lunes, noviembre 18, 2024

BOOTLEG SERIES 128: JESSE & BRUCE


He aquí una causa solidaria, un gesto de aprecio y amistad auténticos, un tributo natural y verdadero, un deseo, y una canción sensacional. El homenajeado es Jesse Malin, quienes revuelven entre su música son amigos cercanos y camaradas de escena, el motivo es brindar una ayuda que sufrague lo que cuesta su tratamiento médico, el tema es She don't love me now, y el deseo, volver a caminar pronto, tal vez bailar. 

Jesse Malin está paralizado de cintura para abajo a causa de un derrame cerebral que sufrió el año pasado. Debe someterse a ejercicios de rehabilitación diarios y cuidados. Un grupo largo de amigos no han dudado en cantar sus canciones para el álbum Silver Patron Saints. En la alineación hay campeones del mundo: Springsteen, Costello, Lucinda Williams, Spoon, Wallflowers, Tom Morello, Ian Hunter, Billie Joe Armstrong, Graham Parker...

Un tema, un temazo de versión. Bruce Springsteen emborrachado de soul destilado en Stax. El vídeo, con Malin en un cameo que ni te enteras si pestañeas y Reverend Paul Bearer como entrañable soñador en el fondo de un licor que te lleva a las nubes del baile desde la barra del bar destinada a los solitarios. Ese saxo glorioso sube hasta una volcánica temperatura... Cuesta no estremecerse.

domingo, noviembre 17, 2024

VOLUME TWO 127: JOHN BUTLER


Un día, cuesta recordar cuándo, me dejé seducir por las brisas metálicas del trío de John Butler. Supe tres o cuatro detalles del líder del grupo, un guitarrista de los que pudiera tener una furgoneta por hogar rodante y un océano por evasión de las que dan sentido a la vida, adrenalina espiritual, allá donde las olas rompen contra las costas de Australia. La corriente se fue llevando a Butler de mis pasos, pero resulta que tras muchas muchas lunas llenas sobre el manto del mar, el hombre reaparece en el horizonte con el eco de sus guitarras acústicas, de su dobro, de un banjo y de las manos que golpean la caja y propagan sensaciones de bienestar expansivo.

Esto es lo que John Butler, esta vez sin Trio, consigue en Still searching (2024). Un trabajo instrumental más sutil, como irreal y etéreo, que los álbumes con los que acerqué a él hace tiempo, obras que conviene defender y aconsejar (Three, Sunrise over sea, Grand National... nos vamos a hace dos décadas) para quien guste de esas sociedades que el folk y el rock firman a menudo con el blues, el bluegrass y diversas tradiciones de raíz. Butler es hijo de California y ciudadano australiano, donde su música en las calles lo dio a conocer y a crear sus primeros seguidores. Su música tienes ese latido limpios de la intemperie, el contacto con el cielo, la tierra y el mar con la vibración que brota de sus guitarras.

jueves, noviembre 14, 2024

BONUS TRACK 297: CANNED WHEAT (THE GUESS WHO)


En el reencuentro de hoy con un viejo amigo hubo tiempo para sorprendernos por cómo ciertas cosas del pasado no tienen cabida en el presente, serían inadmisibles, no encajan o no se toleran. Hablábamos de películas, con sus argumentos y comportamientos de personajes; y ocurre lo mismo con discos antiguos, con música con la que hoy no te encuentras, autores que tampoco caben o que ya no tienen espacio para ellos. The Guess Who, por ejemplo. Con aquel álbum suyo del 69, Canned wheat.

Escuchas al grupo por aquella época y no aciertas a saber si su música tiene ubicación de fabricación británica o norteamericana; si se inclinan al pop o se arriman al rock, o mantienen el equilibrio sobre la cuerda del rhythm and blues; si son un grupo del montón de olvido rápido o si en realidad exhiben virtudes que sacan con timidez de su escondite. Puede que los canadienses no vayan a figurar nunca entre el grupo lustroso de las bandas elegidas, que solo conserven en el recuerdo popular uno o dos temas de su discografía. Pero en álbumes como Canned Wheat retienen esa cualidad invisible de experimentar sin pretenderlo, de ser brillantes sin parecerlo.

miércoles, noviembre 13, 2024

GREATEST HITS 351: COME PICK ME UP (RYAN ADAMS)

Al enterarme, corrieron las preguntas unas detrás de otras. ¿Por qué ha elegido mi ciudad entre tan pocas a su paso por España? ¿Será tan arrogante y antipático como hace quince y veinte años? ¿Vestirá aún las cazadoras vaqueras dos tallas más pequeñas y con parches? ¿Advertiremos el desgaste de sus 50 años detrás del cabello sin domar? ¿Se recogerá en la desnudez de aquellas grabaciones en Carnegie Hall o vendrá con banda? ¿Se limitará a honrar solo los 25 años de Heartbreaker o pescará en Gold o más álbumes para hacer de la noche una fecha inolvidable? De Ryan Adams conviene quedarse con lo buen músico que fue durante ya un tiempo. Ojalá lo vuelva a ser en mi casa. 

domingo, noviembre 10, 2024

VOLUME ONE 678: ACADIA (YASMIN WILLIAMS)


La obligación laboral me puso en contacto esta semana con un maestro de la música clásica, Rogelio Groba Otero, director y compositor, con quien pasé parte de una mañana hablando y reflexionando sobre la música. Yo le pregunté: ¿qué es la música artísticamente elevada?, a lo que él se había referido antes. No puedo reproducir el largo diálogo que suscitó el interrogante. Pero a propósito de esta pregunta y de las respuestas que cada uno podamos tener, me permito responder que es muy posible que pudiéramos poner como ejemplo de arte musical elevado Acadia (Nonesuch Records, 2024), el trabajo más reciente de Yasmin Williams.

A falta de antecedentes sobre la autora, me quedo con las sensaciones para referirme a esta multiinstrumentista que con sus dedos y su guitarra practica el finger style, una virtuosa y expresiva técnica que acaricia y puntea las cuerdas originando un cálido eco metálico, a veces acompañado el golpeo de la caja con las manos. Son virtudes, las de Yasmin, que nunca caen en el exceso, que no está fuera de lugar, sino que crean un embriagador paisaje sonoro sutilmente acompañado de percusión, violín y unas pocas voces. Acadia es música abierta que lleva al oyente al corazón de la naturaleza, lejos de todo, con el aire de una montaña o el rumor de un río atrapándolo por completo. Una experiencia artísticamente elevada.

Nota: 7,5/10

viernes, noviembre 08, 2024

BOOTLEG SERIES 127: DREAM HARDER DIRECTOR'S CUT


Como si de una película se tratase, Mike Scott ejerce de director de cine de largo alcance para descubrir la versión alternativa de uno de los discos menos recordados de los Waterboys, su director's cut. Hablamos de Dream harder (1993), cuando Scott trató de captar la fuerza de su 'big music' en estudios estadounidenses y se quedó tan debilitado lejos de casa que tardó después siete años en juntar a su banda. El resultado, sin ser calamitoso, dejaba añoranza por la cosecha anterior y, cierto, apenas se recuerda tres décadas después la furia hablada imparable que propagaba el tema The return of Jimi Hendrix.

