Si este disco me hubiera parecido defectuoso, como en principio esperaba, no habría perdido el tiempo dedicándole unas líneas, pero no me cuesta reconocer que las apariencias a veces confunden y que nunca es tarde para abrir una puerta de relativa confianza a alguien a quien aún tiene mucho camino por delante antes de cruzar el umbral. Los halagos no cuestan y los desprecios tampoco, aunque depende de quién los dedique. Los míos no son más que palabras que se lleva el viento. Jack White es un tipo que me causa repelús y un músico que me parece mediocre, un intoxicador de canciones incomprensiblemente bien considerado entre colegas y periodistas del mundillo. Casi nada de lo que tiene que ver con él me gusta (salvo de la hoguera su producción para Loretta Lynn), pero debo admitir que el segundo álbum que acaba de editar con su banda de amigos, The Raconteurs, no me desagrada. Tampoco me encanta, eh.
Consolers of the lonely (Warner, 2008) vuelve a separar a Jack de Meg y a unirlo a Brendan Benson y a la sección rítmica de The Greenhornes, el bajista Jack Lawrence y el baterista Patrick Keeler. Lo que no acertaba a exponer el primer disco, Broken boy soldiers (2006), lo perfila mejor su continuación. Ahora el grupo suena y camina hacia un lugar concreto. Jack White manda. Los latigazos de chatarra abren el disco y se esparcen con gotas más adelante como si la sombra de White Stripes, pero con bajo, marcase la dirección. Cuando los temas se suavizan da gusto apreciar matices, bonitas creaciones; cuando se enfurecen no siempre salen afortunados, el vicio del exceso macarrónico de su principal compositor convierte algunos en material sobrante.
Nota: 6/10
1 comentario:
Caray! gran sorpresa, además de cinéfilo empedernido tb eres todo un entendido en música?
Si no me he equivocado de dirección y de persona te mando un abrazo. Y si no me conoces también...será por abrazos.
Lía
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