miércoles, diciembre 18, 2024

VOLUME ONE 680: HEAVEN, OR SOMEPLACE AS NICE (JOSH RITTER)


La Liga de los músicos sin mácula, aquella en la que ni siquiera nuestros artistas favoritos entran porque alguna vez han firmado un sonrojante patinazo, tiene plaza para Josh Ritter. Busquen alguna salida de tono, no la encontrarán en su docena de discos. El notable es la nota alrededor de la que giran sus trabajos, desde primerizos ejemplos como Golden age of radio (2001) hasta recientes diamantes como Spectral lines (2023). Poco más de un año después de este álbum, Ritter adopta una actitud igualmente reposada, si cabe más adormecida, como en la calma de un retiro, para servirnos otro buen disco, Heaven, or someplace as nice (2024).

Aunque esta vez a su nuevo álbum se le eche en falta algo de músculo y se le añore un enchufe de corriente eléctrica, Ritter se toma las cosas sin prisas, con canciones de fino trazo y elegante hechura, a las que contribuye en cuatro de sus nueve cortes el guitarrista de jazz Bill Frissell. Es en uno de ellos, Only a river (pieza que Bob Weir ya elevaba en su disco Blue Mountain), donde el disco alcanza su pico de excelencia. Ese cielo del título es quizá, el lugar donde el oyente y el propio Josh parecen sentirse con el murmullo de las cuerdas.

Nota: 7/10

lunes, diciembre 16, 2024

LIVE IN 307: ROD STEWART, A CORUÑA 2024


A propósito de Rod Stewart en mi ciudad, en un buen concierto, con una banda de alto nivel y un carismático artista de primera categoría al frente, me pongo a pensar...

Pocos conciertos me quedan por delante para sorprenderme y entusiasmarte, me temo (será que el historial es largo y la capacidad de asombro más escasa). Un gran recinto, aunque sentado cómodamente en buena posición, no es el mejor escenario para deleitarse con la emoción auténtica de quien interpreta; me falta sudor, aguante, o energía juvenil. Me sobran las luces que salpican la oscuridad desde las pantallas, ese vicio que distrae de la esencia. Uno que iba con la invitación de quien cubre el evento para un medio se pregunta: ¿estamos dispuestos a pagar 80 euros por reposar el cuerpo y hasta 136 por ver en pie a un músico a unos pocos metros? Bueno, el recinto para 8.000 espectadores estaba casi lleno.

En cuanto al concierto de Sir Rod, sabíamos que poco o nada habría de rock tabernario, mucho de versiones bien escogidas (Downtown train y I'd rather go blind en cabeza) y una ejecución profesional para contentar a una audiencia de exigencia media-alta a estas alturas de la vida en el DNI de los asistentes. Blues, soul, pop, disco, rock y un músico al que no le fallan ni las fuerzas ni la garganta. Bien por Rod Stewart, te he visto enfrente, y me doy por satisfecho.

sábado, diciembre 14, 2024

BONUS TRACK 299: PARADISE OUTLAW (PIETA BROWN)


Si a este álbum le acompaña la etiqueta "ayer y siempre" pese a haber visto la luz años después de la andadura de este blog se debe a que en ese momento de alumbramiento, 2014, se nos pasó inadvertido, y tampoco habíamos probado ni una gota de la música de Pieta Brown. Le sienta bien esta misma etiqueta a Paradise Outlaw (qué fantástico título) porque su sigilosa atmósfera no pertenece a tiempos concretos, flota en una nube solitaria sin dirección definida y transmite un excitante placer.

Y quietud, sosiego, desde las suaves acústicas a los pellizcos eléctricos que hacen temblar el hilo metálico de lo cercano y confortable. Este disco de hace diez años era ya el sexto de Pieta Brown, otra de esas vocalistas y compositoras que ha convertido en territorio apacible la red de raíces que se estiran hacia numerosos carriles del folk y la americana. Bo Ramsey, otro discreto artesano de las cuerdas, abrigó a Pieta como productor en este y otros álbumes, y ella, serena intérprete, arropara por Justin Vernon y Amos Lee en tres temas, consigue, aunque tarde, conquistarnos.

miércoles, diciembre 11, 2024

SOUNDTRACK 283: UNA DE FRANK CAPRA


Hoy he visto una película de Frank Capra. Puede que hayan pasado quince o veinte años desde la anterior de sus películas que vi, y han sido más de una veintena. No se trata de juzgarlas esta vez, de ordenarlas de mejor a peor en una lista en la que todas me parecen excelentes (Juan Nadie, Vive como quieras, Un gángster para un milagro, Sucedió una noche, Horizontes perdidos...). O me lo parecieron en su momento. Y, la verdad, la mayoría no quiero volver a verlas para no dar oportunidad a que el día de hoy destroce la belleza de los recuerdos.

Con el filme de Capra que acabo de ver, uno muy antiguo que nunca debió de emitir ninguna televisión y que me encuentro en una plataforma, vuelve a mí aquella sensación de ilusión y expectación que me invadía cuando las cadenas emitían viejas películas de aquellos maestros del cine cuya huella nunca se ha perdido y otros que vinieron después han heredado. Regresa el placer de un pasado juvenil en el que el cine ocupaba mucho tiempo en nuestras vidas, sus historias de fe y esperanza, de buena gente frente a villanos aprovechados. Ficciones que creíamos auténticas, un mundo paralelo en salas de proyección a oscuras.

La mujer milagro, se titula, con Barbara Stanwyck derrochando verborrea entre humanos necesitados de fe. Y Capra, siempre, su maestro detrás de la cámara.

domingo, diciembre 08, 2024

BOOTLEG SERIES 129: LUCINDA EN ABBEY ROAD


Habría que instaurar experimentos (pruebas, juegos, competiciones) como estos: versionar a los músicos más versionados de la historia y que los oyentes aprobasen y suspendiesen, con diferentes notas, a los intérpretes que se atreven a orientar viejas canciones hacia nuevos rumbos. Esto ocurre de siempre, y Lucinda Williams lleva unos años, desde que la salud no le deja rendir al cien por ciento, llenando de versiones de Dylan, los Stones y otros su propio jukebox. El séptimo volumen de esta especial caja musical presenta a la propia autora en los mismísimos estudios de Abbey Road de Londres para revivir (como miles de músicos de todo pelaje en cada rincón del planeta) media docena de canciones de The Beatles.