Con esta versión del director, Scott recupera copias que de alguna manera guardaban él y el productor Brendan O'Brien para darles nuevos enfoques, nuevas formas, cambios, variaciones o caprichos que vierten sobre este renovado Dream harder una capa de barniz crudo, un brillo enérgico que revive a los más eufóricos Waterboys. Me vale el experimento, sirve para hacer las paces con el álbum original... y, con esto de publicar proyectos alternativos, vuelve a despistarme a la hora de querer tener controladas las discografías de los músicos admirados, confundido entre lo oficial y lo no oficial, o las dos cosas a la vez.

sábado, noviembre 02, 2024

VOLUME ONE 677: SONGS OF A LOST WORLD (THE CURE)

No me encuentro entre los grandes aficionados de The Cure, banda por la que, en todo caso, siento un moderado aprecio y un más alto respeto. Aunque solo sea por aquella temporada lejana en la que me encerraba en la habitación siguiendo las letras de Disintegration y Wish. Así que no me veo en la mejor posición para evaluar qué alcance puede tener entre la hinchada Cure (si se mantiene fiel a lo largo de las décadas) el regreso al mercado después de 16 años para su decimocuarto álbum de estudio: Songs of a lost world (Capitol, 2024). A mí, ya digo, lejos de la fidelidad o la devoción y sin anhelar que llegase el momento de este retorno, me ha dejado saciado, y en algún momento extasiado.

Estas ocho canciones de un mundo perdido (curioso, los también veteranos y poco prolíficos Tears for Fears han titulado su reciente álbum en directo "canciones para un planeta nervioso") vienen a digerirse, quizá interpretarse, como la caída del telón de un grupo sin el que no se podría entender gran parte del pop y el rock de los años ochenta (aquel que resiste el peso de la marchitamiento), solo que cuatro décadas después. Momento el de hoy en el que los Cure son los reconocibles Cure de siempre y su densa capa de guitarras y sintetizadores, y la voz melancólica de Robert Smith, crean su inconfundible atmósfera de tristeza bella, de angustia con esperanza.

Este regreso (aunque la banda nunca ha dejado de estar junta y de girar) es una buena noticia que evita el destiempo, que no cae en la intrascendencia o el olvido, que deja limpia la huella histórica del grupo y la extiende hasta el presente: definida, íntegra y poderosa. No hay delicias pop en Songs of a lost world, pero sí esas largas introducciones antes del primer verso que dan forma a ese muro sónico compacto que en temas como Alone, All I ver am o el apoteósico cierre de Endsong conducen a una abrumadora satisfacción. En cinco años el primer álbum de The Cure cumplirá medio siglo; quizá entonces llegue el final, que en 2024 se anticipa con un disco que se viste de testamento.

Nota: 8,5/10

miércoles, octubre 30, 2024

BONUS TRACK 296: UNTITLED (THE BYRDS)


¿Cuál es tu disco favorito de los Byrds? Creo que muchos de quienes admiran a este grupo discutirían un buen rato a la hora de asignar lo alto del podio. Tres o cuatro álbumes mantendrían una apretada lucha por el primer puesto. Como también se enfrentarían para determinar cuál es la mejor alineación de la banda californiana a lo largo de sus nueve años y doce trabajos. Si me haces la pregunta, te respondo que el preferido de mis discos es Untitled (1970); en cuanto a la formación, es más difícil decidirse por quiénes fueron los mejores acompañantes de Roger McGuinn.

La adquisición progresiva de las reediciones que CBS y Sony han hecho de la discografía de The Byrds, con generosa información e imágenes y abundancia de bonus tracks, ayuda a deleitarse en los misterios virtuosos de la banda. Se hallan en todos los álbumes. En Untitled, con McGuinn, Skip Battin, Clarence White y Gene Parsons en el equipo, el grupo se balancea entre corrientes: lo country es a su vez psicodélico, lo pop es tanto folk como blues. Eight Miles High es una odisea especial interminable y adictiva. Me gusta esa teoría de que el álbum se llama así porque pusieron "untitled" en la documentación de las grabaciones en el estudio mientras aún no tenían decidido el título. Inclasificable, pues.


domingo, octubre 27, 2024

VOLUME ONE 676: WAKE THE DEAD (CHUCK PROPHET & ¿QIENSAVE?)


No hace falta hacerles marcaje a músicos como Chuck Prophet para no perder su rastro. Cada pocos años se dejan oír, se acercan a nuestro radar sin estruendo, discretamente, y dejan su tarjeta de visita con la confianza de que volveremos a ellos en algún momento adecuado, unas veces con mejores argumentos (The hurting business, The age of miracles, Land the time forgot) que otros. Y este es buen momento, cuando muy poco de lo que llega a nuestros oídos u orbita cerca apenas se retiene, apenas provoca un asentimiento de verdadero placer. Wake the dead (Yep Roc, 2024), un tanto inesperado por la colaboración de la que se sirve el artista, sienta como una reconciliación.

Tenemos a Chuck por un lado, animado y optimista, recuperado de un linfoma que le ha obligado a retirarse y descansar, y a la banda de cumbia de Salinas, California, por otro, acompañamiento fértil con el que evadirse y bailar. La combinación produce un hermanamiento con los Calexico más fronterizos y crea una colección de canciones ricas y generosas, casi siempre festivas y en ocasiones melancólicas, como ese broche de cierre positivo a modo de balance que proclama que "hoy es un buen día para estar vivo". Chuck Prophet vive y es feliz cantándolo y contándolo.

Nota: 7,5/10

jueves, octubre 24, 2024

SOUNDTRACK 282: BLUR. TO THE END


Cuestión de contrastes, también de perspectivas. Puedes salir eufórico de una sala si te proyectan en pantalla grande, como ha sido el caso, el documental To the end, con Blur cumpliendo el sueño de actuar en Wembley, como reyes ante un pueblo de 80.000 almas entregadas en comunidad alrededor de sus canciones; pero puedes ser testigo indiferente de las reflexiones que sus cansados miembros hacen en torno a la edad y el paso del tiempo con el rescate de tiernas imágenes de su imberbe pasado, entre bromas personales y boberías ante la cámara que les sigue durante el año en que se reencontraron, grabaron su último disco y se echaron a la carretera para culminar en el estadio londinense la catarsis de su carrera.


