Algún jueves, cuando José Luis pincha sus últimos discos de la madrugada, la nostalgia invade el Tribeca y el aire se llena de una ternura flotante que nace de una canción tan preciosa como Maggie May. Es, sin duda, mi tema favorito de Rod Stewart, enmarcado en su periodo musical más brillante, cuando conjugaba dos carreras, una en solitario y otra con banda, y casi los mismos músicos. Los Faces eran geniales, macarras sin disfraces, rockeros de pub; y Rod Stewart era también genuino, un gamberro con encanto en el primer tramo de su camino hacia el estrellato.
Los setenta estaban en sus albores y aunque Rod y sus Faces ya habían sacado un par de buenos álbumes (First step y Long player), Stewart era un cúmulo de inquietudes y ambiciones. Por eso se produjo trabajos paralelos con la ayuda de otros músicos y amigos a los que reclutaba. Para su tercer disco personal, Every picture tells a story (1971) llamó, entre un grupo de diez colaboradores, a los Faces Ronnie Wood para las guitarras e Ian McLagan en el órgano. En realidad poco diferían los trabajos del grupo de los del escocés en solitario, quizá los que llevaban sólo su nombre incluían más fragmentos acústicos aunque no perdían la fuerza que aportaban también otros temas más encendidos.
Maggie May, que estuvo a punto de ser descartada del repertorio final por el sello Mercury, acabó siendo la canción más recordada del álbum, que posee también estupendos temas como la que da título al disco o Reason to believe. Pero en Maggie, Rod Stewart vuelca sus recuerdos para componer una gran pieza melancólica, que recuerda, según cuentan los biógrafos, a la mujer con quien el cantante perdió la virginidad a los 16 años. Rebosante de un aroma a canción inmortal, Maggie posee unas delicadas guitarras y mandolina, y unas inocentes campanillas acompañan la cuarta estrofa, cuando la canción alcanza un poder de evocador único, el que poseen los dolores y las alegrías que nunca se borran
Despierta Maggie, creo que tengo algo que decirte
se acaba septiembre y debería volver a la escuela
sé que te entretuve, pero siento como si me hubieran usado.
Oh, Maggie, no podría volver a intentarlo
me sacaste de casa sólo para salvarte de sentirte sola
Robaste mi corazón, y eso es lo que en realidad duele
el sol de la mañana descubre tu edad cuando te da en la cara
pero no me preocupa, tú eres todo para mis ojos.
Me reí de todas tus bromas, mi amor, no necesitabas engatusar.
Oh, Maggie, no podría volver a intentarlo
me sacaste de casa sólo para salvarte de sentirte sola
Robaste mi alma y no puedo vivir sin ese dolor
todo lo que necesitaba era una amiga a quien prestar una ayuda
pero te convertiste en un amante
y, madre, qué amante, me dejaste agotado
todo lo que hiciste fue deshacer mi cama
y por la mañana me pateaste en la cabeza.
Oh, Maggie, no podría volver a intentarlo
me sacaste de casa sólo para salvarte de sentirte sola
Robaste mi corazón, pero si lo intentara no podría dejarte
supongo que recogeré los libros y volveré a la escuela
o le robaré el dinero a mi padre para irme a vivir fuera
o buscaré una banda de rock and roll que necesite ayuda.
Oh, Maggie, ojalá nunca hubiera visto tu cara
me convertiste en un loco de primera clase
pero estoy todo lo ciego que un loco puede estar.
Robaste mi corazón pero te quiero de todos modos.
Maggie, ojalá nunca hubiera visto tu cara
subiré de vuelta a casa uno de estos días.
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