Este es el rostro de Jenny Lewis. La conocí primero como cantante y me enteré después de que es también actriz. Tiene un precioso disco con las gemelas Watson, Rabbit fur coat (2006), un dulce fresco de canciones que se deshacen en la boca con aliento de country rock. Este año ha publicado sola Acid tongue, un trabajo menos inspirado, más disperso, con la voz menos inocente y más ofensiva, madurada, con algún destello abrupto de ingenio. A Jenny Lewis da gusto escucharla también en Rilo Kiley, una banda de Los Angeles de la que es vocalista, una formación que juega alegremente sobre las ramas que el pop y el rock extienden en todas direcciones en discos interesantes como More adventurous (2004) y Under the blacklight (2007). Y Jenny es además actriz, no demasiado popular. Empezó con diez años en episodios de series televisivas y continuó en telefilmes y alguna producción de cine como Pleasantville hasta retirarse de las cámaras hace siete años.
Este es el rostro de Zooey Deschanel, a la que descubrí antes su historial cinematográfico que musical. Hace muy poco la hemos visto en El incidente, frágil y despistada con su imposible mirada azul cristalina como el mar descansado de una isla caribeña. Empezó mucho antes a aparecer en películas, encantadora siempre con sus ojos celestes y celestiales en roles secundarios en Mumford, Casi famosos o The good girl. Su rostro es sencillo e incorruptible como las melodías que canta en el dúo She & Him que forma junto al solista y compositor M. Ward. A lo largo de dos años grabaron y seleccionaron temas tiernos y bonitos, caramelos pop que salen de otra época y entran con sigilo en nuestros días recogidos en Volume one (2008). En Acid tongue, incluso, Zooey le echa un cable a Jenny con las voces. Dos hermosuras atrapadas en la memoria.
1 comentario:
Dos talentos con encanto, mucho encanto.
Saludos.
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