Así que no cuestionemos a una intérprete veterana de primera categoría por meterse en la piel de algunas de esas canciones que, como a muchos y muchas de su generación (y tantos que vinieron después), forjaron su personalidad y su oficio. Eso es lo que tiene Lucinda Williams Sings The Beatles from Abbey Road (2024), oficio, y respiración rockera, y emoción auténtica. Hacen vibrar, por ejemplo, Yer blues, Don't let me down y While my guitar gently weeps (¡cómo no!) pero enfrían Let it be o Something. Yo le doy un aprobado alto... será que los Beatles y yo no crecimos juntos.

martes, diciembre 03, 2024

BONUS TRACK 298: TIGERLILY (NATALIE MERCHANT)


Esta mujer que nos clava los ojos, entre desafiantes e incisivos, desde la portada de su primer disco viaja en la memoria hasta aquellos primeros años universitarios, cuando aquel álbum de los 10,000 Maniacs acompañaba las tardes en la habitación de la casa de un amigo con pocas ganas de estudiar. El grupo y Natalie Merchant tuvieron después poco peaje por mis horas musicales, pero cuando pidieron permiso para sonar siempre fueron bien recibidos. En 1995 ella dejaba atrás a su banda y sellaba con su nombre Tigerlily, un álbum impoluto, de una limpieza bautismal, elegante en sus hechuras, profundo en su interpretación. San Andreas Fault, Carnival, I may know the word... irradian una plácida serenidad. Motherland, seis años después, era otra gema delicada en la carrera poco ensalzada de una artista que se acomodó en su modestia.

lunes, diciembre 02, 2024

LOS MEJORES ÁLBUMES DE LA HISTORIA


No, no vamos a enumerar los mejores álbumes de la historia. No sabemos cuáles son los mejores, solo los que más nos gustan. Otros foros se dedican cada cierto tiempo a vendernos un listado grande, 500 unidades, categorizado como lo supremo entre lo mejor, la mejor música de la historia, que incluye pop, rock, folk, jazz, blues, rap, electrónica y algún género más.

En septiembre de 2005 compré un número especial de la edición española de la revista Rolling Stone que incluía una lista de "los 500 mejores álbumes de la historia" según el criterio de músicos, creadores, productores, periodistas y responsables de discográficas. En 2023 la misma publicación repitió lista con votos de personas de cargos o condiciones similares; entendemos que no serían las mismas personas que 18 años antes, quizá alguna sí. 

La lista cambió, por supuesto, porque en casi dos décadas cambia, entre otras cosas, la forma de consumir la música, así como la importancia temporal o la repercusión de determinados músicos y sus discos. Llama la atención que álbumes previos a 2005 que antes no figuraban entre esos 500 ahora sí aparecen; o que discos que primero estaban en el puesto 38 descienden al 483, del 64 al 489. ¿Tan mal han envejecido, ya no son tan tan buenos ahora?


 

Vamos a los primeros puestos: uno que antes estaba en el puesto 33 ahora solo baja al 47; en cambio otro buen disco que merecía el puesto 81 ha repuntado dos décadas después hasta el 46. Vaya, el mejor disco de la historia según la última encuesta de esta revista es What's going on de Marvin Gaye, número 6 en 2005. El puesto 2 es el mismo en un año y otro: Pet sounds de los Beach Boys. Y el 3 es Blue de Joni Mitchell, aupado desde el 30 de hace 18 décadas. ¿Cómo se explica esto?

Un par de fluctuaciones más en este juego habitual de las listas que no sirven para nada pero tienen su gracia. Los Beatles tenían cuatro álbumes entre los diez primeros en la lista de 2005, ahora solo uno, que antes era el número 14 (¿qué pasa con los otros extraordinarios discos de los Fab Four?). Bob Dylan tenía dos y el único que ahora tiene sube desde la posición 16. En el top 10 actual solo se mantienen los trabajos de Gaye y los Beach Boys, el resto, como vemos, han subido desde las plazas antes mencionadas o desde la 56, 17, 25, 72 y ¡¡312!! que ocupaban Stevie Wonder, Nirvana, Fleetwood Mac, Prince y Lauryn Hill respectivamente. Y el 1 de antes es ahora el 24.

Por supuesto, ni en una ni en otra lista aparecen aquellos otros buenos discos que alguna vez, y también ahora, nosotros hemos considerado que sí son los mejores álbumes de la historia.

martes, noviembre 26, 2024

VOLUME TWO 128: (TENEMOS UN PROBLEMA CON) NICK Y JOSH

¿Problema? No, en realidad no, pero como titular es aceptable. Además, ¿a quién le importan nuestros problemas? Admitamos, ya que nos entendemos escribiendo y hablando sobre música, que hay ciertos músicos cuyos elogios no llegamos a comprender, a admitir incluso, cuando lo que ocurre en verdad es que no encajan en nuestro radio de aceptación ni entre el amplio grupo de afinidades que acogemos. Tan sencillo como eso. Lo que merece reverencias y alabanzas, cinco estrellas de puntuación y dieces de valoración, en estudio o en vivo, es para nosotros una opinión desmesurada, si cabe un indigesto castigo. Hablamos hoy de Nick Cave y Josh Tillman, Father John Misty.


Les damos más de una oportunidad una vez que entran en nuestro territorio, amparada por un disco que en su momento nos gustó mucho y que aún nos gusta o por un par de temas en otro par de álbumes que consideramos más que aprobados, sugerentes. Son más las reprobaciones que los beneplácitos, y aun así, con cada novedad de su carrera, nos prestamos a escuchar su nueva producción con atención y con el deseo esperanzado de que nos convenza, de que digamos por fin que ahora nos agrada este músico, que ha conseguido alcanzarme. Pues nada: los ensalzados álbumes de Nick Cave & The Bad Seeds y Father John Misty (Wild God y Mahashmashana) no nos llegan al aprobado.

Quizá es que tenemos un problema con Nick y Josh que nos impide asumirlos con el juicio despejado, cada uno por sus propias razones, parecidas en definitiva. Por el abrumador dramatismo interpretativo de Cave y sus canciones trascendentes, por la grandilocuencia orquestal de Tillman. Acabamos agotados de la gravedad de uno y de la languidez de otro, en la negrura de sus trajes. Salvemos algún punto a favor, no obstante: Wild God deja un poco de luz entre la maleza para sacudirse la depresión de los anteriores discos; Mahashmashana guarda un par de fogonazos en el repertorio que son alivio frente al tedio. Lejos del aprobado.

domingo, noviembre 24, 2024

VOLUME ONE 679: SMALL CHANGES (MICHAEL KIWANUKA)


Small changes
(Polydor, 2024). Pocos cambios. Lo mejor que se puede decir del último disco, el cuarto, de Michael Kikanuka es que apenas hay cambios respecto a los dos inmediatos antecesores. Lo peor que se puede decir es que poco o nada cambia. Es decir: todo bien, pero... No es una contrariedad, es la evidencia de unos rasgos reconocibles, de un ambiente reiterado (repiten Danger Mouse e Inflo en la producción), una identidad que vuelve a funcionar con tanta aprobación como generar el recelo hacia un músico reacio a salirse de su acomodo. 

