 143: MUJERES Y HOMBRES (Beautiful girls & Qué les pasa a los hombres)


Las películas son nuestro espejo, la recreación del comportamiento. Cuando no son los sueños más íntimos e intensos que albergamos lo que el cine nos cuenta, son los relatos al detalle de cuantas acciones nos definen. Las de los hombres y las de las mujeres. Pasa ahora, en el cine más pegado a nuestros días y en el de hace veinte años, en las películas clásicas y en los albores del cinematógrafo. El experimento consistió en recuperar dos films más bien recientes que en clave de comedia costumbrista con ligeras y fáciles meditaciones generacionales hablan de mujeres y de hombres y de la relación entre ambos y comprobar si las fórmulas laberínticas de su química son asunto universal ajeno al avance del tiempo.

Beautiful girls (1995) conserva el encanto hogareño de las gentes demasiado sencillas y de buen corazón. El film del malogrado Ted Demme es una parada en el camino para curar la resaca, un regreso a los orígenes para visualizar nuestra evolución, lo que queríamos ser y lo que somos, los ideales que amamos y las realidades a las que nos abrazamos. Aún me veo como Willie encerrado en una cabaña sobre el río helado, un Romeo disléxico. Sí, las chicas nos vuelven locos, sobre todo las bonitas. Yo a la mía le digo eso de ‘good night sweet girl’. Maravillosa película entonces, cuando metía la segunda marcha en mi tercera década… maravillosa película ahora.

Qué les pasa a los hombres (2009) es un amable fresco coral sobre los juegos caprichosos que persiguen la búsqueda ilusoria del amor y sobre la complejidad para dar con la pareja ideal. Así somos, unos metiéndonos en el cerebro de otras, unas jugando a ser otras personas, dándole vueltas y vueltas a la cabeza sin darnos cuenta de las evidencias que tenemos delante: que no podemos dejar escapar a quien más nos quiere. Amable e inofensiva película de Ken Kwapis, posee un encanto contemporáneo y sano, aunque no perdura. Mientras, seguimos encontrándonos en el cine.

sábado, enero 25, 2014

POR FAVOR MÁTAME


El rock and roll tiene su cupo generoso de retrasados mentales, tipos descerebrados y desbordados por sus excesos que protagonizaron vergonzosos y patéticos episodios de la cultura rock. Unos cuantos desfilan por las páginas de Por favor mátame, una crónica testimonial cuyo subtítulo en castellano, La historia oral del punk, describe cuanto narra. Recopilan y firman Legs McNeil y Gillian McCain; publica Libros Crudos. Músicos vivos o fallecidos, promotores, roadies, groupies, fotógrafos, escritores y personajes varios que fueron actores y testigos de la eclosión y el ocaso del punk rock entre finales de los 60 y comienzos de los 80 repasan en diferentes momentos, sin cortapisas y con extrema crudeza, lo que vivieron en aquella época (conciertos, orgías, chutes, peleas, muerte, éxitos y fracasos…), unos años irrepetibles pero también destructivos.

La lectura de las 500 páginas de este sensacional libro (regalado con cariño y degustado con pasión) traslada a uno a las cloacas de Nueva York, Detroit, Londres y Los Angeles. Las drogas, consumidas en cantidades gigantescas, elevaron a unos hacia efímeros tronos y llevaron a otros a la tumba. Egos desbocados, garitos mugrientos, fulanas calientes, músicos, artistas y seudoartistas de dudosa categoría… Basura.
¿Retrasados mentales? Sí: Johnny Thunders, Sid Vicious y Johnny Rotten, Iggy Pop, Dee Dee Ramone, Dead Boys. Otros actores de poco fiar en aquellas crónicas también salen mal parados en el recuerdo de quienes dejan su testimonio en el libro: Patti Smith, Lester Bangs, Lou Reed, Nico, Wayne Kramer, Richard Hell, Joey Ramone. Y la música… aún perduran algunos discos, algunas canciones, huellas de un tiempo en el que la trasgresión, el enfado, la furia, el arrebato punk, justificaban la rebelión. Cuando sonaba mejor que ahora.

martes, enero 21, 2014

VOLUME ONE 317: THE RIVER & THE THREAD (ROSANNE CASH)


Primera delicia de 2014. A la espera de más cosecha póstuma de Johnny Cash conservada bajo llave, nos conformamos con el nuevo material de su hija Rosanne, cuyos cuatro últimos discos, todos en la última década, son estupendos. Tiene unos días este The river & the thread (Blue Note, 2014), un modesto recorrido por paisajes americanos (y el río Mississippi) a lomos de once temas producidos por John Leventhal y cantados con brillante modestia y exquisita elegancia. En el viaje intervienen amistades como David Mansfield y Derek Trucks, además de un coro de maestros al que se apuntan Rodney Crowell y Kris Kristofferson. Temas sobresalientes, unos cuantos: A feather’s not a bird, Modern blue o 50,000 watts. Bonito de verdad.

