En aquel momento (estábamos en 2007), los Felice Brothers me parecieron lo más próximo a The Band. Venían de Woodstock, muy cerca de la Big Pink donde Robertson, Helm, Danko, Hudson y Manuel, encerrados, encontraron su identidad. Los años fueron haciendo caer matices a los Felice y el parecido se fue empañando. Ahora escucho a Cordovas y advierto otro espejo que me devuelve el reflejo de The Band, al menos en la mitad de las canciones de este álbum, Destiny Hotel (ATO, 2020), una obra que pone sus raíces en el mejor country rock de hace cinco décadas y por la que desfilan los fantasmas de Clapton con Delaney y Bonnie, los hermanos Allman y Little Feat.
Ojo, están claras las inspiraciones, pero Cordovas tienen entidad y género propios. Eso se aprecia en la firmeza con que Joe Firstman pilota una nave en la que resaltan su voz, el respaldo de coros femeninos y el alfombrado calor de un Hammond vibrante. El disco, que se queda a un suspiro de los 28 minutos, se mete dentro enseguida y sin rodeos por la facilidad con que revive lejanas páginas de la mejor música americana, por su empeño en no dejar que se muera.
Nota: 8/10
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