No me encuentro entre los grandes aficionados de The Cure, banda por la que, en todo caso, siento un moderado aprecio y un más alto respeto. Aunque solo sea por aquella temporada lejana en la que me encerraba en la habitación siguiendo las letras de Disintegration y Wish. Así que no me veo en la mejor posición para evaluar qué alcance puede tener entre la hinchada Cure (si se mantiene fiel a lo largo de las décadas) el regreso al mercado después de 16 años para su decimocuarto álbum de estudio: Songs of a lost world (Capitol, 2024). A mí, ya digo, lejos de la fidelidad o la devoción y sin anhelar que llegase el momento de este retorno, me ha dejado saciado, y en algún momento extasiado.
Estas ocho canciones de un mundo perdido (curioso, los también veteranos y poco prolíficos Tears for Fears han titulado su reciente álbum en directo "canciones para un planeta nervioso") vienen a digerirse, quizá interpretarse, como la caída del telón de un grupo sin el que no se podría entender gran parte del pop y el rock de los años ochenta (aquel que resiste el peso de la marchitamiento), solo que cuatro décadas después. Momento el de hoy en el que los Cure son los reconocibles Cure de siempre y su densa capa de guitarras y sintetizadores, y la voz melancólica de Robert Smith, crean su inconfundible atmósfera de tristeza bella, de angustia con esperanza.
Este regreso (aunque la banda nunca ha dejado de estar junta y de girar) es una buena noticia que evita el destiempo, que no cae en la intrascendencia o el olvido, que deja limpia la huella histórica del grupo y la extiende hasta el presente: definida, íntegra y poderosa. No hay delicias pop en Songs of a lost world, pero sí esas largas introducciones antes del primer verso que dan forma a ese muro sónico compacto que en temas como Alone, All I ver am o el apoteósico cierre de Endsong conducen a una abrumadora satisfacción. En cinco años el primer álbum de The Cure cumplirá medio siglo; quizá entonces llegue el final, que en 2024 se anticipa con un disco que se viste de testamento.
Nota: 8,5/10
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