jueves, abril 30, 2009

VOLUME ONE 187: WHITE LIES FOR DARK TIMES (BEN HARPER)




Ben Harper, un gigante. No lo dudé en cuanto concluyó su magnífico concierto en Bilbao hace tres años. Aún estaba sofocado yo por la descarga emocional de su interpretación y el prodigioso despliegue instrumental de sus escuderos, los Innocent Criminals, cuando comparti entusiasmado mi dicha por inclinarme ante un maestro. Entonces tenía el autor un sublime disco que presentar, Both sides of the gun. Hoy llega con otro bajo el brazo, el no menos fabuloso White lies for dark times (Virgin, 2009).

Algo cambia, sólo algo, que ya no está detrás su quinteto habitual. Ahora Harper, en su undécimo trabajo desde 1994, se rodea de un trío de amigos, Relentless7, bajo, percusión y guitarra con los que agrede un poco más las cuerdas y espacia más sus pasajes más dulcificantes. Pero los sigue habiendo, y hermosos que son (Skin thin, Fly one time), paradores de descanso a lo largo de una travesía intensa que aceleran otros temazos más vigorosos como Keep it together, Why must you always dress in black o el single Shimmer & shime.

Ben Harper puede con todo, nunca lo he dudado. Su destreza con las guitarras, su pasmosa facilidad para cabalgar sobre los géneros y su don sagrado para golpear o acariciar con su voz en una misma composición lo siguen acomodando en la cima de los grandes.

Nota: 8/10

lunes, abril 27, 2009

SOUNDTRACK 81: EDDIE FELSON (II)

Veinticinco años lejos te meten en otra vida, Eddie. Es lo que intentas, guardarte el pellejo lejos de las mesas y junto a cualquier buena mujer con la que pasar unas vacaciones en las Bahamas. Pero como suene un taco así de fuerte y estalle las bolas en todas direcciones, ay, cuidado, el pasado llama a tu puerta.

Nunca tuviste un hijo y en él te ves recordado, un mocoso alocado que no sabe escuchar más allá de sus impulsos. Te va a desesperar, te va a nublar, te va a hacer confundir los aromas del dinero. Nunca estará a tu altura, eso seguro, deja que corra por la jungla hasta que, como tú hace tiempo, sea devorado. No tendrás más de que preocuparte. Porque has vuelto.

Paul. El más grande. El más guapo. Cómo miras a lo lejos, cómo te ocultas la cara con las manos y la mirada con los cristales ahumados, cómo le pasas las caricias a la chica por su cadera apretada, cómo lamentas un golpe fallado, cómo te enfadas, cómo caminas… Como nadie en este mundo ni en el de las pantallas. El color del dinero (Martin Scorsese, 1986), una gran película.

VAMPIROS

Los vampiros no me dan miedo, me dan compasión, desesperados como están por morder y alimentarse, encadenados a una condena de siglos que los convierte en vagabundos de la noche sin más compañía que su propia obsesión. No me dan miedo porque me gusta sentirme vampiro, víctima y verdugo.

Vulnerables somos al mostrar el cuello a los colmillos. Se clavan, penetran y absorben, la piel se moja de éxtasis, la lengua mezcla su saliva con sudor y toda la espina dorsal se contrae eléctrica en plena naturaleza de placer. Si pudiera arrancaría con los dientes un pedazo del cuello, perdería el mío para que se lo llevase colgando de los labios.

viernes, abril 24, 2009

VOLUME ONE 186: A STRANGER HERE (RAMBLIN’ JACK ELLIOTT)

(Podría haber sido cualquier otra música, pero coincidió la de este disco, perfecta para dejar fluir las sensaciones y mezclar las melodías del pasado con los jugos del presente, tumbado en el sofá a oscuras con la mirada en el techo, y sólo unos pocos y perfectos pensamientos)

A Ramblin’ Jack no se le puede olvidar, aunque sea un tipo de otro tiempo, de ningún tiempo. Sobrevive en la humildad, agachado bajo su sombrero de cowboy y detrás de su guitarra, discreto y callado, alegre cuando sonríe, vivo cuando relata el blues de un camino, las tormentas de una era o las lágrimas de la tierra. Le ha cogido el gusto a volver al estudio y tres años después de su hermoso I stand alone se ha dejado aconsejar por Joe Henry y su bendita mano para rescatar del olvido viejos blues de la época de la depresión norteamericana e hincharlos con un nuevo cuerpo.