A la altura de este cuarto álbum, Kiwanuka compone un trabajo con sello de fábrica (ese soul folk plácido y caluroso, ese clima contemplativo de su voz distendida o de los coros balsámicos), una fórmula a la que esta vez no acompañan canciones mayúsculas como las que había en Love + Hate (2016) y en Kiwanuka (2019). Su nuevo capítulo, del que se desprende una madurez demasiado conformista, guarda una cuantas piedras preciosas (Small changes, Rebel soul, Follow your dreams) pero ninguna joya para llevarnos al éxtasis.

Nota: 7/10

lunes, noviembre 18, 2024

BOOTLEG SERIES 128: JESSE & BRUCE


He aquí una causa solidaria, un gesto de aprecio y amistad auténticos, un tributo natural y verdadero, un deseo, y una canción sensacional. El homenajeado es Jesse Malin, quienes revuelven entre su música son amigos cercanos y camaradas de escena, el motivo es brindar una ayuda que sufrague lo que cuesta su tratamiento médico, el tema es She don't love me now, y el deseo, volver a caminar pronto, tal vez bailar. 

Jesse Malin está paralizado de cintura para abajo a causa de un derrame cerebral que sufrió el año pasado. Debe someterse a ejercicios de rehabilitación diarios y cuidados. Un grupo largo de amigos no han dudado en cantar sus canciones para el álbum Silver Patron Saints. En la alineación hay campeones del mundo: Springsteen, Costello, Lucinda Williams, Spoon, Wallflowers, Tom Morello, Ian Hunter, Billie Joe Armstrong, Graham Parker...

Un tema, un temazo de versión. Bruce Springsteen emborrachado de soul destilado en Stax. El vídeo, con Malin en un cameo que ni te enteras si pestañeas y Reverend Paul Bearer como entrañable soñador en el fondo de un licor que te lleva a las nubes del baile desde la barra del bar destinada a los solitarios. Ese saxo glorioso sube hasta una volcánica temperatura... Cuesta no estremecerse.

domingo, noviembre 17, 2024

VOLUME TWO 127: JOHN BUTLER


Un día, cuesta recordar cuándo, me dejé seducir por las brisas metálicas del trío de John Butler. Supe tres o cuatro detalles del líder del grupo, un guitarrista de los que pudiera tener una furgoneta por hogar rodante y un océano por evasión de las que dan sentido a la vida, adrenalina espiritual, allá donde las olas rompen contra las costas de Australia. La corriente se fue llevando a Butler de mis pasos, pero resulta que tras muchas muchas lunas llenas sobre el manto del mar, el hombre reaparece en el horizonte con el eco de sus guitarras acústicas, de su dobro, de un banjo y de las manos que golpean la caja y propagan sensaciones de bienestar expansivo.

Esto es lo que John Butler, esta vez sin Trio, consigue en Still searching (2024). Un trabajo instrumental más sutil, como irreal y etéreo, que los álbumes con los que acerqué a él hace tiempo, obras que conviene defender y aconsejar (Three, Sunrise over sea, Grand National... nos vamos a hace dos décadas) para quien guste de esas sociedades que el folk y el rock firman a menudo con el blues, el bluegrass y diversas tradiciones de raíz. Butler es hijo de California y ciudadano australiano, donde su música en las calles lo dio a conocer y a crear sus primeros seguidores. Su música tienes ese latido limpios de la intemperie, el contacto con el cielo, la tierra y el mar con la vibración que brota de sus guitarras.

jueves, noviembre 14, 2024

BONUS TRACK 297: CANNED WHEAT (THE GUESS WHO)


En el reencuentro de hoy con un viejo amigo hubo tiempo para sorprendernos por cómo ciertas cosas del pasado no tienen cabida en el presente, serían inadmisibles, no encajan o no se toleran. Hablábamos de películas, con sus argumentos y comportamientos de personajes; y ocurre lo mismo con discos antiguos, con música con la que hoy no te encuentras, autores que tampoco caben o que ya no tienen espacio para ellos. The Guess Who, por ejemplo. Con aquel álbum suyo del 69, Canned wheat.

Escuchas al grupo por aquella época y no aciertas a saber si su música tiene ubicación de fabricación británica o norteamericana; si se inclinan al pop o se arriman al rock, o mantienen el equilibrio sobre la cuerda del rhythm and blues; si son un grupo del montón de olvido rápido o si en realidad exhiben virtudes que sacan con timidez de su escondite. Puede que los canadienses no vayan a figurar nunca entre el grupo lustroso de las bandas elegidas, que solo conserven en el recuerdo popular uno o dos temas de su discografía. Pero en álbumes como Canned Wheat retienen esa cualidad invisible de experimentar sin pretenderlo, de ser brillantes sin parecerlo.

miércoles, noviembre 13, 2024

GREATEST HITS 351: COME PICK ME UP (RYAN ADAMS)

Al enterarme, corrieron las preguntas unas detrás de otras. ¿Por qué ha elegido mi ciudad entre tan pocas a su paso por España? ¿Será tan arrogante y antipático como hace quince y veinte años? ¿Vestirá aún las cazadoras vaqueras dos tallas más pequeñas y con parches? ¿Advertiremos el desgaste de sus 50 años detrás del cabello sin domar? ¿Se recogerá en la desnudez de aquellas grabaciones en Carnegie Hall o vendrá con banda? ¿Se limitará a honrar solo los 25 años de Heartbreaker o pescará en Gold o más álbumes para hacer de la noche una fecha inolvidable? De Ryan Adams conviene quedarse con lo buen músico que fue durante ya un tiempo. Ojalá lo vuelva a ser en mi casa. 

domingo, noviembre 10, 2024

VOLUME ONE 678: ACADIA (YASMIN WILLIAMS)


La obligación laboral me puso en contacto esta semana con un maestro de la música clásica, Rogelio Groba Otero, director y compositor, con quien pasé parte de una mañana hablando y reflexionando sobre la música. Yo le pregunté: ¿qué es la música artísticamente elevada?, a lo que él se había referido antes. No puedo reproducir el largo diálogo que suscitó el interrogante. Pero a propósito de esta pregunta y de las respuestas que cada uno podamos tener, me permito responder que es muy posible que pudiéramos poner como ejemplo de arte musical elevado Acadia (Nonesuch Records, 2024), el trabajo más reciente de Yasmin Williams.

A falta de antecedentes sobre la autora, me quedo con las sensaciones para referirme a esta multiinstrumentista que con sus dedos y su guitarra practica el finger style, una virtuosa y expresiva técnica que acaricia y puntea las cuerdas originando un cálido eco metálico, a veces acompañado el golpeo de la caja con las manos. Son virtudes, las de Yasmin, que nunca caen en el exceso, que no está fuera de lugar, sino que crean un embriagador paisaje sonoro sutilmente acompañado de percusión, violín y unas pocas voces. Acadia es música abierta que lleva al oyente al corazón de la naturaleza, lejos de todo, con el aire de una montaña o el rumor de un río atrapándolo por completo. Una experiencia artísticamente elevada.

Nota: 7,5/10

viernes, noviembre 08, 2024

BOOTLEG SERIES 127: DREAM HARDER DIRECTOR'S CUT


Como si de una película se tratase, Mike Scott ejerce de director de cine de largo alcance para descubrir la versión alternativa de uno de los discos menos recordados de los Waterboys, su director's cut. Hablamos de Dream harder (1993), cuando Scott trató de captar la fuerza de su 'big music' en estudios estadounidenses y se quedó tan debilitado lejos de casa que tardó después siete años en juntar a su banda. El resultado, sin ser calamitoso, dejaba añoranza por la cosecha anterior y, cierto, apenas se recuerda tres décadas después la furia hablada imparable que propagaba el tema The return of Jimi Hendrix.

Con esta versión del director, Scott recupera copias que de alguna manera guardaban él y el productor Brendan O'Brien para darles nuevos enfoques, nuevas formas, cambios, variaciones o caprichos que vierten sobre este renovado Dream harder una capa de barniz crudo, un brillo enérgico que revive a los más eufóricos Waterboys. Me vale el experimento, sirve para hacer las paces con el álbum original... y, con esto de publicar proyectos alternativos, vuelve a despistarme a la hora de querer tener controladas las discografías de los músicos admirados, confundido entre lo oficial y lo no oficial, o las dos cosas a la vez.

sábado, noviembre 02, 2024

VOLUME ONE 677: SONGS OF A LOST WORLD (THE CURE)

No me encuentro entre los grandes aficionados de The Cure, banda por la que, en todo caso, siento un moderado aprecio y un más alto respeto. Aunque solo sea por aquella temporada lejana en la que me encerraba en la habitación siguiendo las letras de Disintegration y Wish. Así que no me veo en la mejor posición para evaluar qué alcance puede tener entre la hinchada Cure (si se mantiene fiel a lo largo de las décadas) el regreso al mercado después de 16 años para su decimocuarto álbum de estudio: Songs of a lost world (Capitol, 2024). A mí, ya digo, lejos de la fidelidad o la devoción y sin anhelar que llegase el momento de este retorno, me ha dejado saciado, y en algún momento extasiado.

Estas ocho canciones de un mundo perdido (curioso, los también veteranos y poco prolíficos Tears for Fears han titulado su reciente álbum en directo "canciones para un planeta nervioso") vienen a digerirse, quizá interpretarse, como la caída del telón de un grupo sin el que no se podría entender gran parte del pop y el rock de los años ochenta (aquel que resiste el peso de la marchitamiento), solo que cuatro décadas después. Momento el de hoy en el que los Cure son los reconocibles Cure de siempre y su densa capa de guitarras y sintetizadores, y la voz melancólica de Robert Smith, crean su inconfundible atmósfera de tristeza bella, de angustia con esperanza.

Este regreso (aunque la banda nunca ha dejado de estar junta y de girar) es una buena noticia que evita el destiempo, que no cae en la intrascendencia o el olvido, que deja limpia la huella histórica del grupo y la extiende hasta el presente: definida, íntegra y poderosa. No hay delicias pop en Songs of a lost world, pero sí esas largas introducciones antes del primer verso que dan forma a ese muro sónico compacto que en temas como Alone, All I ver am o el apoteósico cierre de Endsong conducen a una abrumadora satisfacción. En cinco años el primer álbum de The Cure cumplirá medio siglo; quizá entonces llegue el final, que en 2024 se anticipa con un disco que se viste de testamento.

Nota: 8,5/10

miércoles, octubre 30, 2024

BONUS TRACK 296: UNTITLED (THE BYRDS)


¿Cuál es tu disco favorito de los Byrds? Creo que muchos de quienes admiran a este grupo discutirían un buen rato a la hora de asignar lo alto del podio. Tres o cuatro álbumes mantendrían una apretada lucha por el primer puesto. Como también se enfrentarían para determinar cuál es la mejor alineación de la banda californiana a lo largo de sus nueve años y doce trabajos. Si me haces la pregunta, te respondo que el preferido de mis discos es Untitled (1970); en cuanto a la formación, es más difícil decidirse por quiénes fueron los mejores acompañantes de Roger McGuinn.

La adquisición progresiva de las reediciones que CBS y Sony han hecho de la discografía de The Byrds, con generosa información e imágenes y abundancia de bonus tracks, ayuda a deleitarse en los misterios virtuosos de la banda. Se hallan en todos los álbumes. En Untitled, con McGuinn, Skip Battin, Clarence White y Gene Parsons en el equipo, el grupo se balancea entre corrientes: lo country es a su vez psicodélico, lo pop es tanto folk como blues. Eight Miles High es una odisea especial interminable y adictiva. Me gusta esa teoría de que el álbum se llama así porque pusieron "untitled" en la documentación de las grabaciones en el estudio mientras aún no tenían decidido el título. Inclasificable, pues.


domingo, octubre 27, 2024

VOLUME ONE 676: WAKE THE DEAD (CHUCK PROPHET & ¿QIENSAVE?)


No hace falta hacerles marcaje a músicos como Chuck Prophet para no perder su rastro. Cada pocos años se dejan oír, se acercan a nuestro radar sin estruendo, discretamente, y dejan su tarjeta de visita con la confianza de que volveremos a ellos en algún momento adecuado, unas veces con mejores argumentos (The hurting business, The age of miracles, Land the time forgot) que otros. Y este es buen momento, cuando muy poco de lo que llega a nuestros oídos u orbita cerca apenas se retiene, apenas provoca un asentimiento de verdadero placer. Wake the dead (Yep Roc, 2024), un tanto inesperado por la colaboración de la que se sirve el artista, sienta como una reconciliación.

Tenemos a Chuck por un lado, animado y optimista, recuperado de un linfoma que le ha obligado a retirarse y descansar, y a la banda de cumbia de Salinas, California, por otro, acompañamiento fértil con el que evadirse y bailar. La combinación produce un hermanamiento con los Calexico más fronterizos y crea una colección de canciones ricas y generosas, casi siempre festivas y en ocasiones melancólicas, como ese broche de cierre positivo a modo de balance que proclama que "hoy es un buen día para estar vivo". Chuck Prophet vive y es feliz cantándolo y contándolo.

