De los
Cure selecciono los singles, enseguida me canso de su aureola de culto
sobredimensionada. Si eres o no eres gótico, da igual. Pero de Wish (1992) me
quedo con todo; si de algo tuviera que prescindir sería de su principal single
precisamente, el harto machacado Friday I’m in love. No es de sus álbumes mejor
valorados, pero Wish me atrapa de una forma caprichosa, subyugadora, todavía
hoy y, desde luego, no se me presenta tan rancio e imposible como los trabajos
anteriores del grupo británico. Singles aparte (que no están del todo mal), la
fuerza perdurable de Wish descansa en su tono fúnebre y a la vez grandilocuente
y en temazos fuertes como Doing the unstuck o From the Edge of the deep green
sea. Me gusta decir que me parece lo mejor de The Cure.
domingo, julio 29, 2012
miércoles, julio 25, 2012
GREATEST HITS 132: WRECKING BALL (GILLIAN WELCH)
No sé de
dónde ni de quién sale este montaje, pero le queda de maravilla a esta canción,
a su espíritu libre, un aire Tommy Hilfiger más hippie que pijo que destila de
sus imágenes. Quería encontrar a Gillian Welch, que es la que canta, su voz
crepuscular y un tono mágico que me descoloca, y me he encontrado con esto. El
título no falla, Wrecking ball, con el que cierra su Soul journey. Dan fe de
ello unas cuantas canciones con el mismo enunciado. Por la vida tenemos que
dejar al menos una huella que nos haga sentir, al menos una vez, como bolas de
demolición.
martes, julio 24, 2012
BONUS TRACK 103: DIRE STRAITS (DIRE STRAITS)
No sabría
decir por qué se me antojó hace unos días rescatar a Dire Straits del olvido. Supongo
que por un atisbo de nostalgia, el recuerdo de aquellos días del bachillerato y
nuestros primeros aprendizajes musicales. El grupo de Mark Knopfler le
encantaba entonces a un compañero; qué coñazo daba el tío con que el Knopfler
era el mejor guitarrista del mundo (ahora aquel compi de pupitre es un sensacional
guitarrista de blues, una música que empezó a mamar pocos años después buceando
en los más clásicos, en las raíces). El caso es que a mí me ponía temas de los
Straits en su casa, me los grababa, y vale, sí, no estaban mal, y el tío tocaba
muy bien, muy limpio, fino, elegante, con ese punteo puntiagudo que apenas se escuchaba
cuando cantaba, sino entre versos… pero a mí me empezaban a gustar otras cosas,
y el grupo acabó por aburrirme. Y eso que Brothers in arms es un lujazo.
La radio
nos devuelve a menudo la música de Dire Straits. Knopfler, ahora, poco importa,
incluso solo aún es más aburrido. Pero se me ha dado por escuchar de nuevo Dire
Straits (1978), el primer disco del grupo, el de los Sultanes del swing, cuyo
punteo me debo saber de memoria. Y el resto está muy bien hoy en día, Water of
love, Wild West End y ese fantástico Six blade knife que había resucitado
Robert Rodriguez cuando los vampiros aquellos del amanecer, o el Desperado, quién
se acuerda. Dire Straits, una música del pasado que no se pierde.
domingo, julio 22, 2012
SILENCIO
Todo,
hasta la comunicación, tiene un precio. Whasaps de mierda para que nos
enteremos de que nos duele una muela, de que nos han robado la cartera, de que
lo he pasado muy bien en una parte cuando los demás lo han pasado muy mal en
otra, de que estamos hechos un desastre, o de que nuestro puto niño ha
marcado un gol en el colegio. ¿A quién le importa? Siempre habrá alguien a
quien le importe, maldita sea. Bendito silencio. Sin precio.
martes, julio 17, 2012
SOUNDTRACK 117: DARÍN
Hoy en día,
quizá, ningún otro actor hace sombra a Ricardo Darín. Me asombra y sobrecoge este
hombre. Me reconforta verlo u oírlo. Yo no veo a un actor delante, veo siempre
a quien confiere dos horas de vida tal como es en realidad la gente, tal como
se comportan las personas: un timador, un administrativo, un sacerdote, un
padre o un hijo, un tipo complejo o un tipo corriente. Con una naturalidad extraordinaria,
con la virtud de la sencillez y la autenticidad. Qué difícil es parecer tan
real, qué elogioso es ser real. Qué grato es el cine con Darín ante la vista engrandeciendo
las películas. Pasaos a ver Elefante blanco, rendíos a la pureza de un gigante.
domingo, julio 15, 2012
VOLUME ONE 267: RHYTHM AND REPOSE (GLEN HANSARD)
Con el
film Once, escuchándolo al desnudo en sus intensas interpretaciones y después de
ser testigo de los claroscuros del éxito que recoge el documental The Swell
Season, advierto un poco de Glen Hansard dentro de mí, dentro de quienes nos
conmovemos con la música con tanta frecuencia, creándola o simplemente escuchándola,
sintiéndola en definitiva. Me cae demasiado bien este tío y me gusta demasiado su
modo de cantar y de componer.
