Detesto el término. Detesto también al público que abraza el cine indie de antemano por la única razón de rechazar cualquier otro cine con presupuestos más altos, rostros más conocidos e historias más convencionales. Por eso al ver una película americana de las llamadas indies prefiero decir que se trata de un film “con tufo indie” más que puramente indie.
Para llevar esta etiqueta encima los argumentos requieren mínimos presupuestos y suelen centrarse en pedazos de la vida misma de seres y tipos con alguna rareza en sus existencias, personas a las que les falla la comunicación, que sufren retorcidos problemas emocionales, sus familias les aíslan o ellos se apartan; son personajes con actitudes y actuaciones que juegan al límite de la razón o la lógica, y cuyas situaciones recogidas en lo que dura la película avanzan despacio, más sujetas a detalles mínimos y a acciones imprevisibles que a decisiones grandilocuentes. Y como en todo, hay hermosas películas de tufo indie y apestosos disparates de tufo indie. Me limito a recomendar o a desaconsejar algunos de los que he visto últimamente.
Vamos con éstos primero para acabar con un mejor sabor de boca. Por ejemplo, conviene descartar The Brown Bunny (Vincent Gallo, 2002), con la controvertida y explícita mamada de Chloe Sevigny al vanidoso y desquiciante Gallo. También huid de Junebug (Phil Morrison, 2005), Palindromes, del acomplejado freak Todd Solondz, Love Liza, Thumbsucker, Shortbus (John Cameron Mitchell, 2006), Half Nelson (Ryan Fleck, 2006) o cualquier engendro desfasado de la Factoría Andy Warhol.
Por el contrario, dejan una agradable sensación Buffalo 66 (esta vez más cotidiano y menos egocéntrico Vincent Gallo); Mala noche (1985), de un primerizo Gus Van Sant; las premiadas Little Miss Sunshine y Juno, la que merecería más premios Transamerica; The Chumscrubber, The station agent, Delirious, de Tom Dicillo o Lars y una chica de verdad (Craig Gillespie, 2003), atención, prevista para finales de mes en salas grandes, también aptas para películas pequeñas.
4 comentarios:
Por "indie" también entiendo un discurso no tan accesible como uno comercial, por eso no considero independientes ni Juno ni Pequeña Miss Sunshine, sino con tufo independiente.
Lars si lo es. Pero bueno, es una calificación que nació con tal aire de subjetividad que todos lo definimos cada vez que vemos una película.
Ya te digo, no distingo las fronteras. Imagina por ejemplo "Little Miss Sunshine" con los mismos directores y tal como terminó el producto pero cambia los repartos:
Primero pon a Jeff Bridges, Susan Sarandon, Jon Voight, Hayden Christiansen, Jim Carrey y Dakota Fanning en los papeles de Kinnear, Colette, Arkin, Dano, Carell y la cría respectivamente. No desentonan, ¿no?
Ahora pon a David Morse, Patricia Clarkson, JK Simmons, Emile Hirsch, Sam Rockwell y Saoirse Ronan. ¿Podría ser?
De la primera nadie diría que tiene tufo indie; de la segunda, que apestaría.
A mí me da igual, lo que aprecio es que el resultado me guste y me convenza.
Saludos.
Añadiría a tu lista de las indie que convencen American Splendor.
Saludos.
Creo que israel yoyimbo nava también, pero yo la meto en la lista de las malas, de las muy malas.
Publicar un comentario