Nota: 7,5/10

jueves, octubre 24, 2024

SOUNDTRACK 282: BLUR. TO THE END


Cuestión de contrastes, también de perspectivas. Puedes salir eufórico de una sala si te proyectan en pantalla grande, como ha sido el caso, el documental To the end, con Blur cumpliendo el sueño de actuar en Wembley, como reyes ante un pueblo de 80.000 almas entregadas en comunidad alrededor de sus canciones; pero puedes ser testigo indiferente de las reflexiones que sus cansados miembros hacen en torno a la edad y el paso del tiempo con el rescate de tiernas imágenes de su imberbe pasado, entre bromas personales y boberías ante la cámara que les sigue durante el año en que se reencontraron, grabaron su último disco y se echaron a la carretera para culminar en el estadio londinense la catarsis de su carrera.


Funciona la banda, la sensación de formar parte de una unión contra el avance del reloj y de otras rutinas familiares y personales. Funciona también (acentuada por un montaje oportuno y efectista) la grandeza de esa sensación de sentirte el amo del mundo y la emoción impagable, al otro lado del escenario, de vivir la pasión íntima por la música de un grupo. No me encaja el retrato humano de esos cuatro tipos (dicen que alguno superdotado) que se tuercen una rodilla, conducen por estrechos caminos rurales o se sumergen en la orilla helada de una playa. Y aun así, vuelves a casa por las calles vacías con las ganas de no perderte algún concierto de multitudes como esos... que aún queda tiempo.

domingo, octubre 20, 2024

VOLUME ONE 675: DIVIDED KIND (NATIVE HARROW)


Hoy sería perezoso para hablar de este disco, porque las maravillas que merece ya fueron dichas con motivo de un álbum anterior de sus autores justo hace cuatro años, en octubre de 2020. Repetiría palabras o emplearía sinónimos, o reproduciría las líneas informativas que acompañan Divided kind (Different time, 2024) en la plataforma Bandcamp, que dan en el clavo plenamente. Closeness era seda entrañable, este nuevo capítulo de Native Harrow... pues también.

Pero bueno, me quedo con unas pocas palabras: la atemporalidad de las voces e instrumentos de Devin Tuel y Stephen Harms; la armonía elegante que aúna el folk con el soul, el country con el pop, con unas gotitas de sutil psicodelia extraídas de las esencias de valles californianos; el estudio casero donde surge todo, donde B3, Rhodes y guitarras antiguas crean pasajes de relajación. Y poco más: Devin, Stephen, unas pocas manos amigas y una adherencia al pasado que hace bello el presente.

Nota: 9/10

 

miércoles, octubre 16, 2024

GREATEST HITS 350: THE OCEAN (RICHARD HAWLEY)

"Condúceme al océano / el mundo es bonito junto al océano".

En la orilla o desde un acantilado, el mar sería refugio, guardián de secretos. Nuestro lugar preferido. La atalaya del amanecer, la alfombra donde la luna pone su estampa. El escondite en el que recogernos, el cofre de las confidencias.

El océano mientras cae la noche es nuestro amigo íntimo cuando escuchas su rumor entre los versos de Richard Hawley para una canción como esta. Te lleva a noches largas donde la nostalgia se mezcla con el deseo, las noches de amigos y amores para siempre. Con la música, The ocean, como cómplice.

domingo, octubre 13, 2024

SOUNDTRACK 281: EL ESPÍA, UN CLÁSICO SIN DIÁLOGOS


Hoy recuperamos el concepto de clásico aplicado al cine. Dando por hecho que lo clásico no tiene edad ni caducidad concretas, que lo clásico no es todo aquello en blanco y negro de hace cuatro o cinco décadas hacia atrás ni toda película de esa época que ha dejado cierta huella. Pero permitamos usar esta vez el término clásico para un film singular, un cine negro de espionaje inusual, muy poco conocido, un largometraje inadvertido en la extensa filmografía de su actor principal, Ray Milland, protagonista de El espía (The thief, en original, 1952). ¿Por qué es tan especial este noir de espías? 


Porque ningún personaje abre la boca para hablar. No hay un solo diálogo en el metraje, sino miradas sospechosas o temerosas, mensajes que pasan de unas manos a otras ante una amenaza por conocer, soledad en la espera, peligro próximo. Es El espía, dirigido por Russell Rouse, un extraño experimento, quizá caprichoso en su silencio al que se le pide un poco de claridad en su trama, pero atrayente precisamente por esa fórmula muda, por cómo todo se transmite con la manera de caminar o de mirar, con Milland ambiguo y al final atormentado, cansado de ser un callado peón que deambula incierto por la ciudad... esa ciudad en blanco y negro que el género noir retrata siempre tan amenazante.

miércoles, octubre 09, 2024

VOLUME ONE 674: LEON (LEON BRIDGES)


Aquí no importan los apellidos definitorios. De poco sirve que usemos prefijos y nombres. Aunque a Mr. Bridges le pongan por delante "retro" o "roots" (o "neo" o "contemporary") al soul o al rock que lo definen, su música sienta muy bien. Sin más. Ocurría con Coming home, con Good thing y con Gold-diggers sound. Otros tres años después llega Leon (Columbia, 2024), esta vez con el chico sin fondo monocolor en la cubierta, será porque sus nuevas canciones respiran y escapan de fronteras, son tan acogedoras como expansivas. Emocionan tanto como divierten. Y con sello de autor. Da la impresión de que Leon Bridges no quiere desmelenarse un poco, prefiere la contención al artificio. No le vendría mal a un álbum que, en todo caso, reconforta.

Nota: 7,5/10

domingo, octubre 06, 2024

GREATEST HITS 349: MAR ADENTRO (HÉROES DEL SILENCIO)

En esta mañana lluviosa la radio me ha quitado unos años, la música ha revivido el tiempo de una juventud que tuvo Mar adentro entre sus himnos. Será porque somos los que crecimos y seguimos junto al mar más nostálgicos que quienes viven atrapados por la tierra. Oh, aquel rubio silvestre que en sus gritos parecía poseído, entregado al amor en los labios mientras parecía subir la marea con cada estribillo. Nos sabíamos aquel primer disco de memoria, El mar no cesa. Los cuatro tipos amenazantes en pie sobre las rocas. Y el segundo, claro. Perdimos la virginidad de los conciertos atrapados entre dos tierras, tragados por el mar lejos de la costa, nos dejamos la voz en la prisión del deseo. Luego ya no, luego se olvidaron las nuevas canciones. Y luego el rubio ya fue moreno, y ya no hubo cuatro. Ya nada fue igual. Ahí dejamos parte de nuestra inocencia. Siempre queda el mar, al menos, en un día lluvioso como este.

sábado, octubre 05, 2024

VOLUME TWO 126: CLAPTON EN EL OCASO


Ante todo, mi respeto, y una admiración (aún) que se marchita. Pero, ¿desde cuándo no ofrece Clapton un disco bueno de verdad? Me refiero a más que bueno, a algo a la altura de una leyenda que le ha permitido ganarse ese respeto y admiración como tal. ¿Aquella alianza con BB King, aquel disco con JJ Cale, aquel directo con Steve Winwood? Aquello tenía brillo, sí, pero eran cosas del 2000, el 2006 y el 2009. Pero para encontrar un disco de estudio mayúsculo tengo que regresar a 1977 con Slowhand, y si quiero uno de gira para pinchar varias veces, al año 80 con Just one night.

Mientras, mientras, Eric Clapton se me va difuminando. Le ocurre a algunos de sus coetáneos, a nombres de la misma liga que se hicieron viejos hace ya mucho tiempo, con los que me cuesta empatizar (con otros mantengo un romance que, celebro, no perece). Este señor sentado en la mesa de un bar mientras espera a que se le enfríe el café, con la mirada vacía e incierta clavada al frente, anonimizado bajo un sombrero contra la lluvia... es Clapton, tan anodino como hoy es la música que aún crea.

En este Meanwhile que pone el mercado a la venta hay unos pocos temas nuevos (insulsos), unas cuantas versiones (sin motivo: Moon river, Smile, Always on my mind) y duetos grabados en los últimos años que no llegaron a encontrar espacio o coherencia en un disco. Lo que hay también es muy poca emoción, quizá la poca que late se esfuerza por justificarse en las tres colaboraciones con Van Morrison. Lo que queda después es la sensación de reencontrarse con un Clapton con el que ya no te esperabas, rastro lejano de uno de esos héroes del pasado del que casi nos habíamos olvidado.

viernes, octubre 04, 2024

BOOTLEG SERIES 126: DESPUÉS DEL ENCIERRO, EN EL 74


¿Estaba ansioso Dylan por volver a los escenarios? ¿Lo añoraba su público? ¿Necesitaba liberar el don de la genialidad del encierro del sótano? ¿Estaba preparado para una nueva revolución? Las biografías recogen los hechos y describen contextos, pero los enigmas y muchas respuestas aún permanecen en las sombras. El caso es que hace 50 años Bob Dylan ponía fin a su larga cuarentena frente a las audiencias y se echaba a la carretera ocho años después de su anterior concierto, tras aquella caída de la motocicleta. Volvía con Robbie, Rick, Garth, Levon y Richard, con The Band.

El catálogo infinito lanza a la luz los archivos de 1974, aquel tour de una treintena de fechas, algunas con pase acústico y sesión eléctrica. En una y otra se advierte a un Dylan suelto, enérgico, acelerado, de verbo agitado y acento rebelde. Qué vibración aquella, madre mía, con el ritmo saltarín de su grupo como si estuvieran ensayando entre las carrozas de un circo. Algunas de aquellas canciones que ya eran clásicos hace cinco décadas conservan hoy una grandeza inquebrantable que las realza como viejos que por siempre seguirán jóvenes.

lunes, septiembre 30, 2024

LIVE IN 306: KRIS & BOBBY


En la hora del fundido a negro hay legados que deslumbran con mayor luz. Eran/son buenas canciones; hoy que su voz se pierde en las tinieblas, todavía son mejores canciones. Sabemos que era de Kris, le cantaba a Bobby McGee. Aparecía en su primer álbum, en el 70, y unos meses después se la apropiaba Janis para grabarlo poco tiempo antes de languidecer hasta destruirse. Ella la hacía imbatible, imperecedera. Él, en la semilla, un tipo incorruptible entre cuatro forajidos, trazaba un tema que no tendría edad. Hasta siempre, Billy the Kid.

sábado, septiembre 28, 2024

GREATEST HITS 348: WILD NIGHT x3

La primera versión que escuché de esta canción no fue la original, la que salió de la inspiración de Van Morrison cuando las cosas no le iban tan bien como parecía sugerir la cubierta de Tupelo Honey, el álbum de 1971 en la que se incluía. Fue Martha Reeves, ya salida del tejado Motown con las Vandellas, quien la usó tres años después para abrir su primer disco sola, un tema recuperado en 1991 dentro de la banda sonora de Thelma & Louise. Fue ahí donde me subí a los vagones por los que se aceleraba este tema, enganchado entonces a toda la selección musical de la película de Ridley Scott. Mi siguiente reencuentro con Wild night se produjo con uno de los discos más flojos de John Mellencamp, Dance naked, de 1994, aunque la canción, que reclutaba el bajo y la voz de Meshell Ndegeocello, conseguía destacar entre lo olvidable. Elijan... a mí me gustan las tres.

martes, septiembre 24, 2024

BONUS TRACK 295: THEM CHANGES (BUDDY MILES)


Este hombre estuvo en mi ciudad. Una noche hace muchos años tocó en uno de sus mejores templos musicales, una sala que celebra estos meses sus 25 años de existencia, la Mardi Gras de A Coruña. La sala se enorgullece de aquel día, de aquel concierto en el que el inmenso Buddy Miles que había tocado las baquetas para Hendrix se apañó como pudo para rodearse de cajas y platos en la batería del pequeño y sudoroso escenario de la Mardi. Por aquel entonces me hice con su disco Them Changes (1970), una de esas joyas que entre las sombras del olvido consigue emerger para reivindicarse eternamente como ejemplar conjunción de soul y rock, de blues y funk. Póker de estilos en perfecta expresión.

En ocasiones me sorprendo del escaso alcance que parecen tener los mejores discos que fueron creados hace tantas décadas. Cuando los escuchamos en el presente no advertimos bajo el prisma actual el peso que merecieron en el pasado como experimentos cuya pervivencia era una incógnita. Basta detenerse un rato y desentrañar su misterio interior para advertir esa grandeza casi invisible. Eso ocurre en Them Changes, donde Buddy Miles lo hace prácticamente todo y no resbala en nada.

domingo, septiembre 22, 2024

VOLVER


En otro momento habría reflexionado con la escritura como vehículo sobre esa noticia que convierte un reencuentro en un regreso y un regreso en acontecimiento. Pero estos dos, Noel y Liam, se van apagando en el retrovisor y mi volante ya no conduce en su dirección. De haber tenido ánimos me habría lanzado a aguardar por otras reconciliaciones y a desear que alguna de verdad fuese, sí, una gran noticia. Se me han adelantado oportunamente en la prensa. Merece hacer un buen repaso. Lean.

