miércoles, agosto 29, 2007

SOUNDTRACK 39: DEAD MAN’S SHOES

Me apetece comentar y de paso recomendar una película, ahora que de nuevo caigo en la cuenta de lo mal que envejecen algunos (llamados) clásicos, servidos entonces con riguroso clasicismo y férrea sobriedad por artesanos en horas bajas, con excesivo e inverosímil acartonamiento y sin la aparatosidad que hoy en día estropea muchos films y, ojo, también salva o mejora otros.

Así que saltamos años y nos detenemos en 2004, en la campiña inglesa, en la región de Derbyshire, donde dos hombres caminan en silencio con destino desconocido. Son hermanos, el mayor ha regresado de servir en el ejército, el pequeño es retardado. Enseguida se dejan ver a un grupo de malhechores catetos que trafican con drogas, las consumen y delinquen a su antojo en el pueblo al que nuestros protagonistas llegan. Pronto sabemos a qué se debe la visita. El soldado, interpretado por el único actor reconocible del reparte, el inglés Paddy Considine (visto recientemente en el papel de un periodista en El ultimátum de Bourne), anuncia sin titubeos a la pandilla de indeseables que ha llegado para vengarse de las vejaciones a las que sometieron a su hermano menor unos años atrás.

Fue en 2004, en un ejemplar de la revista Uncut que compré en la calle Charing Cross de Londres, donde leí por primera vez una reseña muy positiva de la película Dead Man’s Shoes (Shane Meadows, 2004). Hasta hace poco no me volví a acordar del film y buscando, buscando, al fin lo he podido ver. La frase con que la revista resumía el argumento es correcta al cien por cien, sumaba Taxi Driver y Acorralado para dar como resultado Dead Man’s Shoes.

No hay que asustarse por semejante operación. La historia no es novedosa, la puesta en escena tampoco, pero la cinta late con una tremenda fuerza interna y posee un clima opresor de esos que logran angustiar al espectador, consciente de que está disfrutando con un film que al final le va a dejar mal cuerpo. La captación de ambientes, desde los cutres apartamentos de los villanos hasta las tranquilas calles de pueblos de vida triste, la contundencia explícita de la violencia y la portentosa interpretación de Considine, capaz de transmitir todo un repertorio de emociones contrapuestas con leves movimientos de sus ojos, convierten Dean Man’s Shoes en una ‘rareza’ insana que habría contado con la aprobación de Sam Peckinpah.

No hay comentarios: