Cubriendo
este disco reposa suspendida con el motor silenciado una atmósfera
turbadora incluso en sus momentos más alegres y despejados. Será
porque su autora ha volcado en sus canciones historias sobre
esclavitud e injusticias, sobre derechos aplastados, discriminación
y tragedias que relatan las baladas asesinas transmitidas entre
generaciones. Se percibe ese clima de desasosiego en cómo Rhiannon
Giddens combina la pureza primitiva del folk americano con sus
flirteos con el blues y el soul. A un drama rural en haciendas o
campos de algodón le sigue una festiva verbena en New Orleans o un
apagado lamento en una noche sin estrellas. “Puedes llevarme el
cuerpo y los huesos, pero no podrás con mi alma”.
Muy
buen disco este segundo, Freedom Highway (Nonesuch, 2017), de la
estupenda vocalista, violinista y banjista de los Carolina Chocolate
Drops, después de su también excelente Tomorrow is my turn (2015).
Profundo y conmovido, liberador en el paraíso de la soledad.
Nota:
8/10
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