lunes, marzo 12, 2007

VOLUME TWO 27: BOOKER T. & THE MG’s

Asegura un amigo sin dudarlo, con la puntual pero justificada efusividad que le caracteriza, que Steve Cropper es el mejor guitarrista de todos los tiempos y que los grandes maestros de la guitarra que la música tiene siempre estarán unos centímetros por debajo de él. Se lo oí decir por primera vez cuando me vendió el único en disco en solitario que tiene, una obra maestra titulada With a little help from my friends (Stax, 1971). Entonces yo ya sabía quien era Cropper y ya conocía a Booker T. & The MG’s. Con el paso de los años he ido apreciando el inmenso valor que tiene esta genial banda instrumental de Memphis, el corazón que le dio tanto oxígeno y ritmo a los mejores artistas del sello Stax en los años sesenta. Una razón más para tenerle un poco de cariño a esto de la música.

El vigor de Wilson Pickett, el fragor de Otis Red
ding, y todo el calor que desprende la música de Albert King, Sam & Dave o las Staples Singers se debe en una parte muy importante al apoyo preciso, limpio y cercano de los Booker T. y el grupo de Memphis como banda de acompañamiento. Aquellos eran portentosas estrellas, pero la gran mayoría de obras por las que la humanidad les recordará tienen a Booker T. y compañía detrás. In the midnight tour, de Pickett, o Sittin’ on the dock of the bay, de Redding, sin ir más lejos. Ahí estaba Cropper componiendo y al mástil y el cuarteto a sus espaldas en tantas actuaciones.

Fue Jim Stewart, el mandamás de la Stax, quien quedó maravillado con unas grabaciones de blues que cuatro veinteañeros hicieron en los estudios Sun en 1962, donde se ganaban el sueldo. Stewart quería éxitos para su compañía, que sería popularizada como Soulsville USA, y allí en Memphis los contrató. Booker T. tenía 17 años y ya un sensual dominio de los teclados. Cropper tenía 20. En la batería se sentaba Al Jackson y el bajo lo agarraba Lewis Steinberg, reemplado dos años después por el entrañable Donald ‘Duck’ Dunn. Stax lanzó una serie de diez álbumes del grupo hasta 1971, mientras la formación tocaba y giraba con Redding, Carla y Rufus Thomas, Eddie Floyd entre otros. Esa decena de discos guarda la valiosa música de un cuarteto (al que a veces se le añadía Isaac Hayes) que convertía la naturalidad en su virtud más pura. Sus temas, casi todos instrumentales, se escuchan como una brisa de soul contagioso y están bendecidos por un sencillo y agradable sentido del ritmo.

Tras su magnífico Melting pot de 1971, que se acercaba al funk, la mitad del grupo dejó Stax, la otra continuó. Jackson fue asesinado. Dunn y Cropper prestaron sus instrumentos a un montón de músicos de rock y llegaron a ser parte de los Blues Brothers y aparecieron en la mítica película de John Landis. A ellos se unió Booker T. para girar con Neil Young en los noventa y acompañar a Dylan en el macroconcierto de su 30º aniversario. En el 94 publicaron otro disco, el aceptable That’s the way it should be (Columbia), después de dos décadas sin volver a juntarse en un estudio.

Si no tenéis nada de Booker T. & The MG’s entre vuestros discos y os interesan, haceros con cualquiera de sus trabajos o recopilaciones, todos valen para disfrutar de su música amistosa e imperecedera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Que olvidados tenía a Booker y demás! Y eso que en mi infancia me encantaban Time is tigh y Green Onioons.
Pero ahí está Rubén Darío para recordarnos lo negros que siempre hemos sido en cuanto a gustos musicales.
Un saludo.