jueves, diciembre 31, 2020

LIVE IN 254: ¡QUÉ BUENA MÚSICA!


Hasta aquí llegamos. Ponemos fin a un año para olvidar que no se nos olvidará. Hasta el próximo. La música nos ha dejado discos nuevos de alta calificación, un consuelo para días, semanas y meses grises: muchos notables, algunos sobresalientes. Buena salud a todo el mundo.

Rough and rowdy ways, Bob Dylan

Songs for our daughter, Laura Marling

My echo, Laura Veirs

Letter to you, Bruce Springsteen

Closeness, Native Harrow

Love is the king, Jeff Tweedy

Fetch the bolt cutters, Fiona Apple

Pick me up off the floor, Norah Jones

folklore / evermore, Taylor Swift

martes, diciembre 29, 2020

SOUNDTRACK 254: RECURSOS INHUMANOS


Pocos novelistas me producen tanta angustia, tanto vicioso desasosiego, como Pierre Lemaitre. Me pregunto no pocas veces por qué este hombre es tan enrevesado y cruel, por qué sus personajes llegan a extremos de fría perversión. Es una mente enferma, llego a pensar, un retratista del lado humano más sórdido. No te fíes de Lemaitre, los naipes que esconde en su juego te llevarán por el camino más insospechado y te conducirán a desenlaces imprevistos que en más de una ocasión te dejarán sin habla. Como en la saga del comisario Verhoeven. Como en Vestido de novia. Como en Tres días y una vida. La adaptación televisiva de una de sus obras, Recursos inhumanos, traduce en imágenes la prosa veloz, a veces adrenalítica, del autor francés, y la historia se ve impulsada por la habilidosa dirección de Ziad Doueiri y el sensacional trabajo de Eric Cantona al frente del reparto, amén de la puesta en escena y el pulido de los diálogos a cargo del propio Lemaitre.

Seis capítulos circulan por el antes, el durante y el después del desventurado Alain Delambre, un cincuentón que llega al límite de su insatisfacción por el prolongado desempleo por el que pasa y emprende una calculada venganza, aunque deje en el camino a las víctimas más próximas, contra una gran empresa sin escrúpulos, de las que estrujan las hojas de cálculo en que convierte a sus empleados para cuadrar cuentas o aumentar ingresos. Lemaitre, Doueiri y Cantona consiguen que te metas en el pellejo de ese antihéroe incauto, de un superviviente desesperado en un mundo cada vez más cercano a la inhumanidad.

domingo, diciembre 27, 2020

BONUS TRACK 230: PEARL (JANIS JOPLIN)

Desconozco si quienes conmemoraron los 40 años del asesinato de la estrella del pop más grande que Jesucristo se acordaron de brindarle un minuto de silencio dos meses antes a Janis Joplin, a quien una letal sobredosis de heroína apagó para siempre hace 50 años. Unas horas antes había cerrado la grabación de Pearl, álbum póstumo que vio la luz pocos meses después. Sola en un motel de Los Angeles se ahogaba en la muerte. Pearl es tan desgarrador y doloroso tanto por su condición de testamento como por la tristeza derramada que transmite la propia Janis, imbatible voz, eterna musa, colosal intérprete. 

La Fult Tilt Boogie Band la respaldaba en aquellas últimas sesiones. Move over la mueve sobre una ácida locomotora, Cry baby la envalentona entre lágrimas, Me and Bobby McGee la inmortaliza por cortesía de Kris Kristofferson, y Trust me la desnuda tan frágil como era bajo la furia y sus ropajes. A veces me paro a imaginar qué Janis Joplin (qué Jim Morrison también) tendríamos hoy si la música continuase siendo parte activa de lo que hubiera sido su vida longeva. Nadie le ha ganado aún y nadie lo hará.

jueves, diciembre 24, 2020

GREATEST HITS 259: CANCIONES

¿Cómo se mide la "importancia" de una canción? Una canción es bonita, intensa, inquietante, representativa, crítica, lenta, rápida, melosa, animada, alegre, divertida, estúpida... puede ser lo que tú creas, lo que tú sientas, pero ¿importante? Oigo a un locutor calificar una canción como "de las más importantes del año" (me cuesta calificarla como tal, canción). ¿Importante por qué? ¿Nos ha hecho ver las cosas de otra manera, ha cambiado nuestra percepción del mundo y de la vida? ¿Este año maldito no se comprende sin esa canción?

Estas canciones que he oído este año me han gustado mucho. A su manera me han ayudado a sobrellevarlo. Y no creo que ninguna sea "importante".

-Bone of contention, Lucinda Williams

-Loved so little, Matt Berninger

-The mystery of you, Jim White

-The shape of your name, Heath Cullen

-The kids are having none of it, Frazey Ford

-Time machine, Alicia Keys

-Dance of the clairvoyants, Pearl Jam

-Hope we meet again, Laura Marling

 

viernes, diciembre 18, 2020

VOLUME TWO 107: PARA SIEMPRE TAYLOR


No puedo saber si somos pocos o muchos los que este año hemos dado la bienvenida a nuestros hogares a una visitante que no esperábamos, Taylor Swift. Su doble sesión creativa de 2020, folklore y evermore, álbumes grabados bajo candado sanitario, anunciados por sorpresa y separados por medio año que la apartan del luminoso camino que hasta ahora la ha consolidado en la fama y el éxito para transformarla en una reposada autora arropada por texturas otoñales e invernales, son para mí una de las mejores noticias musicales del año. La oferta se confunde, más bien se funde, o se complementa, y un disco remite al otro. De los dos sale un mismo vapor que se disuelve en los ambientes apartados y naturales a los que traslada su musica frágil y a la vez consistente, de una elegante delicadeza. La voz y el mensaje limpio de esta chica inusual (extraordinaria a su manera) me han dado un poco de abrigo en este año frío. Me gusta reconocerlo. folklore me gusta más que evermore, pero si unas canciones de un disco se entrometieran en el otro y de este saltasen otras para su álbum hermano, no advertiría los cambios. Se agradece, Taylor.

martes, diciembre 15, 2020

EL TIEMPO DETENIDO DE BUENA MAÑANA


El ajetreo de los días, la urgencia de los deberes cotidianos y el vicio por seguir consumiendo música actual no me dejan tiempo para entregarme a ese placer acogedor de hacer que el reloj se detenga en un disco viejo para repasarlo, para saborearlo. Ocurre que a veces me cuadra pasar frente a un antiguo café bien conservado en el que el desayuno se acompaña de un suave hilo musical clásico, con temas a los que el rock y el pop dieron creación en la década de los setenta. Ese tiempo que ocupan cinco o seis canciones mientras el café calienta el cuerpo se detiene en ese café. Lo paran Jefferson Airplane, Derek and the Dominos, Crosby, Stills & Nash, Donovan, America. Otro día son The Band, los hermanos Allman o Van Morrison. Vuelvo a casa, allí me esperan esas canciones para congelar el tiempo.

domingo, diciembre 13, 2020

PAUL IS NOT DEAD


Teorías al margen, Paul is Alive. 

