martes, julio 17, 2007

VOLUME ONE 78: ZEITGEIST (SMASHING PUMPKINS)

Ahora llegamos al caso de la banda de importancia que llevaba unos cuantos años sin que sus miembros se vieran las caras y con la previsión de una fecha de reencuentro largo rato desconocida. No, las pistolas y las flores se han perdido en el triángulo de las Bermudas, eso ya no tiene remedio. Con algo más de prisa por que se hable de ellos, por vender y volver a cobrar, y lamentablemente sin ningún atractivo novedoso que ofrecer y proclives a aburrir enseguida, renacen Smashing Pumpkins tras siete años sin grabar, con proyectos paralelos en ese paréntesis que se han perdido en el pozo de los fracasos y con media formación nueva. Billy Corgan sigue luciendo calva y semblante místico y atrás baquetea Jimmy Chamberlin con energía. Una chica releva a otra, entra una tal Ginger Reyes con el bajo, y Jeff Schroeder, de los por mí ignorados The Lassie Foundation, ocupa el puesto del achinado guitarrista James Iha.

Y lo que traen es Zeitgeist (Reprise/WEA, 2007), sexto álbum del grupo de Chicago. Este término alemán viene a significar algo así como “la huella de un tiempo o una generación” y los Smashing se dedican a repasar en clave lírica algunas marcas que los tiempos que corren dejan en la humanidad (así de oscuro es el presente y de negro el futuro, todo es una guerra, el crimen una plaga…). Eso por un lado. La música que envuelve estas letras y en poco avala el regreso de la banda se inclina ahora más al metal por culpa del nuevo guitarrista y hasta coquetea con el stoner en el corte central, el más largo. Después de este punto aún se vislumbra un poco de optimismo en el panorama y el grupo le da luz (Bring the light) a un disco demasiado en tinieblas. Antes, monotonía más ruidosa con algún amago de éxito del pasado (That’s the way (my love is), Starz), tedio en general.

Algunos conocidos dicen ahora que les han vuelto a ver en directo que cumplieron sin más el trámite, y como dice Zaida, que son un coñazo cuando a Corgan se le da por los ruiditos y los ‘uiui uiui’ con sus aparatejos. Una pena. Después de aquel magnífico Mellon Collie… de 1995 el grupo cayó en picado sin que un par de buenos temas en sus siguientes dos trabajos les pudiesen devolver un poco de alegría. Aún siguen tristes.

Nota: 4/10

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