Nota: 7,5/10

BONUS TRACK 126: THE STOOGES (THE STOOGES)


Pocos rockeros hay tan repugnantes y patéticos como el Iggy Pop de The Stooges. Conociendo las travesuras estúpidas que hacía en los primeros años setenta y que alimentaron su legendaria figura de músico salvaje, cuesta creer que saliera vivo de aquella espiral de excesiva autodestrucción. Claro que ahora ya no hay drogas duras diarias en su dieta sino zumos de frutas y costumbres sanas. El impacto de The Stooges se debió a la violencia escénica de su líder y la ferocidad de su música, fórmula más que inspiradora del punk. Su éxito de ventas fue discreto y a medida que crecía su fama gamberra, se apagaba la popularidad marginal del grupo, a todas luces sobrevalorado.

Su primer álbum, producido por un John Cale ya fuera de la Velvet en 1969, ofrece en cambio una dosis equilibrada de enfado rockero y excitación psicodélica. Piezas reconocibles como I wanna be your dog y No fun mantienen su garra intacta, aunque escuchado en conjunto The Stooges ahora parece más un artefacto singular e influyente para muchos hardrockeros posteriores que una obra realmente memorable.

sábado, enero 18, 2014

VOLUME ONE 316: GIVE THE PEOPLE WHAT THEY WANT (SHARON JONES AND THE DAP-KINGS)


Recién desempaquetado de Strand, en la 12 con Broadway, se estremece para mí Sharon Jones and The Dap-Kings. Parece que esta señora, ex funcionaria de prisiones, lleva toda la vida dándole a esto del soul y el funk callejeros, pero fue a mediados de los noventa cuando empezó a dejarse oír por circuitos nocturnos de Brooklyn. Un espécimen del retro que da gusto. Desde 2002 suma cinco álbumes, todos agradecidos, unos más vigorosos que otros. En su última entrega, Give the people what they want (Daptone, 2014), la mujer y su decena de escuderos se toman un descanso, guardan los rugidos de otros discos y el sonido sudoroso del asfalto. Tiene el álbum brisas más hogareñas y melodías más tiernas, sin perder nunca la solidez aplastante del imponente soul. En poco más de media hora… corto y se hace corto.

Nota: 7/10

viernes, enero 17, 2014

NYC & YOU & ME


Aunque nunca más vuelvas a hacerlo, hay cosas que tienes que sentir una vez en la vida. Tres momentos en la Gran Manzana…

Un café en el Reggio, Greenwich Village
Un paseo en Coney Island con el frío en los huesos
Central Park de abajo a arriba y de norte a sur

En la mejor de las compañías.

viernes, enero 10, 2014

VOLUME ONE 315: HIGH HOPES (BRUCE SPRINGSTEEN)



Llegados a este punto y en vista del rumbo reciente que ha tomado su obra, lo normal es que ya no nos levantemos del asiento para celebrar a lo grande un nuevo trabajo del Boss (verlo y sentirlo en vivo es otra historia, una experiencia siempre excitante y grandiosa). Con High hopes (Columbia, 2013) también nos vamos a quedar sentados. El disco no es tan flojo como temía, bastante inferior a Wrecking ball (2012), casi parejo a Magic (2007) y bastante superior a Working on a dream (2009). Al escucharlo te encuentras con una versión propia demencial, una regrabación plomiza e innecesaria, dos temas insignificantes, tres correctos, dos buenos y tres realmente excelentes, piezas marca Boss que reafirman la imposibilidad de perder la fe en Bruce Springsteen.

Leyendo reseñas sobre cómo se grabó este álbum que reúne nuevas mezclas de viejos temas, recupera canciones descartadas en otros tiempos y recoge un par de versiones, con el productor Ron Aniello en una parte del mundo jugueteando con los cortes, acompañándolos de efectos y programaciones y Bruce y sus músicos en otra, de gira, dando o no el visto bueno al material… (me) da un poco de pena constatar la facilidad con la que, a distancia y fríamente, se fabrica un producto musical. Y eso se nota en el disco, recargado de sonido, distorsionado de voces, cajón de sastre y de estilos (rock, folk, gospel), un artilugio caprichoso.

Sí, “un capricho del Boss”, rezan con acierto algunas crónicas. Al Jefe no le voy a perdonar que confíe en Tom Morello para adornar canciones, a veces con discreción, otras con irritación, como cuando destroza un gran tema como The ghost of Tom Joad, en este álbum insoportable. Por lo demás, High hopes está bien. Pero me quedo en el sitio.