Ahora que recordamos que John murió hace 40 años, conviene recapitular, y aplaudir, que en cuatro décadas Paul ha grabado casi una veintena de discos de estudio, en algunos, con y sin Wings, dejando muestra de su talento compositivo y de su inquietud creativa (Band on the run, Flaming pie, Driving rain, Chaos and creation in the backyard). Me he preguntado más de una vez qué música haría Lennon si siguiera vivo... porque la que engorda la carrera de McCartney, con altibajos y momentos culminantes, con pasos cambiantes, es un ejemplo de coherencia que merece todo el aprecio incuestionable que tenía cuando los Beatles aún tenían vida.

Digo esto porque en 2020 Paul ha grabado McCartney III, que como McCartney y McCartney II hace cincuenta y cuarenta años respectivamente, son trabajos creados por completo por Paul en solitario, él al frente y a cargo de todo. Sí, hoy un beatle sigue grabando discos y... ¿le importa a alguien? No diré mucho más, tan solo que esta tercera entrega de absolutismo mccartneyano a la que me resulta difícil darle un análisis, encontrarle una reseña, me gusta mucho. Y bien que me alegro. De que Paul siga vivo.

jueves, diciembre 10, 2020

VOLUME ONE 554: SEASONAL SHIFT (CALEXICO)


No me gusta la Navidad y evito los discos navideños que los músicos (incluso los que más aprecio) graban para versionar villancicos o canciones propias de estas fechas a las que distintas culturas se abrazan desde tiempos remotos. Pero hay excepciones, muy pocas, y Seasonal shift (Anti-, 2020), que acaban de cocinar Calexico, es una de ellas. ¿Disco navideño? Bueno, sí, o más bien no del todo. Sí y no. Puede ser. El caso es que cuando Calexico tienen algo que decir, nuevo o viejo, experimentos o versiones, siempre me pongo de buen humor. Y digo (vuelvo a decir), qué buenos son.

Explica Joey Burns que con el paso de las estaciones, los cambios que se producen en el mundo tienen resonancia en nuestro interior y que lo que en principio iba a ser la grabación de un EP de seis canciones (probablemente con piezas que habrían tenido perfecta cabida en cualquiera de los últimos álbumes del grupo) se convirtió en algo más, donde temas que aluden a la Navidad tienen permiso para estar. Y así, aunque suenan campanas y la banda pasa por su engrase multicultural cortes de protagonismo navideño que antes cantaron John Lennon y Tom Petty, Seasonal shift se parece más a un álbum de Calexico en toda su esencia. En este año de cambios, en este año en que el mundo que conocemos cambia.

Escucharlo es una delicia, vaya que sí. Desde esos temas marca de la casa (Heart of downtown, Peace of mind) hasta esas deliciosas piezas compartidas con Gaby Moreno (My burrito sabanero) o el fado lloroso que se apropia Gisela Joao (Tanta tristeza). Así que este año, una vez más, nos unimos a esas voces finales que en todos los idiomas nos desean una feliz Navidad, para celebrar de nuevo a Calexico.

Nota: 7,5/10

martes, diciembre 08, 2020

GREATEST HITS 258: BEAUTIFUL BOY (JOHN LENNON)

Yo tenía 7 años y supongo que rara vez veía las noticias en la tele. Pero de aquel día, entre niebla y humo, en blanco y negro, permanece disperso el recuerdo de aquella noticia que daba el telediario. Un joven se había acercado a un músico muy famoso y le había disparado, a la puerta de su casa. No sabía quien era aquel John Lennon, tardaría unos años en escuchar su música (o quizá no, quizá aquellos días escuchaba sus canciones en la radio, que las pinchaban una tras otra)... Pues 40 años han pasado desde aquel crimen ante aquel edificio fantasmagórico de Nueva York, junto a Central Park. Y sé muy bien muchas cosas de aquel Lennon, al que aún hoy sigo sin encontrar simpático. Pero un genio, sí, un genio capaz de crear cosas como esta.

sábado, diciembre 05, 2020

LIVE IN 253: REGRESO A GREENDALE


En esa cabeza loca y versátil que sostiene a Neil Young con cinco décadas de carrera a sus espaldas, cinco decenas de discos y un vasto archivo de grabaciones -ahora recuperadas cada cierto tiempo-, hay episodios exultantes (muchos) y episodios bochornosos (pocos). Entre los primeros (los segundos han sido señalados de pasada en algún post de este blog y hoy no merecen rescatarse) me gusta acordarme de Greendale (2003), un álbum con el que en formato de ópera rock (o algo parecido) el autor quiso relatar una historia de corrupción, activismo medioambiental y conflictos políticos y familiares en el inventado pueblo de Greendale. Young, muy generoso estos últimos años con las reliquias de su legado, ha publicado hace muy poco un concierto de la gira de aquel disco con su legenaria escudería, Crazy Horse.

Cuando tuve Greendale en mis manos hace dieciete años quedé unos días narcotizado por la densidad de su discurso y el filo granuloso de su música; ahora que regreso a aquella historia ficticia se repiten sensaciones, quizá con las que más disfruto del genio vacilante y revoltoso de su autor. Entrar en este álbum conceptual que roza los 80 minutos en diez canciones, y que el propio Young convirtió también en película, no es muy diferente de echarse encima una dosis de la mejor descarga eléctrica de Neil y sus jinetes, como las que había en Ragged glory (1990), el trabajo con el que guarda más parecidos. La tropa en círculo, absorta, ajena a su entorno, en una dimensión de comunión espiritual, lleva Greendale en estudio y en vivo a una explosión de éxtasis.

jueves, diciembre 03, 2020

LO QUE HAY QUE ESCUCHAR... ¿POR QUÉ?


Leo un reportaje con este titular: "Los 17 discos de rock y pop que hay que escuchar ahora mismo". ¿Ahora mismo ya, o llegaré tarde? ¿Por qué 17 y no 10, 25 o 19? ¿Debo escucharlos, me conviene o tengo que hacerlo para no sentirme al margen, desorientado sin saber qué rock y pop de calidad se escucha ahora mismo? Ya puestos, ¿por qué no comprar esa música, adquirirla, como se nos pide pagar por un coche nuevo o la última gama de un teléfono móvil?

En el campo de la comunicación es frecuente encontrarse hoy con enunciados de carácter imperativo que en el fondo no son más que meras recomendaciones, consejos, gustos compartidos en unos casos, o informaciones bien explicadas con datos orientativos en otros. "Lo que no te puedes perder de...", "Si aún o has visto o escuchado... a qué estás esperando", "(determinado número de) libros, series, películas, discos que no debes tardar en leer, ver, escuchar", "si no sigues esto, es que estás fuera de onda". El lenguaje usado para dirigirse al lector en estas noticias, crónicas, reseñas o piezas de información tiende, en mi opinión, a atribuir al emisor un tono o postura de superioridad sobre el receptor que, a fuerza de repetirse, consigue molestarme. Porque, ya digo, no son más que posturas personales, juicios subjetivos cuyo comunicador parece urgir al público a prestarle atención ya, a él mismo que es perfecto conocedor de LO QUE HAY QUE ESCUCHAR de inmediato. Unos medios se dirigen a un público específico, otros lo hacen a una audiencia general, pero a ambas se les transmite esa urgencia por conocer, y sumar entradas lo antes posible en la edición digital, claro.

