Falta el bajo (aunque diría que no en todos los cortes), pero en su ausencia son los teclados psicodélicos, las percusiones variopintas, las cuerdas finas y gruesas o las flautas traveseras las que llenan de sustancia las canciones indescriptibles de este disco irregular pero de atmósfera atrayente. Pronto se enciende pero pierde fuerza y cuando el ritmo decae de golpe despierta. A nada ni nadie se puede comparar cualquier corte y un lejano rastro de blues marchito parece esconderse en el pulso que da cuerda a estos temas nada convencionales.
Nota: 7/10
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