sábado, junio 14, 2008

VOLUME TWO 40: dEUS

Si se repiten las monotonías y cada vez que escuchas algo nuevo te recuerda siempre a algo que te gusta o te disgusta sin la mínima emoción, no pierdas la esperanza, algo habrá en alguna parte que te provoque lo contrario. Si tu pasión por la música te pide un trago de pócimas novedosas con las que recuperar la confianza en las citas a ciegas, prueba con dEUS. A lo largo de un año, por ejemplo, son pocas las escuchas que desde el agrado o desagrado resultan impactantes realmente. Las que sí lo son te conectan con un nuevo músico o grupo, un nuevo amigo que crees que encuentras. Y dEUS, de quienes uno había oído hablar pero nunca tuvo la ocasión de escuchar, producen esa sensación. Seis discos componen su discografía a lo largo de catorce años. En medio mes he podido adentrarme con placer y cierto regusto en sus últimos tres trabajos.

Lo que más me ha conmocionado del rock camaleónico y un punto vanguardista de este grupo belga es que nunca sabes por dónde van a salir, no sabes qué sorpresa te puede deparar el tema siguiente o qué giro puede tomar una canción en la mitad de su duración. Ubicados en el corazón de Europa y quizá con las vías receptoras más abiertas a cualquier experimentación, parecen inidentificables. ¿Ingleses, escandinavos, yanquis? Nada de nada. Me queda media discografía por escuchar, pero con su otra mitad diría que dEUS no suenan a nadie y nadie suena como dEUS. Y eso me gusta de verdad.

Un poco del hard rock musculoso de Monster Magnet se puede distinguir cuando pierden la compostura. Si se tranquilizan podrían recordar otro poco a Stereophonics. Son dos conexiones, si cabe débiles, que hallo al dejarme tragar por sus hechizantes líneas de bajo, sus explosiones en mitad de canción o por el remolino ambiental que forman la variedad de trucos instrumentales.

Tom Barman lidera el grupo y lo mantiene a flote tras cambios en la formación. Me cuesta quedarme con su voz, moldeable sin cojear a cualquier perfil que tomen las canciones. The ideal crash (1999) es esquivo y sorprendente, juega con el oyente. Pocket revolution (2006) combina la vehemencia con la elegancia y Vantage point (2008) llega a un grado de madurez contagiosa con su variopinta gama de ritmos y colores. Un placer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estos sí son buenos. De hecho me voy a escuchar "Popular culture". ¿Has pensado ya lo de la Juve?