sábado, agosto 30, 2008

VOLUME ONE 154: MED SUD I EYRUM VID SPILUM ENDALAUST (SIGUR RÓS)

El film Heima supuso para mí hace unos meses el primer contacto serio con Sigur Rós, una banda a la que siempre daba esquinazo en cuanto me tropezaba de casualidad con su música etérea y nada amoldable a las descripciones. El score y las canciones de aquella película me revelaron que el grupo islandés, habitualmente bendecido por los favores de la crítica, practica y regala, con la exigencia cómplice del público, una música que traspasa las fronteras físicas de la sensación y se introduce en las entrañas privadas de quien la escucha con atención.

Cada canción, cada disco, es tan distinto como sus oyentes, cierto, y Med Sud I Eyrum Vid Spilum Endalaust (XL, 2008), el quinto álbum de Sigur Rós, sólo se puede describir del modo en que se detalla y comparte una íntima experiencia personal. Los liberadores efectos, las tímidas voces islandesas y las ambientales capas sinfónicas que sonaban en Heima reaparecen en este nuevo disco, al que reaniman de su catarsis unos pocos cortes más accesibles con sutil parentesco incluso con Coldplay.

El tema que abre el disco, Gobbledigook (algo así como “galimatías”), ensalza el espíritu agreste del universo del grupo y se digiere, acompañado de estas puras y desnudas imágenes, como un pequeño himno de libertad.

miércoles, agosto 27, 2008

GREATEST HITS 53: GRADUATION DAY (CHRIS ISAAK)

No sé por qué repentina razón me ha apetecido recordar canciones de Chris Isaak y buscar vídeos suyos. ¿Será porque a la espera de que el año entregue el último cargamento de interesantes discos ninguna de las más recientes novedades (salvo contadas excepciones) ha logrado espabilarme… ni siquiera quedarme con el nombre del responsable una vez acabada su escucha? Es muy probable. O que últimamente ando algo distraído. El caso es que Isaak siempre me ha caído bien. A las razones musicales de mi simpatía debo añadir que una mañana, hace más de quince años, al bueno de Chris le entraron las ganas de tomar el sol y darse un baño en la playa de mi ciudad. Y eso mola.

Sus discos no llegan a entusiasmarme, ninguno me parece redondo, aunque encierren cada uno más de un par de joyas encantadoras. Es también su imagen limpia de crooner de carretera, un heredero guapo de Roy Orbison, y la sencillez pura de sus canciones lo que más me gusta de Chris Isaak. Varios de esos temas se colaron de refilón en las películas (Suspicion of love en Casada con todos) o se popularizaron gracias a ellas (Baby did a bad bad thing en Eyes wide shut o Wicked game en Corazón salvaje). Otra maravilla es este Graduation day, sintonía de nostalgia para los niños crecidos de Beautiful girls.

domingo, agosto 24, 2008

GREATEST HITS 52: DO YA THINK I’M SEXY (ROD STEWART)


Cuesta creer que se pueda ser sexy con esta facha. Se lo preguntaba Rod Stewart a cualquier hembra que se le pusiera delante en los albores de la fiebre disco y al muy truhán seguro que le respondían que sí, que era demasiado sexy aunque se vistiese como una nena, peinase una fregona dorada en la cabeza y diese esos giros tan afeminados cuando cantaba. Seguro que entre las sábanas le respondían lo mismo minutos después. Así forjó su historial sexual de conquistas.

A mí esta canción me encanta. Quizá porque siempre encuentro un cuerpo humeante moviéndose muy sexy cada vez que me recibe en cualquier parte. Rod ya había dejado atrás sus mejores discos, los cinco que grabó con Mercury y los dos primeros con Warner. En Blondes have more fun (1978) la música disco contagió al escocés, en cierto modo le obligó a ambicionar más público y empapó casi por completo un trabajo que ahora parece remoto y olvidable. Salvo este fantástico ¿Crees que soy sexy?

NATURAL

¿De qué vale que Sasha Rubia, Giorgi Red y Dame Dode te digan que es difícil encontrar por ahí a alguien tan natural? A ninguna de ellas las vas a encontrar entonces tan natural como ellas creen que tú eres. Quedamos pocos, creo… aquellos a los que no nos vale cualquier trapo para limpiarnos, cualquier guarida donde vaciar. No se trata de jugar y olvidar. No es sólo eso, es más, lo creas o no.

