Este señor que despacha discos sentado ante una mesita y un
maletín es John
Mayall. Tiene 83 años y
anoche ofreció un
concierto en mi ciudad, al que (ahora lo lamento) no asistí. Dicen
de él que es
el “padre
blanco del blues”. Nada
exagerada definición para el
alma incombustible de los Bluesbreakers británicos, socio, mentor y compañero de
Eric Clapton, Mick Taylor y Peter Green entre otros. Yo he escuchado buena
parte de su obra desde los primeros años sesenta y, sin apasionarme, claro que me gusta.
Pues bien, ahí tenéis a este
tipo tan pancho vendiendo sus propios discos antes y después de la
actuación, ¡antes y
después!, entregando
copias y devolviendo el cambio, charlando con los aficionados y dando las
gracias por los piropos y por la compra de su música. Esto es trabajar a fondo el oficio, sí señor: a
pelo, con amor, cara a cara el músico con quienes más le quieren. La música. Y lo demás sobra.
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