El reportaje aludido es interesante tanto para el lector poco atento a la materia como para el que sabe bien de lo que le hablan, para el que es fácil de convencer como para el riguroso y selectivo. Se explica en cada álbum de pop y de rock quién es su firmante y por qué "es tan bueno" ese último trabajo suyo que hay que escuchar ya. Y así, te encontrarás con dioses resucitados, secundarios olvidados, bandas legendarias, clásicos reeditados, últimas sensaciones, exóticos desconocidos e inquietos músicos a reivindicar. Pasen y vean, ahora mismo.

domingo, noviembre 29, 2020

GREATEST HITS 257: SLEDGEHAMMER (PETER GABRIEL)

El videoclip de esta canción lo tenía grabado en más de una cinta VHS. Era aquella época en la que la tele, los únicos dos canales que veíamos (tres, si nuestra comunidad autónoma presumía de cadena), emitía vídeos en programas musicales o en espacios entre programas de madrugada para rellenar. En la mitad de los ochenta algunos músicos que llegaban de una y dos décadas atrás se perdían o enredaban en discos olvidables o desconcertantes, pero otros como Peter Gabriel despejaban su música de los ropajes más estrafalarios para hacerse accesibles. En la fórmula era clave la efectividad, y el disco So (1986) era un trabajo inteligente que daba en el centro de la diana. Además de la hermosa canción Don't give up, con la voz compartida de Kate Bush, otros dos temas convertían el álbum en dinamita lujosa: Big time y Sledgehammer, ambos con inventivos vídeos de animación stop motion y el propio Gabriel pasándoselo en grande. Ya no tengo aquellas cintas de vídeo, pero sí Youtube a mano. Y este buen disco cerca.

jueves, noviembre 26, 2020

BOOTLEG SERIES 90: THE JADED HEARTS CLUB


Nunca viene mal una descarga de energía revitalizadora, un punto y aparte de conexión vigorosa. Aunque sea por casualidad, una anécdota, un margen curioso que en el futuro deje una sonrisa de gusto al recordarlo. En el fondo, The Jaded Hearts Club son un capricho británico anecdótico: unos amigos que dejan a un lado sus bandas, se juntan para tocar canciones de los Beatles primero y viejos clásicos del soul después, joyitas escondidas que guarda aquel soul británico del norte que dejaba a los jóvenes bailando hasta la extenuación. Pues eso. The Jaded Hearts Club reúne a miembros de Blur, Muse, Jet, The Last Shadow Puppets y The Zutons en una misma formación, un supergrupo probablemente fugaz, pero que se lo ha pasado bien grabando este año You've always been here, media hora de vigorosa reinterpretación soul (Reach out I'll be there, I put a spell on you, Money (That's what I want), Fever) que da ganas de bailar y sudar en una de esas pistas ahora vacías. Se visten de negro, cazadoras de cuero, pantalones ajustados, una imagen molona. Molan.

sábado, noviembre 21, 2020

GREATEST HITS 256: TRES MUJERES, TRES CANCIONES

Entre las tres suman 187 años y casi 50 álbumes en solitario. Por este blog han pasado mucho, algo y muy poco. Y hoy están invitadas porque siguen componiendo estupendas canciones. Aquí las admiramos, aquí queremos compartir la fuerza inagotable que Ani DiFranco, Rosanne Cash y Stevie Nicks conservan en su más reciente música.

 


BONUS TRACK 229: COSMO'S FACTORY (CCR)


El ensayo en familia durante el confinamiento que John Fogerty y sus tres hijos han grabado e ilustrado con una recreación de la portada del disco Cosmo's Factory (1970), un insulso experimento titulado Fogerty's Factory, me conduce de vuelta al álbum original, el primero de Creedence Clearwater Revival que adquirí en una tienda ya cerrada muy cerca de donde ahora trabajo, una 'factory' bien diferente a la musical. Habrán pasado casi 30 años desde aquella vez que pedí recomendación al empleado de la tienda. "Llévate este, es el mejor de la Creedence", me dijo entregándome el vinilo. Sí, es problable que sea el mejor disco de CCR.

Cosmos's Factory, con sus grasientas versiones de blues y rock and roll y un manojo de sus vibrantes temas originales (Ramble Tamble, Run through the jungle, Who'll stop the rain) se erige en un monumento quintaesencial del grupo californiano. En muy pocos años grabaron y giraron mucho y en su quinto trabajo dejaron para la posteridad una brutal 'cover' del clásico de Marvin Gaye I heard it through the grapevine que todavía hoy deja sin habla.

martes, noviembre 17, 2020

VOLUME ONE 553: NORTEAMERICANA AQUÍ (LUIS MORO)


¿Qué hilo enlaza a Joe Henry con Ani Difranco, a Calexico con Iron & Wine? ¿En dónde se encuentran Warpaint y Sharon Van Etten, Eilen Jewell y Devendra Banhart? ¿Hay algo en común entre Wilco y Kevin Morby? Las respuestas a estas preguntas coinciden en Norteamericana aquí (Laboratorio Azul, 2020), el octavo álbum de Luis Moro. Aquí y ahora. La banda sonora de su carrera paga peaje este año en la música de estos autores y autoras estadounidenses, inspiración y motor del nuevo disco de un artesano cuyo inconformismo creativo le ha llevado a rendir homenaje a una decena de sus fuentes musicales sin sacrificar en absoluto su propia identidad.

Diez versiones adaptadas al castellano. En el juego de las 'covers' hay quien apuesta por arrimarse demasiado a la canción original para evitar resbalones o salidas de tono, y quien, al contrario, se atreve a reconstruir las bases para crear diseños irreconocibles. Por una vía intermedia siempre intrigante conduce su propuesta Luis Moro, quien deja traslucir la pasión con que se aproxima a sus referentes para ofrecer una singular reinterpretación de sus canciones, grabadas a caballo entre Galicia y Andalucía a lo largo de este año con músicas gallegos, andaluces y de esa inspiradora Norteamérica.

¿A qué saben estas versiones? ¿A dónde nos llevan? A espacios abiertos a la luz mortecina del atardecer, a refugios sentimentales, bienestar en suspiros. Lucen con eco contagioso las 'covers' de Wilco (One wing), Banhart (Never seen such good things) y Calexico (Girl in the forest), que suenan libres y cercanas. Son absorbentes y desprenden un clima cautivador los temas reinventados de Henry (Flesh and blood) y Morby (Harlem river), con quien más se puede ahora comparar al músico coruñés. Luis, algo más comedido y monótono en su cadencia vocal pero de nuevo sugerente, llena su música de exquisitos matices sonoros ajustados en la sala de producción. Una lección de valentía devota bien aprendida.