El abuso cansa. ¿Con qué me quedo? Con la música del desierto. Con el estudio en Nueva Orleans. Con los días que no viví. Con un trago entre sesiones. Contigo.

jueves, agosto 21, 2008

LIVE IN 59: EXTRAS

Cambio de aires y me dejo convencer por Yojimbo para prestarle tiempo de ocio a una serie de televisión. Con tantos vicios sanos que cuidar cuesta encontrar tiempo que compaginarlos o dedicárselo a otras actividades evasivas. Por eso he sido reacio durante bastante tiempo a seguir series TV, por rechazo a que me quitasen horas que invertir en libros, discos y películas. Pero esta vez sí, esta vez necesito un cambio y hago caso a mi amigo, pruebo con su recomendación: Extras.

Los premios lustran el historial de Extras, una serie cómica de la BBC y HBO, de sólo doce episodios reunidos en dos temporadas, galardonada con Baftas, Emmys y Globos de Oro. Sus creadores, los humoristas británicos Ricky Gervais y Stephen Mercant, son los protagonistas, además de la actriz escocesa Ashley Jensen. Gervais y Jensen interpretan a extras de cine y televisión anclados en su rol artístico y en sus vidas anodinas, ansiosos por ser algo más que figurantes y tener frases en una película o en una serie; Merchant en el desesperante agente de Gervais, un zoquete que en nada ayuda al protagonista a progresar en su profesión. En cada episodio, de casi media hora de duración, interviene una estrella invitada, que se trata de una celebridad del cine, la televisión o la canción, como Orlando Bloom, Kate Winslet, Ben Stiller, David Bowie o incluso Robert De Niro, quienes no tienen pudor alguno a la hora de interpretarse a sí mismos y ridiculizarse con la distorsión a la que someten su imagen.

Aunque Extras es una comedia, está salpicada por situaciones embarazosas en las que la farsa, la ironía o la exageración se hacen terriblemente incómodas. Esa es quizá una de las claves principales de tantas buenas comedias, la de saber reírse de lo que no tiene gracia, de lo que a uno nunca le gustaría que le ocurriese. A ello ayuda un preciso retrato de personajes, nada ejemplar ninguno cuando detrás de su aparente torpeza o bondad esconden egoísmo o ambición. Por supuesto, hacer reír es muy complicado y para ello hay que ser muy buen actor, como en este caso es el comediante Ricky Gervais (¡qué descubrimiento!), creador también de la exitosa The Office; Gervais, como Jensen, confieren matices patéticos a personajes bondadosos o patosos, y lo hacen con una nada disimulada naturalidad que resalta el efecto cómico de sus palabras y sus acciones; Merchant, por su lado, retuerce el retrato desalmado del circense agente artístico y sus rasgos desproporcionados lo convierten en un ‘freak’ adorable.

Aquí tenéis más información y valoraciones sobre EXTRAS a modo de recomendación. La mía en este caso.

lunes, agosto 18, 2008

VOLUME ONE 153: TOOL BOX (CALEXICO)

Esto es un aperitivo con sabor a primer plato. A manjar, en realidad. Abre boca como anticipo del nuevo álbum de Calexico, oficialmente en las tiendas el día 9 de septiembre con el título de Carried to dust. Tool Box, grabado en 2007 a continuación del disco Garden ruin (2006), sirve de puente entre el trabajo con el que el formidable grupo de Tucson se alejaron unos metros de su producción anterior y su nueva oferta musical, que al parecer retoma sus inconfundibles sonoridades fronterizas norteamericanas tan bien descritas en los primeros álbumes.

Carried to dust promete una nueva dosis de polvo y calor a cargo de Burns, Convertino y sus chicos en pleno desierto. Pero es que Tool box (no me importa que se considere una rareza o un trabajo aparte en el conjunto de su obra) anticipa esa atmósfera esperada con la sutil maestría que siempre ha bendecido a Calexico a través de una docena de piezas instrumentales donde diáfanas cuerdas, teclados dolientes, cálidos vibráfonos y acordeones y huecas percusiones componen un mural emocionante hasta el estremecimiento. Geniales.

Nota: 9/10

domingo, agosto 17, 2008

“DÉMONOS UN TIEMPO…”

(O “Abramos un paréntesis…”) …un tiempo, ¿para qué? No tiene buena pinta la frase, ¿verdad? Seguro que con sólo oírla nos asalta antes la desconfianza y el miedo que la esperanza y la reflexión. Supongo que todo precisa tiempo, un tiempo para recuperar la sintonía o arreglar los desajustes, un tiempo para despejar la vista y recuperar el sentido común… o para echarlo todo a perder, quién sabe.

Lo vamos a dejar por una temporada, a separar nuestros caminos hasta saber si algún día podemos cerrar el paréntesis y retomar nuestro romance. Son muchos años así, empeñados en vernos al menos una vez al día en un espacio de nuestras agendas. Ha habido de todo, unas veces terminábamos en los cielos, otras, a golpes por los suelos; hemos pasado del júbilo a la indiferencia, del éxtasis a la insignificancia. Pero no hemos podido separarnos ni un momento, raro era el día en que no te mencionaba o recordaba con alguna de tus muecas, triste, alegre, asustada, apagada, despierta, relajada…

Ahora pienso que sí, que hace falta un tiempo. Te veía y no sentía nada. Si me lo permites (seguro que sí), durante una temporada voy a salir con tu hermana pequeña.

jueves, agosto 14, 2008

VOLUME ONE 152: THE HARD WAY (JAMES HUNTER)

En el fondo, aunque caminemos hacia adelante de algún modo no dejamos de mirar hacia atrás, de buscar ciertas inspiraciones en hechos de otros tiempos. En la música no cesa esta tendencia, en ocasiones con rachas fuertes y otras veces más tenues. En lo que va de año algunas novedades discográficas han bebido de fuentes pasadas, como (artistas aludidos en entradas anteriores) demuestran los últimos discos de Vetiver, en el folk americano de los años sesenta y setenta, o Sharon Jones & The Dap-Kings en el soul callejero de la primera de estas décadas. Otro ejemplo es James Hunter, un autor secundario con hechuras de actor principal, una rara avis en los tiempos que corren, un británico blanco con delicada voz de negro que reinterpreta con cariñosa naturalidad soul y rock and roll que hace cuarenta y cincuenta años entusiasmaban a las audiencias.

Yo lo he conocido a través de su último álbum, el cuarto suyo en doce años, The hard way (Hear Music, 2008), con el que de un modo magistral rinde admiración y revive la figura de Sam Cooke, principalmente. Su forma de cantar es casi idéntica, aunque sin el grado de genialidad innata y énfasis emocional que sí tenía la voz de Cooke. Otras veces parece brotar de alguna de sus canciones el fantasma de Otis Redding o sentirse la fiebre de un Little Richard más moderado. Hunter es sencillo y sincero, además de un excelente guitarrista que con su vocación retro le da una bofetada a la música del futuro (sea cual sea).

Nota: 8/10

miércoles, agosto 13, 2008

BONUS TRACK 56: OH, MY GIRL (JESSE SYKES & THE SWEET HEREAFTER)

Hace unos años cayó en mis manos este disco, el de alguien que ahora podría estar diseñando camisetas con mensajes llamativos o manteniendo como puede una modesta empresa de publicidad con clientela más o menos estable; algo así, por ejemplo, alguna creatividad parecida como empleo al que añadir las no muy cuantiosas ganancias que produce el arte de la creación e interpretación musical. Son tantos y tantos los músicos que un día se nos aparecen, pronto se ocultan y más tarde vuelven a asomarse con sigilo inofensivo, que es difícil guardar la cuenta. Aquí, allá, en todas partes. Un día escuché este álbum de Jesse Sykes y su banda, The Sweet Hereafter, una formación asentada en Seattle cuyo segundo trabajo, Oh, my girl (Barsuk, 2004), me fascinó durante una temporada.

El primer (Reckless burning, 2002) y el tercer disco (Like, Love, Lust & the open halls of the soul, 2007) de esta chica y su grupo tienen un clima similar, un aire cansino pero pasional, de sentimiento profundo y eco duradero, pero es Oh, my girl el que perdura, el que vuelto a escuchar unos años después sitúa a uno durante una hora junto al crepitar de los troncos de una chimenea en plena madrugada, si es entre las paredes de un escondido bungalow, mejor. Jesse Sykes es una moza lozana a la que traiciona su voz arenosa y prudente, como la de una Marianne Faithful sólo unos pocos años más joven de lo mayor que es. Sólo lo extendidos que se hacen algunos temas impide disfrutar el disco plenamente como un excepcional trabajo total, pero dejarse mecer por temas como Troubled soul, The dreaming dead o Tell the boys compensan cualquier inconveniente y convierten Oh, my girl en una obra calurosamente relajante.

domingo, agosto 10, 2008

SWEET THING

Todo tiene un punto final que es un punto y seguido.


Es cuestión de volver a empezar.

Se acaban las vacaciones,

el agua de una cascada,

el sol de una mañana

y la sed.

De algún modo todo volverá.

My my my my my my my hasta la eternidad.

Sólo el Hombre lo sabe cantar

así… hasta la eternidad.

Van.