Esto es lo que guarda A stranger here (Anti, 2009), repertorio de baúl limado de astillas pero vestido con viejos trapos, añejo y encantador, un conjuro contra la depresión que producen los experimentos de nuestro tiempo. El trovador arrastra su voz cansada sobre piezas perennes, canciones de orfebrería detalladas con lujosa amabilidad por las artes de Greg Leisz, Jay Bellerose, Van Dyke Parks o David Hidalgo. Larga vida a Ramblin’ Jack. También.

Nota: 8/10

martes, abril 21, 2009

SOUNDTRACK 80: EDDIE FELSON (I)

Merece una canción, una balada triste sin aire para la esperanza, versos que describan la sensación de abandono y soledad que le asalta cuando a su espalda se cierra la sala de billar y el sol de la mañana entra como el ácido en sus ojos cansados. Así un día y otro, a la espera de que algún chanchullo traiga más pasta con la que jugar, más comida que apostar, como si la supervivencia tuviera que liberarse de las ataduras sobre las vías del ferrocarril.

Eddie Felson, Relámpago. Cosido al tapete de la mesa, un taco como tercer brazo, las bolas como éxtasis y el orgasmo en las troneras. Arrogante, engreído, soberbio, provocador, perdedor... El mejor de todos. Lo sabe, pero lo que no sabe es cómo comportarse siendo el mejor. Has nacido para perder, en esta vida no hay lugar para ti. Resiste sin arrojarte del tren.

Nadie actúa ahora como él. Nadie se ríe igual ni arquea la espalda así sin estar cansado. Nadie amenaza con la palma abierta y la voz como un tornado. Nadie abraza así a una inválida por compasión, ni la desprecia con esa furia que no se atreve a ser salvaje. Nadie mira, habla, sonríe o llora como Paul Newman, Eddie Felson en El buscavidas (Robert Rossen, 1961), una obra maestra.

viernes, abril 17, 2009

VOLUME ONE 185: ELVIS PERKINS IN DEARLAND (ELVIS PERKINS)

Me tropecé con él el año pasado, con este joven apuesto de raíces cinematográficas que encendió en mí la siempre grata llama de querer tener a alguien controlado a distancia. Esperé a que volviese a la escena y no ha tardado. Elvis Perkins ha dado el salto hacia su segundo álbum, un salto también a un tono más desenfadado que el que cubría las suaves canciones de su obra anterior, Ash Wednesday. Entonces intuí a un autor con algo más que decir entre el grupo cada vez más inabarcable de compositores americanos abrazados a un guitarra y a tristes recuerdos que compartir en forma de versos y estribillos. Ash... estaba muy bien, pero Elvis Perkins in Dearland (XL, 2009) está mejor.

El hijo de
Anthony Perkins me recuerda ahora a uno de esos colegas de Peter Fonda en Easy rider, con el pelo más suelto y los paisajes nevados como vistas desde el refugio de inspiración creativa. La música que contiene este segundo disco gana en variedad instrumental y grosor vocal y se contagia de ese espíritu de reclusión entre amigos, de una atmósfera invernal que combate con calor el frío exterior. Y se siente como si se palpase en temas como Hey, I’ll be arriving, 123 goodbye o este maravilloso Shampoo con el que se abre el magnífico trabajo.
Nota:
8/10

miércoles, abril 15, 2009

SOUNDTRACK 79: ROMA (I)

No figuraba entre mis principales intereses, pero una irresistible recomendación me animó a ver Roma, su primera temporada al menos. La HBO pone el sello y la pasta para reconstruir la Roma que deja de ser República y se transforma en Imperio en su producción más cara, la más costosa de la televisión con los exteriores romanos y los estudios de Cinecittá como gigantesco escenario.