Nota: 7,5/10

 


domingo, noviembre 15, 2020

BOOTLEG SERIES 89: LAS CANCIONES PERDIDAS DE GILLIAN


Gillian Welch no levanta la voz cuando canta, lo hace en un mismo tono cuidadoso y tranquilo que a veces parece desvelar desaliento o cansancio. Gran parte de sus temas reposan en superficies planas sobre los que se tuestan al calor de una hoguera encendida en lugares apartados de frondosos bosques. Estas cualidades crearían en mí más recelo que entrega, sin embargo, Gillian (y no olvidemos a su eteno acompañante David Rawlings) con su gentil sobriedad transmite una profunda expresividad que resulta aliviadora. En tiempo de encierros al abrigo del hogar, Welch y Rawlings han sacado de sus archivos 48 canciones que no entraron en sus grabaciones entre 2001 y 2003, fechas de sus dos álbumes más notables, Time (The Revelator) y Soul journey. La recopilación, repartida en tres volúmenes que han visto la luz en los últimos tres meses, lleva el nombre de Boots no.2. The lost songs, con sus correspondientes entregas 1, 2 y 3. En ellas Gillian y David, sin nada más que sus voces y guitarras, crean una hogareña receta para la evasión pacífica y contemplativa.

jueves, noviembre 12, 2020

VOLUME ONE 552: SERPENTINE PRISON (MATT BERNINGER)


No consigo sintonizar con The National. Su música se me ofrece con una arquitectura deslumbrante, con elegante diseño, pero no viviría en ese edificio, me sentiría extraño y fuera de lugar. Reconozco que posee un glamour inquietante, condición que en no pocas ocasiones da una lustrosa imagen a bandas acomodadas bajo el amplio, impreciso y generoso paraguas del indie rock. En una primera escucha de Serpentine prison (Book Records, 2020), el primer álbum en solitario del líder de The National, Matt Berninger, podría extraer sensaciones parecidas a las que tengo con su grupo, pero algo subyace bajo el humo hipnotizante que sale de su decena de canciones y se queda pegado en el paladar de estímulos musicales. No sé cuál es el factor clave que me mantiene cerca de este disco, que bien podría haber firmado The National en conjunto. ¿Quizá que un inesperado Booker T Jones ejerce de productor y deja que sus teclas se derritan sutilmente por el contenido como compañía de una estilizada propuesta sonora?

Otra pista explicativa es que este álbum contiene tres o cuatro temas brillantes, uno de ellas por encima de las demás: Love so little, una arrebatadora cima compositiva de este año. Pero no olvidemos Collar of your shirt o Serpentine prison para cerrar el repertorio. Berninger, con su voz adormecida, es un listo encantador de canciones, piezas que mima y entrega con cuidado, bien cantadas, bien arregladas. Bien este disco, mejor que los de The National.

Nota: 7,5/10

domingo, noviembre 08, 2020

BONUS TRACK 228: ALL THAT YOU CAN'T LEAVE BEHIND (U2)


Si hace poco nos preguntábamos, entre el pesar y la nostalgia, quién compraba hoy discos, nos tememos también (y más) que haya caído incluso más bajo la cifra de quienes compran reediciones con material extra, esas ediciones deluxe con uno, dos o tres discos más que muestran su anzuelo a los fanáticos o a algún cliente despistado. El caso es que hay lanzamientos frescos para conmemorar aniversarios redondos o especiales. Por alguno me dejo engatusar, más que nada para descubrir piezas inéditas en el relleno o para repasar un álbum original que tengo olvidado. Por ejemplo All that you can't leave behind, disco de U2 que cumple 20 años ni más ni menos.

Pues hace dos décadas escribía yo (en ese papel que mancha los dedos y que los niños de hoy ya no tendrán entre sus manos en el futuro más cercano) que aquel álbum recuperaba al U2 que muchos deseábamos oír, un grupo que dejaba atrás la parfernalia escénica y las lentejuelas y desvaríos mediáticos de la década anterior. Hoy me retracto de alguna de las lejanas impresiones que me dejó este trabajo, que en 2020 se escucha con la pereza que la propia banda se ha ganado a pulso y que ya no pasa del correcto, del bien como nota, siendo algo más generosos.

Ocurre, como le pasa a tantos otros grupos longevos y estables, que el tiempo castiga su música más reciente y mantiene intocables los destellos de sus mejores episodios, que son los más antiguos. Porque de Boy (1980) a Pop (1997) Bono & Co. son prácticamente intocables y de este All that you... en adelante son un grupo desgastado. Todo admite matices, desde luego, que merecerían posts más largos. De este disco, veinte años después conservan mejor tipo canciones menos explotadas como Kite, In a little while, Wild honey y New York que piezas recurrentes y cansinas como Beautiful day, Elevation o Walk on. Ay, ay. Y a Bono ya le empezaba a fallar la voz, convenientemente maquillada en estudio. Algunos aún tenemos fe en que U2, quizá pronto, consigan despedirse con un álbum realmente memorable, digno de la grandeza que una vez tuvieron y que debería hacerse merecedora de altos honores.

viernes, noviembre 06, 2020

VOLUME ONE 551: MISFIT'S JUBILEE (JIM WHITE)


Este hombre es una rareza. Un raro en el sentido de esquivo e imprevisible, un juguetón un poco marciano. Según diversas fuentes, parece que antes de dedicarse a componer música resbaladiza y cubierta de capas desconcertantes, Jim White fue surfista, predicador, comediante, boxeador, taxista y modelo... a saber cuánto tiempo de su vida dedicó a estas labores y de qué manera afectaron a su faceta creativa. Su hoja de méritos musicales contiene un par de álbumes excepcionales (Drill a hole in that substrate and tell me what you see y Transnormal skiperoo, los dos de la pasada década), pero también pastiches poco digestivos (Wrong-Eyed Jesus y Take it like a man). Así que afrontaba con incertidumbre Misfit's jubilee (Loose, 2020), un volumen más de su idiosincrasia artística en la que se compenetran lo bizarro y lo (algo más) convencional. No sabes muy bien cómo catalogar sus canciones, que ora se tiñen de rock psicodélico ora se salpican de gotas jazzísticas, ora adquieren tintes fronterizos ora retuercen esencias de folk y blues; un mismo tema toma varias direcciones pero sin perder el norte. Y eso, cuando se hace bien, es de agradecer en oídos inquietos. Esta vez, la rareza de Jim White se hace accesible y alentadora.

Nota: 7/10

miércoles, noviembre 04, 2020

VOLUME ONE 550: DESTINY HOTEL (CORDOVAS)


En aquel momento (estábamos en 2007), los Felice Brothers me parecieron lo más próximo a The Band. Venían de Woodstock, muy cerca de la Big Pink donde Robertson, Helm, Danko, Hudson y Manuel, encerrados, encontraron su identidad. Los años fueron haciendo caer matices a los Felice y el parecido se fue empañando. Ahora escucho a Cordovas y advierto otro espejo que me devuelve el reflejo de The Band, al menos en la mitad de las canciones de este álbum, Destiny Hotel (ATO, 2020), una obra que pone sus raíces en el mejor country rock de hace cinco décadas y por la que desfilan los fantasmas de Clapton con Delaney y Bonnie, los hermanos Allman y Little Feat.

Ojo, están claras las inspiraciones, pero Cordovas tienen entidad y género propios. Eso se aprecia en la firmeza con que Joe Firstman pilota una nave en la que resaltan su voz, el respaldo de coros femeninos y el alfombrado calor de un Hammond vibrante. El disco, que se queda a un suspiro de los 28 minutos, se mete dentro enseguida y sin rodeos por la facilidad con que revive lejanas páginas de la mejor música americana, por su empeño en no dejar que se muera.