Para C. V. M. y L. R. M.

sábado, agosto 09, 2008

BONUS TRACK 55: WAR (U2)


Tengo que contradecir a Jim Garry en su comentario al post correspondiente al álbum Boy, pues después de haber escuchado por enésima vez War (ahora reeditado y remasterizado) llego a la conclusión de que hay cierta música inmune a la caducidad. Así como una buena parte del primer disco de U2 sí me parecía desfasada y a sólo una pequeña porción del segundo, October, podría aplicársele el mismo adjetivo, con War no es posible repetir la impresión. La trilogía inicial (llamémosla así sólo porque abarca los tres primeros discos del grupo) culmina en War (Island, 1983), un trabajo colosal.

U2 robustece su música y en cierto modo su imagen. La denuncia y la política empiezan a vestir las letras. En el aspecto técnico los irlandeses se sueltan en sus funciones, con Larry más calculador e igualmente contundente, Adam más presente y preciso, y Edge sublime al llenar de músculo sus fibrosas guitarras; Bono alcanza en su voz la personalidad que tanto marcó los discos siguientes y eleva al éxtasis de la emoción temazos como Drowning man o Sunday Bloody Sunday, al que siempre se le perdonará el abuso que del tema hacen quienes pinchan en los locales. Además, la banda apoya su madurez en el adecuado uso de la instrumentación, con la intromisión fascinante de violines eléctricos (Sunday… ), variadas percusiones (The refugee) y trompetas (Red light), sin olvidar el atmosférico empleo de coros masculinos o femeninos (Seconds, Surrender). La cara A de War es simplemente perfecta, con esos tres primeros temas que uno aún recita de carrerilla mientras la música vuelve a sonar tantos años después, por no hablar del conmovedor cierre del disco con 40.

Son las personas las que cambian, la música resiste el azote del viento. Pero a veces las personas les ponemos un pequeño freno a nuestro cambio para retroceder varias estaciones y convertirnos por un momento en aquellos que éramos cuando la música llegaba por primera vez a nuestros oídos.

BONUS TRACK 54: OCTOBER (U2)


U2 se quitaron de encima la inocente estampa con la que a comienzos de los ochenta asaltaron la escena rockera con su álbum Boy sólo un año después al publicar October (Island, 1981). Desde luego que la banda no se hizo rica con su primer disco, tampoco con el segundo, aunque con este trabajo despejó la incógnita que crea siempre un álbum de debut al dar un paso seguro hacia delante y pulir las deficiencias de la primera experiencia discográfica. Boy flirtea; October va directo al grano.

¡Qué arranque, para empezar!: Gloria gloriosa; I threw a brick through a window demoledora; Rejoice regocijante… Tomorrow inaugura la cara B con el lamento agónico de Bono por su madre perdida y Edge se luce sutilmente al añadir teclas a partir de October y llenar de bruma Stranger in a strange land y Scarlet. Larry juguetea con los platillos en delicias redescubiertas como With a shout e Is that all? y pierde la tosquedad del año anterior antes de pulir por completo su técnica. Una vez más la tecnología, milagro o castigo según el caso y la tolerancia de cada uno, se encarga de quitarle años de encima a una música casi totalmente rejuvenecida, que al que escribe le encantaría volver a escuchar en vivo si estos tipos que caminan hacia los cincuenta se animan a incluirla en su próxima gira.

Los chicos ya no prometían, le habían cogido el gusto al asunto. Y aún seguían siendo inocentes.

jueves, agosto 07, 2008

BONUS TRACK 53: UNHALFBRICKING (FAIRPORT CONVENTION)

El rock británico de los años sesenta y comienzos de los setenta atrajo hacia sí diversas líneas musicales que contribuyeron a cimentar corrientes vinculadas al folk, al progresivo, al blues, al sinfónico o el heavy metal, originando interesantes bandas (no todas fáciles de escuchar) como Soft machine, Fleetwood Mac, Nazareth o Black Sabbath. El folk rock de las islas bebió de sus raíces tradicionales y también sorbió, aunque sin el gen natural que reposa en la propia tierra, la inspiración del folk norteamericano. Fairport Convention, un grupo al que siempre he tenido pereza conocer y del que no puedo profundizar porque mis escuchas no van más allá de cuatro entre su extensa discografía, cultivaron ese folk rock inglés con variadas vertientes en un magnífico disco de 1969, Unhalfbricking, presentado con la curiosa fotografía de un avanzado matrimonio en la puerta de su vivienda con el grupo de música, en un segundo plano, descansando en el jardín.

