lunes, abril 27, 2015

¿DE VERDAD LE IMPORTA TODAVÍA A ALGUIEN POR QUÉ SE MATÓ KURT COBAIN?


A mí no, desde luego. Ni el músico ni la persona merecen mayor interés que el ya explotado en exceso. Otros suicidas de traumática existencia como Vic Chesnutt o Elliott Smith no gozan de semblanzas póstumas tan mediáticas como las de Kurt Cobain.
El rock tiene su morbo. A nuestra música y artistas favoritos los cubre una esfera de mística y atracción que alimenta cierta adicción por la carnaza y la frivolidad, por los misterios sin resolver y la truculencia que con tanta frecuencia se descarga en las praderas del rock and roll. Pero todo morbo tiene su caducidad.

Ahora, 20 años después de que Kurt Cobain se bajase de este mundo, drogado y deprimido, la familia del malogrado autoriza un documental con contenidos íntimos y personales que recrea el entorno en el que el niño se crió y el ambiente en el que el hombre se formó como músico convertido en figura e icono generacional de dudoso valor. No he visto el documental, Cobain: montage of heck. ¿Hay alguien que aún quiere saber qué paso en la vida de Kurt Cobain para que a los 27 años dejase un patético y lucrativo cadáver?
Me cuesta entender la perdurable relevancia que tiene Cobain en la música y la cultura contemporáneas. Su banda, Nirvana, sigue pareciéndome un ejemplo de ‘grupo apropiado en el momento adecuado’, el producto de una coyuntura y un furioso y desorientado estado de ánimo más que un nombre capital en la clase noble del rock. Nevermind está muy bien, sí, lo demás no.

Cualquier infancia de infortunios y adolescencia de incomunicación no tiene tanta enjundia como para tratar de comprender qué llevó al difunto, viciado por compañías desaconsejables y consumos descontrolados, a quitarse la vida. Yo no lo echo nada de menos. Ya me había olvidado de él.

domingo, abril 26, 2015

BONUS TRACK 145: THE FORGOTTEN ARM (AIMEE MANN)


El rock y el pop dan cobijo a miles de compositoras cuya obra se balancea entre ambientes aguerridos y esencias apacibles, entre el crujido y la caricia, terrenos donde tiene cabida aquella música a la que con tanta libertad se le cuelga el apellido ‘indie’. Muchas cantantes llaman sin hacer ruido y pronto se esfuman; otras alzan la voz y conservan su resonancia, las tenemos en gran medida presentes; y en otro grupo están las que aparecen y desaparecen, las que gustan pero podemos pasar largo tiempo sin acordarnos de ellas. Aquí podríamos incluir a Aimee Mann. Parece que sus discos pasan de puntillas, como si su frágil figura y el tono dejado de su voz no se atreviesen a sonar más alto o a calar hondo. La descubrimos con las canciones estupendas que sonaban en el film Magnolia (Wise up, Save me). Tiene un par de brillantes trabajos más, como Lost in space y este The forgotten arm (2005). Es su quinto álbum de estudio, en el que pasea por la historia de un boxeador adicto tras regresar de Vietnam. Hay brillantes gestos musicales que me pareció escuchar en el disco hace tiempo y que confirmo ahora al volver a él. Hermosas canciones como Going through the motions, Video o Little bombs lo corroboran, esta vez dejando eco.

jueves, abril 23, 2015

LIVE IN 173: RYAN ADAMS AT THE CARNEGIE HALL


¿Qué te puedes esperar a estas alturas de la película de Ryan Adams cuando aparece él solo, con sus ropas vaqueras remendadas y la fregona estropajosa que lleva por cabello, al escenario del ilustre y señorial Carnegie Hall de New York? En noviembre del año pasado ofreció dos recitales acústicos, una noche después de otra, sin más compañía que un par de guitarras, un piano y su armónica. Llenó la sala. Fueron dos conciertos íntimos en los que el autor interpretó con timidez pero emoción, rozando casi las cuerdas, resbalando sobre los acordes y despojando de todo adorno y cualquier filigrana canciones suyas de toda su carrera.

Estas veladas (en las que no estuve, por cierto) me llevan a pensar en el encanto mágico que poseen las actuaciones en vivo en escenarios imponentes como los teatros o los auditorios cerrados. El silencio, el respeto, el calor, la atención, la comunión entre el público y autor y su música… Eso se percibe en las dos noches de Ryan Adams en el Carnegie Hall. Debo decir que al escucharlas en disco estas actuaciones resultan aburridas. Sencillamente por el hecho de no estar allí. Las intervenciones habladas del músico, las constantes risas del público ante cualquier frase del protagonista y el hecho de que las canciones piden a gritos ser agitadas pese a estar bellamente interpretadas convierten este álbum en directo, presentado en un lujosa caja de vinilos, en otra frivolidad caprichosa de Ryan Adams.

martes, abril 21, 2015

BONUS TRACK 144: WICKED GRIN (JOHN HAMMOND)


