domingo, marzo 16, 2008

SMELLS LIKE TEEN SPIRIT

De un punto a otro, en pocos minutos nada más, cruza en mi dirección una sinfonía difusa de olores que explotan como relámpagos. Tengo hambre y me tragaría esos olores antes que cualquier bocadillo de tortilla. Es la huella que flota en el aire por el camino que sigue y que lleva consigo, hasta que el sudor engulle cualquier rastro y se apodera del cuerpo, y al día siguiente, después de la ducha, florece un jardín en cada roce de la toalla, en cada cabello que intima con las mejillas, en cada mirada. Otra vez, aunque sea distinto.

El olor se muere en un instante, sólo revive en cuanto me cruzo con otro parecido. Pero después de unas cuantas horas ya no huelo nada y nadie me huele a nada. Los jardines se marchitan y cada rostro alegre que desaparece se pierde en la ignorancia. El goce da paso a la náusea y las calles de flores sembradas se convierten en rincones mojados por los excesos orinados. Nuestro olfato, socio maligno del deseo, nos vuelve a hacer una putada, camino de ninguna parte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un olor y una sonrisa son el mejor alimento de una noche de sábado algo aburrida.

He tenido la suerte de verte planear este post :)

Un abrazo

Xabre dijo...

Pues yo he tenido la suerte de leerlo.
Enhorabuena, me ha gustado mucho.
Pero recuerda que los sentidos engañan...