Este álbum, el tercero de su carrera, se allega al universo folk americano a través de tres versiones de Bob Dylan acompañadas de instrumentación más próxima a la música celta, en las que la voz de la malograda Sandy Denny (brillante discografía la suya) imprime una extraña exaltación. En otros temas, la cantante esconce su alegría y parece más melancólica (Who knows where the time goes?) o intrigante (Autopsy). Un extraordinario corte de once minutos, A sailor’s life, bañado por potentes bajos y una espesa nube psicodélica, corona este gran disco.

martes, agosto 05, 2008

VOLUME ONE 151: THING OF THE PAST (VETIVER)

Otra imagen, como la presentada en el post anterior aunque con otro contexto, que incita a entrar, la de esta chica que sostiene cuidadosamente un vinilo antes de hacerlo rodar en el plato, arrodillada junto a una estantería de discos y algunas fundas esparcidas sobre la alfombra. Thing of the past (Fat Cat, 2008); reza el título escogido por el grupo Vetiver para su tercer disco, en este caso compuesto por versiones de viejas canciones de artistas en su mayor parte olvidados o muy poco conocidos. Después de Townes Van Zandt, Loudon Wainwright III e Iain Matthews, a mí se me escapan los demás autores originales, aunque escuchado el honroso trabajo hecho por los nuevos intérpretes me animo ahora a conocer un poco más a Derroll Adams, Michael Hurley o Norman Greenbaum.

A Vetiver le estamparon desde la prensa la etiqueta ‘freak folk’, que parece definir a ese tipo de música estrafalaria con explosión de arreglos rimbombantes o inusuales sobre esquemas acústicos o que, en otra vertiente, opta por el folk más desnudo y espiritual. Además, Vetiver, a través de su voz principal, Andy Cabic, tiene estrecha amistad con Joanna Newsom y Devendra Banhart, especies del mismo movimiento que tienden a despertar opiniones contrapuestas. Después de un apagado disco de debut (Vetiver) y de una más despierta continuación (Too find me gone), Vetiver encuentra ahora, aunque con el recurso de las versiones, quizá el punto perfecto para empezar a saborear su caldo.

Porque Thing of the past es un trabajo sencillamente hermoso, un disco nada rizado ni complicado que no precisa el apellido ‘freak’ cuando consigue hacernos imaginar a Wilco metido en la faena de revivir el espíritu remoto de Faces, Buffalo Springfield, Gene Clark o Crosby, Stills, Nash & Young.

Nota: 9/10

domingo, agosto 03, 2008

VOLUME ONE 150: DIRTMUSIC (DIRTMUSIC)

Semejante portada merece un mínimo de atención. ¿Los exteriores desolados de un pueblo muerto perdido en el desierto? ¿La soledad en medio de la nada? Quizá la música escondida prometa una banda sonora acorde con la imagen. Bajo el nombre que titula la foto, Dirtmusic, aparecen los de tres varones reunidos que forman esta banda. Chris Eckman, una de las mitades creativas de los estupendos Walkabouts; Hugo Race, un ex Bad Seed de Nick Cave y cabecilla del grupo True Spirit; y Chris Brokaw, del que desconozco su trabajo en las formaciones Come y Codeine y músico a la sombra de tipos como Steve Wynn, forman Dirtmusic. Su disco homónimo, grabado a finales de 2007 en la República Checa y editado por el sello Glitterhouse Records (hogar de Walkabouts), suena como el vuelo perezoso de un moscardón y sobrevuela paisajes de folk rock generalmente apaciguados por el entramado de guitarras acústicas, ligeros pero atmosféricos teclados y escasa percusión. Se descartan comparaciones con Calexico.

Escuchar este disco de corrido no es fácil, varios temas son demasiado largos. Resulta algo agotador, aunque deja el pálpito de que conviene pinchar sus canciones por separado o dedicarle la atención a tramos. De este modo se disfrutan de forma más directa las composiciones de Chris Eckman, vencedor del duelo a seis puños con clara superioridad sobre unos más blandos e irregulares Race y Brokaw.

Nota: 7/10

viernes, agosto 01, 2008

GREATEST HITS 51: STAND BY ME (JOHN LENNON)

Hay canciones de las que nace una llama que nunca se apaga. Creo que una de ellas es Stand by me, sobre la que no importa el tiempo que pase para que siga desprendiendo un poder de melancolía sublime. En Stand by me, la celebre película de Rob Reiner, la canción se apoderaba de la bonita historia de Stephen King gracias a la inmortalizada versión cantaba por Ben E. King, uno de sus compositores. He vuelto a escuchar esta maravillosa pieza en la voz dulce y cristalina de Aaron Neville en un disco suyo de 2006. Al intentar encontrar el tema en imágenes me he tropezado con esta otra versión de Stand by me que había olvidado, y que un festivo John Lennon incluyó en su disco de 1975 Rock ‘N’ Roll. Cuenta conmigo.