A mi manera y en mi porcentaje soy fan de Woody Allen y de Neil Young.
A Woody Allen, de quien he visto sus 37 películas y de las que no me gustan 8, creo que ya no puedo exigirle más obras maestras en sus citas anuales. Ya las hizo en los setenta (Annie Hall, Manhattan), en los ochenta (Broadway Danny Rose, La rosa púrpura de El Cairo, Delitos y faltas), en los noventa (Misterioso asesinato en Manhattan, Todos dicen I love you) y en los albores del siglo XXI (Match Point). Sus comedias o dramas, incluso en sus aspectos más trágicos, me animan el día y agrandan mi amor por el cine. No tengo por qué esperar de él más cantos de cisne (quizá algunos críticos de cine que ahora creen verle agotado y estancado, todavía se los reclaman), pero su último largometraje, Cassandra’s dream, sí me parece una obra maestra. Y no soy el único.
Nota: 10/10
A Neil Young, del que guardo con esmero sus 40 discos y los que grabó con Buffalo Springfield y Crosby, Stills, Nash & Young, tampoco le pido nuevos trabajos magistrales cuando se ha cansado de hacerlos (Everybody knows this is nowhere, Zuma, Comes a time, Live Rust, Freedom, Ragged glory, Weld, Harvest moon, Mirror ball, Greendale, Prairie wind). Y ahí sigue el viejo guerrero canadiense, haciendo lo que le da la gana y, como Woody Allen, a ritmo de álbum por año. O más. Chrome dreams II (Reprise, 2007) es el más fresco, la supuesta continuación de una serie de ‘sueños de cromo’ que pretendió juntar en un disco de mediados de los setenta que nunca llegó a ser oficial y que fue esparciendo en diversos trabajos posteriores.
Y, ¿qué, Neil?, ¿qué nos vendes? Te damos las gracias por seguir en activo sin cansarte, aunque ahora decidas repasar con nuevas canciones algunas fases de tu obra y las reúnas… un poco de cualquier manera en Chrome dreams II. Es que de los diez temas alguno podría aparecer en American stars ‘n’ bars (1977), un par de ellos en Freedom (1989), otro par en Sleeps with angels (1994); hay cortes que suenan como si hubieran sido descartados del Life (1987) o del Are you passionate? (2002). La guitarra de Neil se suaviza a veces y tiembla y se contorsiona otras. Se entrometen trompetas que ensalzan temas kilométricos y se juntan voces en coro tan raras como curiosas en una producción algo tosca y descuidada. Hay nuevo material un poco insulso, otro excelente y otra parte simplemente correcta.