Me quedo con las canciones sencillas y las letras directas, sin curvas hacia el corazón. No estoy para rodeos con adornos ni metáforas complicadas. Me cansa la música, sí, a veces, pero no puede desengancharme. Entonces descanso en temas como este, ideal en la proletaria lírica combativa de Billy Bragg. El blues del empleado de mantenimiento, que aparece en el álbum Tooth & Nail.
Nunca voy a ser
el empleado de mantenimiento a mano que mi padre fue / así que no me pidas que
te cuelga el riel de una cortina / porque el negocio de los destornilladores me
tiene confundido / me lleva media hora cambiar un fusible / y cuando enciendo
el interruptor las luces se funden / No soy tu empleado de mantenimiento // No
esperes de mí que monte una estantería o construya un cobertizo / pero en vez
de eso puedo escribir una canción que le cuente al mundo cuánto te quiero / En
absoluto soy bueno en cerámica (pottery) pero perdamos una ‘t’ y cambiemos de lugar
la ‘e’ / y encontraré un modo de que mi poesía (poetry) construya un tejado
para ti / No soy tu empleado de mantenimiento // Sé que parece que estoy
leyendo las noticias / pero estas ideas las convertiré en polvo dorado más
tarde / porque soy un escritor, no un decorador