jueves, julio 12, 2007

BONUS TRACK 26: STORIES FROM THE CITY, STORIES FROM THE SEA (PJ HARVEY)

A algunos músicos los encuentras por primera vez en cualquier punto de su trayecto y si te gustan vas después saltando hacia sus orígenes o hacia el presente para afianzar o, por el contrario, romper el vínculo de aprecio. La relación musical que mantengo con PJ Harvey se mueve así, como una peonza no muy bien lanzada que se mueve sin caerse en varias direcciones sobre una superficie llana. Ni los aclamados To bring you my love (1995) y Rid of me (1993) lograron que hallara en ellos señales de la maestría que la crítica ensalzaba en su día. Son álbumes sucios sin pisar la cloaca, pero ásperos e inquietos, propios de una atrevida doncella de la escena alternativa británica que combinaba el sexo y la religión en sus textos. Después llegó Stories from the City, stories from the Sea (Island, 2000), y esto ya es otra cosa. La consagración crítica de la autora sí es la piedra maestra sobre la que se apoya hasta ahora su creación musical.

Tenía PJ Harvey otro disco anterior de más discreta acogida, Is this desire? (1998), que aún me falta por escuchar. Uh huh her (2004) es más desértico y no se hace querer y Dry (1992) es un debut cáustico de riffs viciosos que me ha vuelto a conectar con la mejor Polly Jean de su no muy densa carrera en solitario. Ese Stories… contiene un conjunto de canciones que no pierden la ordinariez de la mayoría de las anteriores, pero que aparecen ahora cubiertas por una capa de espontánea sofisticación que se traslada también a la imagen de la artista. Ahí aparece ella enigmática y desafiante cruzando una calle de Manhattan con una mercancía de fantásticos temas guardados en el bolso y parte de su estilo y traje de faena bajo el tejido de su fino vestido negro (después en vivo agarraba el micro y sostenía la guitarra en minifalda, botas altas y sujetador, todo negro).

Las canciones… magníficas, pese a que el líder invitado de Radiohead casi estropee alguna con su quejido próximo al lloro. Desde el espectacular tríptico de apertura (Big exit, Good fortune y la embriagadora A place called home) hasta la pareja de cierre (Horses in my dreams y una colosal We float que te hace levantar los pies de la tierra), este álbum grabado casi en familia, con Rob Ellis y Mick Harvey respaldando a la voz sentimental y las guitarras desnudas de PJ, se erige sin duda entre las maravillas del nuevo decenio.

2 comentarios:

el dijo...

Tengo este disco de PJ y tambiém me gusta. Es el único de esta dama en mi colección, creo recordar que en su día me lo habia recomendado un tal Dufresne...

Saludos.

Anónimo dijo...

algo de bueno tendrá ese dufresne no? ascensorista...

estoy de acuerdo contigo tricasessions, uno de esos pocos discos que para mi todo o prácticamente todo está bien. Sin esos habituales altos y bajos que aprecio en una gran mayoría de discos actuales. Con temas expléndidos que sobresalen, bastan los nombrados más el "the whores hustle and the hustlers whore" y esa descarada pasíon por la música de barrio bohemio y algo arrastrado de gran ciudad... como muy refleja la luz artificial nocturna de su portada impregnada en los elementos de la noche...

Solo discrepo en una cosa, Thom York (y sabes que no aprecio en demaía a radiohead) en la fabulosa "This mess we're in" está tremendo...