Roma es progresivamente seductora. Su maquinación política, sus intrigas sentimentales, su brutalidad, su puntual ternura, aparecen retratados con lujosos recursos formales y un dechado de vigor interpretativo. Esa entrañable relación que une a los soldados de la decimotercera legión Tito Pullo (un salvaje pero humano Ray Stevenson) y Lucio Voreno (un atormentado Kevin McKidd) hila después las tramas circundantes a ritmo de obra coral en la que no hay lugar para el descanso ni el aburrimiento y las escenas se enlazan con la duración justa como para no despegar al espectador de la pantalla ni para tirar de la cisterna.

A medida que avanza la serie cada personaje va cobrando una credibilidad más intensa, desde el maquiavélico Julio César (Ciaran Hinds) hasta la pérfida Atia (Polly Walker), sin olvidar a los vacilantes Pompeyo, Marco Antonio, Bruto, Servilia, Octavio y ese inquietante germen de villano que es Octavio. El honor y las pruebas a las que debe someterse el amor son otros aspectos temáticos que enriquecen la calidad de Roma.

Más sobre Roma.

martes, abril 14, 2009

VOLUME ONE 184: HUNGRY BIRD (CLEM SNIDE)

La mejor canción del año forma parte de Hungry bird (429, 2009), el sexto álbum de Clem Snide. Born a man, el corte número dos, se recrea transparente en un juego de pianos sencillos con guitarras tenues y puras acompañadas por el tono siempre tristón de la voz despejada de Eef Barzelay. Son casi seis minutos gloriosos de emoción y contención que acaban poniendo tiesos los pelos de los brazos y de la nuca. Pero no sólo este tema merece elogios desmedidos. Hungy bird está tocado por una gracia casi celestial que lo convierte en un disco medicinal. Ahí están también Burn he Light, Pray o las nerviosas Me no y Out time will come para redondear una pieza magistral que navega reposada en las aguas del indie rock (o lo que sea) más pulcro y purificador.

Respecto a Clem Snide, cabe añadir que se encuentran ahora a medio camino de la retirada y la reunión, quizá más próximos a esta opción, por fortuna. El material de Hungry bird fue compuesto hace tres años, uno después del que guardaron en End of love, otro fenomenal trabajo. Barzelay ya ha compuesto y grabado solo después y en la actualidad el grupo ha vuelto a la carretera para presentar sus canciones más novedosas, exquisitos bocados.

Nota: 9/10

sábado, abril 11, 2009

LIVE IN 71: TEN EN LA CARRETERA

Un breve viaje de ida y vuelta como excusa. Dufresne de copiloto. Y Ten de cabo a rabo, el nuevo Ten limpio y barnizado, más rocoso, corpulento y contemporáneo. Una obra cumbre, redonda y maestra compuesta de himnos prodigiosos. Dejarse tragar por Alive, Why go, Black, Jeremy, Garden o Porch nos lleva a momentos perdidos, inventa escenas inéditas y confunde las fechas con los sueños, los recuerdos con las personas. Por los siglos de los siglos… Ten.

martes, abril 07, 2009

VOLUME ONE 183: FORK IN THE ROAD (NEIL YOUNG)

Me lo temía. A Neil Young le ha salido un disco feo. Pero feo de verdad. No es el primero. ¿Malo?, ¿por qué no? Tampoco es el primero. Es feo como su portada, con el desenfoque de su autor cual hombre del saco en la entrada de casa. Fork in the road (Reprise, 2009) demuestra, como a mi parecer lo hacían Living with war o Chrome dreams II, que la inspiración musical de Neil Young se va apagando, que se estanca en un punto en el que cuando enchufa su guitarra el peso y el placer de las grandes obras del pasado (Rust never sleeps, Ragged Glory, Mirror ball) se añoran mucho más. Ahora tengo la sensación, al menos con este trabajo, de que Young, en su eterna independencia, se ha convertido en un funcionario con los intrumentos. Las intenciones no están a la altura. Este es un disco conceptual sobre un personaje que conduce un viejo coche trucado para funcionar con energía eléctrica y que evoca el placer de la conducción a través de las carreteras americanas. Una sensación que no consigue transmitir.