Ahora sin
Marketa Irglova tan cerca (aunque en algunas voces), la princesa que lo enamoró en aquel cuento de hadas en forma
de película y lo acompañó en sus discos siguientes, Glen Hansard firma su
primer solitario, Rhythm and Repose (Anti, 2012), un álbum brillante, brillantísimo.
Nacido del año y medio que pasó viviendo en Nueva York y de los restos de una
relación acabada, el bueno de Glen construye un disco de y para almas solitarias,
triste y melancólico, capaz de ahogarte en la miseria o de penetrarte para
volver a mirar adelante. Pero qué bien me sienta.
Nota:
9/10
jueves, julio 12, 2012
LIVE IN 131: MICK KEITH RONNIE CHARLIE
También Brian,
Bill, Mick y el invisible Stu.
Ocurrió hace
50 años, en el Marquee de Londres, unos jovenzuelos en el escenario. El origen,
en la estación de ferrocarril de Dartford, con unos vinilos bajo el brazo y el
amor por el blues. Mick y Keith se hicieron amigos. Llegaron unos y se fueron
otros, caminaron sobre el filo y sus riffs resistieron las cargas del tiempo. El
tiempo, una pluma. Ahora son respetables burgueses muy arrugados, empresarios
sabios e inquietos artistas, aunque desfilen con los vaqueros rotos. Una página
sagrada en la historia. Aún hoy yo me sigo emocionando sin dejar de quererlos.
lunes, julio 09, 2012
GREATEST HITS 131: FOREVER YOUNG (DYLAN BY EDDIE VEDDER)
Cuando pasas
del 4 al 5 estás más cerca de cambiar de década, de temer el final del 9. Muchos
nos seguimos peleando con la madurez y el crecimiento, con la quietud y el
progreso. El tiempo solo existe dentro, transforma nuestra imagen sin descubrir
sus verdaderas conquistas invisibles. Nada tiene de insano, frívolo o peligroso
sentirse siempre jóvenes. Exquisitez de nuestro Eddie a solas.
Para
Luis.
viernes, julio 06, 2012
EL VERANO Y LAS MENTIRAS… MENTIRAS DE VERANO
Volví la memoria a aquellas
lecturas que me habían conmovido, que me impulsaron a cerrar el libro y
apretarlo contra el pecho para seguir nadando por sus páginas los días
siguientes. El palacio de la luna y Chesil Beach, recordé. Auster y McEwan. Hay más. La más
reciente, Mentiras de verano, siete relatos de Bernhard Schlink, cuya novela El
lector también cubrí de calor hace unos años entre mis brazos.
Siete páginas veraniegas y un
puñado de vidas escogidas al azar: hombres encarcelados en su incapacidad de diferenciar
el engaño de la sinceridad, madres mayores que pierden la capacidad de amar,
padres enclaustrados en su hermetismo permanente e hijos que anhelan diálogo, viajeros
solitarios, parejas descompensadas. Unos y otros transitan por las historias y
preguntas con las que el elegante escritor alemán trata de descifrar el
organismo vulnerable de las personas y la insignificancia de sus vidas. Siempre
en verano, cuando abrimos paréntesis y nos preguntamos si los que se toman un
descanso somos nosotros, de hueso y carne, o nuestros espíritus.
miércoles, julio 04, 2012
SOUNDTRACK 116: COLLATERAL & AUDIOSLAVE
Algunas películas
incrustan sus imágenes, su argumento o sus personajes en nuestra conciencia por
el efecto que produce la música añadida a esos elementos, en una secuencia o un
plano. Mucho después de vistas esas películas permanece esa huella indeleble marcada
por la combinación de imagen y música, de cámara y sonido.
Por el grato
poso que me han causado un par de temas de Audioslave cazados al azar he
retornado también a Shadow of the sun y al momento en el que este temazo
acompaña a una secuencia de la obra maestra de Michael Mann Collateral. El taxista
y el asesino a sueldo se reconocen en sus miserias, dos almas anónimas y
mediocres en la selva de luces y noche que es Los Angeles. El coche se detiene
para dejar cruzar a dos coyotes bajados de las montañas al asfalto. El taxi
reanuda su marcha con sus ocupantes en silencio camino de un local donde el
criminal va a cumplir un encargo mientras la policía les sigue el paso.
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