Hay músicos, muchísimos, que circulan y se instalan en los márgenes. Desde ahí hacen más bien poco ruido, atraen a los oyentes más curiosos y alejados de los nombres de vanguardia y mantienen una estabilidad que acerca o distancia sus entregas. El caso al que nos lleva este post es el de Doves, grupo británico que en la pasada década cultivó un hipnótico rock muy acorde con el barniz oscuro de las portadas de sus discos y que reaparece con su quinto álbum, The universal want (Virgin, 2020), once años después de su anterior trabajo. Tengo difuminados los estímulos que me hicieron conservar los primeros discos, supongo que son los mismos que ahora me reencuentran con el trío de Manchester desde la emotividad plástica de su música. Compararlos con bandas con las que comparten nacionalidad y un lejano momento de eclosicón me da pereza, aunque diría que resurgen para demostrar que están en mejor forma que Elbow, Travis o Kasabian.
Nota: 7/10
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