Winwood es un prodigioso músico. Su prematuro aprendizaje y su rica formación son, creo, las razones que lo convierten en un autor nada sencillo de atraer. Uno se da cuenta de que su música se asemeja a un trabajo arquitectónico y sus partes son bloques ensamblados calculadamente para que la construcción final no se tambalee. Esta es la sensación que produce Nine lives, su noveno disco, con nueve temas (extraordinarios Dirty city o Hungry man), que se incrusta poco a poco en el oyente a través de sus latinizadas percusiones para ganar en matices y despertar un indudable reconocimiento.
Nota: 7/10
1 comentario:
Adoro a este tipo. Lo vi en Barcelona con Tito Puente y me esperaba más, pero es grande.
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