Un sonido (riff de guitarra de Freebird o lo que se le ocurriese a Jimi Hendrix), una frase (I know that someday you´ll have a beautiful life... Can´t buy what I want because it´s free...), una voz (LA VOZ), un personaje (Atticus Finch, Eddie Felson, Antoine Doinel), un amor (Los Puentes de Madison, Marty, El Apartamento), una historia (¡Qué bello es vivir!, Espartaco) o varias (Mesas separadas), un gesto (Zidane controlando un balón, cualquiera de Maradona... en la cancha, claro), unos ojos (azules o verdes, por favor)...Con algunos os identificaréis, a otros los aborreceréis. Woody Allen, en su maravillosa (y van...) Manhattan habla de cosas por las que merece la pena estar vivo: musicales, literarias, cinematográficas... estéticas, artísticas o sentimentales en un sentido más amplio..., confesables en público... o en privado... da igual. Lo que importa es que cuando la tempestad arrecia y me siento solo y desvalido acudo a ellas y, al menos por un momento, me siento a salvo. Son mis refugios. Sin ellos no sé si aguantaría el tirón.
Aunque no sea su creador puedo modelarlas, sentirlas, hacerlas mías, incluso reinventarlas cada vez que acudo a ellas, porque yo también me voy reinventando con el paso del tiempo. Por momentos son capaces de alejarme del horror y llevarme a nuevos mundos, me acercan a personas que nunca debieron alejarse, me muestran como me gustaría ser o como me gustaría que fuesen las cosas, lo que me gustaría hacer o tener, hasta me hacen recordar olores. Incluso puedo compartirlos, diseccionarlos con personas de parecida (o distinta) sensibilidad y encontrarles, gracias a ello, nuevos matices. De paso hasta te permiten, ¡oh sorpresa!, conocer gente maja (para los que les interese).
Por ello quiero aprovechar esta oportunidad para darles las gracias por existir, por resguardarme cuando la guerra se torna más cruenta y también aprovecho para darle las gracias a Tribeca Sessions por mostrarme nuevos refugios y acercarme a ellos (quizás ésta sea una de vuestras razones para pasaros por aquí). Algunos les llamaréis simplemente “distracciones”, los más osados “Arte”. Para mí son refugios, y cada vez acudo más a ellos, los busco con mayor desesperación porque sé que, al menos para mí, la tempestad no amainará. Irradian tanta belleza que parece mentira que hayan sido creados en medio de una abominable tempestad.
3 comentarios:
Cuántos placeres compartimos, Luismi (bueno, el de Zidane cuando vestía otras camisetas distintas a las de su último equipo). Espero que nos queden muchos más que encontrar mientras los seguimos buscando.
Has sido el último en escribirme y el último en ser publicado, pero creo que tu texto es el cierre perfecto para todo lo que se ha hablado por aquí y en otros ilustrados aposentos. Sólo me patina ese tono tan poco optimista que todavía sigue divisando la tempestad al fondo o encima. Caminando (como el de la foto) se sale de ella o al menos se encuentra un refugio.
Un abrazo.
Enorme!!. Nos vemos en la próxima de Walsh.
Saludos.
Con tempestad o sin ella - sé que dirás que imposible estar sin ella - seguiremos "matizando", estando de acuerdo, o no, en todo lo que discutimos( cine, música, esos distantes ojos verdes...)Y discutiremos como siempre:apasionadamente, aunque no estemos seguros de tener razón.
Y como siempre: punto y seguido.
Un saludo.
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