Para
acompañar el gusto refrescante que deja Rodriguez, Bill Withers es una elección
ideal. Contemporáneos de una época convulsa, ambos pasaron por el mismo sello
pero tuvieron desigual fortuna. Rodriguez escondió la voz y la cabeza, renunció
a la música y fue redescubierto más de dos décadas después, mientras Withers
mantuvo un digno y más que modesto éxito y reconocimiento a lo largo de los
años. Still Bill (1972) es su segundo álbum. Magnífico. Contiene dos de sus
éxitos aún perdurables y que con frecuencia repescan las películas o los anuncios,
Lean on me y Use me. Junto al resto del repertorio forman un disco de rock-soul
de perfil acústico de una solidez aplastante, completísimo, adornado con
brochazos funk emparentados con el sonido compacto de los Booker T & The MG’s,
todo cubierto por la voz fina y expresiva de Bill Withers (ahí lo tienes en la imagen, tan imponente, como si vistiera la ropa de faena de Dexter Morgan...)
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