Qué tropa los Allman, cuánto gigante tocaba y ha tocado allí. El genio Duane en la guitarra, su escudero Dicky Betts, igual de grande, y años más tarde Warren Haynes, otro mastodonte. Esos percusionistas, Jaimoe y Butch Trucks, sincronizados como máquinas. Berry Oakley dando ritmo al bajo. Gregg, áspero en los teclados.
Eat a peach fue un disco especial, el cuarto de la banda, publicado a los pocos días de la muerte de Duane Allman. Un año más tarde se reunían los demás para grabar Brothers and sisters, otro discazo, y para empezar a estirar una carrera sin fin y sin casi caídas en el transcurso. Tres cortes, los que cierran el álbum, fueron los últimos en los que dejó sus dedos Duane. Antes, entre otros, se encadenan tres piezas en directo que reflejan la robusta camaradería musical del grupo enraizada en los lienzos más genuinos del blues rock. Mountain jam supera los 33 minutos, media hora larga que despierta a un muerto.
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