En su día
denostada por muchos y hoy olvidada o ignorada por gran parte de la
congregación dylaniana, a mí no me parece su etapa más gris ni más floja ni más
reprochable. Los años cristianos de Bob Dylan arrojan mística y misterio,
actitudes y perfiles que en el fondo fueron un giro más de su zigzagueante trayectoria
en múltiples direcciones. El músico y su maquinaria comercial de exploración en
los archivos han reunido abundante material, con numerosas grabaciones en vivo,
para componer en distintos formatos su volumen 13 de las Bootleg Series. El
periodo que recoge Trouble no more es 1979-1981, que abarca los álbumes Slow
train coming, Saved y Shot of love, de los que el primero merece los mejores
elogios. Ya no espero estas reliquias revestidas como agua de mayo, pero no
faltaré a la cita con el doble CD; sí, me conformo con esta versión, no dispongo
de tanto tiempo ni me sobra tanto dinero como para entregar a la escucha de
ocho o nueve discos de Dylan de una misma época, con directos, ensayos y tomas
descartadas por grande que sea mi devoción crist…
Aquellos
años y aquellos discos nos dejaron buenas canciones, ahí tenemos Slow train,
Precious angel, Pressing on, Heart of mine, Covenant woman, Gotta serve
somebody o Every grain of sand. No se puede decir lo mismo de los tres álbumes de
estudio que van de 1985 a 1989 o de las tres últimas colecciones de versiones de
standards olvidables, obras que transmiten y provocan muy poca fe.
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