Este
fue el momento: un café de los de antes, mesas de mármol y sillas
de madera, amigos que se citan las noches de los viernes para jugar
partidas de ajedrez, paredes cubiertas de marcos con fotos y
grabados, dibujos e ilustraciones, ruido de hielos en vasos y máquina
de hacer cafés, música… de Van Morrison. Back on top fue la
primera de muchas, la que me recibió al sentarme con un libro y
ponerme a leer dos horas.
Este
señor me parece irreal. Un capo de
traje impecable protegido por guardaespaldas sin armas que tocan la
guitarra, los teclados y el saxofón, un temible hombrecillo que
esconde los ojos tras los cristales tintados al
que la música le suena perfecta.
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