Nota: 6,5/10

miércoles, enero 08, 2014

SOUNDTRACK 142: DEREK, LA GENIALIDAD DE RICKY GERVAIS



Derek contiene humor zafio y dolor desnudo, real, sin trampas… personajes de un patetismo que da nauseas y de una bondad tan grande que nada la puede agotar… escenas mortalmente duras y escenas tiernamente hermosas. Con la serie Derek (2012) ríes y lloras, pero te marchas jodido a la cama. Mezclar todo eso, esos contrastes tan auténticos que la vida nos depara en cada capítulo, de manera natural como ocurre en Derek, con la simpleza de sus argumentos y la acidez de su crítica, me parece un prodigio. Sí, Ricky Gervais es un GENIO, un GENIO ABSOLUTO.

Derek, el propio Gervais, es un retardado que trabaja en un modesto asilo de ancianos, que avanza a pasitos, encorvado y con el flequillo rozándole la vista. Sus amigos son un salido asqueroso que se pasa el día agarrado a una lata de cerveza y moviendo la pelvis, un chapuzas agobiado por todo con un peinado imposible y sobre todo Hannah, la entregada, paciente y angelical encargada del asilo. Derek ayuda a los ancianos a pasar felices sus últimos días, se cuestiona los dilemas más absurdos, mete la pata constantemente, se hunde cuando alguien se muere y tiene un corazón inmenso.

Derek enseña la grandeza de la vida cuando esta se apaga por el valor que tiene cuando está encendida. Muestra el valor del compañerismo y la pureza de la inocencia. The Office y Extras fueron delicias descacharrantes. Life’s too short fue un latigazo picante. Derek, embarazosa, brutal y encantadora, es la obra maestra de Ricky Gervais.

domingo, enero 05, 2014

SOUNDTRACK 141: A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS


Afuera hace frío, mucho frío, en las calles del Greenwich. Dentro, en el Gaslight Cafe, perdura el calor en el lecho de una canción, el silencio que la respeta y los ángulos de luz que quiebran la oscuridad y alumbran el humo de los cigarrillos. New York, primeros años sesenta.
A propósito de Llewyn Davis. Bien que me ha gustado, tenía muchas ganas. Esperaba algo inusual, también delicado y elegante, cualquier relato que no cayese en lugares comunes ni lo condujesen personajes convencionales. Es la odisea que en pocos días sigue un perdedor que también ve esfumarse su ilusión por tener algo que decir en la escena folk de aquellos días, un caradura, un imprudente, un don nadie en el fondo. El ambiente, ese escenario urbano gélido, aparece desmitificado. No esperéis momentos épicos ni finales felices, pero sí hay escenas hermosas y personajes que, aunque nada recomendables, se hacen entrañables.

El carisma que viste a los personajes surgidos de la invención de los hermanos Coen escapa de las virtudes y las acciones ejemplares, como se advertía en los desechos de El gran Lebowski, en las pobres almas de Fargo, en los caraduras y gamberros de O Brother o Quemar antes de leer. Y ese carisma lo tiene Llewyn Davis, un muy acertado Oscar Isaac. Ni se hace querer ni se le quiere dañar a palos, pero en sus canciones, troncos a los que se agarra para no hundirse aún más, se vuelve un ángel. A su alrededor desfilan fantasmas acabados y vive unas pocas aventuras absurdas. El universo Coen, el de los Coen que me gustan.

viernes, enero 03, 2014

FOLK SONGS


En vísperas de conocer a Llewyn Davis leo las líneas finales de una crítica y comparto una sensación: “…como una canción folk, de esas que nunca fueron nuevas pero nuncase harán viejas”. A veces caigo por esos terrenos, por las llanuras interminables que los trenes cruzan y el folk describe con una guitarra acústica y un lamento desafinado. Los emblemas del folk americano no fueron buenos cantantes pero de sus pulmones salía la voz más arraigada a la tierra y la expresión más auténtica, aunque algunos jugueteasen con el mito que crearon. La estela imborrable de la cultura popular aún revive cuando menos te lo esperas la denuncia chispeante de Pete Seeger, las heridas crujientes de Dave van Ronk, el quejido polvoriento de Woody Guthrie o el relato amable de Ramblin’ Jack Elliot.

Cierto, las folk songs no pertenecen a ningún tiempo, en todo caso a una época muy lejana que la imaginación nos acerca. A ellas han vuelto y siguen volviendo músicos de los más variados géneros con versiones o creaciones propias (Beck, Mavis Staples, Springsteen, Gillian Welch, Tom Jones, Robert Plant…) para no perder de vista sus orígenes. A ellas vuelvo en ratos de melancolía distante.