Fork in the road es sucio, garagero, pesado y fatigoso, aunque esta vez el músico se haya contenido con sólo un tema de más de cinco minutos y menos de seis. No hay maratones, pero el macizo rasgueo de esa guitarra maltratada carga los oídos de kilómetros de cansancio. La voz del viejo Neil, solapada por la cruda producción, ya no tiene ni fuerza y se deja acompañar demasiado por un coro que necesita darle cuerpo al débil aspecto vocal. Salvo Cough up the bucks y Light a candle, la rareza del disco, una isla acústica y bonita entre tanta marejada. No le voy a dar ni una escucha más hasta cuando me lo compre, a ver si cuando esté a 6 ó 7 euros.

Nota: 4/10

lunes, abril 06, 2009

VOLUME ONE 182: KEEP IT HID (DAN AUERBACH)

Dan Auerbach es una de las mitades de The Black Keys, el interesante grupo de Ohio que desde comienzos de esta década experimenta con los modelos del blues y del rock despojándolos de líneas de bajo y recrudeciendo su sonido, acercándolo más a la tradición por la vía de la sobrecarga de amplificación que por la de la austeridad. Cinco discos después, Auerbach se lanza por su cuenta a publicar álbum sin desmarcarse del estilo áspero de su banda, aunque ataviándolo de elementos más ambientales que evocan otras estampas rockeras.

En Keep it hid (Nonesuch records, 2009) no faltan ni los riffs rugosos ni las percusiones fornidas que pueblan los pasajes de The Black Keys. La voz lejana y chispeante del autor y la producción analógica de su trabajo le dan un aire retro que no le hace feos a las sensaciones contemporáneas. I want some more, Mean monsoon, Keep it hid, Street walkin’ y el final y enternecedor Goin’ home son temas con los que te quedas a la primera y que reclaman una nueva audición. Como todo el disco en general.

Nota: 7/10

viernes, abril 03, 2009

BONUS TRACK 64: WAITING (THE DEVLINS)

La música sigue fluyendo por infinitos canales. La serie A dos metros bajo tierra cierra su primer capítulo, el episodio piloto, con un fragmento de la canción Waiting, interpretada por dos hermanos irlandeses, Colin y Peter Devlin, que utilizaron su apellido para dar nombre a un grupo que entre 1993 y 2004 publicó cuatro discos. Esa unión entre imágenes y música resulta fantástica en la conclusión de ese capítulo y deja entrever el tono que la serie va a seguir en lo sucesivo. Meses después tropecé con la banda, de la que me había olvidado, The Devlins. Su segundo trabajo, Waiting (EMI, 1997), es una obra muy honrosa.

Escuchando este álbum, y también el anterior, Drift (1993), se da uno cuenta de que algunos trabajos de pop-rock de los años noventa consiguen esquivar el desgaste que ha roído mucho más la música de otros contemporáneos, mientras que otros no. Ejemplos como los REM o Counting Crows de aquellos días se situarían en el lado negativo de la balanza. A The Devlins podríamos instalarlos en el opuesto. Y creo que al menos en estos dos discos, sobre todo en Waiting, se aprecia esa durabilidad perenne de sus composiciones y melodías en la medida producción que colorea el álbum. Parece que es Daniel Lanois echando un cable a unos paisanos de U2 quien se ha puesto detrás de la mesa, aunque es Pierre Marchand quien firma esa producción. Se nota en Surrender, Reckless, World outside y también en Waiting. Estos chicos merecen vuestra oportunidad.

jueves, abril 02, 2009

VACACIONES

Llegaste y te acordaste de mí. Fue lo único que acordamos. Tu nombre en una pantalla sin más palabras que las dos por las que te conocen, las que me gusta ver cuando tienes algo que decirme y no es con tu mirada, las que me gusta buscar cuando tengo ganas de compartir algo. Suficiente. Así sabría que no hubo problemas en el camino y que alcanzaste el final de una etapa. Nos separan demasiadas montañas, demasiados pliegues de un mapa hasta que pronto no haya más distancia. Después, que pase lo que pase. No te he echado de menos y me ha gustado. Tampoco tú me has añorado, y eso me gusta más.