Ponedle
cualquiera a su lado que dará la talla. Y bien alta. Ben Harper se defiende
como sea y con quien sea. Hace mucho tiempo que dejé de dudarlo. Empieza el año
con Get up! (Stax, 2013) junto a un veterano del blues como el armonicista (palabra
que no recoge el diccionario de la RAE pero qué más da) Charlie Musselwhite. Se
lo lleva al estudio bajo el patrocinio del mítico sello discográfico y se marca
un álbum Harper con el mugido metálico de la reluciente armónica de Musselwhite.
De apoyo, los Relentless 7 con quienes Harper se entiende tan bien desde hace pocos
años. Por eso el disco es inquieto y vibrante, suena más nuevo que clásico, se
excita y se apacigua a lo largo de 40 minutos que saben a alcohol de exquisito
barril. Compone la banda y el viejo bluesman sonríe astuto en segundo plano. Y
tan contentos todos, de ronda a la taberna donde su música queda que ni
pintada.
Nota:
8/10
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