Nota: 8/10

domingo, noviembre 01, 2020

GREATEST HITS 255: ATLANTIC CITY (BEN HARPER)

Noviembre ya. He aquí una de esas canciones infalibles que en la voz y el enfoque de cualquiera funcionan sin reproches. El mejor tema de Nebraska, que Springsteen convierte en una cumbre de sus conciertos cada vez que lo electrifica, adquiere raspados contornos en esta interpretación de Ben Harper, apoyado por su formación Relentless7. Harper, que en el otoño de su vida ha entregado un álbum invernal no apto para todas las paciencias, ensayaba hace ocho años esta versión magnífica de Atlantic City.

martes, octubre 27, 2020

VOLUME ONE 549: SABROSA COSECHA DE OCTUBRE

Llegamos a final de mes con el paladar satisfecho. Más allá de la sabrosísima carta de amor por la vida y el rock and roll que Bruce Springsteen (y la E Street Band) nos ha dejado, el rincón (físico o virtual) de novedades discográficas de octubre desprende otros deliciosos sabores. Este es el menú principal:

-The Dead Tongues, Transmigration blues: Ryan Gustafson (otro gen a tener en cuenta de la prolífica en talentos Carolina del Norte) firma su cuarto trabajo como The Dead Tongues, una travesía árida por territorios del folk rock americano con ecos crepusculares y mucha sustancia. En el tema Deja Vu, fantástico, el mejor Neil Young, el de los setenta, es inspiración y homenaje. 7,5/10

-Kevin Morby, Sundowner: Atardeceres en aislamiento o meditaciones en pareja se advierten entre el humo que sale de la música narcótica de Morby, adecuada en esta entrega para acariciar en carreteras vacías y desierto. La cadencia de su voz no acaba de convencerme, pero no perturba las confortables sensaciones que dejan las bellas canciones de un álbum no tan redondo. 7,5/10

-Dawes, Good luck with whatever: Los Goldsmith mantienen esa manía de fabricar sólidas canciones y guardar en sus discos un par de brillantes pasajes, pero ya por el séptimo álbum se les nota algo blandos, como trabajando en cadena y sin ganas de arriesgar o elevar con decisión el tono de voz. Inferior a discos previos, bien pero escaso. 7/10


-Laura Veirs, My echo: La aparente fragilidad de su folk, la fina brisa de su pop alcanzan dimensiones robustas. My echo reafirma la madurez de una autora que ya supera la decena de trabajos, entregada a composiciones que descansan en colchones de seda. Da gusto tener siempre a Laura cerca. 8/10

-Jeff Tweedy, Love is the king: Tweedy & Hijos fabrican un álbum con apariencia de casero, de esos que salen sin esfuerzo y de memoria y con los recursos básicos. Hay country rock pasado por el filtro singular de su autor, y por tanto por la esencia de Wilco, un género en sí mismo. Nada es lo que parece y las palabras suaves de Jeff anticipan siempre algo impredecible. Tweedy es grande. 8/10

-Shemekia Copeland, Uncivil war: Si quieres mezclar blues y soul bien destilados, sin excesos y con las dosis bien controladas, fíate de Shemekia, cada disco que pasa más radiante. Sus motivos sociales y políticos dan consistencia a su mensaje y contundencia a piezas ejemplares, respaldadas por músicos de envidia. 7/10

sábado, octubre 24, 2020

LIVE IN 252: "SOMOS UNA BANDA", LA E STREET


Dejadme prolongar un poquito más mi estado de regocijo con Bruce y sus chicos. El lanzamiento de Letter to you viene acompañado de la difusión de un documental del mismo título sobre la grabacion del disco y las reflexiones sobre la vida, la muerte, la unión y la amistad que han asaltado al autor en los últimos años. Da la sensación de que una cosa y la otra, álbum y película, se complementan, se necesitan para expresar mejor el espíritu que envuelve este nuevo trabajo de Springsteen y cómo la camaradería perfecta entre músicos consigue dar como resultado formidables obras, como lo es Letter to you.

Las imágenes en blanco y negro del documento recogen sobre todo esas sesiones en el estudio del Jefe y la voz explicativa de Bruce adopta la profundidad de un mensaje provechoso transmitido por carta a sus fans. El músico habla de su banda, de su primer grupo, de los amigos y músicos que se quedaron en el camino, de la fuerza íntima de las canciones. Y los fans disfrutamos a lo grande, desde luego, viendo cómo se ríen, cómo toman notas, ensayan, recuerdan antiguas anécdotas, se abrazan o brindan con chupitos al final de la jornada porque todo ha salido bien.

Ah, y ves este documental y a estos amigos tan mayores (Roy, Nils, Steve, Max, Garry, Patti y Bruce) mientras la nieve cae en el exterior del estudio y es imposible que no pienses en ti mismo y en cómo la vida va pasando. "Somos una banda", proclama orgulloso, satisfecho, lleno, Bruce en una de sus reflexiones. Y parece que formar parte de una banda, una como la E Street Band, es lo más sagrado que te puede pasar, que es la plenitud.

martes, octubre 20, 2020

LIVE IN 251: BRUCE Y LA PIEL DE GALLINA


La emoción lo primero. Esta vez mi reseña del disco poco va a aportar. Me repetiría cogiendo una impresión de aquí y otra de allá (una palabra o una frase precisas), picoteando de varias críticas con las que estoy de acuerdo, todas coincidentes al señalar que el último álbum del Boss es un muy buen disco. Bruce Springsteen, para quienes somos legión tras sus pasos, para quienes le debemos los momentos más intensos del disfrute del rock and roll que hemos tenido en nuestra vida, es una entidad y un estado de ánimo que va más allá de las crónicas y la críticas, es algo y es alguien que está en nosotros. Por eso, hoy me detengo en esos instantes, mis preferidos, de Letter to you, un álbum estupendo que suena a despedida.

 

-En un minuto estás aquí, al siguiente te has ido: La fugacidad de la vida nada más arrancar el disco. En el tema más reposado, la voz susurrante de Bruce acaricia soledades y regresos: "Nena, estoy tan solo. Nena, vuelvo a casa". Con 71 años a sus espaldas, el autor ve pasar la vida en un segundo. Y luego, todo estalla.

-Janey needs a shooter: Una bomba del pasado que trae al presente toda su garra. Tema de antología. Bruce recupera esta pieza inédita de los años setenta y hacia el final, tras la descarga orgásmica de la E Street Band en el intermedio, se rompe con dolor y furia entregándose a Janey. Me caen las lágrimas.

-"Al final de la actuación no dejábamos vivo a nadie": Ghosts, una canción con la que Bruce revive a los espíritus que añora, a Danny Federici y a Big Man cuando lo escoltaban en su banda, entre otros. En un solo verso, él y su escudero Little Steven gritan el recuerdo de cuando 30, 40 años atrás, eran los dioses del escenario: "By the end of the set we leave no one alive". Qué ganas de abrazarse.

-La música en vivo: Este no es un momento del disco, es la sensación que brota del rock sudoroso y nostálgico de Springsteen y de este disco en particular. La mitad de sus canciones nos elevarían como ángeles si formáramos parte de la audiencia de un gran estadio. Y eso añoro yo, ser devorado por la música tal cual, en carne viva. La de Bruce.

viernes, octubre 16, 2020

CUANDO COMPRÁBAMOS DISCOS


Un músico que conozco me dice que su próximo disco tendrá muy pocas copias para vender, que podrá escucharse al menos en plataformas audiovisuales. "Hoy nadie compra discos", lamenta. Su pesar se vuelve descorazonador al no poder vislumbrar en qué momento volverá a dar un concierto, a atrapar a una audiencia, a vender su música a quienes aún querremos comprarla. 