Y luego pregúntense y respondan: ¿Qué reencuentro es el que más me gustaría presenciar, estar ahí, ser testigo de la concordia? Elijan entre Led Zeppelin, Pink Floyd, Héroes del Silencio, The White Stripes, Mecano, Fleetwood Mac, Platero y Tú, Talking Heads, Extremoduro, The Smiths, The Police, The Kinks, Pata Negra, Black Sabbath, Los Suaves, Sex Pistols, Jane's Addiction, Dire Straits, Aerosmith.

jueves, septiembre 19, 2024

GREATEST HITS 347: HEART OF GOLD (NEIL YOUNG)

Pensaréis que esta canción debería haber aparecido hace tiempo en este blog. Es posible que lo hiciera hace más de una década en un post empapado de improvisación nocturna cuyo vídeo no permite ahora la reproducción. No importa. Cualquier momento es bueno para escuchar o recordar una canción perfecta. Suena en una emisora Heart of gold cuando el coche te lleva de un lado a otro en una tarde atareada y te dejas poseer por su calma equilibrada, por esa sencillez sin sobresaltos que fluye de los acordes limpios y de la voz gentil de Neil Young. En un tema Clásico, con mayúscula, el himno de un tiempo nostálgico, la válvula de la evasión y el suspiro del calor. Aquí vemos al autor encorvado sobre su acústica y con el rostro ensombrecido por su cabello largo, pero en la versión más electrificada del álbum Harvest James Taylor y Linda Rondstat firman unos coros mansos que elevan la canción al olimpo celestial.

sábado, septiembre 14, 2024

VOLUME ONE 673: LUCK AND STRANGE (DAVID GILMOUR)


Si el sonido de una guitarra fuese algún día considerado patrimonio de la humanidad, el responsable sería David Gilmour. He pensado esto alguna vez cuando entra en mí esa elegancia sensorial que nace de las cuerdas que Gilmour maneja, en cómo las aprieta o las estira, en cómo se clava ese sonido depurado de buena parte de sus canciones, dentro o fuera de Pink Floyd. Fuera, una vez más, se repite esa sensación placentera de éxtasis y liberación a lo largo del quinto disco de estudio del guitarrista británico, Luck and strange (Sony Music, 2024).

Inevitable. Inevitable pensar en el grupo unido, como en una esfera imaginaria, cuando se deslizan sinuosos algunos pasajes de este álbum. Gilmour compone un trabajo de firma familiar con las colaboraciones líricas e instrumentales de su mujer Polly y su hija Romany. Su magisterio se percibe en el ahogo de su voz cuando las canciones van creciendo y, cómo no, en la hechura limpia de sus guitarras resplandecientes (Luck and strange, Between two points, Scattered). Las lecciones de los mayores no tienen fecha ni previsión de caducidad.

Nota: 8/10

jueves, septiembre 12, 2024

LUME


Los que tenemos apego a esas cosas insignificantes de la vida (unas cuantas películas, algunos más libros, muchos discos) sentimos un escalofrío de dolor angustioso cuando se apaga el proyector que da luz a una sala oscura, al desconectarse para siempre el cable de una guitarra eléctrica o si cae para no volver a subir la verja de una librería. Lume cierra.

Tengo una relación especial con algunas librerías de mi ciudad, unas favoritas sobre otras pero todas templos de placer entre palabras y conversaciones. Empiezas por la recomendación de un libro o la semblanza a un autor, sigues por un debate literario y preguntas y respuestas que te llevan a distintos lugares y acabas hablando de tus hijos y de la vida misma.

Tú eres el cliente, ellos los libreros (las libreras en mi caso). Pasa el tiempo entre novelas y confianzas y tú la consideras más que una librera, ella te ve como alguien más que un cliente. Y un día te llama para decirte que la tienda cierra, que en unos días pone un letrero en la puerta para despedirse tras casi medio siglo vendiendo libros. Y no sabes qué decir mientras te recorre ese escalofrío de angustia.

Tengo muchos libros en casa. Una buena parte los he comprado en Lume o me los han regalado porque los han comprado allí, y yo también he buscado entre sus estanterías alguno adecuado para regalar. Puede que algunos conserven la etiqueta con el sello de la librería estampado en la primera página. Espero encontrar tiempo estos días para volver a Lume para comprar un último libro antes de que sea tarde, antes de que se acabe la tinta de las palabras con las que he crecido.

martes, septiembre 10, 2024

BONUS TRACK 294: IS THIS DESIRE? (PJ HARVEY)


Suele ignorarse este disco de PJ Harvey entre lo más meritorio de su producción. Sobre Is this desire? (1998) pesa la admiración que despertaban tres obras previas como Dry, Rid of me y To bring you my love, en las que la agresividad rugosa de Polly Jean saltaba de la crudeza a la sofisticación. La prensa la entronaba, los adeptos se juntaban procedentes de distintas tribus urbanas, PJ gustaba a parias y a eruditos, a público fácil y a audiencia difícil. Y entonces tardó más de tres años en tener listo un nuevo álbum, este trabajo que mucho tiempo después encontraría tuberías de conexión con los más complejos The Hope Six Demolition Project y I inside the old year dying.

Porque tras una densa etapa de encierro en su campo natal, Harvey acabó por fabricar uno de esos discos suyos donde lo siniestro embruja, en los que las guitarras, los sonidos y las programaciones toman caminos impredecibles, se retuercen o se encogen hasta resultar embriagadoras. Aquel oscuro álbum nada hacía pensar que PJ se entregaría dos años después al más accesible Stories from the city, stories from the sea (2000), cumbre arrebatadora de una mujer capaz de transformar la aparente fealdad en fascinante belleza.

lunes, septiembre 09, 2024

BOOTLEG SERIES 125: VAN MORRISON EN MARIN COUNTY


Esta historia la leí hace tiempo. Atacado por el miedo escénico, Van Morrison, ese león malhumorado que suma medio centenar de álbumes con casi 80 años, al ritmo frenético reciente de uno (o más de uno) por temporada, amagó con retirarse de la música allá por 1971. Frustrado con su vida familiar, con su banda, con sus discos, con su manera de encarar al público en vivo... el músico pasó la depresión con un retiro en su casa del norte de San Francisco, en el condado de Marin. Los pocos amigos que le aguantaban consiguieron a pequeños pasos que Morrison volviese a los escenarios, primero con un saxo, luego con una guitarra, al final volviendo a los directos y al estudio. En aquella época, encadenó algunos de sus mejores trabajos: Moondance, His Band and the Street Choir, Tupelo Honey y Saint Dominic's Preview

Pues ahora me encuentro con este oportuno bootleg con un sonido muy decente que recoge a Van Morrison en directo en septiembre del 71 en Marin County. No hallo más datos sobre este disco. No me hacen falta. Me basta (me despierta, me cura) con regresar a aquella música de poco antes de nacer, al león rugiente que cabalga sobre temas propios y ajenos al trote de blues y rhythm & blues, a vibrantes canciones como Ballerina o Domino, a excitaciones como Wild night o Into the mystic. Cuesta creer que la pasión y la energía con que Van cantaba lo estaban debilitando en una de sus etapas musicales más brillantes. Queda este archivo para recrearse en la fuerza vivificante de la música.

sábado, agosto 31, 2024

VOLUME ONE 672: WOODLAND (GILLIAN WELCH & DAVID RAWLINGS)


Gillian
y David llevan juntos mucho tiempo. Lo que funciona en un ámbito lo hace también en el otro, en el hogar y entre guitarras acústicas, con música que flota sobre las cabezas o en la que podríamos encerrarnos. Los ves ahí, tan empequeñecidos bajo el rótulo de los estudios Woodland, que parecen sus humildes guardianes. Si te fijas un poco más agrandando la imagen o buscando fotos promocionales de su último álbum, que lleva por título Woodland (Acony Records, 2024), incluso podrías asignarles el rol de siniestra pareja de una película de terror o misterio que esconde un oscuro secreto o perturbadoras costumbres. En ese aislamiento que transmiten Welch y Rawlings respiran también sus discos, ajenos a influencias, apartados de las comparaciones.

