jueves, septiembre 13, 2007

SOUNDTRACK 41 / VOLUME ONE 91: CHARLOTTE GAINSBOURG

En espera del alumbramiento musical de Scarlett Johansson como versioneadora de Tom Waits (una extravagancia que podría convertirse en nuevo motivo de asombro hacia la musa más reciente de Woody Allen o, por el contrario, decepcionarnos por la osadía de la chica), abro boca aunque me quedo con algo de apetito con la actriz londinense de sangre parisina Charlotte Gainsbourg. Ella, hija del cantautor francés Serge Gainsbourg y de la sexual perla popera británica Jane Birkin, también canta. Y lo hace con el encanto provocador de casi todas las francesas, en voz bajita para no despertar, seguro que porque si sube el volumen se descubre como una cantante tirando a discreta.

Despierta en mí una excitación nerviosa Charlotte Gainsbourg cada vez que la veo en una película (21 gramos, La ciencia del sueño, Mi mujer es una actriz, pronto en la esperada I’m not there…). Es, podríamos decir, de esas mujeres más bien feas que nos gustan, cuyo atractivo invisible se encuentra en la languidez de sus miembros, en sonrisas resplandecientes o miradas penetrantes. Su rostro es pálido y de facciones marcadas, con los ojos como canicas y la mandíbula grande y amenazante; su cuerpo es delgaducho, pero le quedan bien los vaqueros gastados y los jerseys de mangas grandes. El morbo es personal e intransferible.

La chica ya le dio a esto de la canción cuando tenía 15 años y un par de películas para tomar prestadas varias canciones de su padre, hacer dueto con él y vestirlas con ropajes adolescentes. Hasta veinte años después no volvió a agarrar el micro para titular 5:55 (WEA/Atlantic, 2006) su primer disco en mayúsculas. Y aunque ella pone la firma, también debería corresponderle al dúo francés de pop electrónico Air, presente en todas las composiciones y acompañado en un buen número de ellas por Jarvis Cocker. De Pulp, por fortuna, no hay rastro, pero sí de Air, de ese plastificado pop instrumental que sirve de sintonía para aeropuertos y del que se apropia Charlotte para susurrar en inglés y francés canciones inofensivas y un par de postres para repetir (The operation, Everything I cannot see).

Aquí podéis conocerla, mientras esperamos a Scarlett Waits.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy simpática y certera esa definición de mujer fea que nos gusta. Y completamente de acuerdo en que es una mujer a la que quedan estupendamente los vaqueros gastados y esos jerseys de lana de mangas largas. Su acierto es esa naturalidad que roza el falso y posiblemente meditado desaliño.
Un saludo.