Hablamos. Amigos que conoce ya no gastan en discos. Con los dedos de una mano contamos a quienes todavía sí lo hacen entre nuestros conocidos. Él y yo estamos en ese grupo. Nos resistimos a renunciar a ese ritual de nuestra melomanía, aunque hemos limitado mucho las visitas a las tiendas y los gastos, y, acostumbrados a dinámicas de consumo distintas, nos hemos conformado con almacenar la música que nos gusta en formatos que ocupan menos espacio. A los que ya han dejado de acudir a las tiendas o a encargar cds o vinilos en lugares virtuales, suponemos, les basta con escuchar lo que les interesa y borrarlo después, olvidar.

¿Os acordáis de cuando comprábamos discos? No quiero ponerme muy nostálgico aunque me empujen a ello los hábitos de estos tiempos enfermos. Yo compro discos, cierto, bastantes menos que los que compraba desde hace cuatro o cinco años hacia atrás. Y obtengo y guardo bastante música que me gusta a través de otras vías extracomerciales, no voy a negar semejante ahorro y privilegio. Qué más quisiera que disponer de mayores ingresos y de tiempo necesario para explorar los fascinantes tesoros que guardan las tiendas de discos, las pocas que hoy quedan. 


 

Pero me duele que músicos a los que admiro y a los que la música no les da para vivir tengan que limitar la edición de sus recientes creaciones porque ya no encuentran público que las quiera escuchar en sus casas o sus coches. Y que añoren esas horas de éxtasis musical, ajenos a todo lo que no sean sus voces e instrumentos, que los unen al incierto público, pero casi siempre fiel, que confía en ellos.

Y me duele también añorar aquella lejana costumbre de remover cartones y plásticos en las estanterías, aquel disfrute previo al disfrute de dejar caer la aguja o darle a la tecla del play. Cargar con los discos debajo del brazo y caminar con ellos como si fueran merecidas conquistas y valiosos hallazgos hacia un lugar donde poder escucharlos. 

Nadie tiene la culpa de lo que se pierde y desaparece. Hay peleas sin contienda. Es lo que hay. La vida sigue, progresa en un ahora urgente y dedica poco tiempo a tradiciones que en el fondo laten en el interior de cada uno. Que permanezcan ahí, firmes mientras puedan ante cualquier tormenta que traigan los tiempos que cambian. Como discos ordenados unos junto a otros que hoy o muy pronto serán reliquias que nadie compra.

miércoles, octubre 14, 2020

BONUS TRACK 227: OBSCURED BY CLOUDS (PINK FLOYD)

Me separa de Pink Floyd un frío respeto, algo así también como la sensación de presentarse como un grupo inalcanzable de genios musicales. Siempre me parecieron demasiado ambiciosos o experimentales o intelectuales, incluso en sus trabajos más accesibles. Vale chicos, sois buenos, ¿hace falta que os lo creáis tanto? A la banda le sobreviven sus obras más emblemáticas (ese póker inmortal formado por The dark side of the moon, Wish you were here, Animals y The Wall), que hoy mantiene vivas Roger Waters como permanente embajador a través de mastodónticos montajes escénicos que, desde luego, merecen ser presenciados y absorbidos; pero del resto de discos unos cuantos se pierden en el niebla y la memoria. Me aburren sus obras más complejas, sobre todo las recargadas de vanguardia, y rescato pequeños legados que bien podrían reivincidarse. Aquí está este Obscured by clouds (1972), pieza menor previa a Dark side.

El álbum fue la segunda banda sonora que el grupo entregó al cineasta Barbet Schroeder, para el film La vallée, y sus temas parecen flotar juntos entre aguas esponjosas. El conjunto traslada al oyente a escenarios que colindan con la faceta más progresiva del grupo, más contenidos y fáciles que las estructuras asombrosas que llenarían los discos siguientes.

PD.: Interesados y fans no se pierdan la grabación Us + Them, concierto-espectáculo de Roger Waters que se ha comercializado hace semanas. Ahí se entra en la grandeza sensorial que mejor viste a Pink Floyd.

viernes, octubre 09, 2020

BONUS TRACK 226: MORRISON HOTEL (THE DOORS)


Cuando escucho a The Doors, su música me transporta a una época de indagación y aprendizaje. Fue el primero o el segundo de los grupos con el que me sumergí en su obra: discos (en vinilo), bootlegs (en vinilo), revistas, libros, vídeos... Aquella fiebre, aquel empacho, duró un año más o menos, y coincidió con el film de Oliver Stone sobre Jim Morrison y su banda. Los Doors me siguen encantando hoy, me llevan a un tiempo que añoro, y sus canciones propagan un aroma penetrante que envuelve a bandas únicas que murieron hace décadas. Pues resulta que hace 50 años que se publicó el álbum Morrison Hotel, quizá el trabajo que más me gusta del grupo (bueno, seguro que mañana digo que prefiero The Doors, y pasado mañana L.A. Woman). Lo vuelvo a escuchar y me sumerjo en un cálido océano que se revuelve con turbidez.

Para empezar, esa imagen de portada orquestada por el tándem formado por la cámara granulada de Henry Diltz y el diseño de Gary Burden: cuatro tipos que no parecen muy animados miran la calle por un ventanal desde el interior de un hotel. El más distante, como evadido detrás de una mirada escondida, está en el centro, es el líder de la banda, que da nombre precisamente al hotel. Dentro del envoltorio, The Doors, un tanto aturdidos por su anterior álbum, el fallido y criticado, aunque interesante, Soft Parade, vuelve a caminos más roqueros engrasados con volátil blues. Morrison no pasaba por un buen momento, las drogas y el alcohol lo alejaban de la realidad, la autoridades lo perseguían por sus ordinarieces en escena y su voz y su carácter pagaban las consecuencias. Pero esa voz ahogada en whisky, agria y más ronca, ganaba hondura cuando rugía (Roadhouse blues, Peace Frog, Land Ho!) y sobrecogía si se amansaba (Queen of the highway, The spy, la deliciosa Indian summer). Un disco inigualable, un grupo único.

jueves, octubre 08, 2020

VOLUME ONE 548: OVER THAT ROAD I'M BOUND (JOACHIM COODER)


Hay una serena ternura que parece unir las canciones de este disco, algunas de ellas piezas de porcelana que se romperían si no las tratásemos con el debido cuidado. Joachim Cooder, percusionista de los últimos trabajos de su padre Ry y multinstrumentista por vocación, completa su segundo álbum con la base de la música hablada del banjista Uncle Dave Macon, de la que extrae interpretaciones reformadas con relajante delicadeza. Cooder canta con una suavidad que peca de timidez pero desprende el soplo de nostalgia que revive el antiguo blues. La música de Over that road I'm bound (Nonesuch, 2020) se desnuda con la inocencia de la tradición folk americana y se viste con los atuendos exóticos de África, evocada sobre todo con el uso del mbira eléctrica. La exploración en territorios ajenos se repite en la familia Cooder y el genial guitarrista Ry se une al plantel reunido por su hijo para dar forma a un disco que se disuelve en el paladar con el agrado de lo añejo.

Nota: 8/10

domingo, octubre 04, 2020

15 AÑOS


Quince años dan para mucho: un campeón de liga que se ha codeado con los grandes del continente llega hoy a sobrevivir con dignidad (si es capaz) en la Segunda División B. En quince años ves crecer a un hijo desde el cambio de los pañales a las primeras broncas por el abuso del teléfono móvil. Quince años cumple hoy este blog y yo sin enterarme, hasta que alguien que en la vida me ha acompañado de cerca gran parte de esos tres lustros me recuerda aquel primer post que dio nacimiento a este diario, el origen de una necesidad por compartir gustos (algún disgusto también) y pasiones. 


Más de 2.000 textos, la gran mayoría con la música como argumento, han llenado las sesiones de Tribeca con reseñas, críticas, crónicas, sensaciones y comentarios exclusivamente personales. Varias veces he pensado en bajar la verja y enterrar las palabras para siempre, pero este blog se ha acoplado a mi rutina con tal fuerza y naturalidad que siempre me entrego a la tarea de alimentarlo, como él me alimenta a mí. Aquí seguimos para quien guste, bien acompañados mientras pasan los años... y sigue sonando la música.

sábado, octubre 03, 2020

VOLUME ONE 547: CLOSENESS (NATIVE HARROW)


Cuesta revivir los ecos del pasado desde la óptica del presente, pero cuando en la música resurgen de forma inesperada sonidos añorados con una perspectiva actual deviene una sensación de placer reconfortante. Pongamos por caso el fabuloso álbum de Josh Rouse 1972, que nos devuelve a cálidos ambientes de pop y soul desde el año de su grabación, 2003. Eso mismo produce este otro disco que ves delante, tan caluroso también y tan cercano, Closeness (Loose Music, 2020), con el que descubro a esta pareja de Pennsylvania que ha logrado cautivarme: Native Harrow.

Sí, es delicioso quedar atrapado en las canciones de Devin Tuel y Stephen Harms, caricias con ADN folk que oscilan entre el pop y el soul (ah, que grata compañía entre géneros). Closeness es el cuarto trabajo del grupo, por el que la voz y la forma de cantar de Devin recupera a Joni Mitchell o se empareja con la de Laura Marling, y la guitarra de Stephen llena de sutilezas un clima que remite a viejas joyas folk-rock de los setenta. El disco, rico en matices y detalles sonoros, parece suspendido en el tiempo, arrimado a brisas californianas y cimentado por canciones que crean adicción: Shake, If I could, Turn turn o la final Sun queen con la que el dúo rescata del olvido al Tim Buckley más melancólico. Entre la crema de este año, segurísimo.

Nota: 9/10

viernes, octubre 02, 2020

BONUS TRACK 225: SAINT DOMINIC'S PREVIEW (VAN MORRISON)


Después del sublime álbum Astral weeks, entre 1970 y 1974 Van Morrison enlazó siete discos fantásticos, incluido un doble en vivo que representa la quintaesencia de la primera etapa de su larga carrera: precisión compositiva, emoción lírica, intensidad en la interpretación... Casi medio siglo después el león de Belfast conserva gran parte de aquellas virtudes cada vez que ruge. Costaría decidirse por uno solo de esos viejos álbumes si hubiera que rescatarlo de un incendio en casa del que escapar a toda prisa; un día salvaría Veedon Fleece, otro Moondance, quizá Saint Dominic's Preview (1972). Sí, este disco posee un fuego interno arrebatador, desde la alegría bailarina de la inicial Jackie Wilson said (I'm in heaven when you smile) hasta el final catárquico que emana el éxtasis acústico de Almost Independence Day, pasando por la fuerza purificadora de Saint Dominic's Preview o la dulzura deslizante de Listen to the lion. Solo son siete temas, pero qué temas perfectos guarda este trabajo magistral de la fiera Van.

miércoles, septiembre 30, 2020

VOLUME ONE 546: SHORE (FLEET FOXES)


"Music is both the most inessential and the most essential thing. We don’t need music to live, but I couldn’t imagine life without it." (Robin Pecknold, Fleet Foxes)

En el momento en que el verano se convierte en otoño, en un año en que la música apenas se anuncia y se ofrece al público de un día para otro, alcanzo el punto en que encuentro la sintonía con Fleet Foxes. ¿Debía llegar este momento tarde o temprano? ¿O quizá solo es cuestión de un oportuno equinoccio? Lo que no me habían dado los tres álbumes anteriores de la banda (ni siquiera el celebrado primer disco de 2008), obras por las que resbalé aturdido e indiferente, me lo proporciona Shore (Anti-, 2020): atención, descanso y placer. 

Shore recurre a la identidad que dio forma al grupo de Seattle en los territorios del indie folk explorados en la década pasada, especialmente en sus dos primeros trabajos, y la manipula en canciones que se abren y cierran como suaves remolinos, de las que brotan sensaciones de esperanza y bienestar. Este disco, bello y luminoso de principio a fin, sin fisuras, funde rock, pop, folk y fina psicodelia con armoniosa destreza y produce ese impagable agrado de aislarte en la inmensidad de la naturaleza, de mojarte los pies sobre la arena de la orilla, por ejemplo.

Nota: 8/10

domingo, septiembre 27, 2020

OTHER MUSIC

"Lo que en realidad siempre intentamos fue conectar gran arte con grandes aficionados al arte."


Las tiendas de discos, esa pequeña gran escuela en la que muchos crecimos desde la adolescencia, donde dimos educación a nuestra pasión por la música, si no han desaparecido ya devoradas por una industria que ha despreciado su valor, aceleran su proceso de extinción. Queda una en mi ciudad, y nunca fue mi favorita. Other Music fue una tienda independiente de Manhattan que se mantuvo 20 años abierta hasta su cierre en junio de 2016. En dos décadas ofreció a sus clientes una variedad grande de música independiente, marginal, desconocida, underground, poco accesible, extraña... pero apasionante en su naturaleza. En ese tiempo creó además un vínculo cercano y familiar con su público, un espíritu comunitario que nacía entre las paredes del local y crecía a través de los surcos de los vinilos que vendía. Other Music es el título del documental que entra en la vida de esa tienda de discos que tanto nos dio y tan solos nos deja cuando cierra. El film da voz a los propietarios de la tienda, a clientes y a empleados, y transmite en el repaso a los momentos más memorables de una vida y en las horas previas a su adiós (en el desolador sollozo del desmantelamiento de las estanterías) esa entrañable sensación que dejaba la música escuchada y abrazada en una tienda rodeado de cds y vinilos.

sábado, septiembre 26, 2020

GREATEST HITS 254: VOLCANO (DAMIEN RICE)

Esta es otra de las historias que me seducen: la del artista con sentimientos a la deriva que se aisla en la renuncia a cuanto le ha hecho triunfar, lejos del contacto y vencido por el desafecto, por la ruptura del amor. Huyó de los remolinos, de la vorágine, y se entregó a la reclusión y a lo que las emociones le dejasen, alguna vez, componer. Unos cuantos artículos se han ocupado del destino incierto de Damien Rice, del misterio que encierra una carrera prometedora que se estancó, quizá atascada en un gran nudo sentimental donde se junta la tristeza, la melancolía y el dolor. Esa pesadumbre envuelve las canciones de los tres únicos discos de este irlandés. Cuando el sol sonreía a Damien Rice entre las nubes espesas que cubren su música (buf, hablamos de 2002) y gozaba de la cálida compañía de Lisa Hannigan, a este hombre le salían canciones tan buenas como Volcano. Pero no, no lo echo de menos.

