Libertad (RCA, 2007) es la consolación para quien no pierde la paciencia. Weiland, Slash, Duff, Sorum y Kushner en la alineación titular deparan un partido más o menos repetido al que jugaron en Contraband en 2004. Rick Rubin comenzó la grabación y ¡no convenció! a la banda. El relevo no perdió categoría, ni más ni menos que Brendan o’Brien cogió las riendas de la producción. Vale, Libertad suena que te cagas, es lo mínimo que se puede pedir, más compacto y coherente que su disco predecesor. Aquel caía pronto en el aburrimiento. Tampoco se libra éste a partir del quinto corte, el primero de los medios tiempos flojitos de rigor. Recobra unos metros el vuelo más adelante hasta volver a caer en la desidia que no evita siquiera la pieza escondida al final del disco, una alegre canción que recuerda a los Faces acústicos de comienzos de los setenta. Sin duda lo mejor de Libertad.
A favor: un arranque virtuoso en la línea de Stone Temple Pilots sin espuma en las guitarras y un par de temas, She build quick machines y Just sixteen. En contra: un sonido desorientado en estos tiempos que no logra avivar la nostalgia de quienes disfrutaron con el hard rock de Los Angeles, y que llega incluso a caer en los vicios de la blandura popera y los estribillos demasiado facilones. ¿Decepción? Espera algo peor.
Nota: 5/10
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