El mejor disco de Tom Waits que no es de Tom Waits es Wicked grin (2001), de John Hammond. Cada cierto tiempo escuchamos algo que de algún modo nos devuelve a Mr. Waits, algo que reproduce su música nerviosa y retorcida, su universo inimitable. Aunque lejos de su modelo, ese homenaje siempre activa la figura de Tom Waits, lo que demuestra la enorme influencia que ha desprendido en las últimas tres décadas el músico californiano. Lo más fiel a esa atmósfera traviesa y a veces perversa es este álbum del fenomenal guitarrista neoyorquino. Juega con ventaja, todo hay que decirlo. Porque allá por aquel año las parejas de Waits y Hammond promovieron la alianza y sus maridos se metieron en el estudio. Produce Waits, que reúne a alguno de sus músicos como Larry Taylor o Stephen Hodges y contrata a Augie Meyers y Charlie Musselwhite. Tom y John cruzan guitarras y ambos sirven una docena de versiones impecables que reproducen maravillosamente el puro clima Waits.

miércoles, abril 15, 2015

VOLUME ONE 363: EDGE OF THE SUN (CALEXICO)


Hay virtudes, no sabría decir exactamente cuáles porque apenas se perciben o son condiciones innatas, que distinguen a los músicos sobresalientes entre los músicos notables. Calexico tiene esos dones. Primero lo comprobé en sus directos y luego lo ratifiqué en sus discos. Unas veces creo que la virtud es un arreglo, un magnífico estribillo o un juego de voces; otras creo que se trata del lirismo con que gime una guitarra o del clímax emotivo que alcanza una canción en su culminación. Edge of the sun (Anti-, 2015), el nuevo álbum de Burns y Convertino, posee esos rasgos. No en todo su metraje.

Con Calexico ya no juego a comparar. Podría decir que Algiers o Carried to dust, los dos discos anteriores, dejaban un mejor sabor de boca; pero podría decir también que Edge of the sun contiene temas superiores (Bullets & Rocks, Tapping on the line, Moon never rises o World undone). Lo peor lo aporta su corte inicial, impropio del grupo, blando y azucarado, y esa huella fronteriza esta vez cansina que desprende el tema Cumbia de donde y su atmósfera chicana. En los créditos hay demasiados quilates (Sam Beam, Carla Morrison, Gaby Moreno, Amparo Sánchez, Neko Case, Greg Leisz…), amigos de mano para una banda de garantía que siempre me acompaña y nunca defrauda.

Nota: 7,5/10

LIVE IN 172: SUPERNENAS


Los llamados supergrupos tienen una vida corta. La reunión de talentos musicales les junta para un disco, dos a lo sumo, y cada cual prosigue su rumbo en su propia banda o en solitario. A veces encadenan unos pocos álbumes y se reencuentran más adelante, como CSN&Y. Otras veces dejan constancia de su sintonía autoral en un maravilloso legado, como Traveling Wilburys. Los Faces tuvieron los discos suficientes como para ser un grupo en toda regla pese a que sus miembros procedían de otras bandas de entidad. Lo mismo se podría decir ahora de Foo Fighters. Otros son casos singulares, extravagantes alianzas o notas a pie de página: Them Crooked Vultures, A Perfect Circle, Monsters of Rock, o más recientemente Audioslave, Fistful of Mercy, Superheavy y The New Basement Tapes. Estos otros fueron realmente buenos: Cream, Blind Faith, The Highwayme, Temple of the Dog, Mad Season…

Pienso todo esto al percatarme de que apenas hay supergrupos de chicas. Si rasco seguro que encuentro, pero ahora solo me viene a la mente el trío que formaron Emmylou Harris, Dolly Parton y Linda Ronstadt, una sociedad en el terreno de la música country que grabó un par de discretos trabajos en los años 80 y 90. Pensando en ello, digo, me he puesto a jugar, a imaginar un par de supergrupos femeninos de hoy en día que no estarían nada mal.

Imaginaos un disco con Eilen Jewell, Norah Jones y Neko Case. O a Gillian Welch, Rhiannon Gidens y Allison Moorer. O a Feist, Florence + The Machine y PJ Harvey. O escoged a cuatro chicas de estas para un lujoso cuarteto… A ver si algún día se animan. Quizá les salga una obra brillante. O todo lo contrario.

viernes, abril 10, 2015

SOUNDTRACK 168: TRUE DETECTIVE ADVANCE


Prefiero no conocer detalles y que la nueva trama me absorba como lo hizo la primera en la temporada inicial de True detective, magistral ejercicio de negrura y obsesión sobre la vileza humana y sus complejos vericuetos. Con la premisa de repetir título pero variar personajes y contexto, la segunda entrega está casi lista. Ya no estarán McConaughey ni Harrelson, pero si Colin Farrell, Vince Vaughn, Rachel McAdams y Taylor Kitsch. Más vértices con claroscuros (un policía, un criminal, una detective y un veterano de guerra) anunciados ya en unas primeras imágenes con estética del mejor Michael Mann. A partir del 21 de junio.

BONUS TRACK 143: SWEETHEART OF THE RODEO (THE BYRDS)


Siguen siendo una debilidad. The Byrds eran completísimos: en ocho años y una docena de álbumes cultivaron y combinaron folk, pop eléctrico, psicodelia, rock y country. Con coherencia y sin sobresaltos a pesar de los cambios frecuentes en la formación: McGuinn, Hillman, Kelley y Gram Parsons estaban en este disco de 1968; los dos últimos no habían tocado antes en el grupo ni repetirían después. Se considera un álbum capital del country-rock, un hito angular en el que confluyen dos tradiciones, dos formas de concebir la música y la cultura que en el futuro, bien asociadas y entendidas, depararía otros trabajos memorables. Contiene nueve versiones y dos temas firmados por Parsons previos al surgimiento de los Flying Burritos Brothers. Sweetheart of the rodeo es más un interesante y melodioso eslabón histórico que un disco sensacional. Yo continúo rebajando su propagada trascendencia (me ocurre lo mismo con el Sgt. Pepper’s y, por cierto, Parsons y Burrito). Prefiero media docena, o más, de trabajo de los Byrds, antes y después de Sweetheart…, un legado que los convirtieron en una banda formidable, irrepetible.

domingo, abril 05, 2015

VOLUME ONE 362: OH DESIRE (JONATHAN JEREMIAH)


Me recuerda a Nick Drake y a aquel grupo, Cousteau, y un poco al John Martyn que conozco, que no es mucho. Con un poco de esto y de aquello, unos arreglos suaves, finuras orquestales y la voz algodonada, este flacucho londinense me tiene ganado. Jonathan Jeremiah tiene segundo álbum, continuación del delicado A solitary man de hace un par de años; Oh Desire (BMG, 2015) es tersura limpia y caballerosa. Es elegancia celestial. R&B acústico, soul folk… llamadlo como más os plazca. Ojo a Working on air, el diamante más precioso compuesto en lo que va de año.

Dudo ahora de que tenga demasiadas reseñas este disco, más dudo que se le recuerde al final del año para hacer balance; entonces casi nadie dejará de elogiar mediocridades como los trabajos de Father John Misty o Laura Marling (un par de ejemplos).

Nota: 9/10

sábado, abril 04, 2015

PASIÓN


Se subió a la bicicleta y una semana y 700 y pico kilómetros de peregrinaje después llegó al final del trayecto. Con la elástica de su equipo de fútbol como uniforme de aventura. Quiere que los chicos se mantengan en Primera al terminar la liga y la cosa se está complicando. Así que a ver si el Camino me ayuda, nos ayuda, se dijo, se propuso, y cumplió. Su esfuerzo y su fe no pidieron la curación de un familiar enfermo o la solución a una crítica situación personal, no, con ese deseo no hubiera salido en la primera página del periódico, sino que su equipo de fútbol, por si los chicos no son capaces ellos solos, salga del atolladero. Veremos.

Siguieron a su músico favorito de norte a sur y de este a oeste. Más de quince conciertos dio aquel verano en el país, un día tras otro o con uno de descanso entre dos actuaciones. En coche, moto, autocaravana o autobús; solos, con la familia o los amigos; se echaron a la carretera para seguirle, en primera fila o desde la última. Un concierto, y otro, y otro. Cantaron sus canciones, hablaron sobre él, sobre sus canciones, sobre sus discos. Él no tenía idea alguna de que un pequeño regimiento de fans le entregaba su pasión persiguiendo sus talones.

La pasión no entiende de razones, por eso se justifica unas veces en el absurdo y otras en la coherencia, en un sinsentido cerebral y exclusivo. A medida que nos alejamos del tiempo joven y la vida inquieta, la pasión, aunque reservada, aún late sin descanso.

miércoles, abril 01, 2015

VOLUME ONE 361: RE-WORKING THE CATALOGUE (VAN MORRISON)


(A este disco le acompaña una celebración. Fue el disco que escuché antes y el que escuché después. Da la bienvenida a Leo, al mundo y a mi vida. Va por él).
Música sin edad, canciones vivas, sonido inmaculado. Y una voz que desafía la lógica, antídoto contra el desgaste. La voz regia y rugiente de Van Morrison. Sí, yo soy de los adeptos que comulgan en su fe y se regodean en los versos dorados de su catálogo. Del suyo, extenso, racional y coherente, ha extraído dieciséis piezas (ni éxitos ni temas conocidos) para volverlos a trabajar en compañía de sendos músicos, de Mavis Staples a Natalie Cole, de Bobby Womack a Steve Winwood, de George Benson a Taj Mahal. Ninguno desentona en Re-working the catalogue (RCA, 1976), aunque alguno apaga su canción (Joss Stone, Clare Teal) mientras que otros las revitalizan (Mick Hucknall, Georgie Fame, Winwood).

Desconfío de los duetos, no me fío del compadreo musical cuando la alianza persigue el afán de presumir de amistades musicales; de hecho no me lancé de cabeza a esta reinterpretación que Van Morrison hace de un pedazo pequeño de su obra hasta que recibí el consejo de una opinión fiable. Nada tiene él de que presumir, cierto, y nada aporta a su rica producción un trabajo de duetos; al contrario, pueden lucir orgullo quienes comparten micrófono hoy, co-firmantes de este álbum delicioso. Infalible esencia clásica para venir a este mundo.

Nota: 8/10