Si a este álbum le acompaña la etiqueta "ayer y siempre" pese a haber visto la luz años después de la andadura de este blog se debe a que en ese momento de alumbramiento, 2014, se nos pasó inadvertido, y tampoco habíamos probado ni una gota de la música de Pieta Brown. Le sienta bien esta misma etiqueta a Paradise Outlaw (qué fantástico título) porque su sigilosa atmósfera no pertenece a tiempos concretos, flota en una nube solitaria sin dirección definida y transmite un excitante placer.
Y quietud, sosiego, desde las suaves acústicas a los pellizcos eléctricos que hacen temblar el hilo metálico de lo cercano y confortable. Este disco de hace diez años era ya el sexto de Pieta Brown, otra de esas vocalistas y compositoras que ha convertido en territorio apacible la red de raíces que se estiran hacia numerosos carriles del folk y la americana. Bo Ramsey, otro discreto artesano de las cuerdas, abrigó a Pieta como productor en este y otros álbumes, y ella, serena intérprete, arropara por Justin Vernon y Amos Lee en tres temas, consigue, aunque tarde, conquistarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario