miércoles, junio 25, 2008

DOS RELATOS

Llevo tiempo leyendo relatos, cortos, breves o medianos. Los intercalo con la lectura de una novela. Me gusta sumergirme en la corriente pasajera que se agita entre las fronteras de un relato o un cuento, entrar y salir rápidamente en una porción de universo. Algunos de Julian Barnes, Truman Capote, Anton Chéjov, Ian McEwan y Richard Ford han pasado por mis manos en los últimos meses. De Sam Shepard alabé algunos en este blog. Ahora, por sabia recomendación, puedo repetir elogios a Roberto Bolaño. Me paro un momento en un relato de cada autor admirado, dos pequeñas o grandes aventuras que me han conmovido

Shepard prescinde de título para contar en menos de veinte páginas, sin diálogos y con frases cortas, sin concesión a la lágrima ni a la compasión pero provocando en el lector una angustiosa sensación de sequedad en su garganta, los cuidados que una familia tuvo que dispensar a una persona enferma durante un año, un ser querido al que le revienta la cabeza una tarde y requiere de la cercanía de los suyos para seguir conectado, con o sin voluntad, a la vida. Este relato sensacional aparece en las últimas páginas de su breve y célebre colección Crónicas de motel.

En otro lado, pero no en un extremo opuesto ya que produce las mismas sensaciones, Bolaño pasea por los años de una joven incapaz de clavar raíces de ningún tipo en el relato Vida de Anne Moore, el que cierra su libro Llamadas telefónicas. Con breves intercambios de palabras sin saltos de párrafo, el autor chileno navega sin etapas de transición, sin tiempo para el reposo, por los días de zozobra en los que la frágil, indecisa y díscola protagonista salta de un país a otro, de continente en continente, de pareja a amante o de amigo a desconocido en busca de una felicidad sólo sugerida al alcance de los sueños.

1 comentario:

el dijo...

Gran Bolaño.
Un saludo.