lunes, febrero 27, 2017

SOUNDTRACK 197: T2. TRAINSPOTTING

El titular que mejor refleja lo que te encuentras en el regreso de las vidas de aquella escoria de Edimburgo en T2 Trainspotting es “Sobredosis de nostalgia”, que encabeza este artículo en La Opinión de A Coruña. No puedo estar más de acuerdo. Dos horas y un intervalo de veinte años provocan esa añoranza revoltosa que empapa los recuerdos que combustionan bajo la losa inevitable del tiempo. Danny Boyle y su equipo juegan y ganan.

 
Es una nostalgia de ambiguas sensaciones la que fluye como una montaña rusa por el organismo de esta película. Sus ‘héroes’ añoran una juventud insana y frenética agitada por la heroína y la violencia después de haber pasado por una madurez de amargura, fracaso y frustración. Cualquier estímulo de un pasado condenado a la perdición fue siempre mejor que un presente de emociones frías y efímeras, un tiempo que mira a un futuro nublado donde pueda asomar aún una tabla de salvación. Renton vuelve a casa al romperse la estabilidad física y emocional de su exilio. Spud se acerca al precipicio al no ser capaz de desengancharse. Sick Boy maltrata un negocio a pique y organiza chantajes de poca monta. Y Begbie, bueno, este animal antisocial, fugitivo de las rejas y hambriento de venganza, no está hecho para el trato humano.
Tres momentos, tres detalles hermosos en mi opinión, reflejan de manera distinta esa nostalgia innata a los mortales. Renton y su padre sentados en la mesa de la cocina con su madre ausente, pero con su sombra en la pared; Spud en la calle en donde 20 años antes él y Renton huían a la carrera de dos policías; Renton poniendo el vinilo de Iggy Pop cuya canción Lust for life suena al comienzo del film de 1996 y retirando la aguja al instante de sonar la música… un viaje fugaz al pasado del que el personaje no está convencido de hacer.


Mientras dura todo, se trata de elegir. De elegir vida y todo lo demás, si es posible la que mejor convenga.

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