Funciona la banda, la sensación de formar parte de una unión contra el avance del reloj y de otras rutinas familiares y personales. Funciona también (acentuada por un montaje oportuno y efectista) la grandeza de esa sensación de sentirte el amo del mundo y la emoción impagable, al otro lado del escenario, de vivir la pasión íntima por la música de un grupo. No me encaja el retrato humano de esos cuatro tipos (dicen que alguno superdotado) que se tuercen una rodilla, conducen por estrechos caminos rurales o se sumergen en la orilla helada de una playa. Y aun así, vuelves a casa por las calles vacías con las ganas de no perderte algún concierto de multitudes como esos... que aún queda tiempo.

domingo, octubre 20, 2024

VOLUME ONE 675: DIVIDED KIND (NATIVE HARROW)


Hoy sería perezoso para hablar de este disco, porque las maravillas que merece ya fueron dichas con motivo de un álbum anterior de sus autores justo hace cuatro años, en octubre de 2020. Repetiría palabras o emplearía sinónimos, o reproduciría las líneas informativas que acompañan Divided kind (Different time, 2024) en la plataforma Bandcamp, que dan en el clavo plenamente. Closeness era seda entrañable, este nuevo capítulo de Native Harrow... pues también.

Pero bueno, me quedo con unas pocas palabras: la atemporalidad de las voces e instrumentos de Devin Tuel y Stephen Harms; la armonía elegante que aúna el folk con el soul, el country con el pop, con unas gotitas de sutil psicodelia extraídas de las esencias de valles californianos; el estudio casero donde surge todo, donde B3, Rhodes y guitarras antiguas crean pasajes de relajación. Y poco más: Devin, Stephen, unas pocas manos amigas y una adherencia al pasado que hace bello el presente.

Nota: 9/10

 

miércoles, octubre 16, 2024

GREATEST HITS 350: THE OCEAN (RICHARD HAWLEY)

"Condúceme al océano / el mundo es bonito junto al océano".

En la orilla o desde un acantilado, el mar sería refugio, guardián de secretos. Nuestro lugar preferido. La atalaya del amanecer, la alfombra donde la luna pone su estampa. El escondite en el que recogernos, el cofre de las confidencias.

El océano mientras cae la noche es nuestro amigo íntimo cuando escuchas su rumor entre los versos de Richard Hawley para una canción como esta. Te lleva a noches largas donde la nostalgia se mezcla con el deseo, las noches de amigos y amores para siempre. Con la música, The ocean, como cómplice.

domingo, octubre 13, 2024

SOUNDTRACK 281: EL ESPÍA, UN CLÁSICO SIN DIÁLOGOS


Hoy recuperamos el concepto de clásico aplicado al cine. Dando por hecho que lo clásico no tiene edad ni caducidad concretas, que lo clásico no es todo aquello en blanco y negro de hace cuatro o cinco décadas hacia atrás ni toda película de esa época que ha dejado cierta huella. Pero permitamos usar esta vez el término clásico para un film singular, un cine negro de espionaje inusual, muy poco conocido, un largometraje inadvertido en la extensa filmografía de su actor principal, Ray Milland, protagonista de El espía (The thief, en original, 1952). ¿Por qué es tan especial este noir de espías? 


Porque ningún personaje abre la boca para hablar. No hay un solo diálogo en el metraje, sino miradas sospechosas o temerosas, mensajes que pasan de unas manos a otras ante una amenaza por conocer, soledad en la espera, peligro próximo. Es El espía, dirigido por Russell Rouse, un extraño experimento, quizá caprichoso en su silencio al que se le pide un poco de claridad en su trama, pero atrayente precisamente por esa fórmula muda, por cómo todo se transmite con la manera de caminar o de mirar, con Milland ambiguo y al final atormentado, cansado de ser un callado peón que deambula incierto por la ciudad... esa ciudad en blanco y negro que el género noir retrata siempre tan amenazante.

miércoles, octubre 09, 2024

VOLUME ONE 674: LEON (LEON BRIDGES)


Aquí no importan los apellidos definitorios. De poco sirve que usemos prefijos y nombres. Aunque a Mr. Bridges le pongan por delante "retro" o "roots" (o "neo" o "contemporary") al soul o al rock que lo definen, su música sienta muy bien. Sin más. Ocurría con Coming home, con Good thing y con Gold-diggers sound. Otros tres años después llega Leon (Columbia, 2024), esta vez con el chico sin fondo monocolor en la cubierta, será porque sus nuevas canciones respiran y escapan de fronteras, son tan acogedoras como expansivas. Emocionan tanto como divierten. Y con sello de autor. Da la impresión de que Leon Bridges no quiere desmelenarse un poco, prefiere la contención al artificio. No le vendría mal a un álbum que, en todo caso, reconforta.

Nota: 7,5/10

domingo, octubre 06, 2024

GREATEST HITS 349: MAR ADENTRO (HÉROES DEL SILENCIO)

En esta mañana lluviosa la radio me ha quitado unos años, la música ha revivido el tiempo de una juventud que tuvo Mar adentro entre sus himnos. Será porque somos los que crecimos y seguimos junto al mar más nostálgicos que quienes viven atrapados por la tierra. Oh, aquel rubio silvestre que en sus gritos parecía poseído, entregado al amor en los labios mientras parecía subir la marea con cada estribillo. Nos sabíamos aquel primer disco de memoria, El mar no cesa. Los cuatro tipos amenazantes en pie sobre las rocas. Y el segundo, claro. Perdimos la virginidad de los conciertos atrapados entre dos tierras, tragados por el mar lejos de la costa, nos dejamos la voz en la prisión del deseo. Luego ya no, luego se olvidaron las nuevas canciones. Y luego el rubio ya fue moreno, y ya no hubo cuatro. Ya nada fue igual. Ahí dejamos parte de nuestra inocencia. Siempre queda el mar, al menos, en un día lluvioso como este.

sábado, octubre 05, 2024

VOLUME TWO 126: CLAPTON EN EL OCASO


Ante todo, mi respeto, y una admiración (aún) que se marchita. Pero, ¿desde cuándo no ofrece Clapton un disco bueno de verdad? Me refiero a más que bueno, a algo a la altura de una leyenda que le ha permitido ganarse ese respeto y admiración como tal. ¿Aquella alianza con BB King, aquel disco con JJ Cale, aquel directo con Steve Winwood? Aquello tenía brillo, sí, pero eran cosas del 2000, el 2006 y el 2009. Pero para encontrar un disco de estudio mayúsculo tengo que regresar a 1977 con Slowhand, y si quiero uno de gira para pinchar varias veces, al año 80 con Just one night.

Mientras, mientras, Eric Clapton se me va difuminando. Le ocurre a algunos de sus coetáneos, a nombres de la misma liga que se hicieron viejos hace ya mucho tiempo, con los que me cuesta empatizar (con otros mantengo un romance que, celebro, no perece). Este señor sentado en la mesa de un bar mientras espera a que se le enfríe el café, con la mirada vacía e incierta clavada al frente, anonimizado bajo un sombrero contra la lluvia... es Clapton, tan anodino como hoy es la música que aún crea.

