viernes, marzo 16, 2007

VOLUME ONE 57: NEON BIBLE (ARCADE FIRE)

Los canadienses Arcade Fire afrontan la difícil e intrigante prueba del segundo LP. ¿Qué hacemos ahora?: ¿repetimos la fórmula?, ¿nos atrevemos a dar unos pasos más atrevidos que hubieran sido inapropiados para el primer disco?, ¿nos transformamos por completo y revelamos a la audiencia nuestras verdaderas intenciones? Estos interrogantes y muchos más se habrán formulado los chicos de Québec después de haber engatusado al público y en especial a la crítica con su sensacional debut de 2005, Funeral, uno de esos trabajos que justifican por qué a su imposible definición le corresponde la también indefinible etiqueta ‘indie’, una obra que no tarda en convertirse en disco de referencia y, por supuesto, en álbum preferido (y en los puestos de cabeza) en todas las listas anuales de lo más elogioso. El grupo destapa de nuevo su baúl de excentricidades para mostrar Neon Bible (Merge, 2007), un nuevo muestrario de gominolas poco convencionales, píldoras para cruzar la línea que separa ‘todo lo que está oído’ de ‘todo lo que falta por oír’.

Supongo que esta ‘biblia de neón’ (me he acordado, gracias a la aspereza de algún tema, del libro del malogrado John Kennedy Toole del mismo título y de sus desoladores retratos), será acogida con otro manguerazo de alabanzas. Entiendo los motivos, pero no los comparto. Es decir, el disco contiene piedras preciosas, pero no diamantes, algo que sí tenía Funeral. Allí no sobraba nada, aquí sí. Neon Bible es de esos discos en los que uno aprecia que los responsables han querido hacerlo mejor para que se notara. O al menos ellos han pensado que lo hacían mejor.

Su música es resonante. Los pianos, como cierta percusión, suenan agresivos, las voces tienen un eco espacioso y todo el conjunto sonoro parece envuelto por un grueso manto de barroquismo retorcido. No le vamos a negar al disco momentos de cierta emoción, como los temas Ocean of noise o (Antichrist Televisión Blues), con la voz de Win Butler muy cercana a la del Bruce Springsteen del Born to run. La propuesta, de nuevo incomparable, de Arcade Fire es música que posee la compleja cualidad de provocar agitación, baile, pensamiento y descanso al mismo tiempo. ¿Es bueno eso? Que lo averigüe cada uno.

Nota: 7/10

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