Tenemos todos películas que nos llegan en un determinado momento, un instante en nuestras vidas que llega incluso a condicionar nuestra valoración de las cosas, de lo que vemos y oímos y de cuanto nos rodea. No es lo mismo ver Secretos de un matrimonio, de Bergman, cuando eres un adolescente sin pareja que cuando la tienes y llevas con ella cierto tiempo (más de un año, pongamos), o cuando el tiempo de vida en común dura más de una década. ¿En qué fase de vuestra vida estabais cuando visteis primero Antes del amanecer y nueve años más tarde Antes del atardecer? Los dos films de Richard Linklater poseen un pulso único, una rareza real y realista que escapa del envoltorio cinematográfico. Son trozos de vida extraídos sin gasas de ficción con las pinzas de un retratista de los momentos y las emociones reales como eso, como la vida misma.
Antes de que amaneciera (1995)… dos jóvenes desconocidos sin ataduras, Jesse y Celine, coinciden en un tren con destino a Budapest, se agradan conversando y se proponen pasar el día juntos de paseo por la capital austriaca. Escuchan música, hablan de ellos mismos, del amor, se conocen y se enamoran. Sólo el día siguiente y dos destinos opuestos les separan, aunque proponen reencontrarse seis meses más tarde en el mismo lugar.
Antes de que atardeciera (2004)… aquellos dos jóvenes son adultos atados, no infelices pero tampoco satisfechos, y se reencuentran en París con motivo de la presentación de un libro en el que Jesse recuerda aquella lejana vivencia romántica en Viena. De nuevo vuelven a pasear por las calles de una gran capital, se ponen al día y comprueban que el amor que surgió durante sólo un día hace nueve años puede seguir vivo para la eternidad. ¿Tomarán cada uno esta vez un camino distinto?
Cuando vi el primer film me pareció encantador, fino y puro, un caramelo. Diez años después volví a pensar lo mismo al ver su secuela, aunque al recuperar poco después el primero me costó admitir que el paso del tiempo lo convierte ahora en un episodio más remoto de nuestra juventud confusa e itinerante, en una carantoña fugitiva cuya continuación sí preserva una madurez tan incierta como prometedora. Ethan Hawke y Julie Delpy son Jesse y Celine, y probablemente serán recordados por estos papeles dentro de muchos años. Julie Delpy, como apunté alguna vez, es también cantante y grabó un disco en 2003 titulado con su nombre. Tres de sus cortes, Je t’aime tant, An ocean apart y A waltz for a night, se escuchan además en Antes del atardecer. Esta única aventura de la actriz francesa en el terreno musical se absorbe con una inocencia admirable, no es más que un modesto antojo de placentero pop-rock que de forma inevitable nos hace recordar los nostálgicos fotogramas que abrigaron la historia de Jesse y Celine.
5 comentarios:
Las clasificaremos entonces dentro de las películas que no conviene volver a visionar. Aquellas que donde mejor están es guardadas con cariño en la memoria.
Saludos.
Pd: En cuanto a lo de Secretos de un... mejor verla antes de. Después puede ser demasiado tarde.
Esperemos que dentro de diez años no nos presenten una tercera parte que nos haga revisar lo que ahora pensamos sobre la segunda. Y además me asusta pensar como se titularía...
Es curioso ver cuando unos personajes envejecen contigo...
Un saludo.
Acertadísma postdata, ascensorista. No, por favor, no me gustaría una tercera parte, aunque vendría a ser algo así como la versión 'indie' de precisamente Secretos de un matrimonio.
Saludos a los dos y a todos.
La primera parte me gustó. Su sencillez, su armonía. El descubrimiento de una ciudad y de una compañia, y está inmersa de una inocencia juvenil hoy cercana a la que viven muchos estudiantes Erasmus o jóvenes viajantes de interrail. Quizá se nos quede algo lejana, como muy bien dices, porque se nos va quedando cada vez más lejos ese vitalismo... Pero la película acierta en ser así, en mostrar así a éstos personajes... (eso es un claro acierto de guión)
Antes del aterdecer, me parece una de esas pocas excepciones donde segundas partes sin son mejores. Yo díría magníficas, quizá por lo que apuntas en tu post, porque nos sentimos (ahora) más cercanos a la historia que cuenta...
Hay un ingrediente del film que me maravilla y creo que es el que lo hace grande (por haber sido tan bien tratado): "como el amor que surgió durante sólo un día hace nueve años puede seguir vivo para la eternidad".
Ellos así parecen reflejarlo en sus miradas despistadas y en como dan información sobre ellos de mismos de forma entrecortada, esperando a saber antes información sobre el otro hasta que llegue ese momento en el que hablarán ya directamente de nuevo sobre aquél día. De un día para toda una vida.
Maravillosa película, gran elección para tu post gran tribecasessions
Gracias por completar el recuerdo de este par de bellas películas con tu comentario, dufresne, y pensemos que para cada uno siempre hay un "antes de..."
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