sábado, mayo 31, 2014

SOUNDTRACK 151: A 20 PASOS DE LA FAMA


Están detrás de la estrella, a quince o veinte pasos, dándole cuerpo a las canciones y elevándolas por encima del público, dejándose la garganta y el sudor de sus cuerpos. En directo, y a veces en estudio, tienen tanto peso como el guitarrista o el teclista, por eso ellos las adoran. Y nosotros, deberíamos. Son las coristas, las voces de apoyo, que dan tanta fuerza o sutileza a la música como expresión y viveza. No es la primera vez que me deshago en elogios a los secundarios y estos, estas, bien que lo merecen. De ellas trata el documental A 20 pasos de la fama (Twenty feet from stardom), de Morgan Neville. Y hablan las grandes, pioneras y legendarias como Darlene Love, Claudia Lennear o Merry Clayton, o poderosas prodigiosas como Lisa Fischer o Táta Vega. Son soportes imprescindibles que han estado detrás y dentro de las mejoras canciones de los Rolling Stones, Tina Turner, Ray Charles, Stevie Wonder, Lynyrd Skynyrd, Sting, T-Rex, Elton John, David Bowie… Son también artistas a las que el éxito individual ha regateado y a las que el pago de las facturas les ha jugado alguna mala pasada. La música es muy grande. Muy recomendable película.

jueves, mayo 29, 2014

BOOTLEG SERIES 35: SONGS FOR SLIM


Me gusta el gesto. Slim Dunlap sufrió un derrame cerebral hace dos años, necesita cuidados intensivos para el resto de su vida y el seguro no le cubre toda la atención médica. Sus amigos quisieron ayudar a su familia para poder afrontar los gastos sanitarios e invitaron a músicos a contribuir con versiones de las canciones de Slim para editarlas primero en varios Eps cada mes y después en un disco doble con bonus tracks. El álbum benéfico lleva el nombre de uno de sus temas: Rockin here tonight. Canciones para Slim. De alguna manera creo haber contribuido comprándolo.

Sabía que Dunlap formó parte de The Replacements en un par de discos, pero nunca seguí al grupo de Minneapolis. Después me enteré de que había formado parte de otras bandas de la ciudad y de que en solitario publicó dos trabajos que tuvieron buena acogida hace años. En Rockin here tonight aparecen ‘covers’ de esas canciones de sus dos álbumes. Dan una idea de la versatilidad rockera de un Slim Dunlap ora festivo ora reposado, ora melancólico ora en jolgorio. Entre lo mejor de la colección: Lucinda Williams, Jeff Tweedy, Joe Henry, The Minus 5, Steve Earle, Tim O’Reagan o Jakob Dylan.

sábado, mayo 24, 2014

73… AND LIFE GOES ON


A él un año más quizá ya no le diga nada… bueno, a mí me ha hecho acordarme de él. Puede que lo celebre componiendo una canción nueva, o con una vela encendida que le entregue su banda en la cima de un pastel, esta noche en pleno concierto o de regreso a la carretera, ya en el autobús. 24 de mayo. Feliz vida, Bob.

miércoles, mayo 21, 2014

BONUS TRACK 131: 1972 (JOSH ROUSE)


En los primeros días de este blog, a finales de 2005, le dediqué una entrada a Josh Rouse, alguien a quien había descubierto por casualidad y al que acabé siguiéndole los pasos, no muy de cerca pero siempre sabiendo en qué andaba metido. El hombre, natural de Nebraska, se acabó instalando en España, poniéndole música a la película La gran familia española y hasta cantando en castellano. Su cuarto disco es 1972 (2003), el año de su nacimiento y uno de los mejores ejemplos de álbum pop perfecto; en los siguientes, aunque elogiables casi todos, no alcanzó el mismo nivel.

Sutil, cuidado, suave, sensorial, de arreglos inmaculados… un aura nostálgica e inocente envuelve 1972, fresco pop blanco aderezado de soul sofisticado. De su decena de temas me costaría escoger uno preferido: ¿Love vibration, James, Comeback (Light therapy)…? Entrar en este disco te sitúa en otra parte y otro tiempo. ¿Habéis sentido alguna vez la magia de la música?

lunes, mayo 19, 2014

VOLUME ONE 328: TURN BLUE (THE BLACK KEYS)


De vuelta a otra realidad, hay que detenerse en Turn blue, el esperado nuevo disco de The Black Keys. ¿Por qué esperado? Un par de razones: porque después de dos bombas como Brothers (2010) y El Camino (2011) uno se pregunta si el dúo de Akron será capaz de repetir virtudes y atraer nuevas alabanzas; y porque el grupo es hoy uno de los líderes más estimulantes de la Primera División. Pues Turn blue (Nonesuch Records, 2014) se aúpa sin despeinarse a cotas bien altas y consolida a la banda como una gran (e indiscutible) referencia contemporánea.
Me cuestionaba en las semanas previas a su lanzamiento y tras escuchar su fenomenal single de adelanto, Fever, si The Black Keys sabría mantener intacto su listón y no caería en vicios grandilocuentes o apuestas repetitivas. Hay un poco de El Camino en esas voces afeminadas de Auerbach y esos coros femeninos presentes en un par de temas y algo de Brothers en el aliento atmosférico de otro par de canciones. Pero la propuesta de Turn blue se diferencia de sus precedentes en la creación de unos climas más psicodélicos (Weight of love), frívolos a veces pero siempre pegadizos (10 lovers), sin renunciar a la contundencia rítmica (It’s up to you now) y a las estructuras atrayentes, de las que hacen repetir el estribillo, correr entre las guitarras y dejarse absorber por el ambiente.

Un pequeño pero entre un conjunto notable: la producción demasiado plástica del propio grupo y de Danger Mouse abusa un poco de adornos y trucos caprichosos y da la sensación de que a uno o dos temas les quedaría mejor una capa menos de sonidos o instrumentos.

Nota: 8/10

sábado, mayo 17, 2014

EL VALOR DE UN DISCO


Hablamos estos días, volvemos a decirnos, que las sensaciones de la música se disuelven y confunden, que no recuperamos ya el momento de entrar en los discos como cuando desgastábamos los vinilos debajo del brazo, que los cds que reposan en nuestros estantes desaparecerán para siempre en pocos años, que ya no tiene encanto alguno sacarlos de la caja, meterlos en el equipo y esperar unos segundos a que empiecen a sonar y a atraparnos… Sí, un poco (o un mucho) de todo eso es cierto. Pero algunos aún resistimos.

Yo, por ejemplo, sigo escuchando mucha música pero comprando bastante menos. Al viajar me gusta rebuscar y encontrar rarezas o adquirir lo que me da pereza ir a buscar a media hora de mi casa. En ocasiones me dejo caer por un mercadillo o una feria del disco para remover en el polvo y llevarme un par de piezas. Y otras veces me caen uno, dos o tres discos de regalo que me sientan de maravilla, aunque los abras y no te encuentres más que el cd y el careto del artista, la fotografía de una pradera o un cartón en blanco con nada más que los nombres de quienes intervienen.

Bueno, todo eso no importa, me digo. Porque tengo un disco en mis manos que alguien me ha regalado. Y ese, para mí, es el verdadero valor que tiene un disco. Y la música.

jueves, mayo 15, 2014

SAUDADE


Las palabras se quedan atrás mientras empuja el viento. Un estado de incertidumbre y atontamiento, de apatía y desaliento. Estoy blue sin que me entre un buen blues, descarto a los Black Keys y regreso al desencanto alcoholizado del Tonight’s the night de Neil Young. Es lo más parecido que encuentro a una explicación coherente. Será que las rutinas no me han dado la bienvenida, que la libertad es hoy un derecho demasiado perecedero, o que me aguarda desafiante e invencible el segundo año de esta década.

lunes, mayo 12, 2014

LIVE IN 158: AMOS LEE, BARCELONA 2014



Echaba de menos la excitación de un directo, de un teatro limpio y acogedor sin butacas para acercarse de pie a la primera fila, plantarse allí y esperar entre ingenuo e impaciente a que la música te cubra y el músico te haga sentir bien. El Barts de Barcelona nos llamó para ver a Amos Lee el día 11, y el chico y su música cumplieron. Las simpatías que me despierta desde hace tiempo crecen y el de Philadelphia ofreció un concierto ejemplar, el último de la breve gira europea para presentar su acertado disco Mountains of sorrow, Rivers of song.

Con el carisma calculado para no resultar ni lejano ni empalagoso, sin poses ni estridencias, Amos Lee y sus cinco acompañantes superaron el notable. Imponente, oculto siempre tras sus gafas, sutil en sus movimientos, sensual de voz y entrañable en su actitud, Amos se marcó un directo que repasó los mejores temas de sus álbumes (alguna ausencia perdonable), con puntuales concesiones a las habilidades encomiables de sus músicos y con el añadido singular de un medley de lo más sugerente que unió a Queen y a Beyonce. Ole maestro.

Gustó y dejó huella. Al final del bolo, unos pocos esperamos al artista y su gente. Una monada que había disfrutado antes de lo lindo a los pies del cantante se le acercó para pedirle una foto y la firma de unos discos. Él accedió, claro. Y ella, radiante de gloria, le pidió disculpas por abrazarse a su cintura y mirar a la cámara con la sonrisa pura de la felicidad. Muy bien, Amos.

miércoles, mayo 07, 2014

BONUS TRACK 130: ON THE BEACH (NEIL YOUNG)


