De entrada, todo músico o grupo al que se le suele calificar o definir como "inclasificable", capta mi interés. Hay casos y casos: me agota y hasta cabrea el presuntuoso Rufus Wainwright, no siempre me convence el sentimental Badly Drawn Boy, y me sorprenden y a veces entusiasman los retorcidos Gomez. Y me cautiva de algún modo, precisamente indefinible, Fiona Apple.
Acaba de publicar disco esta pequeña y frágil neoyorkina, su tercero después de seis años de silencio y rumores diversos sobre la interrupción indeterminada de su trabajo. Se llama Extraordinary machine, y como una prolongación de su primer LP Tidal (1995) y el siguiente, When the pawn (1999), posee un misterio particular que le convierte, en un experimento desconcertante en cuanto se escucha por primera vez, pero va desnudando encantos irresistibles cuanto más se le prestan los oídos.
Es un extraño espécimen Fiona Apple, a quien se puede comparar si cabe con Tori Amos. También pianista, menos sutil y algo más siniestra, Fiona, con una voz más adulta y profunda, temblorosa y agresiva, se protege en su instrumento y se acompaña de complejas melodías y orquestaciones vacilantes. Sus canciones revelan pasajes de vodévil, escabrosas crónicas intimistas (como la que recoge la violación que sufrió a los 12 años), fugaces destellos de siniestro cabaret e inquietantes sonoridades vanguardistas a menudo catalogadas como ‘artie’ (término muchas veces censurable de antemano).
Así discurre la música de sus discos, algo más accesible en sus dos primeras entregas, pero siempre difícil y nada comercial. Yo descubrí a Fiona en el videoclip de la versión del tema de los Beatles Across de universe que ella cantaba para la película Pleasantville y dirigía Paul Thomas Anderson. Jon Brion, autor de las bandas sonoras de este director, ha producido los discos de Fiona Apple y en ellos ha intervenido entre otros ese batería eterno y reclamado por tantos músicos que es Jim Keltner.
Tras su paréntesis, Fiona ha vuelto enérgica y segura, casada consigo misma y embarcada de nuevo en un viaje musical que para nada causa indiferencia.
lunes, octubre 17, 2005
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4 comentarios:
me encantó ese álbum del que hablas...
lo suelo escuchar alguna vez a la semana para no olvidarlo...
gracias por la música!!!
se escuchará algún día en ese lugar tan especial que da título a este blog?
;)
Aplaudo tu selección musical semanal. La verdad es que en Tribeca no he escuchado nunca a Fiona, pero los cauces por los que uno descubre buena música son diversos y casi siempre de agradecer.
Ah por cierto, ayer hubo una interesante sesión de cine, aunque no todos aguantaron despiertos.
:)
Yo he escuchado este nuevo trabajo de Fiona. A la primera escucha no me ha gustado tanto como los anteriores, lo cierto es que tiene el listón muy alto (when the pawn, es soberbio), pero aún así le he encontrado canciones emocionantes, difíciles, muy muy extrañas; un universo musicalmente atípico que me deja positivamente desconcertado y quizá por ello necesite volver a apreciarlo en breve con mas detenimiento para saber si sube de nota o no... ya veremos, ya veremos extraña Fiona
Cierto, pero esos que no aguantaron despiertos, se vieron luego la parte final de esa interesante sesión. Incluso continuaron después con alguna que otra maravilla. Saludos.
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