En este Meanwhile que pone el mercado a la venta hay unos pocos temas nuevos (insulsos), unas cuantas versiones (sin motivo: Moon river, Smile, Always on my mind) y duetos grabados en los últimos años que no llegaron a encontrar espacio o coherencia en un disco. Lo que hay también es muy poca emoción, quizá la poca que late se esfuerza por justificarse en las tres colaboraciones con Van Morrison. Lo que queda después es la sensación de reencontrarse con un Clapton con el que ya no te esperabas, rastro lejano de uno de esos héroes del pasado del que casi nos habíamos olvidado.

viernes, octubre 04, 2024

BOOTLEG SERIES 126: DESPUÉS DEL ENCIERRO, EN EL 74


¿Estaba ansioso Dylan por volver a los escenarios? ¿Lo añoraba su público? ¿Necesitaba liberar el don de la genialidad del encierro del sótano? ¿Estaba preparado para una nueva revolución? Las biografías recogen los hechos y describen contextos, pero los enigmas y muchas respuestas aún permanecen en las sombras. El caso es que hace 50 años Bob Dylan ponía fin a su larga cuarentena frente a las audiencias y se echaba a la carretera ocho años después de su anterior concierto, tras aquella caída de la motocicleta. Volvía con Robbie, Rick, Garth, Levon y Richard, con The Band.

El catálogo infinito lanza a la luz los archivos de 1974, aquel tour de una treintena de fechas, algunas con pase acústico y sesión eléctrica. En una y otra se advierte a un Dylan suelto, enérgico, acelerado, de verbo agitado y acento rebelde. Qué vibración aquella, madre mía, con el ritmo saltarín de su grupo como si estuvieran ensayando entre las carrozas de un circo. Algunas de aquellas canciones que ya eran clásicos hace cinco décadas conservan hoy una grandeza inquebrantable que las realza como viejos que por siempre seguirán jóvenes.

lunes, septiembre 30, 2024

LIVE IN 306: KRIS & BOBBY


En la hora del fundido a negro hay legados que deslumbran con mayor luz. Eran/son buenas canciones; hoy que su voz se pierde en las tinieblas, todavía son mejores canciones. Sabemos que era de Kris, le cantaba a Bobby McGee. Aparecía en su primer álbum, en el 70, y unos meses después se la apropiaba Janis para grabarlo poco tiempo antes de languidecer hasta destruirse. Ella la hacía imbatible, imperecedera. Él, en la semilla, un tipo incorruptible entre cuatro forajidos, trazaba un tema que no tendría edad. Hasta siempre, Billy the Kid.

sábado, septiembre 28, 2024

GREATEST HITS 348: WILD NIGHT x3

La primera versión que escuché de esta canción no fue la original, la que salió de la inspiración de Van Morrison cuando las cosas no le iban tan bien como parecía sugerir la cubierta de Tupelo Honey, el álbum de 1971 en la que se incluía. Fue Martha Reeves, ya salida del tejado Motown con las Vandellas, quien la usó tres años después para abrir su primer disco sola, un tema recuperado en 1991 dentro de la banda sonora de Thelma & Louise. Fue ahí donde me subí a los vagones por los que se aceleraba este tema, enganchado entonces a toda la selección musical de la película de Ridley Scott. Mi siguiente reencuentro con Wild night se produjo con uno de los discos más flojos de John Mellencamp, Dance naked, de 1994, aunque la canción, que reclutaba el bajo y la voz de Meshell Ndegeocello, conseguía destacar entre lo olvidable. Elijan... a mí me gustan las tres.

martes, septiembre 24, 2024

BONUS TRACK 295: THEM CHANGES (BUDDY MILES)


Este hombre estuvo en mi ciudad. Una noche hace muchos años tocó en uno de sus mejores templos musicales, una sala que celebra estos meses sus 25 años de existencia, la Mardi Gras de A Coruña. La sala se enorgullece de aquel día, de aquel concierto en el que el inmenso Buddy Miles que había tocado las baquetas para Hendrix se apañó como pudo para rodearse de cajas y platos en la batería del pequeño y sudoroso escenario de la Mardi. Por aquel entonces me hice con su disco Them Changes (1970), una de esas joyas que entre las sombras del olvido consigue emerger para reivindicarse eternamente como ejemplar conjunción de soul y rock, de blues y funk. Póker de estilos en perfecta expresión.

En ocasiones me sorprendo del escaso alcance que parecen tener los mejores discos que fueron creados hace tantas décadas. Cuando los escuchamos en el presente no advertimos bajo el prisma actual el peso que merecieron en el pasado como experimentos cuya pervivencia era una incógnita. Basta detenerse un rato y desentrañar su misterio interior para advertir esa grandeza casi invisible. Eso ocurre en Them Changes, donde Buddy Miles lo hace prácticamente todo y no resbala en nada.

domingo, septiembre 22, 2024

VOLVER


En otro momento habría reflexionado con la escritura como vehículo sobre esa noticia que convierte un reencuentro en un regreso y un regreso en acontecimiento. Pero estos dos, Noel y Liam, se van apagando en el retrovisor y mi volante ya no conduce en su dirección. De haber tenido ánimos me habría lanzado a aguardar por otras reconciliaciones y a desear que alguna de verdad fuese, sí, una gran noticia. Se me han adelantado oportunamente en la prensa. Merece hacer un buen repaso. Lean.

Y luego pregúntense y respondan: ¿Qué reencuentro es el que más me gustaría presenciar, estar ahí, ser testigo de la concordia? Elijan entre Led Zeppelin, Pink Floyd, Héroes del Silencio, The White Stripes, Mecano, Fleetwood Mac, Platero y Tú, Talking Heads, Extremoduro, The Smiths, The Police, The Kinks, Pata Negra, Black Sabbath, Los Suaves, Sex Pistols, Jane's Addiction, Dire Straits, Aerosmith.

jueves, septiembre 19, 2024

GREATEST HITS 347: HEART OF GOLD (NEIL YOUNG)

Pensaréis que esta canción debería haber aparecido hace tiempo en este blog. Es posible que lo hiciera hace más de una década en un post empapado de improvisación nocturna cuyo vídeo no permite ahora la reproducción. No importa. Cualquier momento es bueno para escuchar o recordar una canción perfecta. Suena en una emisora Heart of gold cuando el coche te lleva de un lado a otro en una tarde atareada y te dejas poseer por su calma equilibrada, por esa sencillez sin sobresaltos que fluye de los acordes limpios y de la voz gentil de Neil Young. En un tema Clásico, con mayúscula, el himno de un tiempo nostálgico, la válvula de la evasión y el suspiro del calor. Aquí vemos al autor encorvado sobre su acústica y con el rostro ensombrecido por su cabello largo, pero en la versión más electrificada del álbum Harvest James Taylor y Linda Rondstat firman unos coros mansos que elevan la canción al olimpo celestial.

sábado, septiembre 14, 2024

VOLUME ONE 673: LUCK AND STRANGE (DAVID GILMOUR)


Si el sonido de una guitarra fuese algún día considerado patrimonio de la humanidad, el responsable sería David Gilmour. He pensado esto alguna vez cuando entra en mí esa elegancia sensorial que nace de las cuerdas que Gilmour maneja, en cómo las aprieta o las estira, en cómo se clava ese sonido depurado de buena parte de sus canciones, dentro o fuera de Pink Floyd. Fuera, una vez más, se repite esa sensación placentera de éxtasis y liberación a lo largo del quinto disco de estudio del guitarrista británico, Luck and strange (Sony Music, 2024).

Inevitable. Inevitable pensar en el grupo unido, como en una esfera imaginaria, cuando se deslizan sinuosos algunos pasajes de este álbum. Gilmour compone un trabajo de firma familiar con las colaboraciones líricas e instrumentales de su mujer Polly y su hija Romany. Su magisterio se percibe en el ahogo de su voz cuando las canciones van creciendo y, cómo no, en la hechura limpia de sus guitarras resplandecientes (Luck and strange, Between two points, Scattered). Las lecciones de los mayores no tienen fecha ni previsión de caducidad.

Nota: 8/10

jueves, septiembre 12, 2024

LUME


Los que tenemos apego a esas cosas insignificantes de la vida (unas cuantas películas, algunos más libros, muchos discos) sentimos un escalofrío de dolor angustioso cuando se apaga el proyector que da luz a una sala oscura, al desconectarse para siempre el cable de una guitarra eléctrica o si cae para no volver a subir la verja de una librería. Lume cierra.

Tengo una relación especial con algunas librerías de mi ciudad, unas favoritas sobre otras pero todas templos de placer entre palabras y conversaciones. Empiezas por la recomendación de un libro o la semblanza a un autor, sigues por un debate literario y preguntas y respuestas que te llevan a distintos lugares y acabas hablando de tus hijos y de la vida misma.

Tú eres el cliente, ellos los libreros (las libreras en mi caso). Pasa el tiempo entre novelas y confianzas y tú la consideras más que una librera, ella te ve como alguien más que un cliente. Y un día te llama para decirte que la tienda cierra, que en unos días pone un letrero en la puerta para despedirse tras casi medio siglo vendiendo libros. Y no sabes qué decir mientras te recorre ese escalofrío de angustia.

Tengo muchos libros en casa. Una buena parte los he comprado en Lume o me los han regalado porque los han comprado allí, y yo también he buscado entre sus estanterías alguno adecuado para regalar. Puede que algunos conserven la etiqueta con el sello de la librería estampado en la primera página. Espero encontrar tiempo estos días para volver a Lume para comprar un último libro antes de que sea tarde, antes de que se acabe la tinta de las palabras con las que he crecido.

martes, septiembre 10, 2024

BONUS TRACK 294: IS THIS DESIRE? (PJ HARVEY)


Suele ignorarse este disco de PJ Harvey entre lo más meritorio de su producción. Sobre Is this desire? (1998) pesa la admiración que despertaban tres obras previas como Dry, Rid of me y To bring you my love, en las que la agresividad rugosa de Polly Jean saltaba de la crudeza a la sofisticación. La prensa la entronaba, los adeptos se juntaban procedentes de distintas tribus urbanas, PJ gustaba a parias y a eruditos, a público fácil y a audiencia difícil. Y entonces tardó más de tres años en tener listo un nuevo álbum, este trabajo que mucho tiempo después encontraría tuberías de conexión con los más complejos The Hope Six Demolition Project y I inside the old year dying.

Porque tras una densa etapa de encierro en su campo natal, Harvey acabó por fabricar uno de esos discos suyos donde lo siniestro embruja, en los que las guitarras, los sonidos y las programaciones toman caminos impredecibles, se retuercen o se encogen hasta resultar embriagadoras. Aquel oscuro álbum nada hacía pensar que PJ se entregaría dos años después al más accesible Stories from the city, stories from the sea (2000), cumbre arrebatadora de una mujer capaz de transformar la aparente fealdad en fascinante belleza.

lunes, septiembre 09, 2024

BOOTLEG SERIES 125: VAN MORRISON EN MARIN COUNTY


Esta historia la leí hace tiempo. Atacado por el miedo escénico, Van Morrison, ese león malhumorado que suma medio centenar de álbumes con casi 80 años, al ritmo frenético reciente de uno (o más de uno) por temporada, amagó con retirarse de la música allá por 1971. Frustrado con su vida familiar, con su banda, con sus discos, con su manera de encarar al público en vivo... el músico pasó la depresión con un retiro en su casa del norte de San Francisco, en el condado de Marin. Los pocos amigos que le aguantaban consiguieron a pequeños pasos que Morrison volviese a los escenarios, primero con un saxo, luego con una guitarra, al final volviendo a los directos y al estudio. En aquella época, encadenó algunos de sus mejores trabajos: Moondance, His Band and the Street Choir, Tupelo Honey y Saint Dominic's Preview

Pues ahora me encuentro con este oportuno bootleg con un sonido muy decente que recoge a Van Morrison en directo en septiembre del 71 en Marin County. No hallo más datos sobre este disco. No me hacen falta. Me basta (me despierta, me cura) con regresar a aquella música de poco antes de nacer, al león rugiente que cabalga sobre temas propios y ajenos al trote de blues y rhythm & blues, a vibrantes canciones como Ballerina o Domino, a excitaciones como Wild night o Into the mystic. Cuesta creer que la pasión y la energía con que Van cantaba lo estaban debilitando en una de sus etapas musicales más brillantes. Queda este archivo para recrearse en la fuerza vivificante de la música.

sábado, agosto 31, 2024

VOLUME ONE 672: WOODLAND (GILLIAN WELCH & DAVID RAWLINGS)


Gillian
y David llevan juntos mucho tiempo. Lo que funciona en un ámbito lo hace también en el otro, en el hogar y entre guitarras acústicas, con música que flota sobre las cabezas o en la que podríamos encerrarnos. Los ves ahí, tan empequeñecidos bajo el rótulo de los estudios Woodland, que parecen sus humildes guardianes. Si te fijas un poco más agrandando la imagen o buscando fotos promocionales de su último álbum, que lleva por título Woodland (Acony Records, 2024), incluso podrías asignarles el rol de siniestra pareja de una película de terror o misterio que esconde un oscuro secreto o perturbadoras costumbres. En ese aislamiento que transmiten Welch y Rawlings respiran también sus discos, ajenos a influencias, apartados de las comparaciones.

A Woodland, séptimo álbum de Gillian Welch y segundo que comparte autoría firmante con su pareja, lo acompaña una historia de reconstrucción, la del estudio de Nashville donde los músicos han trabajado en los últimos años para ponerlo en pie después de que un tornado lo echase abajo en 2020. Y como el conjunto de su obra, contiene esas delicadas perlas que parecen surgir de la contemplación, de momentos de soledad en un viejo estudio o de inspiración en parajes alejados de las urbes (North Country, Empty trainload of sky). Welch y Rawlings en su burbuja

Nota: 7,5/10

miércoles, agosto 28, 2024

VOLUME ONE 671: ROMANCE (FONTAINES D.C.)


