lunes, octubre 10, 2005

VOLUME TWO 1: DAVID GRAY

Descubrí a David Gray en una película inglesa, El amor de este año (This year’s love), una muy agradable comedia melodramática en torno a seis personajes interrelacionados en el periodo de tres años. En ella sonaban un par de canciones suyas y una de ellas la interpretaba él mismo en el papel de un músico en un pub, hacia el final de la película y en un momento dramático. Al final, uno de los personajes tocaba también en directo uno de esos temas de manera muy emocionante y a la vez liberadora.

Fueron Sail away y Shine las canciones que me hicieron comprar White ladder, el cuarto álbum de David Gray, con fecha de 1998, un trabajo muy premiado por entonces y a la postre muy vendido en Inglaterra e Irlanda, con el que el músico empezó a oírse en las emisoras y a alcanzar notoriedad y que incluía su gran éxito Babylon, uno de los temas por el que siempre será recordado. Desde entonces seguí los pasos de este artista, nacido en Manchester aunque criado en el País de Gales. Conseguí dos discos posteriores (A new day at midnight y Life in slow motion) y el anterior (Sell, sell, sell), además de una recopilación de singles (The EP’s 92-94) en la que figuran canciones de sus dos primeros discos, que aún no he podido escuchar por separado.

Cuanto ha caído en mis manos del material musical de David Gray no ha hecho sino lograr que mi admiración por él crezca. En su música flota una emoción natural y cristalina y su voz acogedora cobra por momentos fuertes arrebatos que resaltan el dramatismo o el entusiasmo de las canciones. Por ellas se asoman instantes de Nick Drake o de Van Morrison y a Gray se le puede emparentar con un sucesor igualmente emotivo como es Damien Rice.

Multiinstrumentista en cada uno de sus discos, mucho más acústico que eléctrico, ha grabado y producido con un grupo pequeño de músicos cercanos en casi todos ellos, pero en su último trabajo, Life in slow motion, ha añadido colaboradores y se ha dejado guiar por Marius de Vries, productor con Madonna, David Bowie y U2 entre varios, para ganar intensidad (Nos Da Cariad, Hospital food), pasión (Alibi, Slow motion) e incluso recordar en algunos giros, acordes e in crescendos (The one I love) al Bruce Springsteen de canciones recientes como Lonesome day o algo más lejanas como Tunnel of love.

Su último disco me parece sensacional, pero para quien sienta curiosidad por conocer la obra de Gray le aconsejo el imprescindible White Ladder y la recopilación de temas de los primeros años noventa (The EP’s 92-94), donde podrá encontrar y disfrutar de la arrebatadora canción Shine.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llegó a mis manos un disco de David Gray llamado "A Century Ends" del 93, donde viene "Shine". Sólo lo he escuchado un par de veces, pero me parece precioso. Tiene la carga emotiva de los Elliot Smith o Nick Drake, y es cierto que su voz y tono recuerdan a Damien Rice (aunque sería más correcto decir que el segundo recuerda al primero, dado que es posterior).
En ese CD (mp3 pirateado de Internet, of course, ¡Ramoncín, mi culo nunca será tuyo!) también aparecen dos discos de mi admirado Nick Cave que me decepcionaron: "No more shall we part" y el último, con una formación nueva que se hacen llamar "Grinderman", ya leí tu post y estoy de acuerdo contigo.
También escuché otros discos como los recopilatorios de Edith Piaf o Jacques Brel, pero aún es pronto para dar una opinión. Para el final dejo uno de Tom Waits: "Bone Machine", a ver qué tal, pero ya te comenté alguna vez que mi Waits favorito es el de la epoca Asylum.
Salud compañero.