Tras navegar hace poco por el sueño memorístico del hippie Neil Young rescaté un par de discos cuyo recuerdo tenía nublado. On the Beach (1974) emerge poderoso en una década fascinante del autor, a la altura de Harvest o Comes a time. Pero distinto: es un álbum de ánimo decadente, marcado por la pérdida de músicos cercanos y el traumático nacimiento de seres íntimos. Suena a depresión, resaca en la playa al amanecer, como transmite su fantástica cubierta. Son los años de Laurel Canyon, con gente como Nash, Crosby, Levon Helm y Rick Danko acompañando a Young y a Crazy Horse. Solo tiene ocho temas, cinco de ellos gloriosos, de los que te cogen del cuello y te ponen la piel de gallina mientras te transportan a otro tiempo (Walk on, On the beach y el trío de blueses crepusculares que forman Revolution, Vampire y Ambulance).
Cada disco tiene su historia propia en cada uno de nosotros. Hace tiempo, cuando grabábamos cintas, un conocido con el que ya no me trato y yo andábamos detrás de este disco. Entonces estaba descatalogado, o eso creíamos, pues no había copia en cd por ningún lado y amazon, por ejemplo, aún no existía. En una feria del disco preguntamos en un puesto si por casualidad tenían On the Beach, de Neil Young. El tipo, con el aire de superioridad del comerciante que presume de tener no pocas rarezas, nos dijo que por ahí andaba, en una de las cajas de discos expuestas. Removimos un poco y lo encontramos. El colega se lo llevó a casa para completar su colección de Neil Young y yo, pues lo grabé en cinta. Años más tarde, el disco se reeditó en cd y aquí lo tengo, bien cuidadito para volver a escuchar en momentos como este.

lunes, mayo 05, 2014

VOLUME ONE 327: PHOSPHORESCENT HARVEST (CHRIS ROBINSON BROTHERHOOD)



La hermandad de Chris Robinson se cita a menudo para brindar y experimentar con la música en directo y en estudio. Entre giras con los Black Crowes, Chris junta a Neal Casal, Mark Dutton, Adam MacDougall y George Sluppick, y bajo la producción de Thom Monahan graba discos que complementan la rica herencia de los cuervos y exploran paisajes coetáneos. No, no son los Crowes, pero no se distancian mucho. La pócima consiste en dejarse empujar por el humo que desprende un rock and roll libre y envolvente y el brebaje que se obtiene es más que sabroso.

Phosphorescent Harvest (Silver Arrow, 2014) es el tercer disco de estudio, el más lisérgico. Lo que suena encuentra mejor acomodo en los años setenta que en estos días, junto a alguna memorable actuación de los hermanos Allman o los Grateful Dead. Son temas que sobrepasan los cinco minutos, con desarrollos muy cuidados que parecen espontáneos, que fluyen describiendo estampas atmosféricas como si a veces los músicos estuvieran en trance. Hay algún que otro tema brillante: About a stranger, Tornado y sobre todo Burn slow. Se disfruta a la espera del próximo graznido de los cuervos.

Nota: 7,5/10

domingo, mayo 04, 2014

VOLUME ONE 326: CAUSTIC LOVE (PAOLO NUTINI)


Tiene apellido (y sangre) italiano, aspecto latino y voz de negro, pero es escocés. Más negro que antes suena en su tercer disco, Caustic love (Atlantic, 2014), para el que ha dejado pasar cinco años desde el exitoso Sunny side up, aquel con el maravilloso tema Candy. Sí, suena soulero y funky Paolo Nutini, aunque su nuevo álbum viste un soul y un funk demasiado premeditados y el conjunto, algo recargado, necesite más de un par de escuchas para encontrarle el encanto. Lo tiene porque hay energía y nervio; y además porque hay un par de canciones deslumbrantes, Better man y Iron sky, que merecen volver a escucharse por separado para guardarse este disco en el cajón de los trabajos refrescantes del año.

Nota: 7/10

jueves, mayo 01, 2014

SOUNDTRACK 150: HOUSE OF CARDS (2)


(Antes de todo, SPOILER Así se dice cuando alertas de que conviene no seguir leyendo para no desvelar algo clave al lector, ¿no?... No me gusta usar anglicismos como este o film noir u overbooking, pero esta vez cae un spoiler para un nuevo comentario sobre una serie que pone de muy mala hostia, pero una serie espléndida. Quienes estáis metidos en faena política pasad de este post.)
Sí, una serie que pone de muy mala hostia, pero ¡una serie de la hostia! Tiene huevos que el hijo de puta más grande de la televisión se salga con la suya incluso cuando está más acorralado, cuando está a punto de ser descubierto, de que se le caiga su castillo de naipes, se delate su maldad o quede atrapado en un renuncio durante la constante partida de póker que lidia con sus rivales, cómplices, socios y camaradas de juego político. Estás deseando que se pudra, que se joda y no parece que haya nada que tumbe a este canalla. Qué bajo caen otros célebres villanos del cine y la tele al lado de Frank Underwood.

En su segunda temporada, House of cards vuelve a regalar otra lección de elegancia visual y brillante factura técnica (Jodie Foster y Robin Wright se suman a la nómina de directores), argumentos de retorcida intriga política (qué divertida es la política cuando USA la sirve tan bien contada en cine y TV y que repugnante es en la vida real), sugerentes subtramas y, de nuevo, recitales magistrales de interpretación. Si Kevin Spacey ya había conseguido guardarse una parcela en la finca de personajes memorables del cine gracias a Seven y American beauty, su Frank Underwood de esta serie lo inmortaliza como una descomunal presencia maléfica.