A Woodland, séptimo álbum de Gillian Welch y segundo que comparte autoría firmante con su pareja, lo acompaña una historia de reconstrucción, la del estudio de Nashville donde los músicos han trabajado en los últimos años para ponerlo en pie después de que un tornado lo echase abajo en 2020. Y como el conjunto de su obra, contiene esas delicadas perlas que parecen surgir de la contemplación, de momentos de soledad en un viejo estudio o de inspiración en parajes alejados de las urbes (North Country, Empty trainload of sky). Welch y Rawlings en su burbuja

Nota: 7,5/10

miércoles, agosto 28, 2024

VOLUME ONE 671: ROMANCE (FONTAINES D.C.)


Puede que en el fondo de mí supiera que algún día este grupo acabaría gustándome, o que uno de sus discos echaría abajo esa barrera real y mental que impedía mi aceptación. La evolución de la banda me daría la respuesta, y llegados al cuarto álbum, Fontaines D.C., igual de osados pero menos ásperos o agresivos, han dado forma al mejor de sus trabajos, a juicio de este blog. Romance (XL Recordings, 2024), con ese lacrimógeno corazón aplastado como portada, encierra el descaro ilimitado de los dublineses, más atemperados en los perfiles de unas canciones más pulidas, volcanes que guardan su erupción para más tarde sin desprenderse de su sensación de amenaza.

Un par de temas transforman la perspectiva: la impulsiva Starburster que avanza sobre raíles a ritmo de rapeo y se agita con desgarros de voz y percusión, un potentísimo single; y el cierre magistral con Favourite, contagiosa como una plaga y evocadora de los balanceos rítmicos de los Smiths. Me pregunto si ahora, desde otro punto de vista, volver a los tres álbumes anteriores surtirá algún efecto de cambio.

Nota: 7,5/10

lunes, agosto 26, 2024

VOLUME TWO 125: SIMPLE MINDS


En poco, Simple Minds cumplirán 50 años, así que casi han crecido ellos contigo. Y así, a golpe de los lugares comunes de un documental que repasa los capítulos musicales y vitales de una banda, te vas viendo también a ti mismo, al chaval seducido por aquella música que sonaba tan potente, aquellos tres o cuatro discos que te acompañaban en la adolescencia, lejos aún de aventurarte en cientos de senderos por los que las guitarras te llevarían. Sabes que no fue el mejor de los grupos, pero durante un tiempo fue tu grupo, y ese cariño nunca se marchita.

Cuando todo es posible, documental fechado en 2023, hace una pausa a la gira grande (¿la última?) que el grupo de Glasgow ha programado en su carrera mediocentenaria para que Jim Kerr y Charlie Burchill, aquellos dos niños del barrio que se conocieron en un cajón de arena, se recuerden a sí mismo, a su tiempo. Los dos, almas supervivientes de Simple Minds, pasean como dos viejos amigos por el monte, por un muelle abandonado o por un pueblo de Sicilia, con su áspero acento escocés conduciendo la inocencia de su juventud y el juicio reflexivo del otoño.

Jimmy Iovine les pedía canciones, desconfiados unos y otros, cuando les produjo Once upon a time en su desembarco como banda de estadios, como grupo serio, importante. Vaya si tenían entonces, y las tuvieron después. La noria de la vida siguió girando con otra música, otros públicos, otros gustos, y Madchester primero los fueron apagando, ojo que no desdibujando, después la edad, cierto cansancio. Pero aquello que cantaron aún resuena poderoso desde la niebla gris de Glasgow.

jueves, agosto 22, 2024

VOLUME ONE 670: LONG HAUL (BEN SOLLEE)


Me gusta encontrarme de vez en cuando con sensaciones de desconcierto, y también asombro, como las que me produce este disco. Mientras lo escucho no acierto a saber si me gusta o no, si puedo catalogarlo o ponerle un adjetivo. Necesito volver a escucharlo, hay algo en la música que atrae, que me empuja con misterioso interés pero sin la suficiente convicción. Y tras la segunda o tercera escucha veo más claras mis impresiones, más definida la explicación, generalmente, de por qué me gusta. Hoy el protagonista de este último capítulo peculiar de conexiones con los discos es Ben Sollee, un hombre con aspecto de buen hombre del que muy poco sabía y al que ahora debo tener presente.

Sollee es violoncelista, de Kentucky, pero este instrumento no es dominante en Long haul (SonaBlast, 2024), más bien no lo parece. En la primera década del siglo formó parte de Sparrow Quartet, una formación acústica donde figuraba también Béla Fleck. Allí cultivó un caldo de folk y bluegrass cuyos aromas permanecen en su último álbum, para el que dejó pasar siete años desde el anterior. Pero en el brebaje caliente que empapa sus surcos hay salpicaduras de pop, blues y gospel que lo convierten en un impredecible y sugerente experimento, de esos que, como digo, te descolocan con el ingenio innato que acabas descubriendo.

Nota: 7,5/10

lunes, agosto 19, 2024

VOLUME ONE 669: LONG WAY HOME (RAY LaMONTAGNE)


El verano no acostumbra a dejar novedades memorables en las discografías, reservadas en general para las épocas reflexivas del otoño y la primavera. Pues esto no va con Ray LaMontagne, quien a lo pronto alcanza las dos décadas de profesión ante el micrófono y en la composición. Nueve álbumes suma en este periodo de altos y bajos, estable con sus dos últimas entregas, obras parejas, de una modestia eficaz, sin riesgos con los que desviarse como en trabajos anteriores. Este Long way home (Orchard, 2024) estival posee un magnetismo contenido, el que nace de grabaciones sencillas en hogares convertidos en estudios y con dos o tres colaboraciones, las Secret Sisters incluidas. LaMontagne despacha en menos de 32 minutos una escueta colección de pulidas canciones que remiten, en el fondo, a Mr. Young, la Creedence o las agradables brisas del soul, entre otros referentes. Pero sin desprenderse el autor de su propio norte, reorientado en el camino recto de los brillantes secundarios.

Nota: 7,5/10