Puede que en el fondo de mí supiera que algún día este grupo acabaría gustándome, o que uno de sus discos echaría abajo esa barrera real y mental que impedía mi aceptación. La evolución de la banda me daría la respuesta, y llegados al cuarto álbum, Fontaines D.C., igual de osados pero menos ásperos o agresivos, han dado forma al mejor de sus trabajos, a juicio de este blog. Romance (XL Recordings, 2024), con ese lacrimógeno corazón aplastado como portada, encierra el descaro ilimitado de los dublineses, más atemperados en los perfiles de unas canciones más pulidas, volcanes que guardan su erupción para más tarde sin desprenderse de su sensación de amenaza.

Un par de temas transforman la perspectiva: la impulsiva Starburster que avanza sobre raíles a ritmo de rapeo y se agita con desgarros de voz y percusión, un potentísimo single; y el cierre magistral con Favourite, contagiosa como una plaga y evocadora de los balanceos rítmicos de los Smiths. Me pregunto si ahora, desde otro punto de vista, volver a los tres álbumes anteriores surtirá algún efecto de cambio.

Nota: 7,5/10

lunes, agosto 26, 2024

VOLUME TWO 125: SIMPLE MINDS


En poco, Simple Minds cumplirán 50 años, así que casi han crecido ellos contigo. Y así, a golpe de los lugares comunes de un documental que repasa los capítulos musicales y vitales de una banda, te vas viendo también a ti mismo, al chaval seducido por aquella música que sonaba tan potente, aquellos tres o cuatro discos que te acompañaban en la adolescencia, lejos aún de aventurarte en cientos de senderos por los que las guitarras te llevarían. Sabes que no fue el mejor de los grupos, pero durante un tiempo fue tu grupo, y ese cariño nunca se marchita.

Cuando todo es posible, documental fechado en 2023, hace una pausa a la gira grande (¿la última?) que el grupo de Glasgow ha programado en su carrera mediocentenaria para que Jim Kerr y Charlie Burchill, aquellos dos niños del barrio que se conocieron en un cajón de arena, se recuerden a sí mismo, a su tiempo. Los dos, almas supervivientes de Simple Minds, pasean como dos viejos amigos por el monte, por un muelle abandonado o por un pueblo de Sicilia, con su áspero acento escocés conduciendo la inocencia de su juventud y el juicio reflexivo del otoño.

Jimmy Iovine les pedía canciones, desconfiados unos y otros, cuando les produjo Once upon a time en su desembarco como banda de estadios, como grupo serio, importante. Vaya si tenían entonces, y las tuvieron después. La noria de la vida siguió girando con otra música, otros públicos, otros gustos, y Madchester primero los fueron apagando, ojo que no desdibujando, después la edad, cierto cansancio. Pero aquello que cantaron aún resuena poderoso desde la niebla gris de Glasgow.

jueves, agosto 22, 2024

VOLUME ONE 670: LONG HAUL (BEN SOLLEE)


Me gusta encontrarme de vez en cuando con sensaciones de desconcierto, y también asombro, como las que me produce este disco. Mientras lo escucho no acierto a saber si me gusta o no, si puedo catalogarlo o ponerle un adjetivo. Necesito volver a escucharlo, hay algo en la música que atrae, que me empuja con misterioso interés pero sin la suficiente convicción. Y tras la segunda o tercera escucha veo más claras mis impresiones, más definida la explicación, generalmente, de por qué me gusta. Hoy el protagonista de este último capítulo peculiar de conexiones con los discos es Ben Sollee, un hombre con aspecto de buen hombre del que muy poco sabía y al que ahora debo tener presente.

Sollee es violoncelista, de Kentucky, pero este instrumento no es dominante en Long haul (SonaBlast, 2024), más bien no lo parece. En la primera década del siglo formó parte de Sparrow Quartet, una formación acústica donde figuraba también Béla Fleck. Allí cultivó un caldo de folk y bluegrass cuyos aromas permanecen en su último álbum, para el que dejó pasar siete años desde el anterior. Pero en el brebaje caliente que empapa sus surcos hay salpicaduras de pop, blues y gospel que lo convierten en un impredecible y sugerente experimento, de esos que, como digo, te descolocan con el ingenio innato que acabas descubriendo.

Nota: 7,5/10

lunes, agosto 19, 2024

VOLUME ONE 669: LONG WAY HOME (RAY LaMONTAGNE)


El verano no acostumbra a dejar novedades memorables en las discografías, reservadas en general para las épocas reflexivas del otoño y la primavera. Pues esto no va con Ray LaMontagne, quien a lo pronto alcanza las dos décadas de profesión ante el micrófono y en la composición. Nueve álbumes suma en este periodo de altos y bajos, estable con sus dos últimas entregas, obras parejas, de una modestia eficaz, sin riesgos con los que desviarse como en trabajos anteriores. Este Long way home (Orchard, 2024) estival posee un magnetismo contenido, el que nace de grabaciones sencillas en hogares convertidos en estudios y con dos o tres colaboraciones, las Secret Sisters incluidas. LaMontagne despacha en menos de 32 minutos una escueta colección de pulidas canciones que remiten, en el fondo, a Mr. Young, la Creedence o las agradables brisas del soul, entre otros referentes. Pero sin desprenderse el autor de su propio norte, reorientado en el camino recto de los brillantes secundarios.

Nota: 7,5/10

viernes, agosto 16, 2024

LIVE IN 305: ARIEL ROT EN LA PLAZA DEL PUEBLO


En escenarios y momentos como estos, la plaza de tu ciudad y en plenas fiestas de agosto, no hay que pedir demasiado, lo justo y suficiente: oficio, buen humor, sentimiento y ganas de que todos lo pasen bien. Y eso hizo Ariel Rot, modesto invitado en tiempos obligados de contención, músico de primera categoría. ¿Por qué? Porque sonó stoniano, porque sus canciones siguen sonando tan gamberras como emotivas, bálsamos que supuran blues para las horas brumosas de la madrugada. Porque más de cuarenta años después te reafirmas en lo buenos que eran Tequila, lo bien que encaja siempre un tema de Los Rodríguez cuando había cualquier tipo de fiesta de por medio, la huella que deja la pluma del argentino en Vicios caros o Vals de los recuerdos. Un buen músico, una buena banda. Un escenario que no falla. Noche tranquila de rock.

lunes, agosto 12, 2024

BONUS TRACK 293: ALONG CAME JONES (TOM JONES)


Este muchachote tan apuesto, tan confiado, no tardaría en demostrar lo sobrado que iba de voz, talento y actitud para fulminar a cualquiera con la mirada y para mojar la ropa interior de sus seguidoras, con o sin la camisa puesta. No nos hemos cansado de ensalzar la vejez gloriosa de Tom Jones, un Sir descomunal, sazonada con formidables trabajos de versiones y temas propios interpretados ante un crepúsculo de plenitud. Pero volver a mucho tiempo atrás, a hace casi 60 años, nos anticipa a una potencial estrella, a un cantante que en su torrencial voz y entregada interpretación exhibió su mejores argumentos de seducción.