 


martes, septiembre 22, 2020

LIVE IN 250: TWEEDY, EL REY

El encierro ha liberado la creatividad. Cualquier lanzamiento musical de interés lleva consigo un vínculo claro y una reflexión actualizada sobre la pandemia que nos empuja al miedo, al enfado y a los laberintos de la conciencia. Duele añorar el tiempo previrus, la niebla cubre con recelo lo que traerá el postvirus. Jeff Tweedy en su reclusión ha vuelto a escribir, otro libro y más canciones. Dice que las que formarán parte de Love is the king, novedad discográfica de octubre (dos años después del entrañable Warm), son temas country, pero los dos adelantos que he escuchado no me trasladan a esas tierras, a ese género. Me quedo con el estilo Tweedy en esta ágil y a la vez arrugada Guess again. Se espera.

 


viernes, septiembre 18, 2020

BOOTLEG SERIES 88: SONGS BY MARC BOLAN & T. REX


Además de la pereza que me da desde hace algún tiempo escuchar discos tributo, me cuesta encontrar homenajes realmente intachables, recopilaciones donde nadie patine ni deshonre la entidad del homenajeado. ¿Qué demonios haces tú (y encima lo haces mal) en un tributo como este?, me he preguntado no pocas veces. Las sensaciones con el álbum que reinterpreta las canciones de Marc Bolan y T. Rex, que acaba de publicarse, eran buenas en principio, desde que oí la emotiva versión que Nick Cave adelantó del tema Cosmic dancer. Y al escuchar todo el disco guardo una muy placentera impresión. Un tributo notable que sí merece la pena.

AngelHeaded Hipster. The songs of Marc Bolan & T. Rex (2020) fue la última producción de Hal Willner hasta su fallecimiento este año, quien en su larga carrera promovió, organizó y produjo encuentros en vivo entre músicos diversos, así como discos de homenaje. El álbum contiene 26 versiones, de las que diría que tropiezan dos o tres. Varias cumplen sin grandes esfuerzos, con más oficio que entrega, pero son más numerosas las triunfadoras de verdad y que ennoblecen la singular pericia creativa de Bolan y su banda: de Lucinda Williams a U2 y Elton John, de Perry Farrell a Gaby Moreno, de Beth Orton a Nena, de Sean Lennon y Charlotte Kemp Muhl a Father John Misty, de King Khan a Todd Rundgren; y por encima de todas... repito, Cosmic dancer a cargo de Nick Cave.

jueves, septiembre 17, 2020

VOLUME ONE 545: ALICIA (ALICIA KEYS)


La buena de Alicia Keys recoge los rizos con que explotaba en Here (2016) para mostrar más caoba en su piel y bajar de revoluciones en ALICIA (RCA, 2020), así con mayúsculas para darse magnitud, para nombrarse en sus canciones, para exhibir el poder de su plaza en el estrellato. El nuevo álbum estaba listo para escucharse en mayo y llevarlo a una gira mundial desde junio, pero las amenazas a nuestra salud lo retrasaron como tantas otras cosas, cuatro meses en este caso, y me temo que no se vaya a interpretar demasiado sobre los escenarios. El cartel de exóticos invitados, hasta siete para compartir sendas canciones, juega en contra del disco, salvo el concurso del tanzano Diamond Platnumz en el cuarto corte; cuatro colaboraciones seguidas en el tramo central apagan el conjunto hasta anclarlo en el aburrimiento. Los temas en que Mrs. Keys canta sola (sobre todo Time machine, Underdog, Love looks better y Good job) desvelan el primor de la intérprete y hacen olvidar los discretos duetos. No está entre lo mejor de su obra, tampoco está mal pese a salir frío de la escucha.

Nota: 6/10

domingo, septiembre 13, 2020

LIVE IN 249: PRE-ORDER BOSS


Aunque quisiera no lo conseguiría. El Boss, es el Boss. Y además vuelve con la E Street Band. No puedo mostrarme indiferente a un nuevo capítulo de Bruce Springsteen aunque me hayan decepcionado los más recientes y transmitido la sensación de que la gloria del pasado es irrepetible y que volver a alcanzar otras cimas en su carrera ya está lejos de su alcance. Al no tan lejano Western stars no logro encontrarle el punto y en todo intento de comparación con sus obras más notables, el Boss de hoy sale perdiendo. Y ahora reaparece con su banda celestial para adelantarnos este Letter to you, canción y título de su próximo álbum, que escucharemos entero a finales de octubre.

Pues hombre, después de pinchar dos veces el tema, digo que Bruce, tan viejo y de arruga cansada ahora como sus amigos de siempre, no parece arriesgar demasiado de nuevo en el estudio. Porque no renuncia a su fórmula musical marca de la casa, otra vez bajo la producción cuestionable de Ron Aniello: la canción nace, avanza, crece, descansa y culmina como cientos de su repertorio. Sí remite en algún momento aunque de lejos, quizá por la renuncia a frivolidades instrumentales y sonoras, a la pureza que atesoran temas de Born to run y The river, y una suave brisa de aquellos discos sopla tímida en algunos segundos de Letter to you. Esa es la esperanza. En fin, que no está mal la canción, que cumple sin emocionar. Y ya. Veremos el disco. A estas alturas, ¿es suficiente, jefe?, ¿te pedimos más? No. Bueno, sí. O qué más da.

 


sábado, septiembre 12, 2020

VOLUME ONE 544: THE UNIVERSAL WANT (DOVES)


Hay músicos, muchísimos, que circulan y se instalan en los márgenes. Desde ahí hacen más bien poco ruido, atraen a los oyentes más curiosos y alejados de los nombres de vanguardia y mantienen una estabilidad que acerca o distancia sus entregas. El caso al que nos lleva este post es el de Doves, grupo británico que en la pasada década cultivó un hipnótico rock muy acorde con el barniz oscuro de las portadas de sus discos y que reaparece con su quinto álbum, The universal want (Virgin, 2020), once años después de su anterior trabajo. Tengo difuminados los estímulos que me hicieron conservar los primeros discos, supongo que son los mismos que ahora me reencuentran con el trío de Manchester desde la emotividad plástica de su música. Compararlos con bandas con las que comparten nacionalidad y un lejano momento de eclosicón me da pereza, aunque diría que resurgen para demostrar que están en mejor forma que Elbow, Travis o Kasabian.

Nota: 7/10

miércoles, septiembre 09, 2020

BONUS TRACK 224: GOATS HEAD SOUP (THE ROLLING STONES)


La maquinaria comercial Rolling Stones vuelve a activarse con la reedición de Goats Head Soup, uno de mis álbumes preferidos de la banda y de los que mejor representan sus esencias. El producto extendido da encaje a algún buen tema inédito dado a conocer en los últimos meses, sobre todo Criss Cross, y a unas cuantas piezas en directo de la época que evidencian el vicio desatado que causan sus majestades. Hablamos de 1973 (año que me dio la bienvenida a la vida). Sí, tengo debilidad por este disco de la etapa gloriosa del grupo, en el que Jagger se retuerce eléctrico, Richards cruje, Taylor luce su estilizada técnica en la guitarra, Wyman explota su pulso rítmico y Watts aporta esa invisible solidez al conjunto. Dos temas me vuelven loco, 100 years ago y Winter, y a los Stones, volviéndolos a escuchar, me los llevo al fin del mundo.