Después de darse a conocer en bandas galesas, sus primeros singles, como aquel What's new Pussycat? que aparecía en aquel film tan tonto, este Along came Jones de 1965 puede considerarse su primer álbum. Contiene el super hit It's no unusual que tanto ha inmortalizado a Mr. Jones, pero el resto de cuidadísimos temas, entre ellos preciosidades como The rose, If you need me, It's just a matter of time o Spanish Harlem con cantados con una temprana seguridad y sensibilidad que convertiría a Tom Jones, aquel chaval, en un gigante.

jueves, agosto 08, 2024

GREATEST HITS 346: IGUAZÚ (GUSTAVO SANTAOLALLA)

Muchas veces me sorprende la pureza de lo tradicional, de lo arcaico o primitivo, la sencillez con que transmite una autenticidad que conmueve. Un viejo instrumento que suena a trompicones o con una delicadeza que no parece de este mundo, unas voces antiguas que esconde la tierra. De alguna manera siento ese asombro al escuchar este tema. Me fascinó en cuanto supe de su existencia, cuando la vida se le echaba encima al personaje que Russell Crowe interpretaba en el film The Insider. Su autor, Gustavo Santaolalla, compondría un año después su primera banda sonora, para el monumental latigazo que es Amores perros. Pero aquel Iguazú de cuerdas titubeantes, frágil y escalofriante, le abrió el camino para componer para el cine, que le brindaría poco después al músico y productor argentino dos Oscars. Ver y oír al maestro rozar el ronroco, sus cinco cuerdas dobles y su vibración relajante, todavía me parece irreal, una medicina para la añoranza.

domingo, agosto 04, 2024

GREATEST HITS 345: FRÍO (ALARMA!!!)

Si la memoria no me traiciona, esta tuvo que ser una de las primeras canciones cuya letra escribí en un cuaderno. Y eso debió ser porque cuando la escuché me dejó fulminado una temporada, y me dije que tenía que aprendérmela. Estaba en uno de aquellos recopilatorios titulados Monstruo (o Monstruo total), que después de unas cuantas ediciones de grandes éxitos internacionales tuvo una edición con temas nacionales. Por algún lado andará el viejo vinilo. Estábamos a mediados de los ochenta, y supongo que Frío tuvo un impacto bien cálido en un chaval impresionable como yo, en lo que a música se refería entonces. Buf, es que la canción jugaba con los contrastes, y entonces suponía que hablaba sobre la soledad, la desorientación. Hoy sigue sonando hechizante, con ese bajo saltarín y le voz lejana que parecía agonizar, arropada hacia el final con ese saxo esperanzador. Con los años fui sabiendo dos o tres pinceladas de aquel grupo casi efímero, Alarma!!!, un trío con solo dos discos en dos años donde estaba Manolo Tena, que sería mil veces reivindicado, ensalzado. Sin duda, con temazos como Frío... y su penoso videoclip.

jueves, agosto 01, 2024

BONUS TRACK 292: INTO THE GREAT WIDE OPEN (TOM PETTY & THE HEARTBREAKERS)


Cuántas veces nos damos cuenta de lo magníficos que son los discos, lo grandes que son algunas bandas, cuando dejamos pasar tiempo, al enfriar los mejores recuerdos y recuperarlos con nuevas escuchas. Cuántas veces nos ha ocurrido con Tom Petty. Vale cualquier disco, cualquier etapa. Vale Into the great wide open (1991). Y no solo porque con este álbum te pones a volar con Learning to fly nada más enchufarlo o porque te dejas envolver en la amplitud evocadora de su tema titular. Sino porque está plagado de otras canciones que no dejan tanto rastro pero se incluyen entre lo mejor del rubio de Gainesville y su banda (Two gunslingers, Too good to be true, Out in the cold). 

Fue una etapa algo incierta aquella en la que se conoció este disco. Volvían a juntarse los Heartbreakers tras dos álbumes más flojos en los ochenta y Tom se había aislado con Jeff Lynne en el estudio para darle forma a una de sus obras más redondas, Full moon fever, antes del cambio de década. La fórmula Lynne para la producción la mantuvo con Into the great wide open, que precedería a otra asociación también exitosa para los siguientes trabajos de los noventa, con Rick Rubin. Ah, no tienes más que imaginarte un paseo campestre por un paisaje como el de la portada de este disco, en caminos de tierra acogedora, para sentirte en la gloria.

miércoles, julio 31, 2024

GREATEST HITS 344: CRYIN' IN THE STREETS (ZESHAN B)

Siempre hay algo por lo que protestar, una injusticia que combatir; en las calles con nuestra voz a gritos o con una canción. Hoy me vuelvo a encontrar con Cryin' in the streets, un tema que dio a conocer George Perkins en 1970 después de concebirlo en el funeral de Martin Luther King. La versión más estremecedora de la canción es quizá la que interpretó Buckwheat Zydeco con Ry Cooder en la producción y deslizando sus dedos por la guitarra, incluida en el fabuloso recopilatorio Our New Orleans. Pero esta más reciente, y más breve, de Zeshan B es también sobrecogedora, más elegante y con menos polvo, pero con el mismo desgarro de denuncia y emoción, levantada por la voz potente del cantante que lleva el llanto de las calles a una dimensión universal.

lunes, julio 29, 2024

VOLUME TWO 124: NEMO

Venga, metamos hoy a esta persona en esta categoría, por qué no. Demos unas líneas por primera vez en todos estos años de blog al festival de Eurovisión. Sobre todo porque The code, la última triunfadora, con la bandera de Suiza y la interpretación del joven Nemo, es una gran canción.

No soy eurofan, pero mi hijo dice que él sí, aunque me temo que no. No sé si ser eurofan se demuestra aprendiéndose unas cuantas canciones de la última edición, o algunas ganadoras de otras ediciones a través de vídeos en Youtube, o sabiendo qué país ganó tal año y con qué cantante. Y verlo y cantarlo una y otra vez.

El caso es que a fuerza de escuchar The code repetidas veces me he dado cuenta de su indiscutible calidad al compararla con la más que discutible calidad que en las últimas décadas caracteriza a las seleccionadas por cada país. El tema atrapa, hace vibrar y jadear, impulsado por la épica, sin rastro fruslería, sin pie al ridículo.

Nemo, artista que se define como persona no binaria, siente en cada poro de su piel la fuerza del mensaje de su canción, su verdad, su desafío, sus códigos identitarios; cabalga sobre el brío de la orquestación y se rompe eufórico en el éxtasis de un estribillo digno de triunfo e imposible de olvidar.

miércoles, julio 24, 2024

LIVE IN 304: CHRIS ISAAK (14 AÑOS DESPUÉS)


Este hombre te hace la vida un poco más feliz. Sales de uno de sus conciertos y puedes llegar a pensar que ha sido de los mejores que has visto. Eso sentí aquel 24 de junio de 2010 en Ourense; hoy, catorce años después en mi ciudad las sensaciones fueron parecidas. Porque Chris Isaak es como un vecino amable, un adorado pariente, un amigo fiel... un músico sencillo que se gana al público tan fácilmente como paseando entre las butacas mientras canta y chocando su puño aquí y allá... o dejando que sus músicos tengan su modesto momento de lucimiento... o respetando la esencia pura de sus canciones sin alardes ni excesos... o interpretándolas juntos uno muy cerca del otro como si estuvieran en la sesión del jardín después de una barbacoa de domingo. Porque honra a Roy Orbison y a Elvis desde la sinceridad más auténtica. Porque Dancin', Blue Hotel, Blue Spanish Sky o Somebody's crying aún dan escalofríos. O porque suena Wicked game y no se oye la respiración de nadie. Grande grande, Chris.

sábado, julio 20, 2024

BOOTLEG SERIES 124: JACK'S BASS


Este bajista de gruesos labios escondido tras las gafas de cristales redondos tintados y una caída melena rubia a juego con sus coloridos ropajes le puso música a la psicodelia californiana en la comuna de los Jefferson Airplane. Su pulso rítmico quizá quedaba disipado en el remolino de aquellos tiempos, pero madre mía, la verdad es que absorbían sus cuatro cuerdas. De allí salió asociado con Jorma Kaukonen para darle marcha a Hot Tuna, una artesanal banda de blues que, cuando le apetecía, crujía enchufada en rock. Y después el hombre se dejó oír aquí y allá, entre giras con su viejo amigo Jorma agarrando un bajo grande y asintiendo como abstraído sobre su mástil. Jack Casady tardó 59 años en grabar el único álbum que lleva su nombre, y eso ocurrió hace ya 21 años. Dream factor (2003) es una anécdota de esas de las que te sientes orgulloso de ser propietario, de que figure entre tus discos. No es un trabajo con el que alucinar, y ni siquiera Jack canta, ni falta hace. Su bajo es parte de canciones que presta a otras voces y a las que invita a buenas amistades (Gov't Mule, Ivan Neville, Doyle Bramhall II, Steve Gorman, Kaukonen) para oscilar entre el rock, el folk y el blues. Pues eso, que hacía dos décadas que no lo sacaba de la estantería, hoy cuando sientes que tienes pequeños tesoros al alcance de la mano.

martes, julio 16, 2024

EL FÚTBOL Y RODRI


Ando sensible estos días, me emocionan simples gestos, la pureza, lo auténtico. Recupero el placer de las alegrías colectivas. El fútbol... es lo que tiene, la unión en el éxito, el placer del juego. Los colores de todos, la fiebre desbordada. El trofeo al cielo que ganamos, el abrazo que damos a los chavales, al que cumple 17, al que vence a su rodilla, al que nos salva sobre la línea de gol, al que nunca pierde. El triunfo es nuestro. 

Hoy las chicas juegan en mi estadio y las vemos desde una esquina. Agitamos las banderas y nos parecen tan majas, tan buenas. Son nuestro equipo, el que siempre animamos aunque estemos callados, el que va más allá de la pertenencia. Dos goles, y varias vueltas al campo, pasan a nuestro lado envueltas en los gritos de la grada. Nada las puede arropar más. Como las olas humanas que recorren los cuatro lados del estadio.

He vuelto al fútbol, a esa novia de la que nunca me llegué a separar por completo. A sufrir, a llorar, a querer a esos jugadores que visten mi escudo como si fueran hermanos, a tener ganas de sumarme a su fiesta. Y un hombre se impone entre todos, un chico al que le sobra la cordura, la inteligencia, las palabras de sabio y el sentido común. El gigante del césped. El señor del juego. Hoy, el mejor entre los mejores.

jueves, julio 11, 2024

VOLUME ONE 668: THE LIGHT, THE BEAUTIFUL LIAR (RILEY CATHERALL)


Hoy toca algo nuevo entre tanta espesura. Una exploración, un descubrimiento en el otro extremo del mundo. Algo bonito, y suficiente. Riley Catherall no nos va a cambiar la vida, quizá lo olvidemos dentro de unos meses. Nadie va a tener más conocimiento de él que el que ahora se tiene, probablemente. Porque este joven que acaba de publicar su disco The light, the beautiful liar (2024) seguirá girando por su Australia natal, alguna vez tendrá una gira inglesa (como ahora) o recorrerá en algunas fechas la ruta de unas cuantas salas europeas. Pero mientras, uno se queda con este tierno álbum y sus acústicas delicadas; con dos o tres de sus hermosas canciones, como esta inicial Bark at the moon y su entramado de misterios. Uno más, uno cualquiera entre miles de cantautores sin nombre, envuelto en la sombra de la modestia, pero yo ya retengo el suyo.

Nota: 7,5/10

domingo, julio 07, 2024

GREATEST HITS 343: LIVIN' ON A PRAYER (BON JOVI)

Esta canción llegó a nosotros antes de que nos diéramos cuenta de que en los discos de Bon Jovi había siempre un single brutal, dos a veces, y el resto de temas no entraban en la memoria. ¿Eran buenos álbumes? Se recordaban según lo mucho o poco que perduraban en el tiempo aquellos singles estupendos. Livin' on a prayer lo era, lo es, y Slippery when wet (1986) tenía no una sino dos canciones más realmente memorables. Este fue uno de los vinilos que palpé durante horas y horas, y el que mejor recuerdo me deja de toda la obra del grupo. En efecto, todos los discos siguientes tuvieron éxitos fantásticos, uno o dos como mucho, pero a la banda le sienta solo bien el gris de las portadas. Hoy, Livin' on a prayer aún me invita a gritar para que alguien me pueda oír.

sábado, julio 06, 2024

HOY, LA FAMILIA


Hoy no ha sido un día como cualquier otro. Hoy dejamos de ver a los compañeros que han estado a nuestro lado desde hace cinco, diez, dieciséis y hasta veinticuatro años, desde aquel principio que hoy parece tan lejano. Hoy se cierran unas puertas y se abren otras, las que verdaderamente importan. Hoy recordamos lo bien que nos hemos llevado mientras miramos hacia delante. Hoy nos vemos como una familia que ha logrado soportarse, entenderse, quererse. Hoy ya añoraremos a quienes tanto nos han ayudado, con quienes tanto hemos aprendido, crecido, vivido. Hoy nos bajamos del tren para subirnos a otro, para sentirnos más cerca, para disfrutar más y mejor de nuestra familia de sangre. Y nunca os olvidaremos.